Capítulo 9: Cruce Casual
A poca distancia de su casa se encontraba un parque, un poco más pequeño que al que Noah la llevó, pero igualmente bello.
-Hermanitos ¿Cuándo piensan crecer? Sería mucho más divertido verlos jugar y... Olvidenlo, sería muy problemático para todos.
Dejó el coche especial de sus hermanitos junto a una banca blanca y se sentó en ella.
-¿No les parece bonito? Vendrán seguido aquí para jugar, cuando sean mayores desde luego.
Los observó con ojos brillantes y llenos de orgullo. Tenían pocos más de 8 meses de haber nacido ¡Y que nacimiento! Fueron su regalo de cumpleaños, y el regalo que los gemelos le iban hacer terminó siendo el regalo de nacimiento de ellos.
-Ustedes son mi tesoro más preciado ¿Saben?
¡Y que tesoro! Cabellos rubios como el más bello oro, unos ojos con una particular combinación entre un violeta amatista y un bello ámbar.
Al día de hoy está la gran duda ¿Cómo es que sus colores de cabellos difieren tan drásticamente? No eran exageraciones suyas, no, nada de eso.
La mayor, Samanta, poseía una cabellera de un intenso color rojo; los gemelos tenían los cabellos negros; los de Noah eran castaños; los mellizos rubios y ella, bueno ella era la más extraña ¿Por qué? Simple, su cabellera era negra pero con mechones plateados ¡Plateados, Dios!
Una vez le preguntó a su hermana el porqué de ese hecho tan extraño.
-Es por la genética -respondió una adolescente.
-¿Genética? -preguntó una niña.
-Si, algo así como... Tú tienes mechitas ¿Qué no?
-Si.
-Quizás tus hijos no las tendrán, tampoco tus nietos pero puede ser que si tus bisnietos ¿Entiendes?
-Mmm... ¿Y dónde se esconde la genética?
-¿Eh? - quedó pensando - Bueno eso es más difícil de explicar, y sinceramente no sé como hacerlo.
-¿Entonces no me explicaras?
-De momento no, pero ya te lo enseñarán en la escuela.
-Mmmm...
-El punto es que todas las características que tenemos diferentes, como los ojos o cabellos, previenen de algún antecesor. Tal vez dijeron algo así como "Un poquito de aquí, otro poquito de por acá, del de atrás y de adelante."
-Genética ¿Eh?
Era placentero estar mirando el paisaje verde junto a sus hermanitos. Cada uno llevaba un biberón con jugo y una galleta en mano; ambos parecían estar admirando a los niños más grandes jugar y a los animales deambular.
-¡Qué bebés más hermosos! ¿Son suyos? -preguntó una anciana.
-¿Qué? ¡No! Son mis hermanos.
-¡Oh, ya veo! Discúlpeme señorita, en estos tiempos modernos una ya no puede asegurar nada.
-Jeje. No se preocupe señora, yo comprendo.
-Pero niña, tus hermanos verdaderamente parecen Ángeles.
-Lo sé, parecen caídos del cielo.
-¿Y qué te parece?
-¿El qué?
-El parque -apartó la vista de los niños para verla a ella.
Dio un vistazo rápido al paisaje en frente suyo -Es hermoso, aunque un poco pequeño.
-No te equivocas, es pequeño -rió con disimulo- pero es uno de los más bellos que he visto -se sentó junto a la joven.
-¿Usted es de por aquí señora?
-No, pero éste lugar es muy hermoso y me trae gratos recuerdos.
-Qué lindo -la mujer la miró interrogante -El hecho de que un lugar pueda significar tanto para alguien.
Tras su encuentro con aquélla agradable mujer de avanzada edad emprendió rumbo a su hogar. Tomó una ruta alterna para pasear un poco más y terminó yéndose por el centro; pasó por una panadería y terminó comprando panes dulces con crema.
-Esto les gustará, créanme -se puso en cuclillas, cortó la parte de la crema y se las dio -el pan se lo daremos a los canes cuando regresemos.
Al ponerse de pie un ferrari azul pasó por su lado en dirección contraria revolviendo sus finos cabellos.
-Dios, la gente debería aprender a conducir con cuidado. Pero de seguro mis hermanos querrán un auto como ese -reflexionó -Ustedes no tienen que... Aah -suspiró con cansancio - Debí suponerlo -tomó una botella de agua para mojar una toalla -¿Tenían que ensuciarse tanto? Tienen la cara toda melosa.
~ ¤ ~
~ ¤ ~
~ ¤ ~
-Rojos.
-¿Qué dices? -preguntó una pelirroja.
-Nada, sólo pensaba en tus hermosos cabellos rojos -habló con voz seductora.
-Habla toda la basura que quieras, con tal de que en la entrevista seas decente.
-Esa chica... Tenía los ojos rojos...
~ ¤ ~
~ ¤ ~
~ ¤ ~
Un hermoso prado rebosante en verde y flores de colores era todo lo que se veía a lo lejos.
Una pequeña niña de no más de 3 años se encontraba en medio de las flores y junto a ella un joven de entre 13 y 14 años de edad.
-Jay ¿Así está bien? -le mostró una corona de flores.
-Eres muy buena Sahari -sonrió.
-¡¿En serio?! -exclamó ilusionada.
-Así es -le acarició su larga cabellera plateada.
-¡Jay, Hari! ¡La comida está lista!
-¡Ya vamos! -cogió la mano de la pequeña.
-¡Abuelita mira lo que hice!
-Te quedó preciosa.
-Es para ti.
-¿Para mí? -la pequeña asintió.
-Jay -le entregó la corona.
-Entiendo -la acepto - A ver abuela ¿Me permites?
La mujer a la que llamaban abuela inclinó la cabeza y le colocaron la corona hecha por Sahari. Tanto la niña como la mujer sonrieron y Jay grabó esa escena en su corazón para jamás olvidarla.
Esa sería la última vez que vería a esa niña tan bella como una muñequita de porcelana.
Sedosos y brillantes cabellos plateados, ojos de un intenso rojo y piel color marfil tan suave como pétalos de flores.
Fue la primera y última vez que la delineo de pies a cabeza, ese día jamás lo olvidaría ya que nunca más la volvió a ver.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top