Capítulo 40: Mi clan
Sasuke Uchiha
Naruto estaba completamente loco desde que le dije mis sentimientos ¡Ahora se creía en derecho a decidir con quién podía o no acostarme! El viaje de vuelta fue... extraño, ni siquiera nos hablábamos entre nosotros, a excepción de Sakura que estaba super empalagosa con Naruto, no paraba de darle besos y lanzarse encima de él ¿De verdad tenía que aguantar yo esto? Y no sólo en la misión, se supone que vivía con Naruto por todo ese asunto de la vigilancia ¡por favor que alguien me matase a seguir soportando esas escenitas!
Naruto estos últimos días, pasaba de mí, no me hizo caso, no me habló y cuando nuestras miradas se cruzaban, la cambiaba de vista. Estaba enfadado conmigo por acostarme con Gaara ¡y no me había acostado con él! Naruto estaba mal de la cabeza... le decía que estaba enamorado de él y me saltaba con que me había acostado con su mejor amigo... no había quien le entendiera ¿cómo iba yo a acostarme con su mejor amigo?
No podía negarle que había tenido una conversación con él aquella noche, sí, pero me propuso lo de irme a Suna, cosa que acepté con tal de quitarme a Naruto de encima. ¿Para qué iba a quedarme? ¿Para ver como Naruto se tiraba a Sakura todas las noches en su casa? No podía ver eso, me hacía daño sólo con pensarlo.
Aquella noche paramos a descansar cuando acabamos de cruzar el desierto. Sakura se empeñó en hacer la primera ronda y aunque todos se fueron a dormir, yo pasé, no me fiaba de ella, así que no quise dormirme. Salí a pasear un poco y cuando volví, me pilló Sakura.
- ¿No duermes Sasuke? – me preguntó con ironía.
- No – le dije de forma seca.
- Me han dicho que te lo pasaste muy bien con Gaara – me criticó y tenía esa estúpida sonrisa.
- Me lo pasé en grande, pero no fue con Gaara, me acosté con tu novio – le dije y me pegó una bofetada.
- No digas tonterías – me dijo y me reí.
- Pregúntale a él – le dije – Me la metió cómo quiso y cuanto quiso, puedes llevártelo si quieres, pero jamás podrás quitarme su primera vez, yo la tuve, te la arrebaté.
- No parece que quiera verte – me dijo.
- Puede ser, no me quiere a mí – le dije aunque me dolió – pero me llevo su primera vez.
- Tendrás que llevártela, porque no descansaré hasta verte muerto Sasuke.
- Lo sé, pero hazlo rápido, no soporto verte más tiempo.
Me fui hacia uno de los árboles y quería dormir un rato, pero Sai me pilló en aquel momento, supongo que él era quien haría la guardia.
- ¿Así que Sakura intenta matarte? – me preguntó con su cara seria.
- ¿Ahora espías mis conversaciones? – le pregunté.
- Algo así, la escuché de casualidad ¿Por qué no se lo has dicho a Naruto?
- Como si fuera a creerme, defenderá a Sakura, como siempre hace.
- Sí, eso es muy posible. No sé da cuenta de sus sentimientos.
- ¿Qué sentimientos? – le pregunté incrédulo.
- Venga ya, Naruto está loco por ti – me dijo – solo que no se ha dado cuenta, no cree que eso sea posible. Ten un poco de paciencia con él, se dará cuenta.
- Es probable... cuando me maten – le dije – seguro que cuando ya no esté, es cuando ese Dobe se daría cuenta de algo.
Sai sonrió y creo que en el fondo, ambos sabíamos que Naruto era demasiado lento para darse cuenta de las cosas, pero Sakura era mucho más rápido y lista, acabaría atrapándome y tenía una gran desventaja en esta villa, yo estaba solo, completamente solo, nadie me quería en la villa, todos harían lo que fuera por quitarme del medio, pero Naruto... Naruto no se daba ni cuenta ¡Qué feliz vivía ese Dobe en su ignorancia!
- ¿De verdad lo hiciste con Naruto? – me preguntó Sai y sonreí - ¿Y la tiene pequeña? – me preguntó.
- Para nada – le comenté y él sonrió.
