C.28

Cualquier falta ortográfica, avisadme. Siempre corrijo; pero a veces se me pasan algunos errores :''v  ¡SON MI BARRIO, PROTEJANME! :V   (les amo ^///^)

AU: Alternative universe : Puede haber cambios drásticos de la descripción de los personajes, es decir que su carácter puede no encajar con la realidad.

Ar: Alternative realitive: Los lugares donde se desarrolla la historia, pueden no ser los mismos que en la vida real. ^U^.

¡No olviden el lema de la familia 7v7 !

∞ Somos sol que calienta; pero no quema 7w7



¿Porqué? Jungkook se lo preguntaba, el error que pudo haber cometido. ¿No fue lo suficiente? Jamás creyó que estar enamorado resultaría lograr rasgarse el corazón. Jamás había encontrado a alguien lo suficientemente bueno para su interés, desde joven buscaba a la persona indicada, a quien podría hacerlo arrastrarse; pero mientras se encontraba allí, en ese bar, como la desgracia presente, se preguntaba si se había equivocado en nombrar como su "Musa" a tal chico. Nadie lo había hecho perder la cabeza, entrar en una locura entre el caos, la perfección y la seducción.

Y cuando creía que no tenía sentimientos, que creía que había nacido para el mundo de la oscuridad y alabar al dios de la muerte, llegó ese chico, para borrarle cualquier pensamiento sobre su vaga existencia. Rió con amargura, en ese momento solo deseaba que sus caminos no se hubiesen cruzado, que jamás haya sentido algo más que un simple deseo. Alguien lo había aceptado en lo que él representaba, esa persona había visto su oscuridad y formó parte de ella.

¿Y qué con eso?, fue todo un engaño, uno perfecto que lo hizo anhelar más cosas, que lo hizo creer que había un futuro. Si alguien le disparaba en ese momento, bienvenida sea la muerte. Su interior ya estaba lo suficiente apagado, para comprender que su cuerpo seguía vivo. Pero tampoco iba morir tan fácil, primero pelearía. Chasqueó la lengua, dejando el pago de la bebida y salir de aquel bar.


Mientras caminaba por aquella acera, no parecía tener en consideración la dirección que tomaba, se golpeaba con algunas personas, mientras su mente se mantenía en blanco, preguntándose aún el dichoso: ¿Porqué?

Se golpeó con alguien, lo suficientemente fuerte, no le miró a Jungkook no le importó; pero el quejido de aquella persona fue lo suficiente audible para que él se diera cuenta, que hizo daño a alguien. Pero siempre hacía daño. ¿Cierto? No había ninguna diferencia, el lastimaba a la gente, era un monstruo y un monstruo no debe tener sentimientos, él se había debilitado, había olvidado su verdadero camino del infierno.

—¡Oye, se te cayó la cartera! —pronunció aquella voz mientras el sonar de unos zapatos se hicieron presentes.

Jungkook frunció el ceño, tocándose los pantalones, para luego girarse sobre sus talones, un chico de pelo castaño se le iba acercando, dio un pesado suspiro, realmente no quería ni siquiera cruzar palabras con alguien. Jungkook realmente sentía que algo dentro de él había muerto. Tomo sin emoción alguna su cartera, no le importaba nada en ese momento. Taehyung contempló un poco que el joven había llorado; pero sobre todo el rostro familiar de este.

—Oh... ¿No eras tú uno de los clientes de Hobi? —se atrevió a preguntar el castaño dando una dulce sonrisa.

Jungkook al escuchar el nombre de aquel chico, levantó su mirada lo más rápido que pudo. Afirmó con cierta pena. Sintió vergüenza interna, solo debía escuchar aquel nombre para que su corazón palpitara sin control, realmente las emociones eran un peligro para su vida.

—Lo era, al parecer alguien pagó más por su protección—comentó este desviando la mirada a cierto lugar, había sentido una presencia más, notando a lo lejos a uno de los trabajadores de su padre, a Kim Namjoon. Al parecer andaba cuidando de su chico, rió con amargura, seguramente ese moreno debía estar matándole internamente. —¿Quién eres tú? —preguntó el menor metiéndose la cartera sobre el bolsillo de su pantalón. Vagamente recordaba a ese chico, si su memoria no le fallaba este se había ido hace unos meses atrás de aquel burdel.

—Soy su amigo. Aunque últimamente no lo he visto, debe estar muy ocupado. —Se relamió los labios—¿Eres Jeon Jungkook cierto? —preguntó pasándose su mano entre la cabellera.

