Capítulo 45: Nuevas pruebas


Naruto Uzumaki

Aún no entendía cómo podían ocultarme algo así, encima mandarme fuera para que no molestase y dejarles matarle a gusto, pero no contentos con eso... encima le habían apuñalado por si alguien le salvaba de alguna forma, así que tenía clara una cosa... alguien se estaba tomando muchas molestias para matar a Sasuke y me preocupaba ¿Quién querría con tantas ganas ver muerto a Sasuke? No lo sabía, pero quería averiguarlo.

Llevamos a Sasuke al hospital pero sentía como su vida se escapaba cada vez más rápido, empezaba a dejar de respirar, no paraba de sangrar y ya no sabía qué hacer aunque Ino que estudiaba medicina desde hacía unos años, intentaba detener la hemorragia.

Ibiki lo dejó en una de las camillas y aunque la gente nos miraba fatal, a mí me daba igual, quería que salvasen a Sasuke, tenían que salvarse pasase lo que pasase, él era todo lo que quería y sé que llegaba tarde, porque era mi maldita manía llegar tarde ¿Por qué no podía llegar a tiempo por una vez? En el examen chunnin llegué tarde cuando le atacó Orochimaru, llegué tarde cuando aquellos cinco le reclutaron, llegué tarde cuando decidió marcharse, llegaba tarde ahora que casi lo matan.

Ino se me metió con Sasuke dentro de una sala con otros médicos que yo no conocía, pero como Ino me tranquilizó diciendo que eran de su confianza, no quise preocuparme más. Lo único que me preocupaba ahora mismo, era no volver a ver a Sasuke con vida por mi maldita culpa, porque no era capaz de llegar nunca a tiempo cuando él me necesitaba. Me sentía imbécil e inútil, me lo había avisado tantas veces, tantas veces me dijo que le dejase irse y yo lo había retenido a mi lado, tantas veces dijo que me quería y yo lo rechacé para darme cuenta ahora, de que no podía vivir sin él.

Lloré en el pasillo donde me dejaron a solas y aunque apoyé la espalda contra la pared, acabé resbalando por ella hasta que quedé sentado en el suelo llorando sin poder parar. Era Sasuke el que estaba allí dentro muriéndose. Tanto le había buscado, tanto había deseado que volviese, que se uniese de nuevo a mi equipo, recordaba sus sonrisas egocéntricas cuando me llamaba gato asustadizo, sus ojos llenos de ese brillo porque me salvaba el culo en casi todas las misiones, recordaba su altanería cuando hablaba con todo el mundo porque era un maldito Uchiha que se creía el ser más poderoso de la tierra cuando no lo era, pero aun así, me encantaba su actitud, porque cuando él estaba a mi lado, yo sentía que éramos capaces de hacer cualquier cosa.

Éramos perfectos trabajando en equipo, siempre me decía que le molestaba, que era un incordio, pero siempre acababa contando conmigo, éramos inseparables, siempre lo habíamos sido, desde la academia. Trabajábamos bien juntos, podría haber llegado a decir que nadie podía pararnos cuando estábamos unidos y verle ahora allí tirado en esa camilla desangrándose porque yo... había llegado tarde, me había intentado avisar de mil formas y no le había creído, me maldecía por eso.

Mientras Sasuke estuvo en el hospital con Ino, acompañé a Ibiki a revisar el caso, porque me hizo contarle todo lo que recordaba del incidente con Sasuke, pero la verdad es que no recordaba mucho aparte de que me había intentado matar y de que me pidió ayuda, no sabía exactamente que estaba buscando Ibiki y sé que tenía que contarle todos los detalles, porque era él quien había conseguido detener la ejecución y darme tiempo a arreglar todo esto, confiaba en él, además... era el líder en interrogación y tortura, era experto en este tipo de casos, así que mi confianza era máxima en él, pero es que no sabía que más contarle que pudiera a ayudarle a descubrir lo que pasó aquel día.

- A ver Naruto... repitámoslo – me pidió ya casi cansado - ¿Qué ocurrió?

