Capítulo 36: Imposible
Sasuke Uchiha
Ver a Naruto entrar en el baño y quedarse atontado mirando, me resultó extraño y eso que no me había girado y sólo veía mi trasero ¿Tenía marcas aún de la tortura de prisión? Si era así me pillaba fijo las mentiras que pudiera soltarle y es que... no pensaba decirle lo que me habían hecho, menuda humillación para alguien como yo. Una cosa era saberlo yo ¡y ya me sentía bastante mal por lo ocurrido! Como para encima... que lo supieran los demás.
Aquello me hizo pensar en algo en lo que hasta ahora, no había caído ¿Sakura sabría lo que me había pasado? Porque fue ella quien me curó cuando Naruto me sacó de prisión y me llevó al hospital, por las heridas debía saberlo. Podía soportar que Naruto se enterase de que me habían golpeado, de que me habían dejado sin comer e incluso, de que se hubieran orinado encima de mí... entre otras muchas cosas que hicieron, pero mi orgullo no soportaría que supiera cómo me penetraron entre todos, como se divirtieron con mi cuerpo cuando no podía defenderme, era demasiada humillación incluso para mí y prefería olvidar esa parte, no porque le tuviera miedo o asco, era por orgullo, no quería que nadie supiera que podían follarme, de que tenían derecho a entrar en mí, porque no era así, nadie tenía derecho a entrar en mi de nuevo ¡yo era un Uchiha!. Bueno... quizá a Naruto le habría dejado pero claro... sólo tenía ojos para Sakura, así que era obvio quien de los dos sobraba en la ecuación, y era claramente yo.
Ahora me encontraba aquí, caminando el último bajo la atenta mirada de todo el equipo ¡ni que fuera a escaparme! Con lo divertido que iba a ser esta misión... Sonreí, porque si esa pelo chicle se creía que se iba a follar a Naruto delante de mí, lo tenía claro. Puede que el rubio no fuera para mí, que ni siquiera se fijase en mí, pero una cosa estaba clara... esa no iba a disfrutar de Naruto mientras yo estuviera aquí.
Me miraba mal, bueno como yo la miraba a ella y es que si en un pasado nos soportábamos... ¡bueno yo soportaba sus constantes gritos de Sasuke-kun! Ella ahora no me soportaba a mí. Cómo cambiaban las cosas, mi fan número uno que buscaba meterse en mi cama a como diera lugar, ahora intentaba meterse en la cama del chico que me gustaba a mí y al que había despreciado mientras yo vivía en la villa ¡Qué irónico!
Y luego estaba el tío pálido ese que contrataron para sustituirme, ¡pero si no era ni la mitad de bueno de lo que era yo! De verdad que el nivel en la villa bajaba a ritmo acelerado. Para colmo, el tío raro ese... Sai creo que se llamaba... se puso a hablarme sobre el miembro de Naruto y no pude hacer otra cosa que reírme ¡Creo que me caería bien la imitación barata de mí! Porque además Naruto se ruborizaba escuchando decir que la tenía pequeña y Sakura se cabreaba con Sai por mentir ¡ni que ella la hubiera visto! Pero ahora que Sai lo decía, a mí me daba un poco de curiosidad.
- ¿Tú también la tienes pequeña Uchiha? – me preguntó.
- ¿Quieres verla o qué? – le pregunté sonriendo de medio lado como solía hacer.
- ¿Podría? – me preguntó.
- Seréis guarros – dijo Sakura de golpe hacia Sai y hacia mí.
- Voy a enseñártela – le dije de broma y Naruto se apresuró a quitarme las manos de mi pantalón mientras me decía veinte insultos posibles y me reñía por intentar mostrarle mi intimidad.
- Naruto... es mía – le dije – puede verla si yo quiero que la vea ¿Tienes algún problema? – le pregunté y se sonrojó para mi sorpresa negándolo.
