3


OMM empieza a cuantificar afectaciones climáticas del Evento París

Ginebra, 11 Feb (EFE).- La Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó hoy que todavía están cuantificando los efectos de la cantidad de polvo, posibles gases y otras sustancias que el Bólido de París arrojó a la atmósfera y que pudieran acelerar el cambio climático.

Himari Kondō, presidenta del organismo que forma parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), explicó en exclusiva a EFE que cientos de toneladas de polvo y escombros fueron arrojados a la atmósfera, además de otros gases y partículas que pudieron ser un efecto primario o secundario de la explosión.

Recordó que todavía se estudian los efectos que sucesos similares, como el Evento de Tunguska en 1908, tuvieron en la atmósfera del planeta; no obstante destacó que una investigación de la ESA en 2005 asegura que la explosión de un cometa o el fragmento de un cometa sobre Siberia en aquel año pudo causar un calentamiento global por un breve periodo.

Kondō declinó entrar en especulaciones y dijo que tanto la OMM como otras agencias mundiales están trabajando horas extra para determinar las afectaciones que el Evento París tendrá sobre el clima y, por lo tanto, sobre la vida en la Tierra.

"Los primeros efectos ya fueron definidos", aseguró Kondō, "la onda de aire provocada por la explosión le dio la vuelta al mundo tres veces antes de detenerse y la explosión pudo escucharse hasta mil 500 kilómetros de distancia".

Especialistas consultados por EFE, que hablaron en condición de anonimato, dijeron que lo peor está por venir, pues están empezando a detectar cantidades de gases de efecto invernadero por encima de la media, además de otras sustancias que podrían resultar nocivas.

La OMM seguirá trabajando en el caso, aseguró su presidenta, pero también advirtió que los primeros estudios a profundidad podrían tardar entre uno y dos años.

Malabo, Bioko Norte, Guinea Ecuatorial, 12 de febrero

Tenía los ojos enrojecidos e hinchados tras haber llorado toda la noche. Apenas un día antes le habían quitado los vendajes y, simplemente, no pudo evitarlo, la esperanza que había guardado durante casi una semana se rompió brutalmente al ver su rostro.

Los doctores, le había asegurado su madre, habían hecho hasta lo imposible.

"Lo siento, querida", le había dicho su representante, "pero esto se acabó, no creo que pueda conseguirte trabajo... pues... así. No quiero ser malvado, ni mucho menos lastimarte, pero es la realidad".

Había prometido tratar de colocarla en algún puesto administrativo en una agencia, pero su trabajo en las pasarelas o frente a las cámaras se había acabado. La cicatriz de la quemadura sería imposible de disimular, a menos que fuera con prótesis como las que se usaban para las películas de ciencia ficción y ningúna revista, productor o diseñador estarían dispuestos a hacer un gasto tan grande; no con cientos de jovencitas esperando una oportunidad.

Dolores arrojó el espejo y apretujó las manos sobre su rostro, sólo para sentirse asqueada ante el rugoso tacto de la cicatriz y de inmediato enterrar la cara en la almohada. Lo peor, es que no solo era su rostro, algo más había ocurrido y trozos de metal de la motocicleta se habían fusionado con su cuerpo, en piernas, brazos y abdomen, a tal grado que había sido imposible retirarlos sin desprender enormes porciones de piel y músculo, dejando horribles huecos imposibles de reparar.

No obstante, le aseguraron los doctores, un milagro había ocurrido: no había necesitado injertos y las heridas sanaron mucho más rápido de lo esperado; de hecho, esperaban darla de alta al día siguiente, obviamente, con cita para el psicólogo; su ex-agencia pagaría todo un año de terapia, para ayudarla a sobrellevar mejor la tragedia y para evitar una demanda millonaria.

Se volvió sobre su espalda y, sin advertirlo, se llevó la mano al pecho, donde pudo sentirla. El tremendo impacto del casco había incrustado la maldita canica en su pecho y ahí seguía desde el accidente; tampoco habían podido retirarla, en principio porque dejaría un hueco de casi una pulgada justo en el centro de su esternón y en segunda porque, dijeron los doctores, aquella especie de metal o sustancia alienígena se había fusionado de tal forma con su hueso que retirarla habría sido incluso peligroso.

