5. NECESITO ESTAR SOLA

Siento un hormigueo profundo en todo el cuerpo y le aparto la vista, atravesando el cristal con mi mirada. Mi aliento desbocado me delata y mi tío Alfredo mira varias veces hacia atrás, sin entender muy bien qué me ocurre. No hablo y solo puedo tenerle vigilado por el rabillo del ojo, mientras le rehúyo y retiro mi pierna. Mantengo la respiración y estoy en guardia, ya que, después del día de hoy, sé que me puedo esperar a cualquier cosa de alguien como Axel Jullians.

—Jovencito, ¿cómo va tu coche?

—Mañana lo tendré de vuelta —Axel le responde a mi tío.

O sea... su suegro. 

¡Maldita sea! Sigo con un bloqueo mental del copón, sin poder de reacción, y sin saber dónde meterme. 

—Alex, tu prima habla poco —dice este de la nada.

¡Cómo puede ser tan cínico!

—No te creas —dice mi tío Alfredo y me mira en el espejo retrovisor con una sonrisa—, ¿verdad Sofi?

—Imagino que es difícil cambiar de un instituto público a un privado —agrega el cínico sinvergüenza y mi mirada rebota de uno a otro, todavía asombrada.

—Por suerte le queda solo un año —esta vez habla mi prima y se gira—. ¡Sonríe bebé!— suelta y alza su móvil, de modo que el estúpido de su novio hormonado se acerca más a ella para sacarse el selfie y roza mi cadera, empotrándome más en la puerta.

¿Dónde me meto? El individúo está a unos centímetros y me da la impresión de que lo hace a propósito.

—¡Me faltan exactamente tres seguidores para llegar a los 2K en el Instagram! —comenta Alexia entusiasmada. 

—Alex, ¿cuándo te llevo para recoger el vestido que pediste? —inquiere mi tío—. Tu madre lo quiere saber.

—¡Ah! El vestido para el cumpleaños de Stacy —comenta esta con voz alegre y sigue sacándose fotos mientras yo pongo los ojos en blanco—. ¡Todavía queda, papá!

—¿Elegiste el morado al final? —Oigo la voz del jodido Axel, el cual le estoy evitando la mirada y me aguanto el guantazo que tengo guardado para él. Por ser un jodido infiel.

—No, bebé —dice esta con voz melosa—. Stacy me prohibió llevar el mismo color que ella. Me sugirió el amarillo, dice que me veo muy sexy con ese color.

—Pues no deberías hacerle tanto caso a Stacy —subraya este y extiende su brazo en mi dirección, tras fingir un estiramiento—.Tenías que haber elegido el color que a ti te guste, linda—. Siento su fornido brazo rozando mi nuca y cómo abre los muslos y se relaja, ocupando gran parte del asiento trasero.

¡Oh, Dios! Me humecto los labios, agitada, y sigo mirando por la ventana y jugando con mis dedos en mi regazo, sin saber muy bien qué hacer para evitarlo.

—¿Y a ti cuál te gusta?¡Ohhhhh, no os lo perdáis! —chilla desenfrenada la otra idiota, mostrando un acento perfecto y demasiado pijo—. ¡Me acaban de escribir de LOEW para hacerles publicidad en mi página de Insta! ¡No me lo creo!

¡Por Dios! Mientras mi prima da tumbos en el asiento, yo pongo una mueca y estoy rogando por dentro que lleguemos ya.

—Tío Alfredo, ¿cuánto queda? —pregunto y aprieto los labios alarmada, al quedar invadida por un embriagador perfume masculino. 

Su colonia. 

—Vaya, pensaba que tu prima era muda y que me lo estabais ocultando.

Ante su jocosa risa, finalmente me atrevo y lo clavo con mi vista como cuando quisiera matar a alguien. En cambio, lo que recibo por su parte es un guiño.

—Sofi, todavía debemos dejar a Axel en su casa y recoger el abrigo de tu tía de la tintorería. 

Al decir esto, mi tío gira a la derecha y aparca el todoterreno delante de un conglomerado de locales comerciales.

—¡Ohh! Me están llamando. —Mi tío apaga el motor y coge su móvil—. Alex, ve a la tienda, debo contestar, esta llamada. Es urgente, ¡ahora vuelvo! —Se gira en dirección al asiento de atrás y sale del coche.

¡Mierda! Es lo que menos necesito ahora mismo, quedarme asolas con este tipo, aquí. Mi vista se nubla, mientras asisto patidifusa a cómo los dos se alejan del coche, mi tío por un lado y mi prima por otro, sujetando el teléfono. Mi respiración se detiene y quedo congelada, sin saber qué hacer. Siento su mirada insistente sobre mí y, sin duda alguna, necesito que me dé el jodido aire urgentemente. Agarro la maneta, con la intención de bajarme del coche, pero él es más rápido que yo y tira de la puerta, inmovilizando mi mano.

—¡Ni se te ocurra!

—¿Qué haces? —Miro su antebrazo tatuado y las venas azuladas que bajan de los bíceps, las cuales están que explotan bajo la tela cara de su camisa de uniforme.

—No te bajarás.

—¡Suéltame!

—Prima... —Su tono suena maquiavélico y siento los latidos galopantes en mi pecho—. Debes prometerme que mantendrás la boca cerrada, ¿entendido? De lo contrario...

