23. Yelena Romanoff.

[PLAY: Family Line —Conan Gray]

Natasha.

—Déjame explicártelo.

—¡Me mentiste toda la vida! —Gritó Yelena.

—¿Quién eres? ¿Por qué gritas—Preguntó Jack mientras subía las escaleras corriendo.

—Jack, ve con Wanda. —Dije y Yelena me miró enarcando una ceja.

—¿También me ocultaste ésto? ¿Ahora eres un orfanato andante?—Preguntó molesta. La miré en silencio.—¿Se te da la caridad?

—¿Notas la estupidez que acabas de decir?

—No, no...

—¡Son como nosotras, Yelena!—Grité molesta.—¡Son tal y como nosotras!

Wanda bajó corriendo tras Jack quien venía con la nerf entre sus manos.

—¡No le grites a mi mamá!—Dijo Jack disparando su juguete. Uno de los dardos golpeó a Yelena en la mejilla.

—Jack.—Habló Wanda y rápidamente le quitó el arma.

—¡Esa señora empezó, es malvada!

—¿Mamá? Ella no es tu mamá.—Dijo observándome.

—Yelena.

—Ella cuida de ti, porque cree que debe hacerlo. Le das lástima. Así como yo le daba lástima. Nos miente a ambos, ¿o crees que te adoptaría? No, ella no lo hará, porque no puede.—Se acercó a mí—Es incapaz de hacerlo, es incapaz de sentir la necesidad de ser una madre, porque jamás tuvo una... ¿Verdad, Natasha?—Preguntó pegando su frente a la mía.

—Yelena. Apártate si no quieres que...

—¿Qué? ¿Qué harás? ¿Sacarme de tu vida? Me harías un favor. No quiero volver a verte. Eres... Me das asco.—Dijo molesta.—Tú y tu familia prestada. Tú y tus hijitos de cartón.

Observé el suelo sintiéndome avergonzada, sintiendo que realmente me expuso delante de todos.

Oí los llantos de Jack.

—Vete, Yelena.—Dijo Wanda en cuanto Jack subió corriendo a encerrarse en nuestra habitación. —Fuera de mi casa. Me importa una mierda si eres la hermana de mi esposa, no tienes permitido volver aquí. No después de ésto.

—¿Hermana de tu esposa?—Preguntó ella burlona.—No, no te confundas. Tu esposa y yo, no somos más que conocidas. Alguien que te ama no haría ésto.—Dijo molesta.—No te ilusiones, Wanda. Ella sigue su línea familiar.—Susurró con una sonrisa burlona mientras las lágrimas le empapaban el rostro. Levanté la mirada suavemente. —Dios, vi las fotos y tienes los ojos de papá. Los ojos de un borracho, y adicto... No de un hombre que trabajaba por su país y volvería cada jodido sábado en busca de mí, no... Eso era mentira. Tú eres como aquél borracho, y como nuestra madre... Sin instinto maternal, y sin ganas de tomar un jodido compromiso en serio, sólo quieres a alguien que no te abandone, por eso te casaste, pero no eres capaz de dejar el alcohol siquiera. Te tortura saberlo, ¿no?—Preguntó. Tragué saliva.

Dios.

—Lárgate. —Wanda tomó el brazo de Yelena y la jaló fuera de casa. ¿Me dejé caer en la escalera? No, tomé mi abrigo.—¿A dónde vas?—Preguntó.

—Tengo trabajo hoy, lo siento, no podré ir contigo y Max, pero trataré de regresar temprano. Debo reparar algunas cosas para que no sea pesado el trabajo para los chicos, Hank debe estudiar, pero Ikaris es padre y también tiene obligaciones. —Murmuré.

—¿Y tú? Eres madre de tres...—Susurró ella. Me quedé en silencio.

—Traeré pizza.

Salí de casa. Necesito un trago, necesito... Una cerveza. Yo no quería que las cosas acabaran así, quería proteger a Yelena, quería proteger a mi hermana.

—¿Por qué?—Susurré y golpeé el volante del auto una vez tras otra hasta que la ira se había ido de mi cuerpo. Ni siquiera pude llorar delante de ella. ¿Qué me pasa? ¿Por qué no pueden resultar bien las cosas para mí? ¿Tan difícil es llegar a ser feliz?

[•••]

Wanda.

—¿Natasha está bien?—Preguntó Max mientras papá iba en busca de gaseosas para ambas. Levanté la mirada desde mi laptop. Me quité las gafas que utilizo para evitar las pantallas azules.—Es decir, oí los gritos mientras me daba un baño, luego Jack ha dicho que una señora le habló feo y que trató mal a Natasha.

