C.24

 Por favor, cualquier falta ortográfica, avisadme, a veces se me pasan pequeños errores ^///^ aunque hago revisión, pero por sí acaso....¡RESPALDENME QUE SON MI BARRIO!! :V 

AU: Alternative universe : Puede haber cambios drásticos de la descripción de los personajes, es decir que su carácter puede no encajar con la realidad.

Ar: Alternative realitive: Los lugares donde se desarrolla la historia, pueden no ser los mismos que en la vida real. ^U^.

¡No olviden el lema de la familia 7v7 !

∞ Somos sol que calienta; pero no quema 7w7


Hoseok se encontraba cerca de la puerta de entrada, la secretaria estaba terminando de revisar unos papeles, por lo que optó no tomar conversación con el ojitos lindo. La tensión en Hoseok podía notarse a miles de leguas, la secretaría lo sabía, que no era el mejor momento para querer tomar una conversación con el hermosos pelinaranja de sonrisa radiante.

Y realmente no solo era Hoseok quien estaba tenso, el burdel en sí había tomado un ambiente completamente brumosos, Yoongi no estaba muy calmado que se dijera, .Jin no había llegado a la hora del toque de queda, las llamas del infierno parecían haberse colado en el suelo de aquel edificio de mala muerte, la muerte y la ira besaban cada pared fría que los cubría en ese instante. Hoseok temío, más que otra cosa, ese futuro de lo que aconteciera en unos minutos cuando el desaparecido de su amigo regresara.

Cuando la puerta se abrió y por fin ingreso el dichoso tardista. Hoseok lo tomó rápido de la muñeca, queriéndole esconder de un Yoongi malhumorado. Jin realmente significaba tanto para él, no podía incluso mentirse a sí mismo; pero ellos eran su segundo hogar, claro estaba. Jin era su hermano mayor, siempre había sido tan cálido con él, enseñándole lo principal, siempre estaba al pendiente de todos, y aunque a su amigo peli-rosa no le gustara, realmente poseía la esencia de una cuidadora.

El peli rosa suspiró mientras era medio arrastrado hasta el comedor.

—¿¡Pero donde te fuiste a meter?! Vienes dos horas tarde, además...—lo olfateó percatándose que llevaba un perfume distinto, mejor dicho, dos fragancias distintas—no puede ser.—reaccionó, abrió un poco los botones del cuello de la camisa, notando una variedad de chupetones sobre la clavículas, cuello, y pecho, eran leves; pero después serían más obvios.—oh no...Jin. ¿Te volviste loco?. ¿Tuviste sexo sin el consentimiento de Yoongi?—preguntó con las cejas enarcadas, temía que el mayor recibiera un gran castigo.

—No necesito el consentimiento de él para ser con mi cuerpo lo que quiera. Además, no he tenido clientela por una maldita semana Hobi, necesito hacer dinero, el pago de los estudios de mis hermanas están cerca. Sin contar que debo pagar también en la casa de acogida. —dio un suspiro—si el dinero no viene a mí, yo voy por él, aunque deba hacerlo a escondidas.

El rostro de Hobi palideció al ver a Yoongi por el marco de la puerta de la cocina, sintió palidecer ante aquella potente precensia. Yoongi se cruzó de brazo, parecía estar asesinando a ambos mentalmente, lo hacía; pero sus pensamientos no iabn solo hacía Hobi, radicaban más en ese chico de hombros gruesos, quien no pudo hacer más que contemplarle con cierto temor. Hobi tragó en seco para dirigirle una mirada de lastima a Jin, quien se giró sobre sus talones, Yoongi tenía tensa la mandíbula, con sus pasos que parecían enfriar aquel cuarto mientras más se adentraba, no quitó su vista sobre el peli rosa en algún momento. 

Se acercó al alto, sus ojos se enfocaron en aquellas marcas que aún no eran del todo visible; pero ya estaban tomando su color. Jin se tensó, había olvidado el pequeño detalle de los chupetones, se maldijo, tragó en seco. Hobi estaba con la mirada en bajo. No es como si Yoongi fuera a causarle un maltrato a Jin; pero no tenía tampoco la confianza para dejarlo allí con el pelinegro que iba desabotonando la camisa de su compañero para estudiar en que otras partes del cuerpo le habían dejado marcas.

El pelirosa fue despojado de su vestimenta superior, colándose el frio en sus poros para luego causar sus vellos erizarse. Hobi bajó la mirada, aunque quisiera, no podía defender la actitud de Jin, no en ese momento, nadie iba contra la palabra de su proxeneta, el tipo era un caos en un momento de furia completa. El pelinaranja pudo estudiar, como cada vez, la mandibula de su jefe iba tensándose, así como el apriete de sus dedos sobre las manos de Jin, si fuese posible, Hobi sabía...sabía que Yoongi era una tormenta ahorita, una que destruiría todo en ese momento.

