Capítulo 55: Ataque

Sasuke Uchiha

Nos pusimos en camino en cuanto preparamos lo necesario para la guerra y aunque Kakashi nos explicó los motivos por el camino, aunque a medida que nos iba contando lo sucedido... a mí me entraba un sentimiento de culpa, porque era mi culpa al fin y al cabo, nada habría pasado si yo no hubiera vuelto a Konoha, si me hubieran matado aquella vez, porque eso es exactamente lo que pedían las otras villas para volver a su tiempo de paz, verme muerto a mí.

Supongo que todo había empezado gracias al rumor infundido de que Konoha estaba protegiéndome, a mí... a un traidor, a un asesino, así que todos querían verme muerto. En parte era mi culpa toda esta situación y en parte... era culpa de Naruto por haberme hecho volver, sino lo hubiera hecho... nada de esto estaría ocurriendo.

Nos dirigimos hacia el país de la lluvia y no hemos parado ni una sola vez desde que salimos de aquel diminuto y tranquilo pueblo. Kakashi va el primero a unos metros de mí y puedo ver a Naruto justo delante de mí, corriendo sin detenerse ni girarse a mirarme, sólo sigue hacia delante como siempre hace y a veces eso... me hace pensar si no me estaré quedando yo demasiado a su espalda, como si él pudiera seguir superándose a sí mismo y yo me hubiera quedado estancado en mi poder actual, mirando siempre hacia el pasado, un pasado trágico que no volverá. ¿Por qué no podía hacer como Naruto y mirar hacia delante, hacia el futuro?

Naruto se giró de golpe como si hubiera sentido mis dudas y me lanzó una gran sonrisa tan típica suya mientras me guiñaba un ojo en plan complicidad, pero no se detuvo, sus pies tocaron la siguiente rama y saltó de nuevo en busca de la próxima. Seguí sus pasos y aunque intenté sonreír, no me salió, supongo que le dio a entender a Naruto que estaba pensando en algo. Me giré hacia mi lado derecho para ver a mi hermano y a Deidara, también siguiendo nuestro ritmo perfectamente, de hecho... creo que podían habernos adelantado hace tiempo, pero se mantuvieron a mi lado.

Mi hermano me miró y aunque no me dijo nada ni hizo algún gesto de apoyo, yo sentía que estaba allí conmigo. El único movimiento que hizo fue un gesto con la cabeza en dirección a Naruto, como si intentase decirme algo sobre él, pero yo no lo entendí, sólo seguí los pasos de mi rubio, saltando un segundo después que él en el mismo sitio donde lo hacía.

No me di cuenta cuando Naruto detuvo su paso y se colocó a mi lado para preguntarme si estaba bien. De hecho no lo estaba, tenía miedo de que le pasara algo en esa guerra, no quería que le ocurriese nada y era una maldita guerra, podían matarle en cualquier momento y yo no lo permitiría jamás.

- ¿Qué ocurre? – me preguntó – estas muy serio desde que salimos

- No esperaba volver a la Villa para defenderla precisamente – le comenté – y menos quería defenderla en una guerra donde puedo perderte a ti.

- No vas a perderme Sasuke – me dijo sonriendo.

- No, no te perderé.

No le perdería, de eso estaba seguro, porque antes que verle morir a él, yo me pondría en medio, no dejaría jamás que a Naruto le pasara algo. No sé si él sabía exactamente lo que estaba pensando, supongo que no, porque si lo hubiera sabido me habría intentado detener a toda costa y no pensaba contarle esto. Todos mis pensamientos se quedarían en lo más recóndito de mi mente.

Aceleré el paso y adelanté a Naruto intentando alcanzar a Kakashi aunque frené un poco antes de llegar hasta él, porque aunque yo era más rápido en estos momentos, no quería ir delante, no me fiaba de nadie ahora mismo de aquella villa, así que no me pondría a tiro de Kakashi aunque no creí que quisiera hacerme nada ahora mismo, supongo que me necesitaba para defender la villa.

