C.29

Cualquier falta ortográfica, avisadme. Siempre corrijo; pero a veces se me pasan algunos errores :''v ¡SON MI BARRIO, PROTEJANME! :V (les amo ^///^)

AU: Alternative universe : Puede haber cambios drásticos de la descripción de los personajes, es decir que su carácter puede no encajar con la realidad.

Ar: Alternative realitive: Los lugares donde se desarrolla la historia, pueden no ser los mismos que en la vida real. ^U^.

¡No olviden el lema de la familia 7v7 !

∞ Somos sol que calienta; pero no quema 7w7




Jungkook realmente no había contado cuantos meses habían pasado desde la última vez que vió a Hoseok. Se había concentrado más en su bajo mundo, en seguir en ese trabajo de mancharse las manos con la sangre maldita. Su padre realmente parecía más satisfecho con su rendimiento, diciéndole que sí seguía así, pronto le daría oficialmente su puesto en la empresa, y aunque fueran mafiosos, claramente debían también poseer un nombre respetable en el mundo de los negocios. Mantenían una cadena de hoteles a la buena vista de la alta sociedad, atrás de ella, en el bajo mundo, su padre era un famoso jefe de un cártel, conocido bajo otro nombre e igual él, como hijo de este.

Si la policía y algunos de los altos rangos no los atrapaban era por el hecho que muchos de ellos también se mantenían como socios. La mafia dominaba a las personas de grandes estos, gobernaban sobre aquellos que supuestamente tenían el poder. Y eso era porque la droga entre otros placeres del bajo mando también les convenía. Jeon Jungkook sabía que la hipocresía era tan presente, incluso podía ver a cualquier diputado sonriendo, con su traje de lujo; pero tras esa sonrisita, el menor lo sabía...que era tan falsa como sus promesas.

Por lo menos un hijo del diablo mantenía sus promesas, y él no había olvidado que le entregaría la libertad a su antigua musa, aunque Hobi no le quisiera, por respeto a esa promesa y el amor que le poseía, le daría como su único regalo, esa apreciada libertad. No ha sido un camino fácil en todos esos meses, ha tenido que ir, jefe tras "jefe" eliminando cualquier enemigo, y solo faltaba uno, el que mantenía atado a Hoseok con el dinero. Si Hoseok fuera completamente suyo, Jungkook no dejaría que su mayor tocara las maldiciones del mundo. El solo quería protegerle y dejarle en claro lo cuanto le amaba, pero cambio solo recibió un rechazo, uno que lo destrozó por completo.

Jungkook ni siquiera pensaba ponerle tal denominación a otra pareja, si la tuviese en un futuro, había amado tanto a una obra, que se dejó cegar por completo. Para él, Jung Hoseok jamás fue arte roto, ni defectos, fue su perfección, su maldita y hermosa perfección. Y esa sonrisa...lo volvió esclavo a él. Esclavo de su amor y todo lo que ese hermoso sol representó en su mundo.


Frunció el ceño para darle un sorbo a su bebida, en eso el sonido del ascensor lo sacó de sus pensamientos, contemplando salir de aquello a un rostro familiar. Enarcó la ceja derecha al ver a Kim Taehyung, al chico de Namjoon, o la musa de este. Aunque el trabajador de su padre era un famoso narcotraficante, aquel rostro de su hermosa pareja ni siquiera podía pasar desapercibida. Lo que le extrañó fue el hecho que ese joven se encontrara en el edificio. La musa de Namjoon estaba tan pensativo, caminando con la mirada en bajo que no se percató de la presencia de Jungkook, por lo que el menor optó por llamar su atención.

—¿Qué haces aquí?—preguntó el ojos bruno, con una voz potente. Empezó agitar más su bebida.

—Oh...tengo una cita con tu padre—comentó aquel castaño con cierta vergüenza mientras miraba a sus lados con leve nerviosismo.

—¿Te contrató para follarte?—Jungkook no tenía que ser idiota, para saber que a su padre le iban los chicos lindos, y que aprovecharía cualquier oportunidad para tener a uno, por lo que pensó que algo debía encontrarse- además de una follada- una promesa para esa visita.

