QUERIDO DIARIO...

Querido diario,

Hoy no estoy precisamente de buen humor, de hecho, tengo un humor de perros. Y eso es porque acabo de descubrir que mi padre ha hecho la peor elección de su vida: mudarnos a Málaga. Hace poco más de una semana estaba viviendo feliz en Segovia, un pueblo de Castilla y León. Y hoy estoy aquí, despertándome en una habitación y en una casa que no es mía. Un sitio en el que somos simples huéspedes. Y lo peor de todo es que nos vamos a quedar aquí por un tiempo. O por lo menos hasta que mi padre encuentre un trabajo en condiciones, que no sé cuándo será porque es un desastre.

La conciencia me susurra que ojalá mi padre no encontrara trabajo y así volveríamos a Segovia. Quizás creas que tengo mala leche, pero sé que este no es mi sitio y jamás me voy a adaptar, aún sabiendo que es la vía más fácil para cumplir mi tan anhelado objetivo, y ese es salvar vidas. Confieso que mis planes de futuro son bastante prometedores y pintan muy bien aquí, en mi diario. Todos los días escribo en un rincón, con letras adornadas y coloridas (como buena adicta a los rotuladores fluorescentes), la palabra "MEDICINA". Y se ve de maravilla en mi cuaderno. Pensarás que estoy obsesionada, pero lo hago para que no se me olvide que debo sacar muy buenas notas si quiero llegar a ser cirujana algún día. Leí una vez en una revista que, para alcanzar tus sueños, estos deben quedar reflejados en papel y así se materializarán. Y este es mi sueño. Bueno, uno de mis sueños. El otro es vivir en Nueva York.

Sin embargo, presiento que no se cumplirán ni uno, ni el otro. Y todo por culpa de aquel pijo que detesto y que estoy empezando a odiar con todas mis fuerzas. ¡AXEL! No podría describir en palabras lo repugnante que me resulta y las ganas que tengo de estar lejos de él. Y más después de la manera en la que me dejó en ridículo hace unos días delante de mis nuevos compañeros. ¡Todos se burlaron de mí! No solo los de mi clase, sino hasta los de las clases más bajas. Aunque bueno, no me debería de doler tanto, teniendo en cuenta de que están todos hechos de la misma madera: adolescentes trastornados, hijos de grandes empresarios o incluso celebridades, vamos, "cristalitos", como yo los llamo. Y eso es porque son más delicados que el cristal. Se "rompen" con nada y sus papis ricos deben mandarlos a psicólogos o hacerles todos los caprichos para que los nenes estén felices.

Y a todo esto... ¿Cómo voy a pensar que este es mi sitio? 

¡JULLIANS SCHOOL es lo peor que me ha pasado en la vida!




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