Se arrepintió de haber roto el espejo, quería volver a verla. Vagamente recordaba que le había echado un vistazo cuando le pasaron otro espejo cuando le retiraron los vendajes y, muy en el fondo de su mente, había pensado que incluso se veía linda, el contraste del tono dorado traslúcido contra lo oscuro de su piel la hacía parecer alguna clase de implante exótico que, tal vez, incluso le habría atraído algunos contratos, de no haber sido por... todo lo demás.

Quiso levantarse, pero todavía sentía la piel rígida y tirante, los doctores le habían recomendado que lo hiciera con cuidado, el metal incrustado en sus músculos podía causarle alguna lesión grave si hacía movimientos demasiado bruscos.

"Toc, toc"

—¿Señorita, Boho? —Ni siquiera esperó que le diera permiso de entrar —Agente Ngema, Interpol —dijo mostrando una placa, que guardó de inmediato —¿prefiere el español o el fang?

—Fang, está bien —pidió Dolores, aunque como la mayoría en el país hablaba español como segunda lengua, siempre prefería su idioma natal.

—Lamento lo que le ocurrió —dijo esperando una reacción de la chica, que nunca obtuvo —y también lamento molestarla, pero es algo de suma importancia, solo estaba esperando la autorización de los médicos para hablar con usted.

—Dígame —lo único que quería era que se largara, no soportaba que nadie viera su rostro en aquel momento.

—Desde hace tiempo hemos estado siguiendo la pista de Jimmi Akapo...

—¿Quién?

—Jimmi Akapo, líder de los Umbrellas.

—Lo siento, no lo conozco.

—Pero creemos que él la conoce a usted.

—¿Qué? ¿Por qué dice eso?

—Estamos convencidos de que el incidente de la semana pasada fue un atentado directo contra su vida.

Dolores palideció. Jamás había conocido al tal Akapo. Como la mayoría en Malabo, conocía su apodo, "Ananse", pero nunca había estado ni siquiera cerca de él, ni mucho menos lo había tratado.

—Creemos que pudo haberla visto en alguno de los anuncios de revista para los que usted ha posado como modelo y eso le despertó una obsesión con usted. Dígame, ¿alguna de estas le resulta familiar? —dijo, tendiéndole un manojo de hojas dobladas que sacó del bolsillo interior de su chaqueta.

Dolores las hojeó y palideció todavía más, si es que aquello era posible. La primera era relativamente romántica, si bien terriblemente machista, pero la segunda estaba llena de indignación por una respuesta que no había recibido, la tercera eran abiertas amenazas que sólo fueron escalando en la siguiente hasta que, simplemente, Dolores no pudo seguir leyendo.

—No, jamás recibí ninguno de estos emails.

—Lo imaginamos —replicó Ngema recogiendo los papeles y volviéndolos a guardar —seguramente fueron desviadas por su filtro anti-spam.

Dolores se limitó a asentir, todavía con la vívida imagen de todas las cosas que describía la última carta rondando su cabeza.

—Como se imaginará —continuó el agente —estamos preocupados por su seguridad y voy a pedirle que me acompañe.

—¿Acompañarlo...? ¿Pero... a dónde? —Dolores parpadeó un par de veces, sin entender del todo.

—Voy a llevarla a una casa segura. Claro que sólo será por un tiempo, mientras logramos la captura de Akapo o que, por lo menos, su obsesión por usted ceda un poco.

—Yo... yo no sabía que la Interpol hiciera esas cosas.

—Usualmente no, sin embargo, desde hace tiempo hemos estado siguiendo la pista de Akapo y los Umbrellas; sus actividades abarcan desde el tráfico minorista de droga, prostitución, apuestas ilegales, robo de autopartes, secuestros...

—¡Secuestros!

—Así es —dijo Ngema con una sonrisa taimada.

—Pero... pero yo no me puedo ir... mi mamá... y los doctores...

—Por eso no se preocupe —se apresuró a contestar el agente —uno de mis colegas está hablando en estos momentos con la señora Boho y mis superiores han hablado con la directiva del hospital; estamos perfectamente al tanto de su situación y de sus necesidades actuales, médicas y de toda índole.