—No...solo vine hacer un trato con él—respondió Taehyung apretando un poco los puños, algo que Jungkook notó.

—Donde debe haber sexo en medio para que lo cumpla.—musitó con leve molestia, su padre realmente jodía a cualquiera.—ya no me sorprende. Seguramente hay una condición en medio—dijo lo último en bajo dándole un trago a su bebida.

—Ah, algo así; pero valdrá la pena. Pienso—Jungkook no notó seguro aquel chico, quien le entregó una leve sonrisa, una la cual ya conocía. Falsa, forzada, el chico no parecía feliz.

El menor rió con amargura, se pasó la lenguias por los labios. Su padre era realmente una jodida bestia, sentió leve lástima por su madre, ella habías sido comprometida con tal hombre a la fuerza, solo por el dinero. Pero bueno, ella tampoco era una santa. ¡Y realmente creyó que el dinero era el camino perfecto para los pecados malditos!. Odiaba lo que era el dinero, lo que representaba muchas veces en sí.

—Espero que tengas suerte. Aunque sea un imbécil—dijo refiriéndose a su padre—Cumple con sus palabras, igual que yo.


Junkook se dirigió a pasos lentos a su oficina, el no pensaba dejar ciertas cosas así, ese chico le pertenecía a Namjoon y bueno, como se dijera, algo debía hacer para que aquel hombre se enterara de lo que su Musa estuviese haciendo, porque estaba seguro de algo. Kim Taehyung había llegado a ese lugar por sí solo, sin tomar alguna otra opción. Mientras se dirigía en la tranquilidad de sus pensamientos y en el aviso que debía darle al otro hijo del diablo. La mano del castaño le detuvo a tiempo. El ojos bruno se giró sobre sus talones ante aquella inesperada acción.

—¿Porqué dejaste de ver a Hoseok? —preguntó aquel chico con tristeza—Después de mucho tiempo en que lo estuviste acosando, que le perseguías, pronunciándoles palabras bonitas, que lo amabas. ¿Porqué lo abandonaste?.

Jungkook suspiró en bajo. Pensó que talvez ese chico no sabía mucho sobre aquella noble separación.

—¿Acaso no te dijo?. El prefirió terminar cualquier relación conmigo—comentó con cierta molestía—Además, hay alguien que pagó más por su protección.

Taehyung se metió las manos en los bolsillos de su abrigo, dando un leve suspiro.

—Ah, ese cliente—comentó con pesadumbre.—Cuando lo viste esa última vez. ¿Siquiera notaste los golpes que conservaba?

—Sí. Los noté; pero él dijo que no era nada.

Taehyung rodó los ojos ante aquellas palabras y Jungkook frunció el ceño, preguntándose porque el castaño se había molestado mientras sus ojos parecieron partirlo a la mitad. Jungkook retrocedió un poco ante aquella reacción, sin comprender porque tuvo un leve miedo, es más, no sabía quién de los dos era realmente más aterrador. Namjoon seguramente no tenía una pareja tan sumisa que se dijera.

—Por todos los demo-...—Taehyung respiró con profundidad—me voy preguntando si las peronas como nosotros, se rodean de idiotas como ustedes, malditos incultos—entrecerró los ojos—Hoseok no le va al sadomasoquismo y creo que tú, deberías de haberte percatado de algo así cuando follaban. El es más de sexo vainilla.—enarcó su ceja derecha—¿Dejaste que la persona que decías amar y nombrabas como su puta Musa, sea tratado de tal manera?.

—¡Él fue quien me rechazó! —se defendió Jungkook sintiéndose molesto ante aquel tipo que solo le decía su gran verdad.

—¿Y...te diste por vencido por un simple rechazo?. ¡No te diste por vencido con el anteriormente, cuando le regalaste rosas, anillos, collares y le comprabas cualquier objeto que se te cruzara por la mente!. ¿Qué te hizo hacerlo esta vez?.—el mayor negó con la cabeza con leve decepción mientras se iba acercando a al oficina del padre de Jungkook—Lo que Hobi tiene para ocultar su dolor, es lo que a ti te hace falta de valentía.

­—¿Y...qué quieres que hiciera?—preguntó con frustración el menor.