—Su hermana...—Murmuré.—Lamento eso, intentamos hacer que estén cómodos y sólo hemos hecho que pasen por momentos de molestia, no es mi intención para nada. Sinceramente sólo queremos que estén bien.—Dije insegura.

No esperaba darles un hogar lleno de gritos y problemas sin solucionar. Yo no acostumbro a ésto, ni siquiera discuto con Natasha y mis padres jamás han discutido, por lo general las discusiones se dan por Logan, cuando él y Natasha... discuten.

No digo que mi esposa sea el problema, para nada, es sólo que quizá debe regular un poco su carácter con ciertas personas... Siento que no soporta a nadie, pero soporta mucho menos a Logan. Tal vez podría sugerirle ir a terapia, luego de todo lo que oí hoy... Quizá le hace falta solucionar aquello.

—No, no es su culpa, ustedes han sido mejores madres que mis padres y sinceramente no entiendo la razón... Pero no creo que aquella señora tenga motivos para odiar a Natasha, es decir, yo... Creo que ella es genial, creo que es grandiosa, incluso aunque no hablamos demasiado, ella intentó ayudarme desde el inicio, y no se negó a... Charlar conmigo luego de que nos pedimos perdón, ni se negó a perdonarme, no es una mala persona y quiere mucho a mis hermanos, lo noto por la forma en que los trata, cuando está con ellos... Ella realmente juega, es un personaje más dentro de las fantasías de mis hermanos.—Señaló ella.

—Gracias... sí, creo que ella es asombrosa, incluso cuando tiene fallos, sabe reconocerlos, pero... Últimamente está encerrándose demasiado en sí misma...—Murmuré.

—Sé lo que se siente.

—Te creo.—Dije sincera.—Ambas son muy parecidas y...

—Ella también cree que usted es grandiosa. Dijo que ambas estamos de acuerdo en lo genial e increíble que es tenerla.—Murmuró Max. —¿Sabe si vendrá?

Dejé ir un suspiro. Estoy muy enamorada de Natasha y aún así no puedo dejar de pensar respecto a lo que ocurrió hoy temprano.

—No lo creo, cielo. Tenía mucho trabajo para adelantar, así podrá no trabajar el día de tu cumpleaños.

Max asintió. Está siendo comprensiva. Sé que le gustaría que Natasha esté aquí, a mi también me gustaría eso.

—Lindas. Sus zumos.—Dijo papá sirviendo eso para nosotras.—Ha dicho Erik que espera que la próxima, venga Natasha.

—No puedo prometerselo.—Admití nerviosa. Papá me miró extrañado.—Mucho trabajo...

—Ya.—Murmuró.—¿Haz elegido las luces, Maxinne?—Preguntó papá.

—Sólo Max, papá. No le gusta...

—El abuelo puede llamarme Maxinne.—Dijo ella y yo enarqué una ceja fingiendo ofenderme.

—Abuelo suena tan lindo.—Dijo papá al borde del llanto.

—¿Vas a llorar?

Papá dejó caer algunas lágrimas y Max lo abrazó de inmediato.

—Abuelo, no llores. Vas a arrugarte.

—No creo que más de lo que ya, cariño.—Murmuró él haciéndonos reír.

Los vi abrazados. Sería lindo si ella realmente fuese mi hija. Extrañaré éstos momentos, y puedo asegurar que papá también va a extrañarlos.

—Se ven muy lindos allí, abrazados...—Murmuré.

Max estiró su mano hacía mí como yo suelo hacer con ella, la tomé y me uní a su abrazo, que sinceramente me gustaría, no acabe, no pronto, no por ahora.

—Queda tan poco para tu fiesta.—Mencioné sin soltarlos.

—Dos días.—Susurró Max.—Aún recuerdo que intentaron prepararme una fiesta cuando llevaba dos días con ustedes.

—Creímos que era tu cumpleaños, decía dentro de dos semanas.

—Ya, pero soy buena cambiando fichas. Usaba la de mi madre.—Murmuró ella.

—Es asombroso todo lo que pueden aprender los niños de hoy...—Susurró papá provocando nuestras risas.

Nos separamos lentamente y me senté delante de ambos nuevamente.

Sólo dos días, y ya es la fiesta.

—¿Cuánto tiempo llevan viviendo con ellas?—Preguntó papá a Max.

—Cuatro meses y medio, los he contado.

Sonreí.

—Se siente como si hubiese sido más tiempo.

—Es porque nos ha costado... Encajar.—Susurró ella.

—Lo lograron.—Murmuró papá sonriente.

Un poco...

[•••]

N

atasha.