- No lo sé, cuando llegué a mi casa Sasuke estaba allí tirado en el suelo y me pidió que me marchase y de repente se volvió loco y me atacó.

- ¿Eso es lo único que recuerdas?

- Sí, no sé, ¿Te sirve que le besé y lloró? – le pregunté casi con dudas.

- ¿Le besaste? – me preguntó.

- No sabía cómo hacer que parase, intenté todo lo que se me ocurrió que no fuera matarle.

- Pues la verdad es que eso no tiene mucha relevancia – me dijo - ¿Nada más que sea curioso? Algún efecto secundario... algo.

Pensé en algo que hubiera pasado con Sasuke que no cuadrase y entonces recordé que sí había algo en todo aquello.

- No lo recordaba – le dije – al día siguiente no recordaba lo que había hecho.

- ¿Nada?

- No, se creía que le había secuestrado en mi casa o algo así, no sabía ni como había entrado en mi casa, no recordaba haber venido él allí. ¿Qué es lo que le pasa?

- Pueden ser varias cosas y estoy tratando de descartar.

- ¿Y qué opciones estás barajando?

- No voy a contarte nada hasta que esté seguro, son experimentos militares, no estás autorizado a saber esas cosas.

- ¿Y la herida que tenía? – le pregunté preocupado – ¿Por qué le atacaron antes de la sentencia?

- Creo que alguien quería verle muerto fuera como fuera y le hicieron esa herida para que muriese aunque fallase la sentencia y decidiesen liberarlo.

- ¿Quién puede odiarle tanto?

- Toda la villa –me dijo Ibiki – o prácticamente, recuerda que para ellos sigue siendo un traidor, no le consideran alguien fiel a Konoha.

- Pero es mi amigo, voy a ser el futuro Hokage.

- ¿Crees que eso les importa mucho? – me preguntó Ibiki – ya has visto cómo está la cosa, no creo que tu amigo vaya a ser bien recibido ni aunque salvase a toda la villa, están obsesionados y sólo ven a un traidor.

- Pues vaya asco de villa – le dije sin poder evitarlo.

- Cuida tu lenguaje jovencito – me regañó – no es propio del futuro Hokage hablar así.

- Qué cuiden ellos las formas de comportarse – me quejé – es Sasuke, sigue siendo el mismo chico.

- A mí no tienes que convencerme, tú también venías de padre Hokage y mira cómo te trató la villa durante tanto tiempo... no se cambia la mentalidad de tanta gente de la mañana a la noche y deberías saberlo muy bien.

En eso le daba la razón a Ibiki, mi padre había sido Hokage, uno de los mejores y a mí no me trató precisamente bien, ni a mi madre y eso que era de uno de los clanes más prestigiosos ¿Por qué sería diferente con Sasuke? La gente a veces era cruel y no iba a perder mi tiempo intentando adivinar el por qué, sólo me interesaba que Sasuke estuviera bien. Si le pasaba algo no iba a poder perdonármelo jamás.

Cuando volví por el hospital después de que Ibiki me interrogase cincuenta veces, él se marchó a buscar más pruebas y yo entré por la habitación donde habían dejado a Sasuke. Seguía dormido, pero a mí me dio igual, me hice un hueco en su camilla y me subí a ella tumbándome con él mientras le pasaba el brazo por la cintura. Si debía quedarme toda la noche allí para protegerle, lo haría, pero nadie iba a entrar a hacerle algo.

Me había dormido cuando escuché la puerta que se abría y supe que era muy tarde. Me tranquilicé cuando vi a Ino acercarse y comprobar la temperatura de Sasuke y hacerle un par de pruebas más, aparte de cambiarle el vendaje.

- Ino – la llamé - ¿Por qué le ayudaste? – me preguntó.

- Bueno... supongo que no soy aún un gran médico como Sakura, me falta mucho que aprender pero... necesitabas un médico, nadie quiso ayudar y supongo que aún me importa Sasuke.

- ¿Sabes que es gay, no? – le pregunté y ella sonrió.