 Yoongi se mordió la lengua, Jin había sido descuidado, demasiado, y aquellas marcas no irían hasta dentro de tres días; pero a juzgar por la apariencia que ya tenían, calculaba unas dos semanas a lo mínimo

.— A mi oficina, ahora—ordenó cortante dominante. Hobi recogió la camisa de Jin para regresársela, mientras el pálido salía a zancadas del lugar.

El peli naranja se asomó un poco por el marco de la puerta, notando como su amigo era jaloneado por Yoongi, mientras esté le apretaba cada vez más su brazo. Hoseok miró a los lados con mucha preocupación, necesitaba un celular, algo, una ayuda, y nadie podía detener a Yoongi. Solo conocía a una persona capaz de controlar un poco al tipo y era...Taehyung. Mordió con leve frustración sus labios inferiores, corriendo por el pasillo para buscar un teléfono.

¡Menuda mierda, que los putos teléfonos se encontraban lejos de aquella oficina!.

Optó por su tomar su celular de trabajo, nunca hacía una llamada de allí, siempre había recibido algunas, más no para emergencias. Alterado mientras con nerviosismos subía las gradas, escuchó unos gritos provenientes de aquella oficina, helándole la sangre. Todos los presentes se giraron asustados, incluyendo a la chica de las citas, que se bajó de su silla, acercándose a Hoseok.

—¡Oh por los demonios, solecito. Nuestro jefe puede matar a Jin!.—alzó esta la voz con suma alteración.

El ruido de un jarrón haciéndose añicos, alteró más la tensión. Hoseok abrió los ojos como dos platos, corriendo escalera arriba, entre tropezones y golpeándose un poco la espinilla de sus pies, sabía que no tenía tiempo para lamentarse del dolor. El celular era su salvación.

Cuando llegó al cuarto, sacó su celular de los cajones, marcando rápido el número de Taehyung, salió de nuevo de su dormitorio, bajando las gradas, mientras la chica de las citas y otros de sus compañeros contemplaba aquel pasillo enorme y la puerta de la oficina, el grito de Jin y Yoongi cada vez era más fuerte, así como el caer de muchas cosas. Una maldita pelea de amantes y joder que nadie sabía que hacer.

¡Tae, tienes que venir, Yoongi se ha vuelto loco, esta gritándole a Jin...ay, ese idiota que se mete en cosa que no debe—Dijo Hoseok temblando del miedo, odiaba las peleas, siempre lo hizo, jamás fue amigo de la violencia, que ironía, enamorad de un tipo que vivía de eso—...¡Tengo miedo que le pueda hacer algo!-

—Relajase Hyung...explíqueme que sucede.—contestó aquel chico con una voz dulce y amable.

Hoseok dio un respingo cuando empezaron a escucharse otras cosas quebrarse, dudaba, de cualquier salvación para Jin, mierda.

—Tae, algo anda mal, ven rápido. Solo tú puedes calmar a un tipo como él.—dijo con una voz llena de miedo mientras temblaba. No podían

Tae se limpió la boca con las servilleta, Yoongi no era un hombre violento en sí, jamás ninguno de los chicos que trabajaban para él sufrió maltrato. Se escuhó un jarrón quebrarse del otro lado de la línea y unos gritos. Su alma pareció irse de un momento a otro. —Tae...algo anda mal. Ven rápido, solo tú puedes calmar a un tipo como él. —la voz del peli naranja temblaba y chillaba del miedo.

Llamar a la policia ni siquiera era una opción, a las autoridades no le importaba, los prostíbulos, la seguridad de ellos, malditos hipócritas que usaban sus servicios; pero no estaban para defenderlos. Hoseok odiaba a los policías más que nada, pensaba que si hicieran bien su trabajo, la sociedad podría sentirse más segura. Claro, no podía culpar a todos los policías de la ciudad, pero los corruptos vagaban entre ellos y Hoseok no había tenido buena experiencia con esos malditos.

Tomó el valor, no podía quedarse de brazos cruzados esperando, Yoongi en tal estado, podía matar a Jin, no, eso ni siquiera debía cruzarse por su mente. Caminó por aquel pasillo. Hobi abrió la puerta del cuarto con el corazón casi por la garganta, bajó su mirada, encontrando en el suelo un montón de dinero. No supo porque; pero era ni por lo cerca tonto para comprender aquello, una pequeña llama de molestia se incrustó en su corazón, eso era una humillación, joder. Yoongi había lanzado a Jin aquel dinero, como representación que era lo único que podía tener, que solo así podía vivir, siendo una puta barata, que Yoongi podía seguir usándole como se le antojara.