—¿Todas mis necesidades?

—Así es —contestó —una de nuestras agentes está aquí afuera con una muda de ropa y está lista para ayudarla a vestirse. Partiremos en cuanto usted esté lista. El operativo será discreto, nadie puede saber a dónde se dirige.

—¿Mi mamá puede venir conmigo?

—Por supuesto, como le dije, todo está arreglado.

Dolores suspiró. Ya había planeado esconderse del mundo para que nadie volviera a ver su cara, así que aquella propuesta le caía como anillo al dedo.

Saint-Denis, Francia, 12 de febrero

Era díficil definir cuánto tiempo le había tomado, pero casi lo había logrado: estaba a sólo unos pasos del cerco. El cielo sobre París había comenzado a despejarse, permitiéndole hacer una somera cuenta de los días, pero aun así no estaba muy segura de si llevaba dos o tres días en huida constante.

Su brazo derecho todavía dolía como el infierno, estaba totalmente gangrenado y seguramente tendrían que amputarlo, pero, cosa extraña no tenía fiebre y la infección parecía no sobrepasar el hombro. En su espalda, el bulto de lo que sea que se le hubiera incrustado durante la explosión ya apenas se sentía, sólo cuando se tendía de espaldas le resultaba algo incómodo, pero seguramente cuando estuviera en un lugar seguro, podrían extraérselo.

Llevaba un día entero observando el perímetro. Soldados y perros patrullaban incesantemente tanto el exterior como el interior de aquella especie de cerca tendida con tres espirales de alambre de púas superpuestas y enredadas entre sí y más allá, un campo cubierto por enormes vigas de hierro pegadas o soldadas como grandes "asteriscos" tridimensionales sembraban el paisaje por doscientos o trescientos metros más.

Si las películas tenían razón, la franja de arena de unos 20 metros entre la cerca y los "asteriscos" estaba sembrada de minas terrestres. Helicópteros militares también sobrevolaban cada cierto tiempo y debía haber algún otro dispositivo de seguridad que Dalel no podía ver: sensores de movimiento, cámaras infrarrojas, vigilancia satelital, drones...

Pero tampoco podía seguir esperando, apenas había dormido, moría de hambre y, quién sabe, cualquiera que fuera la bendición que había detenido la inevitable septicemia de un miembro gangrenado podía acabarse en cualquier momento, decretando su muerte en cosa de horas.

Hacía 10 minutos que la patrulla a pie había pasado y un helicóptero recién se alejaba. Era ahora o nunca.

Echó a correr a toda velocidad, se había agenciado unas pinzas perdidas y, barriéndose como un beisbolista, llegó junto a un grueso poste de madera que sostenía la primera de las tres hileras entrelazadas de alambre de púas. Como era de esperarse, aquel no era del tipo de alambre comercial que se encuentra en las ferreterías o tiendas especializadas, la espiral tenía algo así como un metro de diámetro y el alambre era, al menos, el doble de grueso de lo normal.

Aun así, cortó, cortó y siguió cortando, pero el alambre estaba colocado de tal forma, que no bien cortaba una sección, otra se venía abajo o se estiraba, cerrándole el camino.

Controlando el pánico, logró abrirse paso; casi podía oler la colonia barata de los soldados de la siguiente patrulla y estaba segura de que alcanzaba a escuchar el jadeo de los perros, así que, ignorando los casi incontables cortes y rasguños que había sufrido, se incorporó a medias, tratando de empequeñecer su figura lo más posible.

Al principio pensó que sería más difícil saber cómo atravesar el campo minado; sin embargo, tenues sombras ligeramente más oscuras que el terreno le decían exactamente dónde estaban las minas. En un principio, pensó que tal vez los soldados las hicieran para evitar, ellos mismos, pisar alguna por accidente en caso de que tuvieran que perseguir a un fugitivo, pero después descartó la idea, era algo demasiado estúpido pues si ella podía verlas, seguro cualquier otro podía hacerlo.

Decidió no ignorar aquel golpe de suerte y corrió a través del terreno, evitando las sombras y, milagrosamente, logró llegar intacta al otro lado, sin embargo...

—¡Alto ahí! —gritó alguien en francés, al tiempo que dos montones de escombros se levantaban del terreno.