Cuando nos pusimos en marcha al alba... no podía ni con mi alma, necesitaba dormir urgentemente, sentía como me estaba debilitando por momentos por la falta de sueño y todo por culpa de ese maldito rubio imbécil. Qué ganas tenía de llegar a casa, en realidad... no sé si eso era buena idea, porque era quedarme a solas con Naruto o aguantar a Sakura ¡no sé cuál de las dos cosas era peor!
Al llegar a la Villa, los guardias nos detuvieron a la entrada antes de darnos el paso y como no... me miraron con dudas, miedo y odio ¡Desde luego no era bien recibido! Caminé siguiendo al resto del grupo pero el problema real vino cuando nos quedamos solos Naruto y yo, porque automáticamente se giró lanzándome las llaves de casa y diciéndome que fuera yo allí que él tenía cosas que hacer. Supe en aquel momento, que me estaba evitando.
Llegué a su casa y me tiré en el sofá quedándome dormido, cuando me desperté, era muy tarde pero Naruto no había vuelto. Si antes tenía alguna duda de que me estaba evitando, ahora no tenía ninguna y menos cuando entró, saludó y me comunicó que estaba tan cansado que se iba a dormir. Ni siquiera me dejó hablar a mí, así que nada, me quedé en el sofá leyendo un pergamino de los que tenía por su casa hasta que amaneció. Tal y como amaneció, Naruto volvió a desaparecer alegando lo mismo que ayer, que tenía cosas que hacer ¡Me esquivaba! No quería verme, lo tenía comprobado.
Esa mañana, fui a hablar con Kakashi, ya que estaba de Hokage ahora, él era el único que podía quitarme a Naruto de encima. Todos me miraron fatal, los niños se asustaban al verme, algunos ninjas me arrojaron cosas por la calle pero pasé de todo, no merecía la pena ni girarme. Llegué hasta la oficina y que sorpresa... no me dejaban entrar a ver a Kakashi por si quería asesinarle ¡Claro...lo más normal del mundo! Les di todas mis armas a la entrada y aún así, no se fiaron de mí, porque me acompañaron hasta el despacho y no me dejaron solo con él hasta que Kakashi no lo ordenó.
- ¿Qué puedo hacer por ti Sasuke? – me preguntó.
- Quiero que me quites a Naruto de encima – le dije sin rodeos.
- Tú siempre tan directo ¿Qué ocurre?
- No quiero estar con él – le dije.
- Algún motivo habrá.
- Sí, que no se ocupa de vigilarme, me está rehuyendo.
- Hablaré con él – fue su solución.
- No quiero que hables con él, quiero que venga otro a vigilarme.
- Está bien – me dijo – Te asignaré a Dajimu – explicó y no lo conocía por el nombre.
- ¿A quién? – le pregunté.
- Un ANBU, está en el departamento de Raíz – me explicó.
- ¿En el departamento de Danzo? – Pregunté enfadado – busca otro, Danzo fue el responsable de que mi hermano fuera exiliado.
- No hay otro, tiene que controlarte alguien de élite, Naruto o Dajimu.
- Está bien – le dije – me aguantaré entonces.
Salí de allí cuando Kakashi me permitió irme tras conocer a mi nuevo carcelero, era raro y sé que me odiaba, como todos los demás, pero era mejor que soportar los desplantes de Naruto constantemente. Dajimu se sorprendió cuando me vio ir hacia casa de Naruto y me dijo que yo ya no podía ir allí.
- Ya lo sé – le dije – sólo quiero recoger mis cosas ¿Puedo?
- Sí – me dijo siguiéndome.
Entré en el oscuro y solitario piso y empecé a recoger las cosas bajo la atenta mirada de Dajimu, que comprobaba todo lo que metía por si intentaba algo ¡no sé que esperaba... que le rebanase el cuello quizá! No sé. Naruto entró de golpe corriendo con la respiración acelerada.
- ¿Qué coño haces Sasuke? – me preguntó enfadado y Dajimu lo cogió antes de que me atacase.
- Irme – le dije - ¿No lo ves?
- ¿Dónde vas a ir?
- A mi casa, por si no lo recuerdas... soy un Uchiha, mi antigua casa sigue en el clan.
- Esa casa está hecha polvo – me dijo.
