Capítulo 38: Conflictos de dormitorio


Sasuke Uchiha

Me sentía imbécil, estaba ahora sentado en la rama del árbol esperando a que amaneciera y cada vez que pensaba en cómo había llorado frente a Naruto, me sentía débil, impotente e imbécil ¿Desde cuándo Uchiha Sasuke lloraba frente a ese Dobe? Lo único que me reconfortaba un poco era saber que no diría nada, porque no quería que nadie se enterase de ese pequeño detalle de debilidad.

El gran problema de esto, es que ahora Naruto me miraba con unos ojos lastimeros ¡Sentía lástima de lo que me habían hecho! Yo no quería su maldita lástima, quería que me viera como siempre, el orgulloso y altanero Sasuke Uchiha que tenía todas las situaciones bajo control.

Esa mañana salimos de nuevo para cruzar el desierto y extrañamente... todos mantuvimos un aterrador silencio, yo no quería hablar de nada, menos desde que Naruto se enteró de lo que me habían hecho en prisión, Naruto no se atrevía ni a mirarme, le daba lástima y no sabía de qué hablarme ¡Era el colmo!, Sakura después de meter ayer la pata con Naruto soltándole todo y ver como se lanzaba a ayudarme, prefería mantener el silencio para no provocar un mayor acercamiento del rubio hacia mí y Sai... Sai simplemente prefería el silencio para no llevarse otra bronca como la de ayer.

Llegamos a las puertas de Suna y todo parecía fantástico, al menos para mi equipo a quienes recibieron con los brazos abiertos, porque a mí todos me apuntaron con sus armas ¡Creo que nadie les había avisado de mi visita! No se quedaron tranquilos hasta que llegó Gaara y les obligó a bajar las armas alegando que así no se trataba a los invitados.

Les seguí por las calles y la gente me miraba mal, supongo que debería empezar a acostumbrarme a esto. Me di cuenta al mirar hacia delante que Naruto me observaba con esos malditos ojos lastimeros ¡como odiaba esos ojos! Yo no era el "pobre Uchiha" yo era el "Orgulloso Uchiha" quería que dejara de mirarme así, con lástima, no necesitaba ni su lástima ni su compasión, quería que fuera el Naruto de siempre conmigo.

Gaara nos invitó a hospedarnos en su casa, pero yo casi prefería irme a un albergue o un hostal, no quería importunar más con mi visita, pero prácticamente me obligó a quedarme. Aún recordaba cuando peleé contra él tras el examen, de verdad que este chico había cambiado mucho.

Los únicos que realmente me saludaron con decencia, fueron los hermanos de Gaara, pero bueno... ellos dos nunca habían tenido prejuicios y si estaba aquí, intuían que era por algo, así que no hacían preguntas y me trataban como siempre ¡y lo agradecía mucho! Puede que no hablase mucho con ellos, pero es que yo no solía hablar mucho con nadie, así que tampoco me lo tuvieron en cuenta.

Para dormir... Sakura se fue a una habitación ella sola y nos dejó a los chicos repartirnos las otras dos habitaciones, claro que yo no quería ir con Naruto después de lo que había ocurrido ayer y de que supiera todo aquello.

- Me voy con Sai – dije seco y Sai se asombró de aquello.

- Ni hablar – dijo Naruto – él solo quiere... solo quiere verte cierta parte – dijo de mal humor

- A mí me da igual, sólo voy a dormir – le dije.

- No puedes irte con él y punto – me dijo.

- ¿Por qué no?

- Porque yo soy el responsable de vigilarte, me encomendaron a mí esta misión, así que tienes que venir conmigo las veinticuatro horas del día.

Vale, de aquello ya ni me acordaba, era cierto que se lo habían pedido a Naruto y que era el encargado de vigilarme, para mi mala suerte.

- Está bien – le dije – pero no ronques mucho, quiero dormir – le dije entrando en la habitación.

La habitación no estaba mal... salvo por una cosa, sólo había una cama, así que directamente me tiré en ella escuchando la chirriante voz de Naruto cuando cerraba la puerta entrando también.

- ¿Qué haces Teme? – me preguntó.

- Dormir – le dije - ¿Estás ciego o qué?

- Eso lo veo, digo que te apartes un poco y me dejes un hueco.

