C.29(2)
Cualquier falta ortográfica, avisadme. Siempre corrijo; pero a veces se me pasan algunos errores :''v ¡SON MI BARRIO, PROTEJANME! :V (les amo ^///^)
AU: Alternative universe : Puede haber cambios drásticos de la descripción de los personajes, es decir que su carácter puede no encajar con la realidad.
Ar: Alternative realitive: Los lugares donde se desarrolla la historia, pueden no ser los mismos que en la vida real. ^U^.
¡No olviden el lema de la familia 7v7 !
∞ Somos sol que calienta; pero no quema 7w7∞
—No te odio...
Jungkook abrió los ojos contemplando atrás de ese, notando el hollo donde la bala había quedado incrustrada. Luego dirigió su mirada a Hoseok, que dejó caer aquella arma sobre la alfombra del suelo. El menor tomó a su mayor de la cintura hasta que lo arrinconó contra la pared, sus respiraciones se hicieron agitadas, contemplándose por muchos segundos.
—Le dije que no regresaría a su lado hasta que fuera hombre digno; pero la gana de hacerlo mío siempre ha estado sobre mi razonamiento. Usted me hace perder el control de mis infiernos.
—Entonces muéstrame tu descontrol Jeon—pidió el mayor con suma excitación mientras dejaba su cuello a la vista.—Hazme tuyo de nuevo y no dejes que nadie me obtenga de nuevo.
Jungkook presionó con fuerza sobre los labios de su mayor, con tanta hambre, terminó por tomar al mayor y levantarlo. Hoseok enrolló sus piernas alrededor de la cintura de su amado para dejarse besar con tanta hambre, mientras ayudaba quitarse aquella camisa, aunque entre la desesperación y la calentura de su cuerpo, terminó por romper los primeros botones. Cuando el sonar de los botones cayendo en el suelo, golpeando estos se hicieron presentes, ambos dejaron de besarse.
—¿Aun...piensas que puedo ser una Musa cuando he sido despreciado, internamente derrotado y también he sido corrompido?—preguntó el peli naranja con mucha tristeza mientras también lloraba. Había extrañado tanto el calor corporal de Jungkook, la respiración, fragancia y palabras que solo él le entregaba, esas frases que lo hacían sentirse tan malditamente egoísta y bien.
—Usted es mi Musa, sin importar donde se encuentre, lo que sea, en qué mundo nos alberguemos, sin tomar en cuenta el universo que nos pueda separar. —el menor limpió aquellas lágrimas—Siempre lo amaré. Lo amo...porque es mi arte, mi poema, mi creatividad. ¿Y yo...puedo seguir siendo su infierno?.
—Prefiero permanecer en el infierno en el que tu cohabitas, porque permanecerás a mi lado...
Jungkook bajó al mayor de su manos, acariciando levemente sobre la espalda del mayor, depositó un casto beso sobre su frente, para luego empezar ambos acercarse en dirección en la cama, aquellas palabras dichas por la persona que más amaba, para Jungkook era una declaración de amor y ya. No podía mentirse más ante los sentimientos que ambos albergaban.
Se sentó sobre la orilla de la cama mientras tomaba de las muñecas a Hobi para acerle, desató el nudo de la bata, prosiguiendo de nuevo a contemplarle con la más poderosa devoción. El menor empezó a pasar las yemas de sus dedos desde la espalda, y cuando tocaron aquella piel resaltada una irritación interna se albergó con más profundidad.
—Lo mataré.—amenazó este levantándose de un solo mientras ponía ambas manos sobre las mejillas cálidas de Hoseok.
El mayor dejó caer unas lágrimas al escuchar aquello, no supo si fueron de satisfacción, tristeza porque aquella persona era el padre de Jungkook o por el hecho que aun no quería asimilarse del todo que por fin estaba de nuevo al lado de Jungkook.
—Sigue acariciándome—suplicó Hoseok poniendo sus dos manos sobre los hombros de Jungkook. Mientras dejaba descansar su rostro cerca del rostro del menor, Queriendo atar a sus recuerdos la fragancia de Jungkook.
