¡Final!
Espero que les guste~
Nota: Estoy bastante segura de que muchas de mis ideas originalmente se fueron al caño desde el momento en el que me olvide un poco de este libro pero estoy satisfecha y contenta de poder terminar esto al decir verdad. No me gusta dejar libros inconclusos xD
-Al fin te encontré, Stanford- el alienígena gruño, su cuerpo formándose del todo y de alguna manera, logrando parecer furiosos a pesar de la falta de características fáciles para demostrarlo.
-Eres peor que una ex toxica, en serio que si- Stan no pudo contenerse, gruñendo con fastidio, metiendo la mano en sus bolsillos y con los dedos rozando sus nudillos de bronce. No sabe que tanto daño podría hacerle pero rayos, eso no iba a detenerlo y se iba a entretener intentándolo. Su comentario pareció solo enfurecerlo un poco más y pronto, su extraño ser se estaba retorciendo, tomando otra forma y color, luciendo como un monstruo salido de una pesadilla muy bizarra. -Niños, retrocedan- hizo un gesto sin verlos y ellos no dudaron en obedecer, apenas recordando llevarse el juego porque aun no habían terminado, acurrucándose en la esquina más lejana que encontraron. Dipper abrazo a Mabel con fuerza, con el cabello erizado y las orejas en alto, con algo parecido a un gruñido emanando de lo profundo de su pecho. Se veía un poco salvaje.
-Tira- Ford hablo, tenso y con los puños apretados, manteniendo su mirada fija en aquel ser que parecía un depredador preparado para saltar sobre su presa.
-¿Qué?- miro a su gemelo con confusión, sin entender por unos segundos.
-¡Tira los dados!- y se adelanto rapidamente, justo cuando aquella cosa salto hacia ellos, soltando un grito al caer, luchando contra aquella cosa acostado en el suelo e intentando que no llegara a su garganta o rostro. -¡Tira, Stanley!- gruño con esfuerzo, pateando como podía aquel ser que se negaba a alejarse, decidido a matarlo al parecer.
-¡Oh, por el...!- Stan se mordió la lengua para no maldecir como un maldito marinero. Quería pelear con esa cosa, alejarlo de su hermano y golpearlo hasta que no quedara más que una masa aplastada contra el piso pero sabía que tirar era su mejor opción y podía hacer eso rapidamente antes de ayudar. -¡Los dados!- fue directamente hacia los niños, que no dudaron en abrir el tablero, el hombre ignorando su adolorido cuerpo y cayendo de rodillas, agarrando los dados para dejarlos caer y levantarse sin siquiera mirarlos, corriendo hacia la pelea con un grito de guerra llenos de enojo acumulado.
-¡Tío Stan! ¡Tío Ford!- los gemelos estaban preocupados por ambos, temiendo lo que aquel ser pudiera hacerles y horrorizados ante la sola idea ante la posibilidad de perder a alguno de ellos justo cuando estaban tan cerca de terminar, incluso si se podía ver que ambos estaban manejando la pelea con el alíen relativamente bien.
-El tío Ford va a necesitar jugar luego- pensó aquel con características de lobo, mirando a su alrededor en busca de algo que pudiera ayudarlos. Iba a tener que distraer a esa cosa para que su tío pudiera tirar, esperando que pudiera ganar de una vez por todas pero se enderezo, con las orejas en alto, al escuchar a su hermana jadear. -¿Mabel?- la miro con preocupación, notando que ella mantenía los ojos fijos en el tablero, llena de asombro.
-¡Él gano!- sus miradas se encontraron, una gran y brillante sonrisa dibujándose en su rostro. -¡El tío Stan gano!- el niño bajo la vista, observando al pequeño peón que se paraba encima del centro del juego y justo donde todos los mensajes se habían visto, con las palabras "Jumanji" apareciendo lentamente justo abajo.
-Si lo hizo- soltó una carcajada, ignorando los dados y los números que estos podrían mostrar, sintiendo una ola de alivio y euforia que lo inundaba de repente. -¡El tío Stan gano!- grito, su voz resonando en aquel pequeño lugar, más fuerte que los sonidos de la pelea y llegando a los oídos de quienes esperaba.
-¡No!- el alíen lucia furioso, incrédulo, mientras Ford dejaba escapar un tembloroso suspiro de alivio pero no bajara la guardias aun.
-¡Jumanji, bastardo!- Stan sonrío enormemente, lleno de superioridad y burla, golpeando una vez más el rostro de aquella cosa con sus nudillos de bronce, justo antes de que el caos total se desatara.
En serio, todo fue un desastre de un momento a otro.
Dipper y Mabel gritaron cuando un repentino viento empezó a salir del centro del tablero, algo que pronto se convirtió en una especie de tornado que en ese momento estaba absorbiendo al molesto alienígena de vuelta a donde pertenecía y seguro estaba haciendo lo mismo con todo lo demás pero ellos no se animaron a verlo, solo patearon el juego lo más lejos de si mismos y se aferraron el uno al otro, deseando que sus tíos estuvieran bien. Hubo mucho ruido, gritos, gruñidos, suplicas y quien sabe que más antes de todo quedara repentinamente silencioso. Muy silencioso.
Los gemelos esperaron por unos segundos, llenos de ansiedad, y aferrándose a las manos del otro, se animaron a abrir los ojos. Estaban de vuelta a aquel lugar que iba a ser su cuarto por quien sabe cuanto tiempo a partir de allí, con sus cosas sin desempacar y el pequeño desastre que habían provocado cuando se dispusieron a hacer algo pero todo estaba bien, sin rastro de que alguna planta loca se hubiera adueñado de la casa y sin ruidos que señalaran que hubiera un ejercito de gnomos invadiendo la cocina. Nada.
-¡Volvimos!- sueltan una carcajada llena de alivio y felicidad, abrazándose con fuerza, antes de levantarse y correr para buscar a sus tíos, llorando cuando los encuentran. Su tío Ford esta allí, con recuerdos que prefiere ignorar lo mejor que puede pero sin haber sido absorbido esta vez por un juego encantado y su tío Stan luce mucha más vivaz, aun gruñón y tan mandón como lo conocieron pero con una nueva energía que venia de haber tenido una vida con su hermano.
Lo habían logrado, ganaron y todo volvió a donde pertenecía, sin dejar rastros de haber estado allí a parte de quedar aquel tablero que tantos problemas habían causado. Ninguno de ellos dudo mucho en quemar aquella cosa y tirar sus cenizas al pozo sin fondo, sin estar dispuesto a que algo así se repitiera alguna vez.
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