Impostor

Espero que les guste~

Nota: No pudo poner todos los detalles de la serie pero hice lo mejor que pude :3

Gastaron unos vergonzosos y muy valiosos minutos en reírse, con Dipper deseando que quien fuera el siguiente se dignara a tirar de una vez para que pudieran olvidar su repentina nueva apariencia a favor de ocuparse de otra cosa pero eso no estaba sucediendo, así que tuvo que sentarse y esperar, sus risas resonando un poco debido a su nueva y muy buena audición, sintiéndose avergonzado y algo ofendido.

-¿Terminaron?- enarco una ceja cuando sus risas se empezaron a apagar, haciendo un puchero al notar que aun estaban sonriendo, al parecer incapaces de tranquilizarse del todo. -Los odio a todos- se cruzo de brazos y desvió la vista.

-Oh vamos, no seas así- Mabel se tambaleo hacia él, esforzándose para no empezar a reírse una vez más al notar que lo cola ajena se movía de manera inconsciente. Estaba encantada con la apariencia de su hermano, que parecía más un perro en su opinión que un lobo como supusieron que debía ser, pero aun era adorable y lamentaba no tener una cámara para inmortalizar ese momento para futuros chantajes o burlas. -No te enojes, bro-bro- lo abraza con suavidad, sintiendo una punzada de culpa ante su expresión decaída. -No quería molestarte, lo siento

-No estoy enojado- suspiro y se apoyo en el hombro ajeno, las risas de los mayores muriendo del todo al ver su expresión, compartiendo una mirada entre ellos antes de acercarse. -Odio este juego, todo es un desastre- murmuro con molestia, un sentimiento que los cuatro allí presentes compartían.

-Si, lo sé- ella apoyo su cabeza encima de la ajena. Había intentado ignorar lo mejor posible todo lo que había sucedido desde que encontraron el juego pero su hermano tenía razón, todo era un desastre que solo parecía empeorar. La casa era un desastre, había plantas y bichos peligrosos rondando por el pueblo, sin olvidar a la criatura que cambiaba de apariencia que de seguro los estaría buscando y el reciente cambio de su hermano. A su mamá seguro le daría un paro cardiaco si los viera, estaba segura de ello, y no era lo que esa pobre mujer que parecía estar al borde de ahogarse en cansancio mereciera.

-Ah, niños- Stan se quejo al sentarse en el suelo, rodeando a los menores con su brazos, pudiendo sentir que se acurrucaban contra él lo mejor que podían. -No se preocupes, ustedes mismos lo dijeron. Cuando terminemos el juego, todo volverá a la normalidad- y aunque eso era un intento de consuelo que funciono lo suficiente como para relajarlos, el mayor aun estaba preocupado por lo que podría suceder a continuación pero estaba dispuesto a luchar con todo lo que podía para poder llegar al final porque era lo que necesitaban. Que todo fuera solucionado.

-Que desastre- Ford cerro el tablero y se sentó del otro lado de los niños, suspirando con cansancio. -Nunca pensé que el juego que encontré enterrado pudiera causar todo esto- el arrepentimiento solo crecía con cada segundo que pasaba en su vida, le gustaría poder regresar en el tiempo e ignorar el juego, quizás quemarlo como su hermano quiso en el primer instante.

-Cuando esto termine, propongo que lo rompamos- hablo Stan después de unos segundos de silencio.

-¡Con un hacha!- Mabel no dudo en asentir, totalmente de acuerdo.

-Y quemar los restos- terminaron por decir Dipper y Ford al mismo tiempo, compartiendo una sonrisa nerviosa entre ellos, divertidos por compartir el pensamiento.

Pero a pesar de que estaban tranquilos, sabían que tenían que continuar. Así que no tuvieron otra que levantarse, porque el bosque no se sentía seguro para ninguno de ellos al decir verdad, y empezaron a caminar, dispuestos a buscar otro lugar para poder continuar. El pueblo no era una opción, no sin tener que arriesgar la vida de los inocentes, así que empezaron su camino de vuelta a la casa pero en cuanto su pequeño y algo maltratado hogar estuvo a su vista, pudieron ver una figura allí. Una mujer de cabello castaño recogido con cierto apuro y con algunos mechones cayendo fuera de su lugar, de brazos cruzados y ojeras marcadas bajo sus ojos oscuros que no tardaron en fijarse en ellos.