—¿Duele mucho?—preguntó con preocupación el menor mientras seguía bajando su mano hasta llegar al trasero de él, sintiendo de nuevo otro leve resalto de piel. Realmente estaba a punto de tomar el arma y disparar a lo loco a quien fuera.—Mierda, realmente lo haré sufrir a ese perro. —dirigió su mirada a Hobi—Su culo es sagrado Musa.
—Realmente eso no fue romántico—pronunció el peli naranja.
—Solo dije la verdad, no estoy tratando de ser romántico. —comentó este sin comprender mucho, aferró sus manos en el trasero, para luego besar con fuerza el vientre de su amado.
Amaba realmente besar esa parte de Hoseok, era su parte preferida si pudiese decirlo, realmente el mayor tenía todo perfecto; pero el vientre, era donde siempre había soñado dejar sus marcas, era sagrado para él. Talvez porque era el hecho que una mujer podía albergar vida, bien Hoseok no podía engendrar un bebé, era un hombre y eso era imposible; pero la muestra de respeto ante lo que el consideraba su vida, seguía presente, tomando como otro significado mucho más profundo para él. Su muestra de amor, respeto, devoción a su musa.
Jungkook se quitó el cinturón, para tirarlo a un lado, cayendo al suelo. Hoseok presionó sus labios sobre el cuello de su hombre, pasando su lengua, mordiendo y luego absorber de nuevo aquella piel, el sabor de la loción, con sudor se hicieron presente ante su paladar; pero gustoso lo siguió gozando. Sus respiraciones se hicieron más fuertes cuando sus pieles quedaron completamente expuestas e hicieron fricciones entre ellas.
Hoseok se subió encima de Jungkook para luego entregarle de nuevo un beso en los labios. Empezó hacer un vaivén con sus caderas, presionando su trasero contra el miembro semi-erecto del menor. Jungkook agarró con fuerza el trasero, apretujando aquella carne mientras ahora pasaba sus labios al pecho del mayor, lamiendo y succionando, dejaría sus marcas, su saliva sobre la piel de su musa, las otras iban a desaparecer, pero el volvería a pasar la brocha sobre su lienzo.
Hoseok pasó sus manos contemplando aquellos tatuajes que permanecían sobre el vientre, pecho, manos del joven veinteañero, el no soportaría una aguja atravesando su piel mientras la tinta hace de las suyas, no, el prefería ser bañado con aceite de aromas deliciosos. Eran tan distintos; pero congeniaban tan bien. Bajó su mano a los muslos de las bien torneadas, subiendo y bajando como si estuviese conociendo por primera vez el cuerpo del pelo azabache.
Jungkook miró a los lados en búsqueda de un lubricante, como si ya conociera aquel cuarto, se acercó a la dichosa gaveta de noche que guardaba todo lo necesario, sacando un pequeño potesito, dejó caer aquel líquido sobre sus largo dedo índice, contempló al mayor, mientras levantó un poco, para introducir su dedo. Hoseok enrolló su brazo alrededor del cuello de su amado, soltando un gemido combinado con quejido. Realmente Jungkook sí lo cuidaba hasta en la cama.—¿Porqué tan tenso Musa?—preguntó desconcertado el menor para contemplar con cierta sonrisita al peli naranja. El dedo de aquel chico acariciaba las paredes buscando su punto dulce, cuando logró dar con el dichoso punto P, Hoseok dio un gemido mientras su espalda se arqueó.
Otro gemido se hizo presente cuando de nuevo lo helado del lubricante y un segundo dígito hicieron presencia dentro del mayor. Era la jodida gloria, era hacer bien el amor, sin ser forzado, sin ser tratado como un ser inservible, y aunque Jungkook le dijera palabras sucias, a Hoseok no le importaba, porque era la persona que amaba; pero su chico chicloso jamás lo trataría de esa manera, y lo calmaba saberlo. Hoseok bajó su mano para tomar la dura erección de Jungkook y hacer un vaivén de arriba abajo, haciendo presión mientras con mucha agitación respiraba sobre el cuello del menor, succionando y mordiendo entre la desesperación, quería algo más grande, deseaba la polla de Jungkook.