- No hace falta Uchiha – me dijo Sai – es muestra suficiente de que es más grande que la de Naruto – dijo sin siquiera verla ¡Tampoco iba a enseñársela! Pero quería hacer rabiar un poco al equipo.
- ¿Qué pasa? ¿si quiere enseñarla es porque la debe tener más grande que yo? – se quejó Naruto.
- Él se atreve a enseñarla, tú no, así que algo tendrás que esconder.
Este chaval a mí cada vez me caía mejor, se metía con Naruto y eso ya era suficiente, porque desde que estaba como un perrito detrás de Sakura, cualquier cosa para molestarle, me servía. No soportaba la idea de que estuviera todo el día con Sakura.
- Enserio... ¿No tenéis otro tema del que hablar? – se quejó Sakura.
- ¿No te gusta el tema? – preguntó Sai dudando.
- Creo que es porque se siente mal de que la rechacé hace años y no pudo vérmela – le dije a Sai riéndome y Sakura me miró realmente mal.
Suna estaba a mitad de camino cuando anocheció y ninguno quisimos pasar el desierto de noche, así que justo cuando llegamos al límite del bosque y se nos abría frente a los ojos el desierto, decidimos acampar un poco al interior, resguardándonos entre los árboles. Sakura se negó a hacer la ronda de vigilancia y Naruto se ofreció voluntario a hacerla, aunque yo no podría dormir sabiendo que Sakura estaría tonteando con Naruto.
- La haré yo – les dije.
- No pienso darte un arma a ti – me dijo Naruto.
- Naruto no te ofendas... pero no tengo nada que cortar... según Sai entre tus piernas no hay nada de interés – le dije sonriendo de medio lado y me agarró del cuello de la camiseta dispuesto a pelear de nuevo.
- repítemelo Teme– me dijo.
- Baka – le dije – no tienes nada que me interese entre tus piernas, pero quizá Sakura quiera hacerte algún favorcito – le dije.
- Déjale que haga él la guardia si quiere – dijo Sakura de golpe – toma – me lanzó un Kunai que casi se clava en mi pie – por si necesitas defenderte.
- Pues menos mal que llevo la katana – susurré porque era la verdad... el kunai ese que me había lanzado Sakura no me servía para nada.
Todos se largaron a dormir y me quedé con la espalda recostada en un árbol junto a una hoguera. De verdad que no entendía lo que Naruto veía en ella, lo que estaba claro... es que yo no tenía ni una posibilidad con Naruto, estaba enganchado a más no poder con esa chica. Quizá eso me desanimaba un poco, pero no pensaba demostrarlo, ni a Naruto ni a Sakura.
Vi una sombra moverse de una tienda hacia el bosque y supe que esa sombra, era Sakura, el chakra la delataba. Seguida a ella, otra sombra apareció y ese... estaba seguro de que era Naruto, porque querían hacer algo mientras yo estuviera de guardia ¡pues delante de mis narices no lo iban a hacer como que yo me llamaba Sasuke Uchiha!
Les seguí sin alejarme mucho del campamento y vi a Sakura lanzarse besando a Naruto con pasión, encima éste le correspondía ¿Estaba celoso? Pues un poco sí, no iba a negarlo, después de las noches que me había levantado completamente excitado con los sueños que tenía con el rubio, ver a Sakura encima de él besándole, me ponía enfermo. De verdad que no se cortaban un pelo esos dos.
Saqué un cordel de hilo de uno de mis bolsillos del pantalón y lo lancé por encima de varias ramas haciéndolas sonar como si fuera algún animal. Sakura se asustó enseguida, Naruto no tanto porque le decía que siguiera y siguió. Sería cabrón Naruto.
Busqué por los alrededores del bosque hasta que encontré una de las arañas tan típicas de esa zona, cogí la más grande y peluda que vi y la mandé con delicadeza hacia donde estaban ellos, con tanta puntería la araña, que empezó a subir por la pierna de Sakura haciendo que ésta intentaba tocarse la pierna por el cosquilleo que le producía.
