/ ⁄ JULIETH CHILHOOD BEFORE THE CHAOS

— — El Monte Olimpo

Palabras: 1240

Comentarios míos: ¡Juli está en el Olimpo! BTW, aquí Deméter todavía está embarazada de Diantha, acá es cuando nace, con la primera visita de Juli. Disfruten, comenten y voten 😘

Año 1937

Monte Olimpo

La niña de cuatro años observaba todo con emoción en sus ojitos verdes. Las grandes estructuras que se formaban para cada Dios del Olimpo, de mayor y menor rango, con decoraciones interesantes de observar como lo eran el templo de Apolo. Tan dorado y brillante que su vista dolió. Pero ignoro el dolor para poder seguir a su madre con mucho entusiasmo. Su cerbero daba pasitos tímidos por las baldosas de piedra brillante, mirando hacia abajo para jugar con su reflejo.

—Vamos mi niña, tu abuela está esperando poder conocerte —dijo su madre.

¡Conocería a sus abuelos y a sus tíos! Bueno, Zeus era ambos ya que era padre de su madre, de la misma manera que hermano de su padre y abuela Deméter. El árbol familiar de los Olímpicos era más complicado de lo que pensó. Camino más rápido hasta llegar con su madre, quien tomo su mano de inmediato. Por alguna razón su madre estaba muy sobreprotectora con ella, como si no quisiera que se separara de su lado.

Tal vez porque creía que el tío abuelo Zeus pediría que ella se quedara en el Olimpo con los demás dioses y que no regresara al Inframundo.

Bueno, aunque le obligaran a decir que si, ella diría que no, porque el Inframundo era su hogar y nadie la sacaría de allí si n fuera para darle un sepulcro. Y estaba bastante lejos d morir, porque no tenía las ganas de eso. Aun no, y tampoco las tendría cuando fuera más grande.

—Mami, ¿Este es el templo de la abuela? —Preguntó con el entusiasmo marcado en cada palabra que salió de su boca.

—Si mi niña, este es el templo de Deméter —respondió Perséfone.

Frente a ellas un gran templo se presentaba con flores y árboles de distintas características. El aroma a frutas, hortalizas y flores impregno a Julieth de una manera que le hizo cerrar sus ojos y sonreír ante tan familiar aroma. Como si ya lo hubiera probado antes, como si estuviera marcado en su infantil memoria desde que era un bebé dentro del vientre de su madre.

Cuando su madre avanzo por la entrada, las flores se alzaron orgullosas y bailaron ante la presencia de su madre. Contentas de tener a la princesa de la primavera allí en el Templo de Deméter. Le gustaba el don de su madre, de llevar la primavera a todo el mundo de los humanos cada vez que iba a visitar a la Deméter durante esos seis meses. Como las flores revivían, como el sol calentaba el ambiente, como todos se veían más felices. Juli lo sabía porque algunas veces su padre la sacaba del Inframundo a dar una vuelta rápida por el vecindario.

Pero eso Perséfone no lo sabía y no debía saberlo.

Julieth aun no tenía algún conocimiento acerca de sus dones, bueno, podía controlar el crecimiento de algunas flores pero nada más que eso. Su padre le había dicho que con el tiempo lograría conocer el resto como el control de las sombras y de algunos muertos, pero eso le llevaría as tiempo practicar y conocer.

— ¡Perséfone, hija mía! Oh, estaba esperando tu llega... —Ante el llamado de una mujer que apareció por las grandes puertas doradas, se escondió algo temerosa tras las piernas de su madre. El cachorro de cerbero hizo lo mismo— ¿Aquella no es Julieth?

—Si madre, ella es Julieth —respondió la diosa.

La pequeña pelinegra salió desde su escondite para observar a su abuela, la Diosa Deméter. Era hermosa, tanto como su madre. Sus cabellos dorados caían como cascada desde su cabeza, la cual estaba adornada con una corona de flores rosadas, lilas y blancas. Sus ojos verdes la observaban brillosos, haciendo juego con su sonrisa grande que mostraba sus dientes blancos y perfectos. Llevaba joyas colgantes en los lóbulos de sus orejas, de oro con perlas preciosas y la gargantilla de oro brillaba ante cada movimiento que la Diosa hacía.

Julieth estaba fascinada desde su escondite. Al ver que la mujer no le iba a hacer nada malo, salió de ese para poder caminar hasta la mujer de cabellos dorados.

