20. Preparación.
Natasha.
—Bien. Con Max iremos a inscribirla en un curso de arte, luego veremos algunos detalles para su fiesta de cumpleaños, mientras tanto, tú ve a los juegos con ellos, llévalos a comer y por un juguete.—Dijo mi esposa y yo acepté guiñándole un ojo para hacerle saber que debía estar completamente tranquila.—Te amo.—Besó cortamente mis labios.
—¡Que asco!—Se quejó Jack.
—Ugh.—Dijo Jean enseñando su lengua mientras cubría sus ojos.
Volví a besar a Wanda haciendo ruidos exactamente molestos, Max comenzó a reír cubriendo los ojos de sus dos hermanos menores mientras que Wanda sólo sonreía contra mis labios.
—Bien, ve. Te amo.—Dije yo y ella se dio media vuelta estirando su mano.
—Maxy.—Llamó a Max. Las miré extrañadas. Max corrió a tomar su mano y ambas subieron a la parte alta del edificio. Me giré a ver a mis dos bodoques pequeños.
—¿Alguien más escuchó eso?—Pregunté.
—¡Yo escucho cada sonido, incluso el de la escalera mecánica, señorita Natasha!—Dijo un emocionado Jack.
—No escuchar.—Dijo Jean. La tomé en brazos y la subí a mis hombros mientras tomaba la mano de Jack, él por lo general no tiene problemas con el contacto. Su psicóloga asegura que es porque ha vivido rodeado de personas neurotípicas que lo trataron como a uno más negándole sus necesidades propias, eso hace que por encajar, el priorice sensaciones y evite sentir molestia en algunas cosas en las que si debería sentirla. Aunque claro, también nos explicó que se ha adaptado y que en el espectro autista es muy complejo que se siga un patrón en características. Irónico, ¿verdad?—Jean arriba. Jean feliz.
Jean gigante.
—Jean gigante.—Repetí.—¿Vas bien, hombrecito?—Hablé bajando la mirada al pequeño.
Jack levantó su mirada y luego dejó de verme. Ahora he logrado entender cuando me ve a mi y cuando no.
—Quiero ir a la zona de música, he descubierto que a Max le gusta una nueva banda.
—¿Vas a regalarle un disco?—Pregunté recordando que Wanda ha tenido con ellos una charla en la que les explicó que no debían mencionar que comprarían el regalo para Max estando conmigo. Jack asintió.—¿Y tú, Jean?
—Jean comprar galletas. Max amar galletas.
—Piensa en algo más, cariño.
—Jean pensar en algo más.
Sonreí. Es linda, ya veo el por qué, Wanda parece tan encantada con ella, es decir, ¿cómo no? Es muy dulce y la forma en que no deja de imitar a tarzan debido a la película que vimos una de las primeras noches en las que estuvo en casa, se me hace encantador.
—Bien, Jean. Mientras Jean pensar, Natasha comprar con Jack. —Contesté en su lenguaje.
—Jean estar de acuerdo.
—¡Jack emocionarse!—Dijo el pequeño soltando mi mano para correr a la tienda de música. Caminé a paso rápido tras él con una sonrisa dibujada en el rostro.
Yo admito tener una debilidad bastante grande por el hombrecito. No entiendo cuando explican la forma en que lo maltrataban por ser diferente.
Sus padres jamás aceptaron su diagnóstico. Es autista, no es raro. Es sólo un niño, no entiendo a aquellos padres que no logran aceptar la realidad de sus hijos. Seguramente ambos preferirían que sea un adicto.
Joder. Estoy tan molesta con los padres de los tres niños, incluso creo que más que con los míos... O quizá sólo lo proyecto, ya no voy a terapia, no puedo saberlo, pero de todas formas creo que todos estamos de acuerdo en que los padres de Max, Jean y Jack, son unos completos, totales y absurdamente desgraciados e hijos de puta. Con todo el respeto que se merecen, supongo. Si es que debo respetarlos.
Aunque no quiero hacerlo.
—¡Esa es la banda!—Dijo Jack señalando una banda independiente. Observé sus discos.—Es de rock. Ha dicho que le gusta su música.
Tomé el cd y escaneé el código en aquella máquina para ponerme los cascos y poder oír la canción. La canción comenzaba con unas guitarras interesantes, sin embargo no parecía demasiado buena.
No voy a juzgarla, es decir, no escucho rock desde que estoy con Wanda. Mi esposa es una chica de Taylor Swift, si Wanda pudiese cambiarme por una cena con ella lo haría, no la culpo, me ha enviado un tiktok y le he dicho que lo entendía. Es decir, es Taylor Swift. ¿Quién no lo haría por ella? Hasta incluso yo lo haría, y yo no escucho su música tan religiosamente como mi esposa. Ella sabe mucho más de la rubia.
