C.22


AU: Alternative universe : Puede haber cambios drásticos de la descripción de los personajes, es decir que su carácter puede no encajar con la realidad.

Ar: Alternative realitive: Los lugares donde se desarrolla la historia, pueden no ser los mismos que en la vida real. ^U^.

¡No olviden el lema de la familia 7v7 !

∞ Somos sol que calienta; pero no quema 7w7




Cuando Hoseok despertó, Jungkook ya no estaba a su lado, supuso, que en alguna horas de la madrugada el menor se tuvo que haber ido, dio un bostezo mientras se estiraba como si fuera algún mínimo que llevaba horas durmiendo, en realidad, cinco horas habían sido suficiente para reponer sus energías, eso era un logro, despertar tan temprano. Se bajó de la cama, tomando su bata que se ubicaba sobre un banco, se cubrió para aún frotarse sus pesados ojos. Se dirigió a su gaveta para sacar las prendas que utilizaría ese día; pero su sorpresa fue al ver un arma sobre esta, frunció el ceño y la tomó, dándose cuenta de lo pesada que era, tragó duro. Jungkook había olvidado su arma y sin esa, pensó que el menor estaba desprotegido, debía entregársela lo más pronto posible.

Junkook empezó acelerar sus pasos, no quería pensar en ese instante; pero el temor se había invadido en él, hace unos minutos que un supuesto policía lo estaba persiguiendo. Se tocó con disimulo la parte de atrás, percatándose que su arma, la que siempre llevaba consigo, no permanecía en su punto de origen. Se maldijo ante aquel descuido. El nunca dejaba su apreciada arma. Empezó analizar una estrategia de cómo podía quitarse aquel hombre de encima, quien sea que fuera, no estaba allí para tener una charla tranquila.

Se dirigió al baño de aquella cafetería, estaba allí para comprar las donas matutinas que le llevaba a Hobi,al parecer ellas tendrían que esperar, para poder extinguir al imbécil que pensaba poder contra él. Al ingresar por aquellas puertas, se encontró siendo emboscado, gruñó en sus adentros, cuando otro policia, lo tomó desprevenido, poniéndole rápido unas esposas. Jungkook realmente no lo vió venir, y ese hecho lo hizo enfurecerse, al sentirse malditamente dominado.

Con las posas en la mano, teniendo sus brazos sobre la espalda, poco le importó el dolor y el daño que podía causarse. Optó por llevar sus brazos al frente, pasándolos rápido sobre su cabeza, el crujir se hizo presente. Dió un empujón aquel policia que lo había emboscado dentro del baño, el cual fue a golpearse con la puerta, luego con las cadenas de las esposas, las apretó contra el cuello, ejerciendo una presiónd descomunal sobre este, luego lo giró, sin soltarle aún. Sacó aquellas esposas del cuello, soltó a su víctima, analizando el siguiente ataque, al hacerlo, le entregó un golpe en la nuca, con la compañía de una patada en la columna baja. Logró dejarlo noqueado, aprovechando que ese policia se encontraba aún en estado de inconciencia total. Se acercó y apretó más sus fuertes bíceps en el cuello del hombre, ahorcándolo, hasta que la respiración de su victima sesó.

El último latir de ese hombre se hizo presente.Jungkook suspiró, para luego tomar las llaves de las esposas, logrando quitárselas, debía esconderse, estaba seguro que el otro hombre llegarái en cualquier momento. Se acercó al inodoro, tomando la tapa del baño, se escondió tras la puerta, que lograba cubrirle sus pies. Se quedó en silencio aquel lugar, el sonido de su corazón, latiendo por la adrenalina: "Bum,bum" lo hicieron tragar duro, auqella situación fue tan inesperada. ¿Porqué atacarlo en un lugar público?. Tendría que saber esconder sus rastros, suspiró pesadamente. No pasó más de unos segundo cuando el sonido de unos pasos se hizo presente. Jungkook se asomó un poco para tener un poco de visión del segundo hombre, notando a este que se había incado para analizar a su compañero.

Mal movimiento.

Junkook reventó la tapa contra la cabeza del segundo policia, había sido tan fácil, un simple descuido, el más mínimo y podía costarte la vida, el menor lo sabía, nunca podía darse un suspiro de alivio y descanso cuando habitaba en un mundo de hienas hambrienta. La segunda presa, le fue más fácil de matar, había quedado idiotizado por el golpe, por lo que terminó ahorcándole igual. Bien, por el momento la molestia había desaparecido, ahora tenía que ver como escapar de aquel lugar, vigilar que no hubiesen más hombres buscándole. Y sobre todo y no menos importe: "Ir a comprar las donas de su Musa".

Hoseok contempló aquel pasillo medio oscuro, según le habían dicho, después de ese pasillo, cruzando a su izquierda, encontraría la oficina del chico; pero de allí la mujer que le había atendido por la entrada no dijo más. Suspiró mientras apretaba un poco la maleta que llevaba en las manos, el arma iba adentro y lo abrazaba como si fuera lo último que podía hacer. Tragó duro, aquel lugar no le daba ningún buen aspecto. Mientras caminaba en búsqueda de la oficina de Jungkook, un hombre mayor chocó con él. El extrañó le contempló estudioso, echándole una miradita de pie a cabeza.