— ¿Abuela? —Preguntó con inocencia y emoción.

—Si cariño, soy tu abuela —respondió la Diosa, doblando sus piernas para estar a la altura de Julieth. Aunque su vientre de 9 meses le complicaba la acción—. Tu madre me ha hablado mucho de ti, ¿Sabes? Dice que te encanta pasear por el único campo de rosas del Inframundo. Aquí en el templo tengo muchas flores y rosas, ¿Quieres ir a verlas?

Los ojos de Julieth se abrieron emocionados.

— ¡Si, quiero! ¿Mami, puedo ir a ver las flores de la abuela? —Miro a Perséfone quien sonreía encantada.

—Claro corazón, pero ten cuidado con el cachorro —dijo su madre.

Julieth tomo la mano de su abuela para ir al lugar mencionado. Por el camino, las dos mujeres iban hablando de temas que la niña no prestó atención. Aunque si escucho el nombre del Dios Zeus y el de su padre, Hades, en reiteradas ocasiones. Tal vez su madre estaba constatando con su abuela Deméter si el Dios Zeus podría aceptar que su hermano Hades visitara el Olimpo para el Solsticio de Otoño.

Bueno, solo era un posibilidad demasiado improbable puesto que sus rivalidades eran legendarias tener a ambos Dioses en el mismo lugar era peligroso para todos los semidioses del Campamento mestizo visitantes y para los Dioses del Olimpo mismo.

Julieth en algunas ocasiones estuvo tentada a acariciar el vientre de su abuela, pues este se movía inquieto por las voces desconocidas. Pero no lo hizo porque podría incomodar a su abuela. Estuvieron en la pérgola durante un buen tiempo, hasta que las mujeres mayores decidieron ir a tomar el té al templo de la Diosa Afrodita. Allí la pequeña pelinegra fue observando los diferentes templos, como el de Apolo que le hizo llorar ante tanto oro que hacia resplandecer el templo. Tuvo que avanzar rápido para no llorar de verdad.

Cuando llegaron al templo de la Diosa del Amor, se encontró con dos Dioses que le hicieron sonrojar ante sus bellezas. Eros y Psique. Eran lindos y con ojos llamativos. Aunque la madre del joven Dios fue quien más le llamo la atención. Era hermosa y divertida. Le dio tantas galletas dulces que la hacían sentir satisfecha.

Durante toda la conversación los mayores hablaban de cosas que a ella le causaban curiosidad. Pero no preguntaba nada porque a veces su atención estaba en los jóvenes dioses, Eros y Psique. Sentía sus mejillas calientes, se removía en el asiento junto a su madre y bebía un poco de té. No quería ser demasiado obvia, pero al parecer su abuela en algunas ocasiones le pillaba mirando a la pareja.

Solo comía una galleta o le daba una al cachorro de cerbero que la comía sin ningún problema.

— ¡Oh, Apolo! ¿Podrías llevar a Juli a tu templo? Ella estará encantada con conocer las plantas que tienes allí —dijo su abuela, con una mueca de dolor que le extraño.

Aunque luego comprendió porque su abuela pidió aquello, cuando al regresar ya entrada la noche, descubrió a Eros y Psique con una bebe en sus brazos la cual arrullaban con amor. Era una pequeña niña con una pelusita de cabello pelinegro que dormía placida entre las mantas blancas del Olimpo.

Julieth sintió que algo le decía que esa niña iba a ser muy especial en su vida.

¡HOLAAAA! JULI LES DICE HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAA 👋

Este es ultimo cap antes del salto de tiempo hasta el 45 donde ya estaremos en concordancia con Diantha 💪 Juli conoció a Deméter, Afrodita, Apolo, Eros y Psique. Le faltan otros dioses por conocer, pero ya llegaremos a ese momento 👀 A Hermes lo va a conocer por la década del 50 en el Lotus donde conocerá a otras dos personas 👀

Si, ya pronto estaremos en esos momentos entre Hades, Zeus y los Di Angelo 😔 No habrá mucha participación de Juli, pero si vera que su madre esta molesta y prefiere quedarse en el Olimpo antes que en el Inframundo 😔

Ojito con las descripciones de Diantha 👀👀 Aqui era pelinegra, ¿Por qué entonces el fc que uso es rubia? Ojito allí...

Con esto me despido hasta el proximo sábado 😘 Les recuerdo que tengo canal, el link lo encuentran en los comentarios del tablero💖

Nos vemos,

Monse 🌸🌸