Observé la hora. Once y treinta de la noche.

—No llevaste la pizza. —Murmuré viendo las llamadas pérdidas de Wanda, y luego las botellas vacías a mi alrededor. —Y mira el desastre que haz hecho, Natasha. Yelena tenía razón, eres como papá... Tienes sus ojos, y no eres capaz de....

Me quedé en silencio. Sé que no soy capaz de ser una madre, y sé que es porque jamás tuve una, jamás sentí lo que es el calor de una madre que te ame, que te cuide y que sinceramente quiera ser tu madre.

¡Porque sinceramente mi madre no quería ser mi madre! ¿Es eso mi culpa? ¡No, no en lo absoluto! No es mi culpa haber nacido en manos de una adicta a la cocaína y en manos de un alcohólico. No es mi culpa que los abuelos no supieran de mí hasta que fui grande y no pudiesen encontrarme, no es mi culpa no haber tenido un hogar, pero intenté que Yelena crezca de la mejor manera, ¿ahora soy el monstruo? ¿Ahora soy la mala? ¿Soy quién merece pagar por los pecados de dos adictos? ¡No!

No merezco la forma en que Yelena me ha tratado, no lo merezco, y no merezco que me expusiera de esa forma, no merezco...

Jack no merecía oír eso. Es una hija de puta, me esforcé toda una vida para evitarle los maltratos más horrendos que pudo sufrir, y ella simplemente va y ataca a un pequeño que no es culpable de que ella sea una desgraciada. Ese pequeño es mi pequeño. Jack es mi pequeño, ella... Ella no debió hablarle así, si vuelvo a ver a Yelena, juro por Dios que patearé su trasero y no pienso arrepentirme de ello.

Nadie se mete con mis pequeños, no voy a tolerarselo, no luego de todo lo que he hecho por ella.

Me levanté a duras penas y contesté la llamada entrante de Wanda.

—Amor... Voy para casa.—Susurré.—¿Ya cenaron?

Bebiste.—Dijo mi esposa. Rasqué mi frente secando el sudor que escurría en ella.

—Un poquito.

Natasha, no es gracioso.

—Ya, ya lo sé, lo siento... Trabajé todo lo que pude y...—Me detuve al ver que había destruido todo lo que me habría tomado dos días destruir. Al menos me desquité.—Voy para casa.

No, cariño. Recuestate un momento en el auto, y ven cuando estés mejor, pero por favor, no vuelvas a emborracharte, no si no me tienes cerca, no es... No es sano que abuses así del alcohol, dijiste que ya no bebías para solucionar tus problemas, y yo te creí.

—Ya no bebo, ya no lo hago por eso ni de esa forma, es verdad, sólo estoy... Ya sabes, intentando no pensar demasiado, prometo recostarme en el auto, no te preocupes... No me esperes despierta, por favor sólo descansa.

No, no lo lograré hasta que estés aquí, cariño, lo lamento. Prefiero esperar, ¿bien?—Preguntó y asentí lentamente. Oh, ella no puede verme.

—Bien, amor. Ya voy.

Salí de la casa y me recosté en la camioneta de inmediato. Se me mueve todo el mundo. Es una locura lo mucho que el alcohol logra ese efecto de escuchar borroso... No, así no era.

[•••]

Wanda.

Tres y media de la mañana. Observé mi libro, bostecé.

—¿Dónde estás, Natasha?—Pregunté en un murmuro.

Cenamos pizza, ya que Natasha había prometido aquello, por lo que Max se encargó de ordenarla, Jean durmió en mis brazos y Jack en los de su hermana esperando que Natasha regresara.

Jack en serio la adora.

Hablé con él, pero aunque yo le dijera lo adorado que es por ambas, él necesitaba oírlo de la boca de Natasha, se ha acostado muy triste.

Observé una llamada entrando a mi móvil, un número desconocido.

—Hola, buenas noches. —Murmuré.

—¿Es usted la esposa de Natasha Romanoff?—Preguntó.

—Sí, soy yo. ¿Sucedió algo?

—Chocaron el vehículo de su esposa. Un conductor en estado de ebriedad. Ella está bien, la trasladaremos a un centro médico para mantenerla controlada.

—¿Qué?—Dije espantada. Me levanté para buscar mi abrigo, le diré a papá que venga a casa.

—¿Al hospital central?—Preguntó y oí la confirmación.—Al hospital central, señora. Su esposa está estable, sólo algo lastimada.

—Voy para allá.

Mierda. Natasha.

Nota de autor:

Bueno, otro de regalo. Me voy a comer un poco, ¿ustedes ya comieron?

—Codi.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top