Capítulo 49: Encuentros

Sasuke Uchiha

Me relajé una vez acabé con Naruto y sentí que el chakra de Suigetsu se marchaba. Estaba tan relajado después de la sesión de sexo con mi rubio, que me quedé dormido con la cabeza apoyada en su hombro. Sentía su mano en mi cabello acariciándolo pero estaba tan a gusto en este momento que me daba igual, sólo quería que siguiera mientras descansaba con él y eso sí que era raro en mí, porque no confiaba nunca en nadie.

Siempre llevaba armas encima pero hoy... extrañamente había salido sin ellas, confiaba en que Naruto me protegería si ocurría algo y eso me hacía sentir extraño, yo no era el típico chico que necesitaba ayuda o protección, era más fuerte que Naruto ¡o eso quería creer! Pero sin embargo... me dormía como un niño pequeño completamente relajado sabiendo que estaba Naruto allí aunque yo no llevaba armas para defenderme. Aun así, también pensaba que podía utilizar muchas técnicas sin tener un arma a mano, por lo que me relajaba bastante.

Me desperté gracias a que sentí los labios de Naruto sobre los míos, me estaba besando y le correspondí dejando que me despertase... porque si iba a despertarme siempre de esta forma... sería la persona más feliz del mundo. Noté su mano acariciar mi mejilla a medida que se separaba y cuando abrí los ojos, estaba sonriendo con dulzura.

- Ey dormilón – me dijo y sonreí - ¿Volvemos a casa y descansamos?

- Sí – le dije – suena bien eso de volver a casa.

- Mejor que tú a tu casa y yo a la mía seguro – me dijo sonriendo – me gusta que estés conmigo, porque puedo dormir abrazado a ti todas las noches.

Salimos del agua caliente donde tan a gusto estaba y fuimos al vestuario a cambiarnos. Miré a Naruto mientras quitaba su toalla y empezaba a vestirse ¡Había entrenado mucho! Podía ver sus abdominales ahora mucho más marcados que cuando me marché de la villa, sus piernas y sus brazos mucho más fuertes y aquella espalda ancha que tenía ahora, me gustaba mucho Naruto, encima tenía ese inusual cabello rubio y los espectaculares ojos azules que me volvían completamente loco.

- ¿Qué te pasa, Sasuke? – me preguntó Naruto.

- Nada – le dije – sólo te observaba.

- Sasuke... sabes que puedes tenerme cuando quieras, no hace falta que te embobes tanto mirándome – me dijo sonriendo – soy tuyo y lo sabes.

- Sí – le dije cogiendo el control de nuevo y besándole con fuerza – eres mío, nunca lo olvides.

- Eres muy posesivo.

- Lo soy – le dije sonriendo empezando a cambiarme también.

Me vestí junto a Naruto y salimos una vez listos en dirección a casa. Me resultaba raro decir "casa" porque era como si fuera nuestra... cuando realmente era sólo de Naruto, pero acostumbrarse a vivir con la persona a la que amabas, era lo mejor que me había pasado y no estaba dispuesto a perder eso, ni siquiera por mucho que me insultaran o intentasen humillarme la gente de la villa.

Estaba claro que yo no podía ir a comprar, ni podía hacer muchas cosas, porque los encargados de las tiendas no querían venderme nada a mí, no cooperaban con traidores como ellos decían, así que siempre tenía que ir Naruto a comprar, yo no podía hacer nada por él y eso me dolía. A veces pensaba en prepararle la cena, hacer algo romántico pero claro... no podía ir a comprar los ingredientes y si le pedía que fuera él, ya no era una sorpresa, así que me costaba acostumbrarme a esto, a veces me sentía como si fuera un peso para él.

