Capítulo 53: Vuelve conmigo

Sasuke Uchiha

Había llegado tarde al pueblo, estaba anocheciendo y cuando pregunté en el pueblo por mi hermano, la gente no parecía tenerlo muy en mente, pero al preguntar por Deidara, todos indicaron claramente donde vivían, supongo que el cabello rubio tan poco usual por estos lugares llamaba la atención más que mi hermano, porque no creía ni que mi hermano hubiera activado su Sharingan, que era lo que más llamaba la atención de él.

Cuando toqué a la puerta y abrió Deidara, se extrañó de verme allí, pero me dejó pasar enseguida comentándome que mi hermano se había ido a buscar algo de leña para el fuego, pero que vendría enseguida. Supongo que estaba sorprendido, normal... se suponía que nadie sabíamos dónde estaban ellos y ahora aparecía yo en su puerta, así que me tocó explicar que Karin podía rastrearlos.

Deidara me preparó un cuarto contiguo en el que poder quedarme unos días, porque yo no quería importunarles mucho con mi visita y más conociendo a mi hermano, que seguro estaría muy ocupado con Deidara, sobre todo por las noches y no creo que quisiera tenerme por allí rondando mucho tiempo, me buscaría algo enseguida para mí, sólo eran un par de días lo que quería, aunque Deidara dijo que no importaba, que podía quedarme lo que necesitase.

Deidara siempre era así, hasta creía que lo podía hacer por la forma en que me comporté con él en el pasado, cuando le protegí, le di un lugar en el que estar a salvo y ahora él quería hacer lo mismo por mí, pero sólo era un pensamiento. Cuando acabó de prepararme el cuarto, salimos al comedor de nuevo y no pude evitar fijarme en los muebles que tenían, que no eran muchos pero creo, que los habían hecho ellos.

Mi hermano era bueno en todo, por eso no me sorprendió que él los hubiera construido, yo era bastante malo en cosas de manualidades, pero claro... mi hermano era el auténtico genio Uchiha, él sabía de todo, era fuerte, inteligente, atractivo, sabía pelear, cocinar, hacer manualidades... era perfecto. Yo en cambio había nacido siendo borde, sacando las mejores notas en la academia y siendo bueno para matar, pero nada más, nunca me dediqué a cocinar, ni a hacer cosas normales, sólo entrenaba y entrenaba más para matar más rápido. Yo sólo era un ser vengativo.

Me senté en el sofá que tenían y la verdad es que era cómodo ¡Menudas manos tenía mi hermano para esto! Si alguna vez tenía una casa propia tendría que pedirle a él que me hiciera los muebles, que arte tenía. Deidara también se había sentado cerca de mí mientras afilaba un par de Kunais encima de la mesa, suponía que o eran suyos o de mi hermano. No quiso preguntarme por qué había venido, así que decidí intervenir yo, más que nada porque con él tenía confianza, más que con mi hermano.

- ¿No vas a preguntarme nada? – le pregunté.

- ¿De por qué has venido? Sé lo reservado que eres Sasuke – me dijo – si quieres contarlo te escucharé y si no... puedes contárselo a tu hermano cuando venga.

- No quiero contárselo a mi hermano – le dije

- ¿Naruto? – me preguntó y me extrañé que supiera su nombre – hablabas en sueños a veces, te escuché pronunciar su nombre alguna vez cuando estuve en tu base aquel tiempo.

- Sí – le dije con resignación – Naruto, me ha costado mucho que se diera cuenta de que existía y ahora que estábamos bien... supongo que he metido la pata, pero esperaba que me creyese cuando le dije que no había sido yo.

- ¿Qué no habías sido tú? – me preguntó.

- Una larga historia – le dije – puedo resumirla en que hice algo que no debía, torturé a unos tipos que me hicieron daño, pero no los maté y él no me cree.

- ¿Estás seguro de que no te cree? – me preguntó

- Me gritaba, me acorraló en la ducha echándome la culpa.