- Lo sé, pero es mejor que ver cómo me evitas todo el día.
- ¿Prefieres a ese de raíz que a mí para vigilarte? – me preguntó confuso.
- Sí – le dije – no puedo seguir a tu lado, ve a revolcarte a gusto con Sakura, ahora ya puedes hacerlo, deja de preocuparte por mí, pediré un cambio de equipo en cuanto pueda, así no tendrás que ir esquivándome.
- No te estoy esquivando Sasuke – me gritó.
- No, claro que no, hace dos días que no te veo, pero no me estás esquivando.
- ¿Qué querías que hiciera? Me soltaste esa bomba de que sentías algo por mí y luego te revolcabas con Gaara.
- Ya te he dicho que no me revolqué con Gaara – ni siquiera me di cuenta de que Sai entraba en ese momento por la puerta.
- Chicos – nos llamó.
- Cállate – le gritamos Naruto y yo a la vez provocando que callase.
- Te escuché claramente, Gaara estaba gimiendo.
- Ya, pues no era yo quien estaba allí.
- Dijiste que ibas a dormir a su habitación
- Fui a hablar con él sobre lo de Suna.
- Chicos – volvimos a escuchar de Sai y le miramos – era yo.
- ¿Qué? – nos preguntamos los dos a la vez.
- Yo me acosté con Gaara – nos dijo.
- Espera... ¿Me diste tú habitación para poder quedarte con Gaara? – le pregunté.
- Si – contestó Sai.
- ¿Dormiste en la habitación de Sai? – me preguntó Naruto.
- Sí, Gaara sólo quería hablar conmigo, ya te lo dije, pero nunca me crees.
- ¿Enserio eras tú, Sai? – preguntó Naruto.
- Quería pasar una noche con él y él conmigo, así que le cambié mi habitación a Sasuke y yo me fui con Gaara, los gemidos eran por mi culpa, Sasuke no se acostó con él.
- Eres imbécil – le grité a Naruto.
- Sasuke no te vayas – me dijo – lo siento, creía que eras tú. Gaara me dijo que estaba enamorado de ti.
- Fue para darte celos Naruto – me explicó Sai – llevo meses viéndome con Gaara, estamos saliendo.
- Estupendo Naruto, claro... porque cuando yo te digo que no me follaba a Gaara no me creías, vete al cuerno Dobe.
Me largué de allí y me aguanté las ganas de llorar, me aguanté el dolor de mi pecho rompiéndose, aguanté la humillación y sus desplantes, aguanté la soledad, porque estaba solo, como siempre lo había estado.
Tal y como decía Naruto, la casa estaba hecha polvo, no sólo mi casa, todo el clan, nadie se había molestado en entrar a arreglarlo, lo habían dejado como estaba. Dajimu me seguía sin perderme de vista y cogí una espada de madera del suelo, seguramente de algún niño de los que había antes de ser masacrados. Encima me ponían a este tío, uno de los hombres de Danzo, uno de los causantes de que mi hermano fuera desterrado.
Caminé hasta mi casa y los recuerdos eran dolorosos, recordaba a mi hermano, recordaba a mis padres, mis abuelos, toda la gente del clan, pero ahora sólo había polvo y maderas destrozadas, ni siquiera las puertas cerraban.
- ¿Seguro que prefieres quedarte aquí? – me preguntó Dajimu.
- Sí – le dije – es mi hogar.
- Es tétrico – me dijo.
- Lo sé, pero sigue siendo mi casa.
Saqué un futón destrozado de uno de los armarios y busqué otro para mi compañero. No tardé en acostarme aunque sí tardé mucho en dormirme. Supongo... que yo no fui suficiente para Naruto, aquello me dolió en el alma, me dolió en el orgullo, yo no era bastante para él pero esa zorra sí lo era ¡Sasuke Uchiha ya no valía nada! así me sentía. Dijo que no heriría mi orgullo, pero había dado de lleno en él, me había destrozado y no lo soportaría más, no volvería a humillarme frente a él, no volvería a ser este Sasuke, tenía que recuperar al anterior, al orgulloso Sasuke Uchiha con el que nadie quiere meterse. No perdonaría jamás a Naruto, esta traición, no la perdonaría.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top