Aclaremos algunas cosas:

Entre el cap 15 y 16 las edades difieren porque Meison está soñando, debido a eso él sólo es conciente de los hechos no del tiempo.

A diferencia de Tai que está recordando su niñez e intenta rememorar las edades y el tiempo exacto.

La conversación entre Samanta y el hombre no es algo que Tai haya escuchado, utilice sus recuerdos para mostrar otras escenas, además de no hacer esto Sam prácticamente ni saldría.

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Colillas de cigarrillos caían una tras otra contra el suelo.

-Fui... un pésimo hermano mayor.

-¿Todavía pensando en eso? -le hablaron al oído.

-¡¡Woah!! ¿¡Hannah!?

-¿Esperabas a alguien más?

-¡¿Qué haces tú aquí?!

-Buscándote ¿No se nota? -apoyó sus brazos en el espaldar de la banca.

-¡¿Has visto la hora que es?!

Sonrió -Aún no es media noche.

-¡Con más razón! ¡No deberías...! ¿Cómo me encontraste?

-Con un rastreador GPS llamado Mei.

-Estúpido estereotipo de gemelos.

-Jeje ¿Que tanto pensabas? Estuviste absorto en tus pensamientos durante mucho tiempo.

-¿Desde hace cuanto tiempo has estado ahí parada?

-Lo suficiente. Apestas a tabaco.

-Lo siento.

-¿Por qué?

-El simple aroma es dañino para ti.

Rodeó la banca -Eso es cierto pe... Coff coff... -tropezó y cayó al suelo.

-¡¡Hannah!! ¿Estás bien? Me deshare de esto... -ella sujetó su muñeca -¿Hannah?

Levantó el rostro y lo miró directo a los ojos -A mi... me duele mucho más ver que pones esa expresión tan triste y dolorosa.

Giró su rostro -... - y luego de un momento le devolvió la mirada -Fue mi culpa, por nosotros tú...

-Shh... -le dio un leve cabezazo chocando sus frentes -Yo nunca he guardado rencor, porque ustedes son a quiénes más amo en este mundo.

Un pequeño color rosa se posó en las blancas mejillas de ambos y un fugas recuerdo cruzó por los pensamientos del mayor.

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Dentro de un cuarto de hospital se escuchó la voz de una niña.

-Estoy feliz porque la persona que más amo está a mi lado.

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-Pff... je, jajaja...

-¿D-De qué te ríes? -exclamó con su rostro al rojo vivo -¡Yo hablaba en serio! -infló sus mejillas en un puchero.

-Sabes -comenzó con una sonrisa -Si alguien ajeno viera ésta situación la interpretaria completamente fuera de contexto.

-¿Cuál creías que era la razón por la que no hemos dicho que somos familia en el Instituto?

-Mejor levantate, o tendremos mucha ropa que lavar. Ahora, ¿Qué hago con esto? -habló para si mismo mirando su chaqueta.

-Toma -le extendió una bolsa plástica.

-¿Eh?

-Mei me la dio, primero no entendía porqué -le dirigió una mirada acusadora -Ahora veo que tenía razón, ibas a tirar esa chaqueta ¿Verdad?

-Uhg...

-Mei también me dio esto -le entregó otra chaqueta que sacó de su bolso.

-Demonios, no importa cuánto me oponga a éstos estúpidos estereotipos si ese imbécil no hace más que afirmarlos.

Ella sonrió -Ese es nuestro Meison ¿Verdad?

-Supongo que tienes razón, vamos a casa.

-Okey.

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Con una sonrisa en el rostro preparó el dasayuno para sus hermanos y los biberones para los más pequeños.

3

2

1

-¡¡A DESAYUNAR!!

¡¡¡PUUM!!!

¡¡¡CRASH!!!

¡¡¡BOOM!!!

-Ouch... Eso debió doler. Oh bueno, ellos deberían estar bien.

-¡¡¡Hannah!!! -se oyeron dos gritos simultáneos.

-Jajaja... -se rió entre dientes mientras subía las escaleras.

-Estás de buen humor ¿Verdad?

-Buenos días, Noah. El desayuno ya está servido.

-¿Y tú?

-Iré con los mellizos para darles de comer.

-Hannah... -habló con tono lastimero -¿Estas enojada?

-Emh... ¿Tai? -lo vio oculto tras la puerta -¿Puedes salir de ahí atrás? Es incómodo.

-¡Woah! -cayó de espalda contra el suelo -¡¿Se puede saber a qué vino eso, Mei?! -recogió el objeto que antes estuvo en su cara -¡Y encima una almohada!

-Deja de actuar tan idiota ¿Quieres? ¡Ve y toma una ducha, haz eso!

-Que cruel eres, yo sólo quería saber que mi linda hermanita no estaba eno... ¿Hannah?

-Mientras estabas de dramático se fue con los niños. Ella estará bien, para bien o para mal somos familia.

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-¡Darling!

-¿D-Darling?

-¡Estoy tan contenta, llegará dentro de poco!

El hombre sonrió a su enérgica esposa -¿Cómo vas con las preparaciones?

-No te preocupes, van muy bien -sonrió con suficiencia -Ya tengo el salón, la decoración y la temática.

-Estás muy emocionada, Kaya.

-¿Cómo podría no estarlo? Fue en una fiesta como ésta dónde nos conocimos -puso una mirada soñadora -Ahh... Qué recuerdos más bellos.

Kaya era una mujer muy hermosa de largos cabellos negros, ojos grises, piel clara y cremosa, cuerpo curvilineo y senos un poco notorios.

Pese a estar en sus cuarenta su apariencia no demostraba más de 20 años.

Carl era un hombre atractivo aún con los años, cabellos castaños claros, sus ojos de color miel rozando con el ámbar, de tez clara y estatura alta.

No se veía tan joven como su esposa, pero la mayor culpa la tenía su bigote.

La puerta principal se abrió y por ella entró un encantador y atractivo hombre de aproximadamente 25 años.

-¿Hola? -habló con voz profunda.

-¡Jay! -una bella mujer bajó por las escaleras -¡Ya llegaste!

-Hola mamá, ¿Y papá, dónde está?

-¿Ara? ¡Carl, Darling! Apresura y baja.

-¿Cómo has estado hijo?

El más joven de la sala apreció por un momento la escena frente a él. A sus dos padres juntos.

La pareja sonrió y manifestó al unísono un sentimental -Bienvenido a casa.

El joven pudo sentir toda la añoranza y nostalgia que esas palabras contenían, pero así también el amor que ellos tenían por él.

Asintió -Ya estoy de vuelta.

Los ojos de su madre se cristalizaron por las lágrimas y corrió a darle un caluroso abrazo.

-Hijo malo -habló entre sollozos -¿Por qué no has venido a visitar a tu madre?

Carl miraba la escena con una expresión difícil de interpretar en el rostro -Kaya...

Jaison rodeó el delicado cuerpo de su madre con sus brazos sintiendo como su camisa se mojaba de a poco.

Sonrió de un modo sutil y delicado -Ya estoy en casa, mamá.

El hombre mayor sonrió, caminó con paso lento, extendió los brazos para rodear su esposa e hijo en un abrazo aún más grande.

-¿Pa...?

-Todavía eres nuestro pequeño y tonto hijo.

-¡O-Oye, papá!