Ya era muy tarde, miraba el cielo lleno de estrellas y luego me fijé en la luna, creo que hoy dormiría muy bien, estaba muy cansado, sin embargo, a medida que avanzamos hacia su casa en silencio, de uno de los locales salieron unas personas medio borrachas, hablando entre ellas y riendo ¡Reconocí esas risas enseguida! Y es que no podía olvidarlas aunque quisiera, eran los tíos que habían abusado de mí en la prisión.

Me detuve en seco esperando y Naruto al ver que no le seguía, se detuvo también unos segundos mirándome. Les vi dar la esquina alejándose de dónde estábamos nosotros y cerré los puños con fuerza por la rabia y la ira que tenía en este momento, notaba como crecía en mi interior el odio y es que quería verlos muertos a todos ellos.

- ¿Sasuke? – me preguntó Naruto y entonces me desconcentré de aquellos hombres para mirar a mi rubio de ojos azules preocupado - ¿Estás bien?

- Sí – le dije.

- ¿Qué te ha ocurrido?

- He olvidado coger algo – le dije - ¿Te importa adelantarte a casa? Recojo lo que me he olvidado y te alcanzo – le comenté – te lo prometo.

- ¿Estarás bien solo? ¿No prefieres que te acompañe?

- No hace falta Naruto, ya me siento bastante molestia porque tengas que hacer tú todo, creo que esto puedo hacerlo solo.

- Vale – me dijo – te veo en casa entonces, no tardes.

- No lo haré – le dije y volví sobre mis pasos dando la esquina.

Esperé hasta que vi a Naruto perderse calle abajo y me subí al primer tejado corriendo entre ellos hasta encontrar a aquellos hombres. Se iban separando a medida que llegaban a sus casas y me quedé con donde vivía cada uno de ellos, porque hoy... empezaba y acababa mi venganza.

Entré en la primera casa y caminé por el pasillo hasta llegar a la habitación de mi primera víctima. Se sorprendió de verme, se estaba cambiando para irse a dormir y supongo que lo último que esperaba encontrarse, era conmigo. Cogió su katana enseguida pero con un rápido movimiento, le desarmé y acabé yo armado con su propia arma. ¡Sangre, sangre y más sangre! Es lo que veía y continué con el siguiente y con el siguiente, todos sucumbían a mi venganza antes de llegar al último, el jefe.

No quería llegar muy tarde con Naruto, así que me ocupé rápido de él y salí corriendo hacia la casa de Naruto de nuevo. Cuando llegué, me cambié de ropa y me lavé las manos de la sangre antes de entrar por la habitación, no quería asustar a Naruto con este tema, así que era mejor quitarme toda la sangre antes de ir a verle. Entré desnudo, porque había lanzado la ropa en el cesto de la colada, ocultándola entre más ropa y cuando Naruto me vio... pensó que quería sexo, pero claro... era algo normal que pensara eso, estaba entrando desnudo en su habitación y para colmo, al ver sus ojazos mirar mi miembro, éste empezó a reaccionar, causando aún más asombro en Naruto.

- Deja de mirarme así, Dobe – le dije sonrojándome.

- Fóllame – me dijo de golpe sin apartar sus ojos de mi miembro, el cual trataba yo de ocultar poniendo mis manos delante por la vergüenza.

- ¿Qué dices? – le pregunté y se acercó hasta mí gateando apartándome las manos y metiéndose mi miembro en su boca.

Jadeé cuando le sentí y él jadeó mientras lamía mi miembro con verdadero deleite, como si estuviera comiendo su plato preferido... ¡que era el Ramen! No me gustaba mucho pensar en Ramen cuando Naruto estaba así, mi miembro no era Ramen, pero aún así Naruto parecía disfrutarlo. Me daba vergüenza verle arrodillado frente a mí metiéndose una y otra vez mi miembro en su boca, chupándolo con desesperación mientras me decía una y otra vez lo grande que era, como le gustaba o cuánto deseaba que sentirlo dentro de él.

