Mudanza
¡Este es un sueño hecho realidad! Siempre quise hacer un crossover de una de mis películas y serie favoritas. No me sentía muy cómoda haciendo algo así antes porque lo forma de escribir era horrenda pero al fin, me siento cómodo para hacerlo
Espero que les guste~
Nota: No sé qué tan largo va a resultar esto pero en serio espero que quienes lo lean, lo disfruten con todo el corazón ^_^
Mabel y Dipper, un par de gemelos muy parecidos entre si físicamente pero muy diferente en otras cosas, no tuvieron exactamente ninguna opción cuando su madre tomo la repentina decisión de mudarse de su ciudad natal para ir a un pequeño pueblo perdido en Oregón, quedándose junto a su tío Stan, un hombre mayor de aspecto cansado en su mayor parte. Siempre los trataba con cariño y les mostraba una suave sonrisa, las mentiras saliendo de su boca con mucha facilidad, pero siempre amable a pesar de su momentánea brusquedad. Se había visto distante y triste en los últimos años, una razón más para convencer a su madre de mudarse.
Así que allí estaban, en el ático que se iba a convertir en su cuarto compartido por el momento, con dos camas puestas a cada lado, con bastante espacio para ser un simple ático al decir verdad, el gran ventanal con forma de triangulo y vidrio de colores dejando entrar la luz del sol, haciendo que el sucio cuarto luciera más colorido de lo que realmente era.
-Esta muy polvoriento aquí- murmuro Dipper con una ligera mueca, estornudando sin poder evitarlo y sonrojándose cuando escucho como su hermana soltaba una carcajada.
-¡Estornudas como gatito!- sonrío, enorme y divertida, solo haciendo que la vergüenza ajena creciera.
-¡Déjame en paz!- agarro la almohada abandonada sobre la cual iba a ser su cama y se la tiro, las carcajadas de ella solo en aumento cuando la almohada no llego muy lejos. -¡Mabel!- reclamo, la vergüenza y molestia arremolinándose en su interior.
-Esta bien, esta bien- ella lucho para ahogar su risa, sin querer molestar a su hermano por el momento. -Lo siento, bro-bro- fue sincera, acercándose para agarrar la almohada caída y extendiéndosela hacia su hermano en una muestra de paz, algo que él acepto sin dudar ni un segundos. -Sé que este lugar no se ve como un hogar...- hizo un gesto hacia su alrededor. Había cajas con sus cosas amontonadas en una esquina, telarañas en las esquinas del techo y polvo en cada superficie, demostrando que a pesar de que alguien vivía allí, realmente no hacia mucho más que mantener los lugares más visibles. -...pero tiene potencial...- agarro una de las manos ajenas, mostrando una suave sonrisa. -...solo...hay que esforzarse un poco...- lo miro a los ojos, suplicante. -...por mamá- quien había perdido a su marido hace no mucho tiempo, la razón principal por la que se habían mudado con un familiar. Ella se había sentido sola y desesperada, haciendo malabares para manejar su trabajo y su vida personal, y aunque los niños se habían sentido devastado por la pérdida de su padre, estaban decididos a intentar lo que sea para ayudar a su mamá a estar más tranquila y feliz.
-Lo sé...- asintió, dejando escapar un largo suspiro. -...es que...no es nuestro cuarto...- no el cuarto al que habían estado tan acostumbrados, con sus paredes pintadas de sus colores favoritos y carteles del gusto de cada quien como decoración, con muñecos y otras cosas esparcidos por el suelo, pero ahora estaban allí, con las paredes de madera rodeándolos y haciéndolos sentir fuera de lugar.
-¡Pero podemos hacerlo nuestro!- sonrío enorme y animada, tomando esta vez ambas manos del chico. -¡Decoraremos este cuarto y se vera el doble de asombroso!- algo en su entusiasmo parecía ser contagioso por la forma en la que una pequeña sonrisa se empezó a dibujar en el rostro ajeno. -Solo debemos limpiar y arreglarlo un poco, estoy segura que mamá incluso no dejara pintar algunas cosas en las paredes y luego podemos colgar nuestros carteles favoritos, además de que...- su divagar solo lo hizo sonreír, tarareando.
-¿Fiesta de decoración?- pregunto, algo más animado.
-¡Fiesta de decoración!- dio un salto y lo soltó solo para buscar las cosas para organizar su nuevo cuarto. Dipper rio al verla tropezar, un poco más calmado. La mudanza no era algo que realmente quisiera pero teniendo a su loca y confiable hermana a su lado, las cosas no se veían tan mal como le parecían en un principio. Se le acerco, inclinándose para ayudarla a levantarse y ahí es cuando escucharon unos tambores resonar por la pequeña habitación, llamando su atención.
-¿Escuchaste eso?- solo quería cerciorarse de no ser el único y aunque él había preguntado, no pudo evitar sentir algo de nerviosismo al sentirla asentir contra su hombro. El sonido era retumbante y constante, como si una banda de puros tambores estuviera tocando en su cuarto pero no había nadie más que ellos allí presentes, así compartieron una mirada antes de separase y empezar a rebuscar, intentando encontrar el origen del repentino sonido a pesar de que era difícil por como resonaba pero al final, rebuscando entre una de las tantas cajas que estaban allí desde mucho antes de que ellos vinieran, Dipper lo encontró y para el alivio de ambos, el sonido se detuvo de golpe apenas pudo tener el objeto entre sus manos. -¿Pero qué...?- el objeto, enterrado debajo de un montón de sabanas con olor a guardado y algo más, era rectangular y pesado, con detalles en relieve en toda la superficie y las palabras "Jumanji" escritos en letra amarilla grande en la parte de enfrente.
-¿Qué es?- Mabel se acerco, curiosa, parpadeando con confusión.
-Parece...un juego, creo- porque si lo agitaba, podía escuchar lo que estaba seguro eran dados removiéndose en el interior.
-¡Oh, juguemos!- dio saltos de emoción, arrebatado el juego de las manos ajenas antes de que el otro pudiera quejarse, riendo alegremente. Él frunció apenas el ceño y bufo, siguiéndola para sentarse en medio de la habitación, dejando la limpieza para otro momento, sin saber en qué líos se estaban metiendo.
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