- ¿Por qué tendría que dejarte un hueco? Yo he llegado primero Dobe, busca otro sitio para dormir.

- Sólo hay una cama, así que hazme un hueco Teme – me gritó.

- El suelo estará bien para ti – le dije – aunque... siempre puedes irte a la habitación de Sakura, ¿no es lo que llevas deseando desde que iniciamos la misión? ¿Meterte en su cama?

Me asustó un poco cuando sentí el cuerpo de Naruto encima de mí y le vi con el puño levantado como si fuera a pegarme. Sonreí después de la sorpresa que me dio, no esperaba que se lanzase tan rápido a defender a esa zorra.

- Pégame Naruto – le dije – vamos, sé que lo estás deseando.

- ¿Qué te pasa con ella? – me preguntó.

- Me está robando lo único que me importa.

- No te entiendo – me dijo bajando el brazo.

- Da igual, déjalo, sólo quiero dormir.

Naruto bajó de mí y se quedó en uno de los lados de la cama mientras yo me giraba dándole la espalda alejándome lo más a la esquina posible, quería alejarme de él porque tenerle tan cerca me provocaba demasiada excitación y no quería que la sintiera. Cogí uno de los kunai y lo agarré con fuerza metiendo la mano bajo la almohada sin soltar el arma y es que no me fiaba de que intentasen matarme en cualquier lugar, no me fiaba de nadie.

La luz se apagó y miré por la ventana viendo las estrellas en el cielo, desde Suna se veían con una gran claridad, nada las cubría y eso me gustaba. Escuchaba la respiración de Naruto y notaba como a veces se hundía un poco el colchón dejándome saber que se giraba a mirarme, así que él tampoco se había dormido, pero yo sí me hice el dormido, no me moví absolutamente nada.

- ¿Qué te está robando Sasuke? – me preguntó de golpe.

- Duérmete Dobe – le dije.

- ¿Qué te está robando? – me volvió a preguntar.

- A mi mejor amigo – le dije – ya no me queda nada Naruto, no tengo nada por lo que merezca la pena quedarme en la villa. Me lo quitaron todo, sólo quiero irme – le comenté.

Naruto se giró de golpe hacia mí incorporándose de la cama, pero yo no quise girarme, ya me había humillado bastante diciéndole eso, ya me habían humillado bastante contándole lo de prisión, no quería seguir soportando esto, mi orgullo ya no aguantaba más.

- ¿Eso crees, Sasuke? – me preguntó.

- Sí – le dije – ve con Sakura, da igual.

- Sasuke... sabes que tú y yo siempre seremos amigos y sé que te ha costado decir eso porque tienes un orgullo demasiado grande para confesarlo, pero... quiero que sepas, que yo jamás heriría tu orgullo.

- Vale, ahora déjame dormir – le dije intentando que dejara el tema de una vez.

- Sasuke... - me llamó y me giré a mirar sus impresionantes ojos azules - ¿Dijiste enserio lo de la primera vez? – me preguntó ruborizándose - ¿Haré el ridículo?

- Seguramente – le dije muy sincero.

- Ayúdame Sasuke – me dijo de golpe – por favor.

- Ya me lo pediste una vez y te dije que es practicar, no puedo ayudarte Naruto.

- Por favor... sólo un beso, enséñame ¿Cómo se hace?

¡Esto iba a costarme demasiado! No podía besar a Naruto sin querer más de él y estaba convencido de que no querría. Quizá podía explicarle la teoría sin tener que hacer nada, creo que es lo que él quería, porque a mí no me veía como nada más que su amigo. Le miré fijamente a los ojos y levanté el brazo hacia su mejilla.

- Le tocas la mejilla – le dije – pero no con agresividad, sino con calma y ternura, si tiene algún mechón de cabello suelto, primero retíraselo y colócalo tras su oreja – Miré a Naruto completamente rojo escuchando con atención y sé que me arrepentiría de esto, porque lo haría con otra persona – acaríciale con suavidad y luego acércate con lentitud hacia sus labios. No dejes los ojos abiertos cuando hagas contacto, a mí por lo menos, no me gusta – le aclaré – no sé qué más enseñarte ya, el resto tendrás que practicar.