El menor sonrió con satisfacción mientras fingía embestidas con sus dedos, creyendo que la dilatación iba de maravilla, metió el tercer dedo. Los gemidos de Hoseok eran cada vez más audibles ante esas vibraciones de placer. Jungkook apresuró más los movimientos, rodeó su mano en el órgano viril de este, para masturbarle. El peli naranja dio un gemido fuerte ante aquel doble placer.Jungkook sacó sus dedos para depositar un beso en los labios de Hoseok, tomó su pene, pasando el glande sobre la entrada dilatada. La lujuria, el deseo se apoderaron de todo, el calor de un anhelo más poderoso los rodeo.—Rompeme...—dijo el mayor rozando sus labios.Los ojos del menor dejaron a la vista un brillo de lujuria, dándole la apariencia de transformarse en algo irresistible para Hoseok.
Un gemido ahogado se hizo presente cuando Jungkook ingresó la cabeza de su pene, Hoseok hizo atrás su cuello mientras procuraba mantener su respiración en la normalidad; pero eso era toda una osadía, debía demostrar quien era el que sabía sobre dar placer; pero su mente ni siquiera razonaba. Entonces se dio cuenta que Jungkook siempre lo había dominado en la cama, al principio él tuvo el control; pero el menor se había encargado de todo lo demás. Su alumno aprendió a la perfección y rápido.
Su boca quedó abierta mientras el menor seguía empujando un poco más. Las uñas del mayor fueron clavadas con fuerzas sobre la espalda de Jungkook hasta dejar sus marcas delgadas y rojizas. El ojos color bruno dirigió su dedo a la boca del menor, relamiéndose los labios, el castaño empezó a lamer el dedo índice gustoso contemplándole. Jungkook sentía que perdía sus sentidos, quería embestir a Hoseok como si no existiera un mañana, sonrió ladino dando una fuerte estocada—¡Ah!—se quejó el peli naranja ante aquella intromisión no tan paciente. Jungkook no le gustó mucho la pose en la que se mantenían, optando por tomar el control completo. Acostando a Hoseok en la cama, poniendo ambas piernas de su Musa sobre sus hombros. El mayor sentía una cantidad de sensaciones extrañas en su cuerpo cuando las embestidas empezaron hacerse más constantes. Se besaron con tanta hambre, entre mordidas y lenguas enrollándose a como pudiesen, se veía tan sucio, tan jodidamente exquisito por igual.
Ambos terminaron de besarse para inhalar aire. Jungkook aumentó las embestidas, tomando del pelo a su peli naranja pero sin ejercerle daño alguno, le hizo sacar un fuerte gemido que hizo al mayor avergonzarse ante aquello, Hoseok nunca gritaba como perra en celo; pero lo estaba haciendo como si fuese su última salvación. Jungkook le miró sorprendido, preguntándose si le estaba haciendo daño.—¿Le lastimé?—preguntó con nerviosismo; pero Hoseok negó rápido, sonriéndole dulcemente y besar con mucha suavidad las mejillas de este—No...vas bien.—dijo besando de nuevo aquellos suaves labios.
Jungkook volvió aumentar mucho más aquellas embestidas, dando con el punto dulce de Hoseok, quien se acercó al cuerpo del menor, escuchando la respiración agitada del menor, recordando la primera vez que lo hicieron, jamás creyó que el niño virgen, terminaría siendo su perfecta perdición.—Bienvenido seas de nuevo.—le susurró el mayor con un ritmo bastante rápido y agitado. Jungkook le contempló el rostro de Hoseok que se mordía los labios. Golpeó una y otra vez la próstata del menor, que se retorcía ante esos hermosos placeres de la vida que su cuerpo le podía brindar. Amaba esa lujuria que Jungkook le brindaba. Un cosquilleo se hizo presente en el vientre quien hizo más fuerte su abrazo alrededor. Corriéndose en ese instante sobre el vientre del menor, que depositó un beso en las comisuras de Hoseok, donde permanecían y salían aquellos pequeños camanances cuando sonreía.
Unas cuantas embestidas más se hicieron presentes, besos con hambre y el menor se corrió dentro de Hoseok. quien sonrió satisfecho al haber logrado el apreciado orgasmo a su pareja. Jaló un poco de los cabellos del peli naranja, gimiendo ronco, se sentía realmente bien estar dentro de su Musa, hacerlo suyo. Se dejó caer con suavidad sobre el pecho de su mayor.