—Oh, perdona, mi disculpas, iba apresurado y no te vi—dijo aquel hombre dejando una sonrisa en su rostro.


Hoseok frunció el ceño y luego de no tomarle mayor importancia, sonrió por igual.

—No hay problema.—dijo mientras miraba de nuevo en dirección de la oficina de Jungkook.

—Si buscas a Jungkook, el...regresará en unos minutos, salió hace una hora.—el hombre hizo una inclinación—Jeon Jaekook. Mucho gusto.

Hoseok al escuchar el apellido del hombre, no tuvo que suponer mucho para saber que ese extraño, era el padre de su...no, de Jungkook.

—Mucho gusto señor.—respondió nervioso. No debía sentirse nervioso ante ese hombre; pero joder, ese hombre tenía una mirada muy penetrante, no solo eso, también una cicatriz que empezaba desde la parte baja de su ojo izquierdo hasta la boca.Buen aspecto, era lo menos que tenía.

Hoseok se preguntó si realmente existían tales hombres, era rudo en todos los sentidos. Bueno, ahora comprendía el porque Jungkook no parecía llevarse con su padre, Hoseok le tenía ya pavor a ese hombre.

—¿Eres amigo de Jungkook?—preguntó el hombre como si mantuviera ciertas sospechas, Jeon Jaekook, sabía muy bien que su hijo, no tenía amigos, no era sociable que se dijera y ese chiquillo. Era muy atractivo, demasiado.

—Ah, si.—dijo nervioso el peli naranja queriendo cortar allí el tema.

—Oh, es sorprendente que mi hijo tenga...una amigo, sobre todo uno como tú.

Hoseok no comprendió en es e momento el doble sentido de ese hombre mayor, rogaba en su interior que Jungkook apareciera rápido para sentirse calmada, jamás creyó que aquella presencia sería suficiente para sentirse bien. El hombre hizo un saludo de despedida para luego verle de nuevo de pie a cabeza, los vellos de Hoseok se erizaron ante aquel análisis sobre él. A pasos rápido, se dirigió a la oficina, girando la perilla, para su suerte estaba abierta, la abrió, ingresando a aquel cuarto. No debía entrar sin el permiso de nadie; pero su curiosidad le gano, se sentía más protegido allí adentro que esperar afuera.

Se dirigió al escritorio, sacando el arma de su mochila, para luego depositarla sobre esta, tropezó torpemente sobre una bulto de la alfombra blanca que había presente, cuando se quiso sostener, se agarró de la esquina de aquel escritorio, tocando sin querer cierto botón, el mayor dio un pequeño brinco y retrocedió al escuchar un chillido extraño proveniendo de atrás, se acercó a la puerta; pero sin dejar de ver como aquella pared, que estaba de espaldas a la silla, se abría y salían a la vista, varios tipos de armas, desde metralladoras, pistolas, armas blancas. Hoseok rodó los ojos. ¡Y el preocupándose por Jungkook! habíendo cientos de armas en aquella oficina, todavía no parecía tener presente que el jovencito era un mafioso.

Jungkook se quedó quieto al ver que la puerta se encontraba medio abierta, su oficina siempre permanecía cerrada, se maldijo de nuevo, desde ese día todo parecía ir de mal en peor. No le echó llave a la puerta, realmente no sabía como podía estar tan descuidado, distraído. Jaló la puerta, notando como su despensa de armas se había abierto y la espalda del peli naranja que miraba muy distraído y-al parecer-maravillado-contando cuantas armas habían. El menor sonrió ladino, pero que hermosa vista, y presa la que permanecía en su cueva.

Hoseok pegó un chillido interno cuando unas manos le apretaron un poco la garganta y la otra a su boca, mientras lo dirigía al escritorio—Musa, usted realmente es presa fácil, soy débil a su carne. ¿Qué hace usted aquí?—dijo esta vez para empezar a bajar la mano que antes mantenía agarrando del cuello a Hobi e ingresar acariciar bajo aquella camisa. El menor besó cerca de las comisuras de los labios del mayor.

—Olvidaste...tu arma—dijo el peli naranja tratando de mantenerse firme; pero las manos del menor ya no estaban en su vientre, iban bajando. —¡Jungkook!—llamó su atención.

El menor dejó de tocarle, para esta vez poner su cabeza sobre el hombro, aun permaneciendo atrás de él.

—Pensé que vino porque quería verme—dijo con leve melancolía mientras sonreía dulcemente.

—Ah...justo ayer nos vimos—comentó el pelinaranja agachando un poco su cabeza.—habías olvidado tu arma, ya que Yoongi tiene tus datos, pensé que estarías en donde trabajas—El menor enrolló sus manos alrededor de su cintura—¡Por cierto, buena decoración la de tu oficina!. Bueno...quitando esas armas.

—Usted no debe estar aquí.—dijo Jungkook con leve preocupación, tomó a Hoseok de la muñeca, para empezar a sacarlo de aquel lugar—le dije a Yoongi que no te permitiera salir a estos lugares. ¿El sabe que estás aquí?.—preguntó mientras se acercaba más a la puerta.