- Creo que quería protegerte – me dijo – puede que tuviera miedo de que fueran a por ti por lo que habías hecho, aunque no los hubieras matado, puede que sólo tuviera miedo de que pudieran hacerte algo. ¿Te fuiste por eso?

- No quería morir en esa villa – le dije – y es lo que iba a pasar.

- Si, en eso te doy la razón. Una vez entras en esta vida, no hay vuelta atrás.

- No quiero que Naruto deje todo lo que tiene por esta vida – le dije - ¿Qué voy a ofrecerle yo? Sólo puedo darle esto, estar siempre huyendo, tener que defendernos, arreglarnos la vida por nuestra cuenta, estar con un chico vengativo y complicado – le comenté.

- Eres un gran chico Sasuke, con una profunda oscuridad en tu interior y no te dejas ayudar, él podría hacerlo. Esa decisión es cosa de Naruto no tuya, tú no puedes vivir allí, eso lo sabemos todos, te matarían, pero él tiene que decidir si quiere esta vida o la de la villa, no puedes tomar decisiones por él, Naruto sabe perfectamente lo que le espera si cruza esa puerta.

- Pues no quiero que la cruce, no por mí – le dije – quiere ser hokage, va a serlo, le han dado el puesto, sólo tiene que esperar un tiempo y estará en lo más alto de la jerarquía de la villa, es lo que siempre soñó, no quiero que tire su sueño por mí, no podemos estar juntos.

Deidara se reía y no sé muy bien por qué, pero creo, que pensaba que no tenía razón y no quería decírmelo. Sí que tenía él razón en una cosa, yo no podía tomar su decisión, pero no quería arruinar su sueño. Deidara pensaba que ese chico vendría a por mí y sinceramente, yo también lo creía. ¿Qué debía hacer para que se largase? ¿Qué debía hacer para que se diera cuenta de que su lugar estaba en Konoha? Tenía una cosa clara, si tenía que hacer que me odiase para que volviera a su puesto de Hokage, lo haría.

Itachi entró por la puerta con una gran sonrisa comentándole a Deidara que se estaba preparando una buena tormenta y cuando cerró la puerta girándose a verle, se encontró conmigo en el sofá. No sé si su cara y ese gesto serio era que se alegraba de verme o que no.

- ¿Sasuke? ¿Qué haces aquí? – me preguntó.

- He venido por Deidara – le dije sonriendo

- Pues puedes coger la puerta – me dijo serio y luego sonrió - ¿Enserio a qué has venido?

- De visita – le mentí – sólo me quedaré un par de días, me apetecía veros

- Pues bienvenido – me dijo dejando la leña en un cesto al lado del fuego.

Aquella noche no dormí muy bien, aunque estaba muy cansado de no haber dormido bien los últimos días, el no sentir a Naruto cerca de mí protegiéndome, me hacía estar en vela. Sabía que mi hermano estaba al lado para protegerme si pasaba algo, ¡O creo que estaría para protegerme! Porque de momento escuchaba los gemidos y las risas de ambos, así que estaban bastante ocupados para estar pendientes de mí. Di vueltas y más vueltas en la cama y al final, creo que conseguí dormirme un par de horas, tampoco mucho más.

A la mañana siguiente salí con Deidara a conocer el pueblo porque Itachi había dicho de ir a por unas maderas que le hacían falta, no sé qué es lo que quería construir ahora para la casa. Deidara decidió ir a por algunas cosas para comer y tras comentarme un poco el pueblo ¡cosa que había cuatro casas por así decirlo! Se marchó dejándome a mí viendo por mi cuenta el resto de lo que quedaba, que no era mucho, un parque, un estanque, un montón de chicas que cuchicheaban al verme y sonreían y gente trabajando en sus tiendas, la mayoría herreros que hacían armas y utensilios para el campo.

Estaba distraído viendo como hacían una azada para los cultivos cuando por el otro extremo de la calle apareció ante mis ojos aquella cabellera rubia y el emblema de Konoha en su frente ¡Sería imbécil! de verdad que no tenía remedio, sólo tenía que quedarse en su casa ¿Cómo diablos me encontraba siempre? Era un caso perdido este chico.