- Sasuke... cogeré a los que te hicieron eso – me dijo y me tensé.

- No quiero hablar del tema Naruto.

- Pero...

- Deja de mirarme así Naruto – me enfadé – deja de mirarme con lástima, no necesito eso.

- ¿Qué necesitas? – me preguntó enfadado él.

- Necesito... - iba a decirle que a él, pero me callé, porque sabía que sería demasiado para mi orgullo que él me rechazase, no podía decirlo – necesito... - no pude evitar que una lágrima resbalase por mi mejilla y me sentí imbécil de nuevo, otra vez débil frente a él.

Noté una mano en mi mejilla y cuando levanté la cabeza para mirarle, vi su rostro acercarse al mío mientras su pulgar secaba la lágrima que estaba cayendo ¿Estaba utilizando lo que yo le había dicho? Me había quedado paralizado viendo como cerraba los ojos, sintiendo como sus labios hacían contacto con los míos con suavidad y estuve a punto de llorar aún más, pero me contuve, supongo que porque no soportaba la idea de un Uchiha llorón, yo debía ser fuerte, así que me tragué los sentimientos, pero dejé a Naruto que me besase.

De verdad que era novato en esto, no sabía llevar bien el ritmo y acabé imponiendo el mío para que se dejase llevar. Lo bueno, es que aprendía rápido y se dejaba llevar bien. Pasé mi mano por su nuca y le atraje hacia mí pidiendo permiso con mi lengua rozando su labio inferior para que abriera un poco... y lo hizo, me dejó espacio para entrar a jugar con su lengua. Al principio no supo qué hacer pero enseguida cogió mi ritmo.

Me sorprendió aún más cuando su pierna se enrolló en mi cintura y se subió encima de mí cogiendo el ritmo del beso, acariciando mi abdomen mientras levantaba la camiseta ¿Enserio quería hacer esto? ¿Seguro que era Naruto y no me lo habían cambiado?

- ¿Naruto? – le pregunté por qué no entendía que estaba pasando.

- Shh – me mandó callar – yo no heriré tu orgullo Sasuke – me repitió quitándome ahora la camiseta y pasando su mano por mi pecho antes de volver a besarme.

No aguantaba más, si es lo que quería, pues por mí genial, es lo que tendría, porque no tenía fuerzas para reprimirme más estando con él, le necesitaba, le quería, le amaba y aunque mi orgullo me impidiera decírselo, yo sabía perfectamente lo que sentía por él.

Noté sus manos temblorosas, porque tenía miedo, creo que no tenía miedo de hacerlo conmigo, tenía miedo de fallar la primera vez, miedo de todo lo que le dije, de hacer el ridículo.

- Cálmate Naruto – le susurré – yo lo haré por ti, sólo déjate llevar – le indiqué y él asintió.

Le tumbé de nuevo en la cama y esta vez subí yo encima de él, porque no estaba dispuesto a dejar que un novato llevase la voz cantante, él no sabía nada de esto, así que supongo... que al final me tocaría enseñarle a mí. Levanté su camiseta y estiró los brazos para permitirme quitársela.

Pasé mis yemas por su fuerte abdomen haciéndole algunas cosquillas antes de meter mi boca y recorrer todo su pecho a besos hasta llegar a sus pezones. Le escuché jadear cuando los mordí con delicadeza, cuando los chupé y los besé. Cuando le miré, supe que me había enamorado de sus preciosos ojos azules, de esa inocencia suya que tenía en este momento. Le besé de nuevo y es que me encantaba su boca, me gustaba su lengua y me daba igual si era un novato ¡podía enseñarle! Mientras él fuera sólo mío podía hacerlo, no me importaba si era virgen o no, total... dentro de un rato dejaría de serlo y sé que era raro en mí, pero si necesitaba dejar de serlo y entrar, le daría permiso, sólo a él.

De verdad que no sabía hacer nada, al final, tuve que explicarle que tenía que lubricarme antes de entrar, hasta le enseñé como hacerlo cuando me metí sus dedos en mi boca lamiéndolos con toda la seducción que pude sacar mientras sentía su miembro crecer rozando contra el mío al estar yo sentado encima de él. Jadeó mi nombre de forma seductora a medida que metía sus dedos en mi interior y me excitaba demasiado escucharle.

