Capítulo 4: ¡Callate! Recuerda que ella es quién cocina

Ya habían pasado las vacaciones y todos se preparaban para el regreso a clases. Los de primaria se emocionaban por el primer día, en cambio otros...

- ¡Maldición! Ya se acabaron las vacaciones ¿Por qué duran tan poco?

- Mmm... - sin duda estaba en otro mundo, a decir verdad ya no la estaba escuchando -.

- ¡Keila!

- ¡Hhiiiii! - reaccionó al gritó en su oído con un sobresalto - ¿Qué sucede Sule? Me gritaste muy fuerte.

- Estas muy abstraída ¿En qué piensas tanto?

- ¿Eh?

- Estas en otro mundo ¿Te encuentras bien?

- Mmm... - parecía estar pensando en su respuesta - Sí, no te preocupes innecesariamente.

- Sí tu lo dices...

- Olvídalo... ¿Qué me decías antes de eso?

- ¡Ah, si! ¿No te dan envidia los niños de primaria? - hizo referencia a los niños que pasaban cerca -.

- ¿Envidia?

- Ellos recién inician su vida escolar... - habló con voz soñadora - No saben el infierno de años que les espera.

- Jajaja... No deberías decir eso, nos conocimos por la escuela ¿Verdad?

- Lo único bueno de asistir a este colegio fue conocerte...

- ¿Mmm?

- Ese comentario... Sonó algo lesviano ¡Jaja!

- ¡Oye! - exclamó sonrojada -.

- Keila es tan linda como una muñeca - la abrazó - ¡Y tan inocente que se sonroja con nada!

- ¡Deja de burlarte de mi Sulema! - exclamó apenada -.

- Esta bien, esta bien... Vayamos corriendo o llegaremos tarde.

- ¡Espérame! ¡No vallas tan rápido!

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Eran las 6:30 a.m del primer lunes despues de las 2 semanas de vacaciones.

La joven muchacha de la casa se encontraba preparando el desayuno para ella y sus tres hermanos.

Los asuntos de sus padres en ése lugar ya habían terminado, ellos se encargaron de dejarlo todo listo el sábado a primera hora y así mismo partieron en el primer vuelo del domingo.

- ¡Arriba trío de inútiles! ¡Si no se levantan de inmediato sus comidas se irán con los perros! - gritó a todo pulmón -.

- ¿Qué pasa con esa forma de gritar tan temprano? - apareció Noah con la mano en la cabeza - ¿Quieres dejarnos sordos?

- ¡Cállate! - gritó en voz baja Meison - Recuerda que ella es quién cocina.

- Dime Noah... ¿Te gustaría desayunar un basó de agua azucarada y un tazón con salmuera? - habló desde la planta baja -.

- ¿Cómo es que a los mellizos no se les mueve ni un pelo ante ése grito? - dijo intrigado Tai -.

- Es porque ellos reconocen el peligro y prefieren mantenerla contenta - explicó Meison -.

- Así que resultó ser cierto eso de que los bebés son más sensibles y perceptivos que los adultos... - reflexiónó Noah -.

- Oooh... Así que quieren azúcar y salmuera... ¡Kiky, Maiky! ¡Hoy les hice una comida especial!

- ¿Eh?

- ¡Oye, espera!

- ¡No lo hagas!

- ¡Quitenme las manos de encima!

- ¡No hasta que sueltes esos platos con nuestra comida! - gritaron al unísono -.

- ¡Me sueltan o solo tendrán rodajas de limón!

- ¡Eekk! ¡Esta bien, esta bien!

- Mejor... - dijo sacudiendo sus ropas - ¿Mmm? - los miró de reojo y aún seguían al acecho -.

- Hermanita... ¿Serías tan amable de dejarnos desayunar lo que preparaste? - tanteo terreno Tai -.

- Hmp - dejó los platos en su lugar y subió las escaleras -.

07:00 a.m

Bajó ya arreglada con su uniforme, pollera medio muslo y la chaqueta que llevaba enmarcaba perfectamente su figura.

- ¿Cuánto más planean perder el tiempo?

- ¿Ya estás cambiada?

- ¡Por supuesto! ¿Qué hora creen que es?

- ¡La hora! - gritaron -.

- Seran... Los mellizos ya están listos para ser dejados en la guardería - estaban tan concentrados alistandose que no la escuchaban - ¡Sera mejor que me escuchen salvo que quieran comer del más puro ají para la próxima!

- ¡Eekkk! - pararon en seco - ¿Q-Qué decías?

- ¡Los niños! Llevenlos a la guardería cuándo estén por irse, ya están en sus coches y sus bolsos listos, díganle a quién los cuide que cada uno tiene un termo con leche ¡Y que no las confunda!

- ¿Qué no las confundan? ¿Por qué lo harían? - preguntó Mei -.

- ¡Idiota! ¡Cada uno debe tomar de la suya propia! ¡Líquida, en polvo, cantidad, azúcar, marca! ¡Cada uno tiene su propia forma!

- ¿Cómo es qué mamá no se marea con eso? - dijo Tai -.