Llegamos a medio día al país de la lluvia y por la villa empecé a buscar a mi equipo mientras Itachi y los demás trataban de convencer a Pain para combatir, algo que no sé yo si conseguirían. Ya había luchado una vez junto a mi hermano, Deidara y yo, pero aquello era su propia organización, era el líder y tenía que poner medidas, este asunto no le concernía para nada, así que no sé hasta qué punto le importaría tanto Konoha como para intervenir.

Encontré a mi equipo en nuestra base de siempre y no entendí por qué no habían decidido moverse de aquí, quizá es porque se sentían aún más seguros en un lugar ya conocido que teniendo que buscar un sitio nuevo. Todos ellos se extrañaron de verme allí y se sorprendieron bastante, aun así, vinieron a saludarme y a preguntarme qué me traía por aquí.

- Voy a pelear por Konoha – les dije y se sorprendieron todos.

- ¿Estás de broma, no? – me preguntó Suigetsu.

- No – le dije

- ¿El rubito tiene algo que ver con esa decisión?

- Es su hogar, no puedo dejar que caiga así como así.

- También era el tuyo y no te importa si arde hasta los cimientos.

- No es lo mismo, yo odio ese sitio, todo mi clan está muerto gracias a ellos, pero Naruto no la odia y haría cualquier cosa por él.

- Iré contigo – me dijo Suigetsu

- No tienes por qué hacerlo.

- Sí tengo que hacerlo – me dijo – tú me has ayudado cientos de veces y no voy a dejar que te pase nada allí, así que iré.

- Y nosotros – comentó Jugo junto a Karin – somos un equipo, iremos contigo.

Sonreí porque seguía siendo mi equipo y eran unos cabezones, no podría convencerles de lo contrario, así que no me quedaba más remedio que aceptar que venían con nosotros. En parte me reconfortaba, porque era mi equipo, siempre me apoyaba y sentir que estaban cerca, era un alivio, ya no estaba sólo con todos esos ninjas que irían a la guerra y que me odiaban, tanto los enemigos como los aliados, porque nadie de la villa me quería.

Cuando volvieron los demás, Pain venía con ellos, de hecho estaba hablando con mi hermano y con Deidara intentando encontrar una explicación al motivo por el que entrarían en guerra ellos ahora que estaban tan bien alejados de todos los problemas del mundo. Supongo que Itachi venía por mí, al fin y al cabo, seguía y siempre sería... mi hermano mayor, el que quería protegerme de todo y de todos, así que no se fiaba de dejarme a solas en esta guerra y Deidara no se fiaba de dejarnos solos a nosotros.

Todos juntos incluso con Pain y Konan, fuimos a Konoha y a mí me dio un malestar al ver sus puertas. Naruto también estaba algo tenso después de haberse fugado de allí pero al ir con Kakashi, todos nos dejaron pasar. Los dos primeros días mientras los ejércitos se acercaban, estuvimos repasando veinte planes diferentes y sinceramente... tener a Sakura en nuestro equipo no me gustaba, aguantaba perfectamente a Sai y a Gaara, a Temari y hasta a Kankuro, pero no soportaba a Sakura.

Sólo éramos siete en nuestro batallón y teníamos que apañarnos con lo que había, yo había preferido que me trajeran a Ino como médico en lugar de a Sakura, pero decían que Sakura era mejor médico ¡Cosa que no dudaba en absoluto! Pero yo no me fiaba de ella, era capaz de dejarme desangrándome con tal de verme muerto. Además notaba algo raro en ella últimamente, miraba de una forma extraña a Naruto y no me gustaba, porque no eran los ojos de antes llenos de amor, era como si esperase el momento oportuno para clavarle un kunai por la espalda y eso me tensaba aún más.

Mi hermano estaba en otro batallón junto a Deidara, Pain, Konan, Kakashi para controlarlos a todos y mi equipo. Lo peor de eso... es que en ese batallón habría encajado mejor que en el que estaba, porque no soportaba a Sakura, con el resto aún podía trabajar bien y a gusto, pero con Sakura me era imposible. Supongo que no tenía más remedio, ya estaba aquí y había que ganar como fuera.

Aquel día el cielo estaba preparándose para una buena tormenta y me vestí con el chaleco de combate que me dejó Naruto por orden de la villa junto a los pantalones mientras miraba por la ventana como se cubría el cielo. Naruto estaba a mi espalda cambiándose también y guardando las armas, no pude evitar mirarle entonces y mentalizarme... de que haría cualquier cosa por ese chico.