Taehyung se regresó de nuevo donde Jungkook, arrinconándolo sobre la puerta para luego tomarlo del cuello de la camisa con ambas manos mientras lo partía mentalmente. El menor se sorprendió ante aquello, el chico realmente no le tenía ní la mínima gota de miedo. Jungkook no supo porque; pero sintió un poco de envidia ante la pareja que aquel narcotraficante poseía, realmente llevaba muy en alto su pseudónimo de Musa; pero una musa un tanto...diferente que se dijera.

—Te diré esto porque no me gusta ver a mi amigo como un vidrio destrozado. Te aseguro que no es feliz y también, cuando yo salga de esa oficina, de hacer lo que deba hacer. Preguntale a tu querido "Progenitor" quien es el comprador de nuestro Hobi.—dijo apretando cada vez más el cuello de aquella camisa, casi ahorcando al menor. Jungkook vió un infierno poderoso y un cuantía sorprendente en ese chico, capaz de hacer cualquier enajenación por la persona que amaba, así como era él. Se había visto reflejado en Taehyung.

—¿Acaso sabes quién es?—preguntó con cierta exaltación el ojos bruno.

—Sí el no te dice, entonces en dos días...ve al edificio a la 6:30 pm, tiene una cita con ese cliente ese día. Lo que pase después...será tu decisión. Si la cagas, será tu problema. Yo también amo a un hijo del diablo y sé...que se siente vivir con el temor de perder a la persona que amas, cada día es un infierno para mí, el despertar y pensar que nunca aparecerá por la puerta de mí casa. Lo que yo siento, lo que lloro...también lo hace Hobi, así que...más te vale que hagas lo que debes hacer. Si eres un hombre de palabra, prométeme que sacaras a nuestro Hobi de tu mundo.

Cuando aquellas palabras y confesiones dieron su final, el castaño ingresó a la oficina del padre de Jungkook. El menor contempló su vaso con fresco, para luego desviar la mirada a la ventana mientras trataba de analizar aquellas palabras, se sintió traicionado, ante todo, más cuando su progenitor tenía algo que ver con el asunto de la persona que más amaba. Gritó de la furia para luego tirar aquel vaso de vidrió con la ventana, rompiendo ambos objetos en sí. Es cierto, se sentía mal consigo mismo, por haberse dando por vencido ante un estúpido rechazo, era débil, y ya no lo sería más, no seguiría soportándolo. Hobi le mintió y no era feliz, y que su Musa no fuera feliz, solo encendía una llama más poderosa en él, estaba listo para morir por su universo.



Yoongi entró al cuarto de aquel llamativo peli naranja, mientras contemplaba a Hoseok que se mantenía cubierto con las sabanas de la cama.—Hey...—le llamó con suavidad el mayor mientras acariciaba un poco parte del cuello del chico.

—No me toques–ordenó aquel chico mientras se limpiaba las lágrimas.—Vete...por favor.

—Lo siento Hoseok—dijo aquel peli-negro con mucha tristeza mientras desviaba su vista al notar en la espalda del menor la piel resaltaba y reventada donde un látigo dio horas antes.—traje pomada para...ponerte.

—No importa, ya ni siquiera siento dolor...

—Hobi...tienes que curarte.—comentó este mientras dejaba un botiquín sobre la mesa—como sea, dejo esto aquí. Descansa...

Jungkook no quiso preguntarle a su padre nada, había llegado al edificio, una hora después de lo que Taehyung le había dicho, no había llegado a tiempo, por parte agradeció aquello, porque no quería cometer una masacre dentro de ese edificio. Se adentró mientras la música golpeó sus oídos y el olor del cigarro, alcohol entre otras sustancias se hicieron presentes. La secretaria al verle se levantó de un solo; pero el chico sacó su pistola, solo como advertencia mientras negaba con la cabeza, ella entendió, sentándose de nuevo en silencio; pero cuando el pelo azabache se dirigió al segundo piso, marcó a la oficina de Yoongi.

—Jefe...tenemos una situación. El joven Jeon ha ingresado, con sus hombres, ellos se encuentran alrededor.

Entiendo, no hagas nada por el momento, el vendrá a la oficina, déjalo en paz.

si jefe—dijo aquella mujer con mucho nerviosismo para colgar temblorosa aquel aparato.