—No...yo no le dije.

—Lo supuse—el menor sacó su teléfono para marcar un número mientras contemplaba fijamente al mayor. Hoseok solo agachó la cabeza, creando en Jungkook una culpa que ni siquiera debía estar. Jungkook colgó la llamada antes de que la persona que había llamado contestara.—No haga esa cara Hyung, me hace sentir mal.

—No he hecho ninguna cara—dijo haciendo un mohín de labios.

—Si lo hizo, sus labios se ponen como un triangulo.—comentó este frunciendo el ceño.Hobi hizo sus labios hacía abajo y el menor movió su rostro a la derecha—Ahorita acbaa de hacerlo.

—¡No lo he...

Jungkook le entregó un beso de piquito al peli naranja, quien solo pudo suspirar ante la sorpresa, y ante la sensación de aquella suave piel sobre él. Joder, quería tirarse sobre él y besarlo; pero sus deseos, era mejor reprimirlos. Sí, era mejor, si esque pudiera concentrarse y comprender que estaba diciendo Jungkook mientras se arreglaba la camisa y la metia dentro de sus pantalones. Se relamió los labios cuando de repente el menor clickleó sus dedos.—¿Me escuchó?.—preguntó este.Hoseok afirmó, pero no había escuchado nada. Su concentración estaba perdiéndose de nuevo cuando el menor decidió volver hablar para esta vez dirigir sus manos de nuevo arreglando lo último de su camisa.

—¿Quieres hacerlo?—preguntó el mayor de un solo—estoy disponible siempre para ti.—comentó sonriendo inocentemente, que era lo menos que tenía.

—¿Siquiera me escuchó lo que le dije?.—dijo Jungkook un poco nervioso ante aquel tema que lo sacó de onda.

—Sobre tu escritorio.

—¿Eh?.—dijo más sorprendido mientras miraba en dirección de la puerta.

—Ahorita.

Jungkook tragó duro cuando Hoseok se fue a poner sobre la mesa, boca abajo y abrió un poco sus piernas esperando por él. El menor se rascó la nuca para girar a ver en dirección de la puerta, bueno, nadie entraría, por el momento. El menor se dirigió donde su mayor, poniéndose atrás y empezar acariciar levemente sobre su trasero y luego subir las manos a la parte de la nuca. Hoseok se mordió los labios cuando los labios de su amante, se posaron sobre su cuello, dándole leves besos castos, mientras sus manos acariciaban su vientre bajo. Estaba realmente perdiendo la cordura, lo quería...a Jungkook, todo en cuanto a él.

El menor empezó a desabrochar el pantalón del peli naranja para luego bajarle sus prendas, aún besándole el cuello y parte de arriba de los hombros. Hobi olía tan bien y le encantaba esa fragancia que tanto lo caracterizaba, le volvía loco, era su todo, ese mundo en el cual vivir; pero ese mundo le era casi imposible de mantener habitar en él. Quería tomar a Hoseok, llevarlo a otros lugares, mostrarle el vasto universo, estar juntos. Encontró lo que siempre había buscado desde que era pequeño, a alguien que pudiera nombrar: "Su hogar, su amor, su lealtad, su todo". Jungkook no podía simplemente creer su bendita suerte. Y si renaciera, una y otra vez, el juraría que buscaría a su musa, una y otra vez.

Hoseok dio un pequeño quejido cuando el menor sin previo aviso ingresó su primer dedo humedecido.—no venga de nuevo por acá—dijo Jungkook jugando con la entrada del mayor.Hoseok afirmó entre pequeños gemidos—el segundo dígito se hizo presente, haciendo tijerita.El mayor dio un gemido cuando Jungkook logró dar con su próstata, su cuerpo realmente reaccionaba por sí solo. Quería más que dos dedos en su interior, deseaba la polla de Jungkook. —Este no es lugar para usted—dijo tomando ambas manos de Hoseok y poniéndolas tras su espalda. Jungkook sonrió sastifecho ante lo dócil que su musa podía ponerse. Talvez su ego se elevaba y el deseo lujurioso del poder sobre él, porque se sentía bien, solo ser él, quien hacía a Hoseok gemir del placer.

Podía mandar su maldito ego; pero no lo haría, amaba su puto ego y lo idolatraba, gracias a eso era que podía atar a él ese amor posesivo que mantenía sobre su musa, ese ego era como su fuerza, si Hoseok lastimara ese ego, el caería, el moriría de la tristeza. Porque no podría soportarlo, la existencia de Hobi se le había instalado en lo más profundo de él, se había anexado a su vivir.

Porque su mundo podía estar deteriorado, podía vivir entre la mierda, podría hacerlo porque el era sí, alguien que podía convertirse en un todo y en la nada. Jungkook bañaría a Hoseok de oro, el gánster que ama tanto a su musa, le importa una mierda lo demás, vive para a la persona que le a entregado la lealtad de su corazón. Y Jungkook no huiría, de lo que amaba, de su hogar. 

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