-¿Mamá?- los gemelos jadearon, sin haber esperado verla tan pronto cuando se suponía que ella aun estaba arreglando algunas cosas antes de tener la oportunidad de instalarse del todo en su nuevo hogar. 

-¿Dónde han estado?- parece molesta, frunciendo el ceño hacia ellos, centrándose en los niños que se encogen en sus lugares con nerviosismo y ansiedad, compartiendo una mirada entre ellos, sin saber que decir o hacer. -Llegue aquí, no había nadie y la casa entera es un desastre- hace un gesto brusco, ignorando como los mayores entrecerraban los ojos con cierta sospecha.

-Lo sentimos, mamá- bajaron la cabeza con vergüenza. Su intención había sido acabar con el juego para que todo estuviera bien y limpio, sin criaturas raras o destrozos.

-Tuvimos algunos problemas- Mabel retorció sus dedos, jugando con las holgadas mangas de su suéter, notando de manera distraída que algunos puntos se habían soltado en medio de toda su aventura.

-¡Encontramos un juego encantado!- Dipper alzo el tablero en una especie de prueba de sus palabras, esperando que ella le creyera y no lo tachara como algo sacado de la imaginación de un niño. Ignoro el pequeño detalle de que no podía sentir el perfume florar favorito que su mamá siempre usaba, algo que debía ser mucho más sencillo con su repentino sentido del olfato más sensible, y eso debió servir como alerta pero el niño estaba más acostumbrado de dejarse guiar por su vista y se centro en el rostro de la mujer, sin pensar más allá. -Cada vez que avanzamos, algo nuevo sale de aquí pero se supone que si llegamos al final, todo volverá a la normalidad- la miro con esperanza pero ella aun parecía furiosa, mirándolos con el ceño fruncido, y él sintió algo de miedo. Era la primera vez que veía esa expresión en el rostro de su mamá.

-No quiero escucharlo- bufo e hizo un gesto. -Venga, denme eso y pónganse a limpiar, que quiero hablar con sus tíos- ordeno con tono frío y eso termino por encender la alarma en la mente de los gemelos mayores que se habían mantenido en silencio hasta el momento.

-Si, mamá- se dispusieron a obedecer, sintiéndose culpables y tristes. Solo habían querido arreglar todo para que su mamá pudiera estar tranquila, esperando poder bajar un poco el nivel de estrés que había estado manejando los últimos meses.

-Esperen un segundo- Stan apoyo su mano sobre la cabeza del niño, cuyas orejas se pararon en señal de estar prestando atención, sin poder mirarlo realmente pero escuchando lo que su tío tuviera que decir porque sonaba serio y cauteloso. -No veo tu auto por aquí- enarco una ceja, notando la falta del vehículo de la mujer que se suponía que debía estar estacionado aunque sea cerca de allí pero que obviamente no estaba, una clara señal de que algo no iba nada bien en esa situación.

-¿Y eso que tiene?- su ceño se frunció un poco más de alguna manera, llegando a verse furiosa de una forma antinatural que hizo que los menores retrocedieran lo suficiente para medio pararse detrás del mayor, sus manos aferrándose a la tela de su pantalón. Se estaban preparando para correr.

-Stan- Ford miro a su hermano. Era incapaz de poder preguntar algo en especifico porque él no la conocía de nada pero su gemelo solo hizo un gesto con su mano, al parecer entendiéndolo sin palabras de más. Y el hombre de seis dedos en cada mano se sintió un poco ante el alivio ligero que lo invadió al darse cuenta de que su vinculo de hermanos no estaba del todo roto como había temido.

-Dime, ¿Cuál es el nombre verdadero de Dipper?- sonrío enormemente, sintiéndose superior la vio apretar los puños con fuerza y aquel ser ni siquiera se molesto en intentar responder, sabiendo que había llegado al limite de su farsa.

-¡Stanford!- su imagen se derritió, de una manera un poco chocante al decir verdad, mostrando su forma de ser viscoso que parecía una especie de gusano algo deforme que de alguna manera estaba emitiendo un gruñido lleno de ira y eso fue todo lo que se necesito.

-¡Corran!- la familia no dudo en darse media vuelta y correr tan rápido como pudieran, sabiendo que esa cosa los estaba siguiendo de cerca.

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