Jungkook realmente sintió toda una eternidad aquellos escalones mientras la presión de su pecho se hacía presente, iba a pasos pesados, las zancadas de cada subida se hacía presente, su mente se había inundado de cualquier desgracia que podía encontrar. Cuando llegó al pasillo, automáticamente su cuerpo se dirigía aquella puerta, como si fuera la primera vez.

¿Te sientes triste, me dejas hacerte feliz?.

Musa...por favor, déjeme amarlo y hacerle feliz.

El menor siguió hasta que llegó aquella puerta, dando una fuerte respiración, giró la perilla, para encontrarse con aquel cuarto oscuro, siendo iluminado por la luz de la luna, sobre aquella cama, los halos de luz blanco besaban el cuerpo desnudo de aquel chico que dormía de una forma tan hermosa, como si fuera la viva imagen de la perfecta representación de un sueño tan apreciado. Jungkook cerró la puerta, sin hacer el mínimo ruido, quitándose sus zapatos, para dejarlos a medio camino, luego sacó su arma, sacando de esta una bala para ponerla de nuevo sobre aquella mesa de noche, contemplando aún a Hoseok durmiendo.


El menor se subió a la cama inhalando la dulce fragancia de rosas que tanto había extrañado, el calor en su cuerpo se hizo presente y simplemente no pudo evitar que sus manos empezaran a recorrer desde la cintura del menor, rodeándolo para luego depositar un casto beso tras la nuca de su amado.—Siempre...usted mantiene esa fragancia aunque el campo se encuentre en un estado de muerte total. Usted es la última flor que se mantiene dando la belleza perfecta, Musa—Jungkook abrazó con fuerza a Hoseok, quien abrió los ojos y al escuchar aquella voz, su corazón brinco; pero el llanto del menor se hizo presente.

—¿Qué haces aquí?—dijo Hoseok con tristeza tratando de quitar las manos que le aferraban.

—Yo...vine a comprobar que usted estuviese bien.—comentó el menor.

—No necesitas comprobar nada, estoy bien—dijo este sentándose en la cama de un solo.

—Miente—dijo el menor contemplándole para tomarlo de la muñeca.

—No lo hago, creí haberte dejado en claro que no nos íbamos a ver.—Hoseok se dirigió al sillón pequeño para tomar su bata y cubrirse. No quería que el menor viera aquellos golpes, ni siquiera ya se sentía digno para que Jungkook permaneciera en su cuarto.

—Lamento no poder cumplir sus deseos; pero realmente no puedo permanecer sin usted.—dijo Jungkook bajándose de su cama para luego acercarse a Hoseok y abrazarle de nuevo pro la espalda.

Hoseok suspiró, aguantándose las ganas de llorar, tomó los dedos de Jungkook para quitarlos de su cintura.

—¡Basta!, no te quiero, te odio.—alzó la voz Hoseok para luego girarse sobre sus talones y empeujarle.

—No me odia Musa, usted no puede hacerlo. No a mí—comentó Jungkook mirándole fijamente.

Jungkook se dirigió a tomar su arma, caminó a pasos apresurados, la tomó en sus manos mientras los ojos de Hoseok le seguían, el pelinaranja no comprnedía que quería hacer aquel chico. Hasta que este llegó a él de nuevo, poniendo la arma en sus manos.

—¿Qué...haces?.—dijo con mucho nerviosismos

—Si me odia máteme.—dijo este tomando las manos de su Musa para luego depositar la arma, dirigiéndolas a su cabeza.—Hágalo...

—No seas idiota...yo nunca he matado a nadie.—dijo bajando el arma.

—Pues hoy será su primera vez, si tanto me odia, entonces prefiero que la persona que más amo sea la que se encargue de acabar con mi vida. Pero si lo hace...prométame que usted seguirá sonriendo. Siempre...he amado su sonrisa.

Hoseok apretó su mandíbula y subió aquella arma mientras lloraba y sus manos temblaban, Jungkook le contempló en ese instante, dándole una sonrisa, luego cerró sus ojos. Hoseok disparó de un solo golpe y cerro sus ojos.

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