Jungkook le miró de pie a cabeza, frunciendo el ceño, recordaba haber visto a ese jovencito con anterioridad; pero con un color diferente de pelo, si no se equivocaba de un rubio. Le sonrió tímidamente mientras se limpiaba sus manos un poco sudorosas. Hobi realmente tenía amigos muy atractivos, sin contar al peli rosa.

—En carne y huesos, más no en alma. —comentó sonriendo levemente.

—Que poeta—contestó el castaño sonriendo dulcemente. —¡Oh! ahora que tengo la oportunidad, ando buscando información...sé que eres parte del mismo cártel que Namjoon—dijo Taehyung.

—¿Eres su musa? —preguntó el chico frunciendo el ceño, para luego desviar de nuevo su vista a la presencia que fumaba un cigarrillo y les miraba intensamente—debes de serlo, el otro hijo del diablo me contempla como si fuera un infierno al cual que no debes ni acercarte. Que interesante, yo tenía esa misma mirada...—dijo de último para sí mismo.

—Ah...fingiré que entendí; pero no, no soy Musa de Namjoon—comentó Taehyung con cierta extrañeza.

—Si andas con un hijo del diablo, te conviertes automáticamente en el punto débil de uno, bueno...talvez. ¿Qué información buscas? —dijo frunciendo el ceño para luego depositar su mirada en el castaño—puede que te ayude, y puede que no—dijo al final emitiendo una sonrisa ladina.

—¿Cómo puede uno salir del cartel? —preguntó Taehyung contemplándole con cierto nerviosismo.

Jungkook arqueó su ceja derecha, para luego reír en bajo, salir del cartel, las opciones eran cortas, y realmente no había mucho por donde elegir.

—Si hay un cambio de jefe en el cartel, puedes acontecer una pequeña oportunidad, aprovechar ese cambio para pedir tu salida; pero si no es así, debes cumplir cualquier orden que diga tu jefe, eso puede reducirse solo a 1% de posibilidades a que corras con suerte en el intento de tu salida, si no...el camino que es más seguro, te matan.—comentó dirigiendo de nuevo su mirada a Namjoon que seguía vigilándoles a lo lejos.—pero no hay muchas posibilidades de salir vivo, o te atrapa el FBI, o te matan en el grupo. Como siempre he pensado, la muerte es nuestro Dios y a él le rezamos un día más de vida. Quieres que tu chico salga. ¿Cierto?

—No...

—No mientas, conozco los ojos de la esperanza, muchos lo han hecho antes de que les mate. Si tienes suerte, talvez Namjoon logre salir; pero ya que se encuentra bajo el mandato de mi padre aún, el tendrá que elegir qué hacer con tu amado hijo del diablo. Si él hubiera trabajado para mí desde un principio, seguramente pude haber sido más flexible. Suerte.

Dichas aquella palabra, Jeon Jungkook entregó una mirada más al moreno, para luego dirigirse a su carro, que se mantenía estacionado un poco lejos del bar que había ido a tomar. Su chofer ya le esperaba, con los brazos cruzados. Al verle corrió abrirle la puerta; pero Jungkook solo negó un poco con la cabeza. —Es una noche fría. ¿No crees? —preguntó este mientras alzaba un poco la vista—hoy hace bien para enviar algunas almas al infierno. —dijo sin ninguna emoción—llévame a la calle cuarenta donde se encuentra el casino Basin, tengo trabajo que hacer, y prepara mis armas. —con aquella orden que dio, se dispuso a entra al carro. El chofer cerró la puerta, para luego abrir el baúl de su jefe, en la esquina derecha donde se ubicaba las luces traseras, tocó un botón. Dentro del baúl, se abrió una parte, donde se guardaban unas ametralladoras, pistolas y también una bazuca muy bien ubicada. Todo parecía estar bien.



Jungkook se arregló un poco el saco mientras se adentraba aquel casino, sus hombres venían atrás, acompañándole mientras mantenían sus armas a sus lados. —¿Dónde está el jefe de este lugar? —preguntó el chico mientras mantenía apretadas sus armas. Los presentes se levantaron y se contemplaron entre ellos—Si no sobrevive, díganle que Jeon Jungkook vino...a visitarle. —Jungkook sonrío de lado, uno de sus hombres se acercó con una silla que encontró en una de las mesas. El menor se sentó, sacó su cigarrillo, luego el encendedor, primer "Click" y sus manos derechas bajaron el seguro de las ametralladoras, segundo "Click" se hizo presente mientras todo el tiempo se tornó lento. Cuando llegó el tercer "Click" y el fuego salió. Jungkook inhaló mientras al mismo tiempo el sonido de las ametralladoras se hizo presentes.