Me acerqué a una de las chicas y apoyándome contra un árbol del parque le sonreí de forma pícara como si realmente me interesase lo que me iba a contar, como si quisiera ligar con ella, no me importaba absolutamente nada lo que pudiera decirme, sólo quería que Naruto se diera cuenta de que podía seguir mi vida sin él y se largase a la villa de nuevo, ¡Éste no era su sitio! Era el mío.

Le vi venir enfadado a paso rápido hacia mí y me asusté un poco, porque aunque estaba algo apartado de la vista de los demás y las chicas se reían conmigo intentando ligar, Naruto me había visto perfectamente y no venía con buena cara, de hecho llegó hasta mí y traté de hablar para explicarle las cosas cuando me empotró con fuerza contra el árbol inmovilizando mis manos y besándome frente a todas las chicas, metiendo su lengua en mi boca como si fuera lo último que iba a hacer en su vida dejando claro a las chicas, que yo le pertenecía.

Todas se fueron entre murmullos pero él no se detuvo y acabé cerrando los ojos dejándome besar, me gustaban sus besos, no podía evitarlo, me gustaban aún más cuando era tan violento conmigo, tan dominante, me excitaba verle así, tan posesivo, tan celoso.

- Eres mío, ¿Te queda claro? – me preguntó mordiéndose el labio de la rabia que tenía encima ahora mismo.

- Lárgate Naruto – le dije – No sé qué narices haces aquí, deberías estar en Konoha.

- No me da la gana, no merece la pena estar allí sin ti – me dijo – te quiero a ti Sasuke, me da igual todo lo demás.

- No quiero que te de igual – le dije – tienes todo lo que querías, vas a ser Hokage, lárgate antes de que sea tarde, yo sólo traigo problemas.

- Tienes razón en algo Sasuke, voy a ser Hokage, pero lo seré en tu cama porque acabo de traicionar a la villa, te elijo a ti Sasuke, así que si sigues empeñado en que sea Hokage créeme que lo seré y acabarás obedeciéndome, sólo quiero estar contigo, así que no se te ocurra volver a ligar frente a mí con ninguna chica, ni chicos – me aclaró – tú me perteneces y voy a demostrártelo.

Me arrastró con él algo más hacia el interior de los árboles y volvió a empotrarme con fuerza besándome el cuello con lujuria y provocando que hasta mis piernas temblasen por la excitación, no sólo por sus caricias y besos, sino también por la situación, por la sensación de sentirme a merced de Naruto ahora mismo y aunque le estaba medio dejando, me gustaba mucho.

Creo que Naruto estaba descontrolado por completo, porque ni siquiera me dejó quejarme cuando prácticamente me arrancó el pantalón, me besó con fuerza evitando que pudiera reñirle o decirle algo mientras aguantaba como metía su mano hacia mi miembro masajeándolo para luego lamerse los dedos y empezar a meterlos en mí.

Nunca le había visto tan desesperado como hoy por hacerme el amor, aunque no sé si esto podía considerarse hacer el amor, era sexo salvaje, sin posibilidad de quejarme, pararle y empotrado contra un árbol. Ni siquiera me dejaba hacer nada a mí, me tenía bloqueado y creo... que estaba tan enfadado con mi comportamiento, que era su forma de castigarme, evitar que tomara el control de nuevo, tomarlo él en mi lugar.

Entró en mí sin preguntarme ni pedirme permiso, tampoco es que entrase con mucha suavidad, se hundió hasta el fondo y cuando sintió que iba a gritar o quejarme del dolor, me besó ahogando cualquier sonido que pudiera salir de mí. Me acostumbré a medida que se iba moviendo en mi interior. No se detuvo hasta que se corrió en mí, gimiendo como un loco y yo no pude evitar gemir también y cuando me corrí en su abdomen, me di cuenta al mirar por encima del hombro de Naruto... de que estaba mi hermano con cara de asombro viendo como este rubio cabeza de chorlito me follaba contra el árbol. La cara que se me quedó... no la puedo ni describir, ¡sólo a mí me pasaban estas cosas!


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