—¿De lo contrario qué? —Le desafío con la mirada y lucho con su persuasiva mano, revolviéndome en el escaso hueco que me ha dejado. 

—De lo contrario, sufrirás las consecuencias.

—¿De verdad piensas que después de ponerle los jodidos cuernos a mi prima, me callaré la boca?

Intento mantenerme firme, aún cuando mis ojos resbalan sobre sus finos, pero atractivos labios. A mi vergüenza, el perfilado de sus labios hace que no sea capaz de apartarle la mirada.

—¿Ponerle los cuernos? —Los arquea en un modo diabólico y me aplasta más contra la ventanilla del coche, tras asegurarse de que mi tío sigue hablando—. Ja ja ja —Se ríe sonoramente—. ¿De verdad piensas que le pondría a tu prima los cuernos contigo?

—Aléjate... —suspiro.

—¿O es lo que a ti te gustaría?

—¿Qué?

—Confiésalo, pequeña delincuente —habla en voz baja, acercando su boca peligrosamente a la mía—. Confiesa que te ha gustado...

Pestañeo agitada, sintiendo las pulsaciones veloces en mi sien.

—Ya estoy aquí. 

Mi tío ha vuelto y así mi respiración. El idiota este que va de chico duro se aleja de mí y carraspea, pero no pierde la oportunidad de amenzarme. 

—Avisada estás... —susurra. 

Llegamos a la casa tras quince malditos minutos de tensión y yo barajando en mi mente la mejor manera de afrontar esta situación. No es posible que desde el primer jodido día de clase me ocurra esto. Intento mantenerme lo más alejada posible de la conversación, es más, es una coversación superficial que no me agrada en absoluto. No me impresionan, no a una persona como yo, que ha vivido y ha visto de todo en mis casi 18 años que tengo, ya que me faltan solo unos días para cumplirlos. Por lo visto, él ya los tiene, sino no podría conducir un jodido coche, y tampoco me sorprendería que estuviera repitiendo curso, de lo contrario no me encajan las cuentas. Parece mayor que los demás. 

Tras dejar a Axel en la casa, llegamos al barrio residencial y, conforme me bajo del coche y subimos las escaleras, yo sin saber en qué mundo vivo y mi prima entretenida con sus casi dos mil seguidores, la detengo.

—Alexia, tenemos que hablar.

—¿De qué? —Frunce el entrecejo desde el marco de la puerta.

—Alex, solo quería contarte que... —Ruedo mi vista alrededor para asegurarme de que nadie nos esta escuchando— ese chico...

—¿Quién?

Agarro el asa de mi mochila, que cuelga en mi hombro. 

—Tu novio —digo rápido y muy nerviosa.

—¿Axel?

Une los labios con interrogación.

—Sí —afirmo y la miro decidida, sabiendo que esto debe finalizar ya aquí—. Me ha besado.

Al grano y sin rodeos o medias tintas, como yo soy. Me mira como si viese a un fantasma y, como es lógico, su reacción es una de desconcierto. Veo que su rostro oscurece, tensa su puntiaguda barbilla, a la vez que su mirada de horro. 

—¿Qué has dicho?

—Que él me ha...

—¡Cállate, puta mentirosa!

Me chilla desenfrenada y se lanza a mí, solo que soy más rápida y más fuerte, de manera que le agarro los brazos. Empezamos a forcejear. 

—Alex, por favor... —musito, pero me interrumpe.

—¡Mentirosaaaaa! —Sus mejillas están encendidas y se me forma un nudo en la garganta—. ¿Le has besado? —grita enojada—. ¡No te atrevas a acercarte a él, me has oído!

—Pero... —La miro consternada e intento alejarla de mí— ha sido él el que...

—¡Cállate ya! —Sus ojos se vuelven centelleantes y su voz suena ahogada—. ¡Sabía desde el principio que esto sería un error!

Súbitamente, empuja la puerta de su dormitorio con tanta vehemencia en mi cara, que la madera casi roza mi nariz.

Suspiro devastada y con ganas de llorar, mientras corro a mi habitación y me escondo debajo de las sábanas. Aprieto el peluche blanco a mi pecho y me cubro completamente, con un estallido en mi cabeza y ojos enrojecidos. Solo necesito estar sola. 

¡Mamá, ayúdame!

***

¡Hola, hola! ¿Qué os está pareciendo la historia? Ya estamos entrando en la trama y espero que os entretenga. El dios de Jullians tendrá que bajarse a la tierra urgentemente cuando le lleguen los tortazos. Y serán varios, al igual que aquellos que golpearán a nuestra protagonista. ¿Y qué decir de Alexia? La prima sufrirá daños colaterales en esta guerra que se acaba de iniciar.

Y sí... a Miss Red le gusta demasiado la batalla de egos :D (no lo puedo evitar).

Estaría encantada de leer vuestros comentarios. Intentaré actualizar a menudo y tener este relato corto listo para esta semana, como mucho, próxima y, aunque lo tenga ya escrito, también estoy con la corrección de Afrodita. Es por esto que es probable que haya días que no actualice. Recordad seguirme en mis redes sociales, para más info de mi trabajo.

¡Abrazos de oso, viciosill@s! :D 

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