la infancia es una fotografía distorsionada llena de colores marchitos, dolores que persisten al paso del tiempo y sangre que nunca se seca, fluye entre las hojas y se vuelve tinta. deseo olvidar, ah, cuánto deseo olvidar, desaparecer. morir y renacer de nuevo, saber qué ha pasado con mi cuerpo, mis obras, mis deseos. nunca lo sabré. moriré sin saberlo. sé que vivo porque respiro, respiro porque vivo. siento el dolor, puedo sentirlo y acariciarlo con mis dedos. deseo desaparecer de todas las fotos que me tomaron en la niñez, no soy esa persona que los dioses juraron amar y proteger. sí me amaron, me mimaron como niño rico en casita de pobre, mi mimaron así como miman a las muñecas de sala... cuando estas son hermosas, permanecen calladas. luego abrí mis labios, me mordí la lengua, sangré e hice silencio. no era necesario pelear contra dragones y monstruos, cuando el demonio que me habita son los recuerdos. los recuerdos que desfilan por la noche y oprimen mi pecho. ah, cuánto deseo olvidar, los dioses no tienen idea de cuánto lo deseo. tal vez si borrara las memorias sería capaz de perdonar y amarlos por completo. hoy no puedo.