—Me obtuviste, me perdiste...ahora te jodistes Min Yoongi. Tu apreciada máquina de hacer dinero, se retira de este lugar de mala muerte, búscate otro culo con el cual pisar— y habiendo terminado de armar valor, se giró sobre sus talones para salir de aquella oficina.

Hobi miró al pálido, para luego contemplar a su amigo, se mordió el labio inferior, incomodo. Estaba del lado de Jin, bien que Yoongi podía ser su amigo también, su jefe; pero la lealtad estaba más presente por Jin. Siguió a su amigo, quien iba necesitar llorar a sus regazos, al ser humillado de tal manera por el hombre que le había entregado su más puro amor.

La puerta del edificio se abrió, entrando Taehyung, quien se encontró por el pasillo al mayor, al ver las lágrimas de este se le acercó. Yoongi salió de la oficina—¡Ni se te ocurra irte Kim Seokjin!—gritó el pálido, yendo atrás del mayor. Hoseok se giró asustado, al parecer Yoongi no había terminado, tragó duro, no podía calmarle, no podía usar su fuerza, no era un chico violento, jamás lo fúe; pero estaba molesto ante aquel trato hacía Jin y por un momento quiso agarrar la cabeza de Yoongi y golpearla contra la pared, a ver si así reaccionaba, se atontaba y calmaba.

—¡Basta!—Gritó Taehyung tomando a Jin entre sus brazos , poniendos sus manos alrededor de la cintura de su amigo, mientras señalaba a Yoongi, Hoseok jamás había visto alterado a Taehyung, siempre era un chico tan dulce, tierno, y en ese instante...parecía otra persona.—¡Has hecho ya mucho, no lo toques!—le alzó la voz, a tal punto de verse las venas de su cuello resaltarse.

Yoongi trató de tomar a Jin de las muñecas; pero Hobi lo hizo a un lado, poniéndose frente al peli rosa. Bien, no podía ser puños de Hierro como lo era Jungkook; pero podía convertirse en un muro, en una barrera que protegería a las personas que amara y le importanse. El escuchar de una puerta se abrió y el peli naranja se giró más asustado, tanto valor jamás había poseído, temblaba como un pequeño niño que miraba un monstruo de pesadillas; pero al notar el rostro de un moreno, de la pareja, de ese narco del alto moreno, se sintió un poco más tranquilo.

Aunque dudó que Namjoon fuese un tipo violento, Taehyung parecía poseer más autoridad sobre su pareja, se relamío los labios, tragando duro.

—Namjoon—le llamó el castaño al alto—Nos llevaremos a Jin a la casa, hasta que se calmen las cosas—pidió este con unos ojos de súplica total.Taehyung contempló a Hoseok, acarició a Jin para luego volver a poner su mirada sobre su pareja.

Hobi no sabía que dirección tomar; pero después de lo que había acontecido, estaba seguro que Jin no pensaría poner un pie en aquel lugar por el momento, optando por ir en búsqueda de una maletita y prepararle algunas prendas al mayor. Acompañaría también al castaño para poder estar al lado de su amigo.

Se subió al carro, para tomar a Jin y recostarlo sobre sus piernas, el mundo parecía colapsar ahora, todo iba demasaido bien, tanto que se había disfrazado a la perfección, creando un perfecto engaño ante ellos. Hoseok no podía comprender, el porque la vida podía jurarles felicidad a ellos, a simple chicos que estaban rodeados, entre la pobreza, la necesidad, la falta de un algo. Pero luego esa vida se burlaba. Hoseok suspiró en bajo y por un momento no pudo dejar de pensar en que pasaría en el mañana, si su relación con Jungkook pasara por lo mismo, si la burla los tomara como pelotita de ping pong, odiaba...odiaba el puto presente que tenía, odiaba el hecho de haberse convertido en la víctima y miseria de una adulto, de su padre, en haberse transformado en un ser que había olvidado su verdadera felicidad; pero al mismo tiempo amaba, que esa oscuridad, le haya presentado...un ángel.

Hoseok se limpió las lágrimas, cuando la tristeza le invadió, quería escapar de ese mundo, rodear el cuello de Jungkook, entregarle alas si pudiera y volar lejos...lejos donde el mar de Hades dejará de darse cuenta de su presencia. Quería escapar, pero no escapar  solo, acompañado con el hijo del diablo, con Jungkook, con su asesino de la noche, con su ángel de la oscuridad, con el demonio que le cumplía cualquier deseo, con el fuego que le calentaba y no le quemaba, quería huir a un universo donde él y Jungkook...solo pudieran estar atados, encadenados en su propio mundo y ser felices.

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