Me reí mucho cuando se dio cuenta de que era una araña y empezó a gritar como una loca mientras Naruto apartaba al animal y le indicaba que todo estaba bien, que podían seguir. ¡De verdad que yo mataba a Naruto! En realidad iba a matar a Sakura, que tenía la mano encima del miembro de Naruto mientras lo masajeaba por encima del pantalón.
- ¿Qué haces? – escuché una voz a mi espalda
- Joder que susto me has dado.
- ¿Qué hacen esos dos? – preguntó Sai.
- Comprobar el tamaño del miembro de Naruto ¿Tú qué crees?
- Si intentas hacer que dejen esas guarrerías, probaría a asustar a Sakura con algo más fuerte.
- ¿Cómo qué?
- Tú atento al ruido y actúa – me dijo sonriendo para luego desaparecer haciendo varios ruidos a los alrededores, ruidos que podían confundirse claramente con enemigos.
Naruto ahí sí se percató y lanzó a Sakura al suelo temiendo que fuera una emboscada. Le vi prepararse para un posible ataque y no puede evitarlo... cogí el Kunai que Sakura me había casi clavado en el pie y lo lancé con fuerza empotrándolo en uno de los árboles justo encima de su cabeza, cortando un par de mechones de su horrible pelo rosa.
Sakura gritó y yo salí de entre los árboles mientras Naruto se enfrentaba a mí por el lanzamiento del Kunai.
- ¿Qué narices haces teme? Podías haberla matado.
- Venga ya – le dije – tengo buena puntería, además deberíais darme las gracias, he venido en cuanto habéis gritado, creía que estabais en peligro. Se supone que teníais que estar en las tiendas ¿Qué hacéis aquí? – les pregunté y Naruto se vio pillado entonces.
Sai apareció por la espalda de Naruto y miró a Sakura en el suelo gritando que yo había intentado matarla ¡lo que me faltaba por escuchar hoy!
- Sakura... si quisiera matarte ya lo estarías hace tiempo – le dije
- Sasuke – me llamó la atención Naruto.
- ¿Qué? – le pregunté de mal humor – ah ya sé, protege a tu novia ¿Por qué no vas entonces a Kakashi y le dices que he intentado matarla? Así me ahorráis tener que ver como pasáis de la misión para iros a revolcar como conejos – le grité y me llevé un puñetazo de Naruto que me dolió más por el motivo que el propio puñetazo.
- No vuelvas a hablar así de Sakura –me gritó – no te lo permito.
- Me ha quedado claro Naruto – le dije - ¿Sabes qué? Paso, haz lo que quieras, me voy a dormir y espero que no me mate algún enemigo mientras en vez de hacer la guardia, os estáis revolcando – le dije demostrándole que nuestra confianza... terminaba aquí.
Empecé a caminar y quería alejarme de todo, ni siquiera pensaba dormir, ver cómo había protegido Naruto a Sakura incluso frente a mí, me dejó claro que yo para él, no significaba nada ¿Cómo quería que confiara en él? ¿Cómo se atrevía luego a mirarme a la cara y preguntarme por lo que me había pasado en prisión? A él no le importaba nada de mí, sólo tenía ojos para Sakura.
- ¿De dónde narices vienes tú? – gritó Naruto a Sai
- De mear – le respondió cogiendo el mismo camino que yo había tomado.
Aquella noche no dormí, me subí a una de las grandes ramas de un árbol con la katana y me quedé despierto. A veces miraba a Naruto abajo en la hoguera haciendo la guardia pero cuando él giraba a mirarme, yo cambiaba la vista y pasaba de él, no quería volver a saber nada. En este momento estaba demasiado enfadado con él.
Al menos de todo esto conseguí algo, Sakura no volvió a intentar nada con Naruto, pero también me quedó claro a mí, que estaba perdiendo, no podía competir contra ella, Naruto jamás tendría ojos para mí. Perdía el tiempo con él.
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