—Las guitarras me gustan, pero la voz no los acompaña, estoy siendo sincera.—Murmuré y no recibí respuesta. —¿Quieres oírlos, hombreci...?—Me quede callada al no verlo a mi lado.—¿Jack?—Hablé mas fuerte observando a mi alrededor. —¡¿Jack?!
Oh, mierda. ¡¿Dónde se ha metido Jack?!
[•••]
Wanda.
—¿Crees que consideren que mis dibujos son buenos? Nunca he estudiado el dibujo como tal, sólo se dio, pero jamás he dejado que alguien los vea, no es que me crea demasiado buena, sólo no son malos.—Murmuró.—Me gusta dibujar cómics. ¿Crees que me enseñen a dibujar cómics?
Sonreí al verla tan entusiasmada, incluso si intentaba disimular aquél entusiasmo despreciando de forma sutil su trabajo. Es como Natasha.
Una pequeña y gruñona Natasha.
—Creo que si te lo permites, aprenderás tanto, que lograrás conseguir la técnica que desees conseguir. ¿No crees que eres asombrosa con sólo tomar la decisión de inscribirte? Eso es ser valiente.
Ella asintió observando el suelo.
—Gracias por eso, señora M. Nunca creí que podría llegar a entrar en un curso sobre dibujo, tampoco creí que a alguien le importaría que lo tome, sólo... Gracias.
Mi corazón tras cada palabra de Max, parecía dar brincos, ella realmente está aceptando sin rechistar, algo de mi ayuda parecía serle útil, eso me encanta, realmente siento que hemos progresado, últimamente me ayuda demasiado en la cocina y charla conmigo sobre su día en la escuela.
—¿Hablaste con Hank?—Pregunté sabiendo que le he enseñado su cuenta de instagram. Ella se sonrojó.—Eso es un sí.
—¡Bien, pero no le diga a Natasha! Ella está loca.
Comencé a reír mientras entrábamos en una tienda de ropa.
—¿Han hablado como amigos?
—Me ha invitado a salir.—Dijo ella con una sonrisa boba en el rostro. Conozco esa sensación.
—La primera cita siempre es la más emocionante, incluso el nerviosismo que odiamos antes de ver a esa persona especial... Oh, Dios, luego lo extrañas, y piensas en que incluso aquella parte valió la pena. ¿Cuándo?
—Será mañana, luego de la escuela. Iremos a comer helado. ¿Me deja ir?—Preguntó y sonreí.
—Claro que sí, Maxy...—Me detuve.—Maxinne... Max.
—Maxinne era el nombre de mi abuela.—Dijo ella.—Max es como me apodó mi padre... Quien me abandonó.—Murmuró.—Usted puede llamarme Maxy. Gracias por todo.—Rápidamente me abrazó y se separó de golpe siguiendo su camino.
Me quedé estática unos segundos y luego una sonrisa nerviosa y emocionada apareció en mi rostro. ¿Acaba de abrazarme? ¿Ella realmente acaba de hacerlo? Joder. ¿Estoy consiguiendo ganarme su afecto? Eso realmente me llena de entusiasmo. Max parece aceptarme poco a poco... Y creo que sin llegar a venirme arriba, le agrado. Le agrado yo.
—Hey, Maxy. ¿Qué ropa te gustaría usar en tu cita con Hank?
Ella se giró hacía mí aún sonrojada, no aceptará que se avergonzó al abrazarme y no quiero molestarla con ello. Debo agradecer que lo ha hecho al menos. Joder. Natasha va a emocionarse conmigo, lo veo venir. Ya deseo contarle de ésto, ambas hemos festejado cuando me ha entregado la droga de su madre.
—Yo, eh... Huh.—Se encogió de hombros. —Tengo ropa. Puedo... Arreglarmelas.
—Es una emergencia. Debemos comprarte algo que te haga sentir cómoda, lo importante siempre será que sientas que eres tú misma, y eso sólo lo lograrás comprando algo que te haga sentir extremadamente cómoda. ¿Alguna idea?—Pregunté nuevamente.
La rubia, quien aparentemente según lo que Nat ha dicho, es pelirroja natural, me observó.
—¿Puedo elegir lo que yo quiera?—Preguntó. Asentí con una sonrisa y estiré mi mano dándole a entender que debía guiarme hacía su destino. Ella sonrió, parece emocionada. Tomó mi mano y decidió hablar.—Prepárese para correr.