Con el corazón en la boca, Dalel se detuvo, viendo cómo dos soldados cubiertos por un tipo de mantas perfectamente camufladas emergían del suelo como seres de ultratumba, apuntándole con sendas ametralladoras. Uno de ellos se acercó, mientras el otro no dejaba de apuntarle.

—Dese la vuelta, póngase de rodillas y coloque las manos sobre la nuca.

Llorando, Dalel intentó obedecer, sin embargo, su brazo derecho no respondía.

—Dije: coloque sus manos sobre la nuca.

—¡No puedo! —intentó explicar en un sollozo.

—¡Obedezca o tendré que dispararle!

—¡Es que no puedo! ¡No se mueve!

Escuchó el sonido de los seguros de las ametralladoras liberándose y no pudo hacer otra cosa que cerrar los ojos y rezar, esperando los disparos.

¡Un grito de dolor rasgó la noche, al tiempo que el soldado que tenía más cerca salía volando frente a sus ojos, para aterrizar justo dentro del campo minado!

En medio de dos estallidos, el otro soldado abrió fuego al instante, pero las balas nunca la alcanzaron, parecían estar rebotando en algo metálico. Sin pensarlo más, Dalel se levantó y, sin saber exactamente dónde estaba su enemigo, echó a correr hacia donde pudo.

—¡Alerta! ¡Solicito refuerzos en zona Delta Uno Alfa! Tenemos un rompimiento de perí...

Escuchó un sonido de huesos que se rompían y un líquido tibio salpicó su cara, mientras seguía corriendo a tontas y a locas a través del campo de obstáculos y justo ahí se dio cuenta por primera vez: su brazo derecho ya no estaba, se había desprendido.

Potencias en disputa iniciarán pláticas para acceder a la Zona Cero

Naciones Unidas, 28 Feb (AP).- La presidenta de la ONU, la peruana Eva María Santollo, anunció hoy que los presidentes de Estados Unidos, Erik Robertson; de rusia, Yaroslav Volkov, y de China, Wang Liling, así como el presidente interino de Francia, Gillaume Toussaint, alcanzaron un acuerdo de diálogo.

Aunque las negociaciones no han empezado como tal, los cuatro mandatarios firmaron un memorándum de entendimiento ante el pleno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el que acordaron iniciar conversaciones en torno al acceso de la comunidad internacional a la Zona Cero.

La firma del acuerdo llega después de casi cuatro semanas de intercambios de advertencias y amenazas veladas entre los cuatro gobiernos, las cuales alcanzaron su punto máximo cuando el presidente Volkov dejó entrever que estaba considerando la "opción nuclear".

Y aunque el primer mandatario ruso nunca aclaró exactamente qué quería decir, fuentes allegadas aseguraron que, de no lograr que Francia y Estados Unidos dieran acceso a la nave a una delegación de científicos rusos, haría estallar un misil nuclear sobre los restos, advirtiendo que si sus adversarios no compartían el botín, este no sería de nadie.

La presidenta Wang, por su parte, había hecho advertencias en tono similar, criticando la "cerrazón y la avaricia" de las potencias occidentales que, según dijo, podían desatar una Tercera Guerra Mundial.

Robertson, por su parte, había dicho en un principio que no negociaría bajo amenazas y que sólo cedería si Rusia y China garantizaban que sus enviados fueran estrictamente científicos civiles, sin relación alguna con el gobierno ni el ejército.

En tanto, Toussaint se limitó a respaldar los dichos de Robertson, ya que tiene las manos llenas con la crisis doméstica provocada por el Evento París. Tan solo, cabe recordar, la capital producía alrededor del 30 por ciento del Producto Interno Bruto de Francia y su desaparición amenaza no solo la economía nacional, sino la del mundo entero.

El inicio de las pláticas está programado, de acuerdo con el memorándum, para el 15 de marzo próximo en Ginebra, Suiza, y en esta primera cumbre tomarán parte el vicepresidente norteamericano Steven McAllister y la primera ministra rusa Viktoria Borisova.

Por parte de China asistirá el premier Chen Qiang y del lado francés estará presente la primera ministra interina Isabelle Dupont.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top