Hoseok dirigió su mirada a una esquina del salón mientras rodeaba sus manos alrededor del cuerpo de Jungkook para acariciar la cabellera de este, ingresando sus manos entre aquellas hebras. El peli naranja siguió contemplando aquella esquina, la cámara que había dentro de los cuartos estaba apagada, y agradeció que Yoongi, les haya dado su privacidad. Hoseok sabía que era para la seguridad de ellos que ciertas cámaras ocultas se encontraran presente, no estaba seguro si Yoongi los veía follar, porque eran quince chicos trabajando al mismo tiempo y el hombre tampoco tenía ojos de araña.
Yoongi frunció el ceño contemplando la pantalla de la computadora apagada, bajó su mirada al reloj que mantenía en su muñeca, bueno, de algo estaba seguro, que aquellos dos habían tenido una grata reunión., suspiró en bajo para desviar la mirada, tomando el arma que se ubicaba bajo del mueble, depositándola sobre sus piernas, esperando aquella llegada. Jungkook se puso sus vestimentas mientras contemplaba a Hoseok dormir de nuevo, debía estar muy cansado. Salió de aquel cuarto, echando una miradita más a un dormido chico, sonrió dulcemente, ahora debía ir a pedir a su Musa.
Jeon entró a la oficina de Yoongi, sacando su arma para apuntarle en la cabeza. Yoongi hizo lo mismo, sacando la suya, el pálido enarcó una ceja derecha, avisándole que no era ni la correcta desición por el momento.
—Entregame a mi musa.—gruñó este molesto.
—Si te la entrego...con el mundo en el que vives, no le podrás entregar su seguridad.—comentó Yoongi entrecerrando los ojos.
—Lo sé, que mi mundo es una mierda; pero no permitiría que le hagan daño...
—Te creo niño, lo hago.—dijo un poco triste.
—¿Quién es?. ¿Quién es el maldito que le ha hecho daño?.
Yoongi tensó su mandíbula; pero él mismo tampoco estaba para defender a ese tipo que hacía daño a Hoseok, estaba cansado, abatido de todo.
—Tu padre niño.
—¿Q-que?.—dijo este sin creer aquello; pero le pareció que el otro tipo no mentía.
—Tu padre es quien lo compró.
Jungkook bajó su arma para reír con amargura, por supuesto, debía saberlo, su ira incrementa internamente.
—¿El le hizo todos esos golpes? ¿El...es el hijo de puta quien lo corrompió?.
—Niño. ¿Cuánto lo amas?. ¿A que punto llegarías para proteger a tu musa?.
—Como no tienes idea.
—Entonces hagamos una promesa...si de verdad lo amas, demuéstralo, no con dinero. El dinero puede comprar todos menos la felicidad. Entrégale la libertad y el amor a Hobi...cuando lo hagas, deja este mundo, yo te ayudaré con las sobras que dejes tras ti.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —interrogó el menor con cierta deuda—. ¿Cómo sabes tanto del mundo en el que cohabito?.
—Porque mis ojos también vieron la oscuridad y mi mente conoció la muerte. Todos tenemos secretos que no queremos contar. ¿Cierto? Yo guardaré el tuyo cuando mates a tu padre, ahora vete.
—Eras un hijo del diablo.—dijo Jungkook con mucha sorpresa ante aquello.
—Te equivocas, yo era el diablo—comentó con cierto orgullo y una leve sonrisa.
El hijo del diablo guardó su arma e hizo una reverencia ante el mero diablo a la muerte presente, para luego salir de aquella oficina, pero no plasmó ninguna sonrisa de victoria, aun no podía darla, tenía un asunto que arreglar, un conflicto que ha sido causante de todas sus desgracias, ese asunto que lo vió nacer en un mundo de mierda, los problemas que su padre le fueron heredados, Jungkook iba liberarse por fin de las cadenas, luego de eso, abriría las puertas de su libertad, aunque se desangrara o muriera en el camino, el ...sería libre y cumpliría la promesa a su Musa.
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