Asentí algo extrañada y sentí el tirón en mi cuerpo. Comenzamos a correr hasta la sección final de la tienda. La ropa de la zona masculina. Yo no creo en eso de las etiquetas en la ropa más allá de las tallas cuando debo comprar un pantalón de chándal que se adapte al trasero de mi esposa o luego la tendré quejándose de que su trasero es enorme y no la tengo en consideración, sin embargo allí nos encontrábamos delante de muchos hombres que nos miraban como a dos bichos raros. Tomé con seguridad la mano de la pequeña y comencé el camino.
—Elige lo que desees, cariño. Mi tarjeta está a tu disposición. —Mencioné sonriente y ella observó con deseo cada prenda grande y descolorida del lugar.
No es mi estilo, pero seguramente le quedará increíble.
—Buscaré algunos bóxers para Natasha.—Mencioné. Ella asintió eligiendo algunas cosas mientras corría a los probadores. Tomé un par de cajas de ropa interior negra, elegí las tallas adecuadas a los muslos grandes de mi mujer y luego me di media vuelta para encontrarme con Max presumiendo una camiseta negra acompañada de una camisa abierta y al menos tres tallas más grande que ella.—Te ves increíble. Media vuelta.
Ella se giró al compás de mi dedo y sonreí.
—Te queda bien, Maxy. Busca zapatos y alguna chamarra. —Murmuré.—¿Sabes qué? Nunca tenemos demasiada ropa. Busca algo más que desees comprar. Ve y trae todo lo que desees, me sentaré a esperar.
Ella soltó un chillido de emoción y corrió en busca de más cosas. Mis padres y trabajo me han dado dinero para gastarlo en mis niños, así quiero verlo y así lo veré.
[•••]
—¡Wanda!—Gritó Natasha apareciendo delante mío. Max y yo llevábamos un par de helados que acabamos de comprar luego de dejar las bolsas en el auto en el estacionamiento. —¡No encuentro a Jack! Estábamos comprando y de pronto él ha desaparecido. ¡Juro que lo he buscado en todos lados, pero no está!
—¡¿Qué?!—Pregunté espantada. Oh, Dios, no.
—¡¿Dónde dejó a mi hermano?!—Preguntó una Max demasiado molesta.—¡¿Por qué no lo ha cuidado?! ¡Es su culpa!
—Max, no ha sido culpa de nadie. Lo encontraremos.—Traté de calmar la situación.
—¡Y también ha sido su culpa por separarnos, yo debía cuidar de ellos, me ha distraído! —Gritó molesta. —¡No debí confiar en ustedes!
—¡Perdón, no fue mi intención! ¡No lo hice a propósito!—Gritó mi esposa. Jean cubrió sus oídos y corrió a esconderse tras de mí.
—¡Basta! Nos calmamos, debemos saber donde lo vieron por última vez para ir en busca de Jack.
Natasha nos indicio la tienda, explicó la situación mientras subíamos rápidamente y con el corazón en la boca.
—¿Sabe al menos dónde estaban escuchando música?—Preguntó Max menos molesta que antes pero de igual forma internamente furiosa. Natasha señaló una de las cabinas y yo inspeccioné de forma panorámica la zona.
Mi tranquilidad volvió en cuanto vi el mostrador de la tienda. Jack comía un helado y charlaba tranquilamente con el encargado, un chico alto y lleno de tatuajes.
—¡Jack!—Hablé y él se giró con una sonrisa. Avancé con Jean en brazos. Mi esposa corrió a abrazarlo con fuerza mientras el pequeño reía a carcajadas.
—¡Te atrapé!—Dijo emocionado.—Él es el señor Caín. El dueño de la tienda, me ha regalado éste helado, ha dicho que soy muy valiente. ¿A qué si?—Preguntó.
—Pues claro, ha venido él solito desde el baño, se ha perdido y me preguntó por su mamá.
—Soy yo.—Dijo Natasha rápidamente. Luego de giró a mí.—Bueno, nosotras, yo he sido la tonta que se ha distraído. Perdóname, cariño. No volveré a hacerlo.
—¡Oh, no, que me he olvidado de avisarle que iba a hacer pis!—Dijo él provocando una sonrisa en mi rostro. Natasha secó rápidamente sus lágrimas fugaces debido a la risa que le había provocado el pequeño.
—No pasa nada, hombrecito. ¿Estás bien? ¿No te ha pasado nada?
Él negó y Max nos observó en silencio. Salió rápidamente de la tienda, y aunque insistí en llamarla, ella jamás volteó.
Nota de autor:
Hoy atentxs a tiktok, quizá suba vídeos por allí.
—Codi.
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