Cuando salimos con el resto del equipo hacia el campo de batalla, no esperé que fuera una lucha tan dura, pero aún así, intenté no perder de vista a Naruto, estar siempre más o menos cerca de él por si necesitaba ayuda, aunque no la necesitó. Era cierto que en estos últimos años separados se había vuelto fuerte, quizá más de lo que yo había querido ver, ya no era el mismo Naruto de cuando éramos pequeños, era muy diferente, mucho más fuerte.

Destrocé al siguiente batallón de enemigos que se nos aproximó y cuando acabé, miré hacia Naruto instintivamente para verle luchando contra otro grupo junto a Gaara y entonces... sentí el impacto de algo en mi cuello, algo que venía desde atrás y no podía creérmelo... porque detrás sólo estaba mi equipo. Vi a Sakura sonriendo y cuando quité aquel dardo de mi cuello, supe que había vuelto a drogarme.

Aunque era ella quien sonreía, no fue sino Danzo quien apareció entre las sombras de los árboles para acabar conmigo y me pesaba tanto el cuerpo, que caí quedándome allí tumbado de medio lado intentando mirar a un Danzo que se aproximaba hacia mí con clara intención de matarme y obtener mis ojos, pero yo no podía moverme. ¡Hacer tanto por una villa que sólo quería verme muerto! Había matado a cientos en esta estúpida guerra y ahora... iba a morir yo a manos de mis propios aliados.

Grité por los kunais que me clavo por el cuerpo, grité incluso cuando hundió la Katana en mi abdomen y la movió para hacerme aún más daño. Sentía los golpes, el dolor, la sangre que caía al suelo desde mis labios, una sangre que venía desde el interior de mi cuerpo y miré a Naruto luchando a unos metros de mí, ni siquiera se daría cuenta y no sabía cómo llamar su atención. No me preocupé tanto por lo que me pasaría a mí, de hecho me preocupé sólo cuando vi a Sakura acercarse a Naruto con clara intención de matarle y Naruto ni se daría cuenta, porque creía que era un aliado, bajaría la defensa como había hecho yo y no podía permitirlo, no podía permitir que Danzo mediante artimañas matase a Naruto.

Golpeé a Danzo tan fuerte como pude en ese momento y clavé mi Katana en su abdomen haciéndole retroceder por el dolor. Me levanté como pude, con más pena que gloria y en el último esfuerzo, justo cuando Sakura y el resto de enemigos iban a atacar a Naruto, saqué fuerzas para recuperar mi velocidad normal y ponerme tras él. Naruto se sorprendió al verme, pero ni siquiera me había mirado aún, simplemente veía mi espalda junto a la suya y encendí el Susanoo con la esperanza de poder protegerle.

Al activarlo liberé tal cantidad de chakra... que Sakura salió disparada hacia atrás igual que el resto de enemigos, evitando que se acercasen a Naruto, pero yo empecé a escupir sangre sin poder evitarlo, estaba gastando mis últimas fuerzas aquí, pero era para salvar al amor de mi vida y él lo merecía.

Todo pasó a cámara lenta, escuchaba casi en susurro la voz de Naruto llamándome y como se abalanzaba sobre mí para cogerme antes de caerme al suelo, mis oídos ya se negaban hasta a escuchar, no oía nada, veía los labios de Naruto moverse y sonreí ¿Cuántas veces los había besado? Esos labios que ahora por el movimiento, sabía que me estaba intentando convencer de que quitase el Susanoo, me estaba matando a mí mantenerlo encendido, demasiada energía, pero no quería quitarlo hasta que él estuviera completamente a salvo.

No me deshice de la técnica hasta que Kakashi llegó con el otro equipo y para cuando los vi y lo desactivé, ni siquiera recordaba nada... me dormí inevitablemente, no sentía mi respiración, no sentía mi corazón, no podía mantenerme despierto, no podía escuchar nada, sólo había silencio, sólo había oscuridad...

Algo bueno hice en mi vida... ¡Salvar al Dobe!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top