Los hombres de aquel hijo del diablo disparaban sin piedad a todos los presentes, gánster, meseros, personas que jugaban en el casino y hacían sus apuestas, los gritos hacían eco entra la combinación exquisita del placer y el sadismo de un Jeon Jungkook, que se mantenía sentado, fumando su cigarrillo mientras sus hombres hacían el trabajo sucio. Cuando el silencio pareció hacer presencia, el menor tomó sus dos ametralladoras, caminando entre los cuerpos, con el cigarro en la boca, mientras se dirigía a una oficina, sabía muy bien que, tras cierta puerta, el dueño debía estar escondiéndose, y él, tenía un asunto con aquel hombre.

Le dio una fuerte patada a la chapa de la puerta, rompiéndola en ese mismo instante; pero creyó que no era suficiente, bajo el seguro de ambas armas y empezó a disparar contra la madera, creando perfectos círculos pequeños donde atravesaron las balas. Sus hombres en cambio seguían vigilando los cuerpos, procurando que no quedara ningún testigo. Total, ningún policía, que no fuera más que corrupto, no se acercaría a los barrios bajos.

Jungkook tiró sus ametralladoras a un lado, para sacar la que siempre mantenía consigo, uno de sus trabajadores, tomó aquellas armas para guardarlas después. El pelo azabache abrió la puerta, contemplando en el suelo, a una mujer semidesnuda muerta, cinco balas se incrustaron en su vientre, otras con suerte le desfiguraron el rostro. Dio un suspiro pesado al escuchar un pequeño quejido—Mierda...sigues vivo—se quejó Jungkook quitando el seguro de su calibre. Se acercó al escritorio contemplando a un hombre mayor de cincuenta y cinco años que había trabajado anteriormente para su padre.

—Jung Hoseok. ¿Lo conoces? Uno de tus hombres me dijo que él te entregaba el dinero, que servías como mensajero.

—Sí...sé quién es... ¿P-pasa algo con él?

—¿Quién es tu jefe? Tengo unos asuntos que resolver con él. —dijo mientras se agachaba para morder el interior de su mejilla derecha.

—Mi jefe... ¿si te digo, me dejas vivir? —preguntó este mientras sus ojos se llenaban de una vaga esperanza.

Jungkook frunció el ceño. Afirmó dudoso.

—¿Si me das la información que quiero, talvez lo considere, últimamente no ando de buen humor sabes? —dijo tomando del pelo aquel hombre para jalarlo mientras la tensión en su mandíbula se hizo presente.



Hoseok se contempló en el espejo y un rencor en su interior se hizo presente mientras sus lágrimas caían sobre aquella madera de su tocador. El maquillaje podía cubrirle los hematomas; pero estaba completamente roto en todos los sentidos, no había nadie que le protegiera su interior. Estaba acabado en todos los sentidos, se decía que solo sería unos meses más y lograría salir del pago de las deudas de sus padres. Los asuntos de su progenitor habían terminado por crearle un mundo completamente quebrado.

Y su Jungkook ni siquiera se había cruzado, creyó que realmente el menor sentía algo por él, tanto que le profeso amor eterno y a la primera, se había ido por donde regresó. Tuvo que suponerlo, que solo fue un capricho de aquel joven. Que todo lo que iniciaba tenía un fin, así como la relación que ellos tuvieron. ¿Quién podía realmente amarlo? Se sintió consumado de su desconsuelo. Pronto podría dejar aquel trabajo, al principio no tuvo más opción; pero esa decisión lo transformó en un ser sin sonrisa ahora, en alguien que se convirtió en un objeto.

Extrañaba realmente lo que era sentirse de nuevo apreciado, cada uno se mantenía en su propio mundo, él no quería ser ninguna molestia, Yoongi tenía ya mucho con sus problemas con Jin. Taehyung estaba resolviendo por igual sus conflictos con el dichoso Kim Namjoon. Y él...estaba allí, contemplándose en el espejo aquellos golpes y anhelando ver que por esa puerta, Jungkook regresara por él y se lo llevara lejos.

Era tarde, tarde para decir al chico que realmente lo amaba, que le hubiese gustado caminar entre las espinas si fuera por él, que también compartirían la sangre maldita, que se sentía halagado de haberse convertido en su musa. Pero sus palabras ahora permanecían silenciadas, sus sentimientos era mejor cerrarlos en lo profundo de su corazón y esperar...esperar que el mañana fuese mejor.


Fué esa noche que aquel nombrado como Musa, deseó más el beso del fuego del hijo del diablo, en que prefirió caminar entre piedras calientes para ver en el más allá a su amado. Se sentía abatido de ese mundo de bruma que lo vió nacer y le originó. El sol fue consumido por sus peores pesadillas y se ocultó de aquello que más temía...el haber sido abandonado.

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