- Mamá no las sabe, Samanta siempre se encargó de hacerlas y cuándo se mudó me dejó instrucciones muy específicas, incluyéndo las consecuencias de no seguir sus instrucciones.
¡No llegan a seguir mis instrucciones y considerense tres metros bajo tierra!

- C-Cómo digas...

- Ella se vuelve loca cuándo se trata de los mellizos- susurró Noah -.

- ¡¡Noah!!

- ¿Qué?

- No te atrevas a olvidar el retirarlos cuándo salgas ¿De acuerdo?

- Hmp

- Si llego y los mellizos no se encuentran bajo tu cuidado te aseguro que suplicaras por ser asesinado hermanito...

Se formó un silencio sepulcral, en el cual pensaron "No esta bromeando"

- Me voy adelantando, tengo que llegar temprano al Instituto para entregar la documentación pendiente - dijo ya a punto de salir por la puerta - ¡Ah, si! Noah.

- ¿Ahora que quieres?

- He dejado un listado de algunas cosas que nos hacen falta en el primer bolsillo del bolso de Brandom, compralas de camino a casa si quieres comer.

- Has caído bajo si me amenazas con la comida.

- Lo digo en un sentido literal, lo que escribí es lo que necesito para poder cocinar. Nos vemos en la tarde.

La verdad muda que ya todos habían asimilado era que:

1) Nunca fue un viaje temporal.

2) Esa sería su nueva casa hasta nuevo aviso.

3) Se mudaron a ése lugar sólo porque era el siguiente destino de sus padres.

4) Regresaban a su antiguo estilo de vida.

5) Ahora ella ocupaba el lugar de Samanta.

6) ¡Ellos 3 corrían peligro de morir envenenados si la hacían enojar demasiado!

- Cómo ustedes son los encargados de dejarlos en la guardería yo voy por delante - les dio la espalda y alzó una mano a modo de despedida -.

- ¿Desde cuándo el niño creció para creerse cool? - inquirio Tai -.

- Quizás se le subió la pubertad a la cabeza...

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- ¡Mmmm...! ¡Mmm...! - Alguien... ¡Alguien ayúdame! ¡Por favor! Salvenme...

- Oigan... ¿Y si se apartan? Están bloqueandome el paso...

- ¡Mmm...! Ayúdame, por favor salvame...

- Ah... - suspiró - Y de paso sueltan a la niña... - "flash" hizo su celular - O entregaré esta foto a la policía ¿Qué eligen?

- ¿Y sí te la quitamos a la fuerza niño?

- Hay Dios... Los humanos son criaturas con poco instinto de supervivencia...

Dos de los tres hombres se abalanzaron sobre él, pero no lograron sujetarlo puesto que le lanzó su mochila a uno haciéndolo perder el equilibrio, esquivó el puñetazo del otro al agacharse y desde su posición lo golpeó en la barbilla.

Sin perder el tiempo reaccionó con una veloz patada directo al estómago que dejó al sujeto sin aire asiendo que cayera de rodillas.

- Bastardo...

- Podemos seguir con esto por un tiempo. Pero tengo que llegar pronto al colegio... - dijo rascándose la cabeza - ¿Qué hacemos? No puedo seguir jugando con ustedes ¿Saben?

La joven apenas si pudo darse cuenta de lo ocurrido y los cabellos cubriendo su rostro, junto con las lágrimas acumuladas en sus ojos no ayudaban mucho que digamos.

- Ahora... ¿Me entregan a la chica? - dijó sonriendo de medio lado y extendiendo la mano -.

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- Muchas gracias por recibirme, y lamento la demora al entregar los archivos.

- Está bien, después de todo tenías que esperar por el envío de la documentación.

- ¿Entonces ya puedo ir a mi salón?

- Así es ¿Ya sabes donde es?

- En efecto - salió de la oficina del director -.

- ¿Estas segura que no es un viejo verde? - preguntó con desconfianza Tai -.

- Sólo es un anciano amable... - les entregó el horario a cada uno -.

- Demasiado... Más le vale conocer su lugar.

- ¿Qué con esa agresión Mei? Cómo sea, mantenganse alejados de mi ¿Okey?

- ¿Aún sigues molesta? - preguntaron -.

- Sí - respondió y siguió caminando -.

- Auh, que honestidad más directa... - dijo Taison -.

- Es uno de sus encantos...

- Sí, claro...

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Estaba asustada, nerviosa y paranoica ¿Cómo podía no estarlo? ¡Estuvo a poco de ser violada!

Cuando ese chico espantó a los hombres que la atacaron la ayudó a arreglarse y la acompañó hasta que se calmo un poco, pero ella seguía asustada y en cuanto sus piernas respondieron salió corriendo dejándolo atrás.

Corrió sin parar, mirar atrás o pensar, simplemente corrió a dónde sus piernas la guiaban. Y así llegó a su colegio, donde siguió corriendo hasta llegar a los baños que se encontraban fuera de uso.

- Hice mal... Ni siquiera le agradecí.

Con los ánimos por los suelos se apoyo en la pared y se desplomó al suelo; abrazando sus rodillas y ocultando su rostro para que la oscuridad cubriera sus lágrimas.

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