En parte... me daba muchísima vergüenza, pero por otro lado, también me excitaba muchísimo escucharle decir todo aquello, además que estaba acostumbrado a ser yo quien siempre acababa dando placer, así que... me apetecía un poco tener a Naruto bajo mí pidiéndome más, jadeando y gimiendo como un loco y me daba exactamente igual las quejas de los vecinos, quería metérsela hasta el fondo a ese rubio.

Moví mi cintura y le metí más hondo mi miembro en su boca mientras Naruto tocaba mis huevos dándome más placer aún. Sentí sus manos en mi trasero y como me impulsaba hacia él metiéndose más si es que podía mi miembro, notaba su lengua jugar y sus dientes mordisqueando mi punta suavemente ¡De verdad que Naruto aprendía rápido!

No aguanté más y le puse a cuatro patas metiéndole la lengua para lubricarle mientras con mi mano masajeaba su miembro que empezaba a excitarse. Le penetré casi sin miramiento, dándonos placer a ambos mientras seguía masturbando a mi chico. Gritaba, gemía y temblaba, hasta pensé que sus piernas le fallarían tirándole al suelo del temblor que había cogido por el placer.

El trasero de Naruto era... puro placer, se notaba de lejos que nadie había entrado jamás en él excepto yo, porque siempre estaba demasiado apretado, tanto, que me costaba contenerme para no correrme tan rápido, era un maldito pecado estar con él, por eso a veces me gustaba que él entrase en mí, porque no tenía que hacer este esfuerzo por no correrme mientras le escuchaba gritar como un loco para que siguiera, para que aumentase el ritmo, para que entrase más hondo, para que le diera más fuerte y ya... cuando pronunciaba mi nombre con aquella seducción que sólo él tenía, ya me era imposible controlarme. Me corrí dentro de él mientras Naruto gritaba que se lo metiera todo, mientras gritaba que era mío y es que lo era.

Naruto cayó encima del futón intentando recomponerse, pero no le dejé, le puse bocarriba para poder lamer y mordisquear sus pezones poniéndolos duros para mí mientras seguía masajeándole, porque él... aún se había corrido y no permitía que alguien no se corriera estando conmigo y menos... si era Naruto.

Sus manos en mi cabeza me empujaban cada vez con más fuerza hacia su pecho pidiéndome que siguiera, pidiéndome que pellizcase sus pezones, que los lamiera y yo pensé que le iba a dar algo, porque cada vez temblaba más y más, hasta que me pidió a gritos que se la chupase, así que bajé haciéndole caso, lamiendo la punta de su miembro con dulzura y acabando por meterme entero su miembro empezando a coger velocidad.

Le enseñé algo nuevo que él no había probado y le volvió loco, lamer sus huevos, meterlos en mi boca con mucho cuidado, hacerle cosquillas con mi lengua pasando sobre ellos para luego volver a su miembro y continuar dándole placer. No paré de escuchar decirle guarradas, de decir mi nombre una y otra vez, de oírle gritar y jadear, de verle temblar hasta que se corrió en mi boca.

Se asustó un poco y se incorporó pidiéndome perdón, pero yo tragué todo lo que pude antes de volver a lamer su miembro limpiándolo con mi lengua mientras él se sonrojaba al verme hacer todo aquello.

- Lo siento Sasuke – me decía – tenía que haberte avisado.

- Ey... no pasa nada Naruto – le dije – sabes que a ti te permito cualquier cosa, eres delicioso, me encantan tus gritos, me encanta tu vocabulario sucio cuando te excitas, me encanta verte temblar de placer – le dije sonriendo.

- Es todo por ti – me dijo – Dios... Tenían razón, los Uchiha son increíbles – me comentó – eres un genio para todo, no sé si podré superarte.

- Entonces... habrá que practicar más – le dije sonriendo – duerme ahora Naruto.

Me tiré a su lado y dejé que me abrazase mientras le acariciaba el cabello y sentía su rostro hundirse en mi pecho.

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