- Sasuke – le escuché susurrar - ¿Estás seguro de esto? – me preguntó.

- Hazlo Naruto – le dije.

- No quiero hacerte daño.

- Joder Naruto – me quejé – soy un ninja ¿Crees que vas a matarme por entrar en mí? Estoy acostumbrado al dolor, venga, hazlo de una vez... ¿O es que no quieres dejar de ser virgen?

- Si quiero – me dijo.

- Una cosa – le dije – ni se te ocurra contar que te he dejado entrar o te mataré ¿Queda claro? – le pregunté salvando así lo que podía quedar de mi orgullo.

- Vale, no diré nada, te lo prometo.

Como me temía, Naruto estaba tan nervioso, que no acertaba a entrar, así que al final, tuve que coger yo su miembro entre mis manos y sentarme encima de él penetrándome yo. Dolía, no iba a negarlo, pero saber que era Naruto quien lo estaba haciendo me llenaba de satisfacción, porque le deseaba sólo a él. Naruto gimió mientras me comentaba lo bien que se sentía y no me extrañaba, la primera vez que se prueba, es una sensación única, algo nuevo y emocionante, eso es lo que él estaba experimentando ahora mismo.

Empecé a moverme encima de él mientras me miraba y cada vez cogía mayor velocidad, aunque cuando veía la cara de Naruto a punto de correrse por la excitación, bajaba el ritmo. Él se había quedado quieto disfrutando y yo tenía un problema, necesitaba disfrutar también, así que tuve que pedírselo al final cogiendo su mano derecha y llevándola a mi miembro.

- Naruto, tócame – le pedí.

- Vale – me dijo empezando a mover su mano en mi miembro haciéndome gemir.

Con la excitación que llevaba ya por sentir que era Naruto quien estaba bajo mí gimiendo y su mano en mi miembro, no iba a aguantar mucho, así que aceleré el ritmo escuchando el jadeo final de Naruto mientras me decía que iba a correrse y yo le daba permiso. Me corrí en su mano a los pocos segundos después de que él lo hubiera hecho en mi interior.

Cuando salí de él y me tumbé en la cama, escuché que había sido genial, incluso me agradeció que lo hubiera practicado con él ¡Aquello no me gustó! ¿Practicado? ¿Yo era sólo eso? ¿El chico con el que practicar antes de follarse a la zorra esa? ¿Yo era con quien podía aprender y quedar en ridículo para no hacerlo luego con Sakura? Mi orgullo cayó en picado, pero no quise demostrárselo, aunque me enfadé tanto, que le pegué un puñetazo ¡y es que me sentía imbécil por haberle dejado entrar en mí! Creía que podía sentir algo y no, me había utilizado. Le pegué un puñetazo y detrás otro hasta que vi su labio sangrar y él detuvo mi siguiente puñetazo enojado.

- ¿Qué te ocurre Sasuke? – me preguntó limpiándose con el dorso de la mano la sangre de su labio.

- Nada – le dije levantándome de la cama y colocándome la camiseta y el pantalón.

- ¿Dónde vas?

- A dar una vuelta – le dije.

- ¿Te pasa algo? – me preguntó – cuéntamelo.

- No.

- ¿Es algo que he dicho o hecho?

- No – le dije.

- ¿No querías hacerlo conmigo? –me preguntó dudando - ¿Es eso? O quizá... ¿Es que no querías que nadie entrase en ti? – me preguntó casi gritando y me enfadé el doble al escuchar aquello.

- Sólo era para practicar ¿No? – le dije muy serio – espero que disfrutes con Sakura la próxima vez, pero acuérdate del trato, esto nunca ha pasado entre nosotros, tú jamás has entrado en mí – le dije aunque mis propias palabras me partieron en dos, me dolía, me dolía su traición, creía que lo hacía conmigo porque me quería y sólo lo hacía para no quedar mal con Sakura, me había utilizado ¡me había dejado utilizar! ¡Yo, Sasuke Uchiha! – Si vuelves a tocarme... te mataré – le amenacé.

Salí de la habitación y caminé hasta la terraza donde me quedé toda la noche. Hacía frío, las noches en el desierto eran horribles, pero me dio igual, era mejor que estar en la habitación, al menos aquí... nadie me vio llorar.


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