- Creo que lo has dejado bastante claro con tu declaración pública frente a toda la villa – me dijo – me gustaba mucho cuando era pequeña y creo que esos sentimientos nunca se olvidan, ya no estoy loca como para perseguirle –me sonrió – pero aún recuerdo, que fue el primer chico por el que me volví loca. Necesitaba ayuda y yo estaba allí, para algo me hice médico, no soy yo quien decido quien vive o muere, es mi obligación atender a todos y tratar de salvarles. A mí Sasuke no me ha hecho nada, así que ¿Por qué no iba a ayudarle? – me preguntó.

- No lo sé, toda la villa parece odiarle.

- La villa le tiene miedo, pero es lo que tiene ser fuerte, a Gaara también le tienen miedo y a ti un poco por lo del kyubi, la gente se asusta con facilidad, pero a mí, no me asustáis. Que descanséis – me dijo acabando de vendarle de nuevo el abdomen y saliendo de la habitación.

Por la mañana, la gente se reunió de nuevo en la plaza para tratar de resolver el asunto de Sasuke y a mí me vinieron a buscar antes. Me habría gustado quedarme con Sasuke hasta que despertase, pero tuve que ir. Sasuke vino custodiado por varios guardias y podía ver sus gestos de dolor cada vez que se movía. Me miró desde la distancia donde le habían dejado y estaba bien hasta que se cayó al suelo sin motivo alguno chillando y agarrándose el cuello como había hecho la noche que le encontré.

Miré a Ibiki a mi lado para indicarle que era eso lo que había visto aquel día antes de que se volviera loco y me atacase, tampoco me dio mucho tiempo a reaccionar para decirle más, porque volvió a atacarme como aquella vez. Por suerte, Ibiki estaba cerca, lo detuvo y le vi poner la mano en su cuello haciendo gritar aún más a Sasuke, pero podía verlo, le estaba quitando algo, creo que un sello que yo no había visto la otra vez. Ni siquiera entendía como Ibiki lo había visto antes que yo, quizá lo intuía y es que él era de interrogación y tortura, puede que hubiera visto más veces ese tipo de sellos.

Sakura como no... volvió a decir que Sasuke tenía un comportamiento demasiado agresivo y aunque hasta Danzo y los del consejo le apoyaron, fue Ibiki quien intervino comentando lo del sello y explicando lo que era. Todo se quedó en silencio y yo no podía creerme que alguien... hubiera estado controlando a Sasuke para intentar matarme a mí ¿Quién narices era el que lo controlaba?

A Sasuke no tuvieron más remedio que soltarle porque lo que Ibiki decía... era prueba suficiente para soltarle, nadie se metía con Ibiki, ni los del consejo, además Kakashi y él eran viejos amigos, así que no les quedó de otra, que devolverme a Sasuke a mi custodia. Cuando salimos de aquella reunión, Ibiki me comentó en secreto, que pensaba que era Danzo el del sello, porque poca gente sabía hacer ese tipo concreto de sellos. Por suerte para mí, Ibiki me calmó diciendo que ya no había problema de que le controlasen, así que podía dormir tranquilo por las noches sin esperar a que intentase matarme.

Cuando me encontré con Sasuke, casi no podía ni caminar y le dolía todo. Pasé su brazo por mis hombros y le ayudé a caminar hacia mi casa. Me miraba como si dudase de algo, puede que dudase ahora mismo si se había imagino mi escenita delante de todos diciendo que le quería o si había sido real, porque con esa herida que tenía y el dolor, creo que pensó que lo había imaginado. No le comenté nada hasta que llegamos a mi casa y le ayudé a tumbarse en el futón.

- ¿Hoy no vas a atarme Dobe?

- No – le dije – oye Sasuke... lo siento, debes estar harto de mí y mi lentitud para ayudarte – él sonrió.

- Tenía la esperanza de que vendrías.

- ¿Por qué? – le pregunté.

- Porque siempre llegas tarde... pero siempre llegas – me dijo justo antes de quedarse dormido.

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