Capítulo 31: Encerrado
Sasuke Uchiha
Me dolía la cabeza cuando empecé a despertarme. Recordaba que había algo en mi cuello y me toqué buscando que era, pero ya no había nada. ¡La zorra esa me las iba a pagar todas! ¿Cómo se atrevía a hacerme esto? Se suponía que era un asunto no zanjado entre Naruto y yo, ella no tenía nada que ver en esto. Iba a matar a Sakura cuando saliera de aquí, iba a saber de una vez por todas quien era Sasuke Uchiha y demostrarle... que a mí no podían drogarme de la forma en que lo hizo.
Miré a mí alrededor intentando saber dónde estaba, pero no veía mucho a parte de una oscura celda y un silencio atronador. Me toqué la frente de nuevo y apreté los parpados cerrándolos todo lo que pude debido al dolor que cruzaba mi cabeza ¡Por dios! ¿Qué me había metido esa zorra?
No sé por qué, mi mente empezó a recordar el cuello sangrando de Naruto ¿Estaría él bien? Seguramente, porque no iba a hacerle nada ¿Por qué no podía matarle? Era muy sencillo, le tenía a mi completa merced, sólo tenía que haber clavado un poco más la Katana, pero no lo hice ¿Por qué diablos no lo hice? Si lo hubiera hecho ya estaría muy lejos de aquí, no tendría que soportar este dolor de cabeza y no tendría que preguntarme dónde me habían encerrado.
Una luz apareció al fondo y ni siquiera quise moverme de donde estaba tumbado, preferí quedarme allí tirado, aunque lo que sí hice, fue darle la espalda al pasillo, porque ni siquiera tenía importancia para mí quien viniera, me daba igual.
- ¿Sasuke? – escuché que me llamaba una voz femenina cuando llegó la luz hasta mi celda.
- Lárgate – le dije
- Tenemos que hablar – me dijo Sakura
- Lárgate maldita zorra – le dije – te aseguro que aun estando aquí puedo matarte.
- Sé que me odias en este momento, pero ibas a matar a Naruto, no me dejaste otra opción.
- ¿Tú eres idiota o te lo haces? ¿De verdad creíste que mataría a Naruto? – le pregunté desde mi sitio sin darme la vuelta.
- Le estabas clavando la katana en el cuello, estaba sangrando.
- Él se la estaba clavando, se acercó a la cuchilla, yo no la moví ni un milímetro, me dolía a mí más ver como se la clavaba, estuve a punto de quitarla, pero Naruto lo impedía – le dije y ella se sorprendió.
- ¿Te han informado de lo que ocurrirá ahora? – me preguntó.
- No, pero me lo imagino, supongo que acabarán conmigo, sólo soy un traidor.
- Naruto quiere que vuelvas al equipo – me aclaró.
- Ya, pero tú no quieres, ni vuestro nuevo muñeco ese que intenta suplantar el hueco que dejé.
- Se llama Sai – me dijo Sakura.
- Me da igual como se llame, ninguno de los dos queréis ¿es eso?
- Sí – me dijo – Entiéndelo... intentaste matarme, no confío en ti para las misiones.
- ¿Y a mí nadie me pregunta si quería volver? – Sakura se sorprendió – no quiero trabajar con vosotros, no quería volver, tú le pediste a Naruto que me buscara y desde luego es tan imbécil que te lo prometió y no paró de buscarme hasta que ha conseguido traerme, ¿Y ahora qué Sakura? ¿Me querías de vuelta para matarme? Siempre tuviste a Naruto a tus pies y no le hiciste caso, pero he visto como le miras, sé que le quieres.
- ¿Qué pasa si es así? – me preguntó – tú nunca me hiciste caso, ¿No puedo cambiar mis sentimientos?
- Sí, claro que sí – le dije – pero para obtener un amor que rechazaste tantas veces, has sido capaz de utilizar a Naruto para que me buscase mientras tú seguías a su lado, mientras le llorabas y te hacías la víctima para que te quisiera más, vas a matarme a mí con tal de tenerle a él. Impresionante Sakura.
- ¿Por qué te mataría para obtener a Naruto? – me preguntó.
- Porque sabes perfectamente lo que siento por él – le dije y se sorprendió – sabes que Naruto no pararía de buscarme y no estaría contigo, pero si me matáis ahora, Naruto dejará su estúpida misión de búsqueda y estará contigo, no tendrás ningún rival en su amor.
- Hasta que al fin lo admites – me sonrió.
- Lo sabías de hace mucho tiempo ¿verdad? – le comenté sonriendo y me giré hacia ella – incluso desde antes de que marchase sabías que sentía algo por él aunque jamás lo dije. Supongo que ya no tienes rivales, quédatelo, si es tan imbécil para dejarse manipular por alguien como tú ya no me interesa. – le mentí.
- Naruto jamás se fijaría en ti, lamento decirte que sólo tiene ojos para mí ahora, tú solo fuiste fruto de la promesa que me hizo y ahora... después de que todos votemos en tu contra y mueras, Naruto ya no tendrá que buscarte más, será todo mío. Has sido un incordio todos estos años – me dijo.
- Y tu una zorra, pero da igual, no ibas a cambiar lo sepas o no, espero que disfrutes de ese cabeza hueca.
- Lo haré – me dijo – me acordaré de ti mientras esté entre sus piernas jadeando, recordaré todo lo que sentías por él mientras le grito su nombre y él me penetra.
- Pues sí que te aburre el sexo con él si tienes que pensar en mí – le dije irónicamente haciendo caso omiso a sus palabras, o fingiendo más bien que no me afectaban, aunque a ella sí pareció afectarle mis palabras.
- Eres un cabrón Sasuke – me dijo – sólo eres un maldito traidor que espero que ardas en el infierno.
- Te recuerdo Sakura... que yo controlo el fuego, soy un Uchiha – le dije sonriendo – el infierno será perfecto para mí, pero ya vendrás tú, zorra, porque disfrutaré descuartizándote pedazo a pedazo.
- Disfrutaré tu ejecución – me dijo sonriendo para marcharse.
Volví a quedarme allí solo, pero no quise levantarme. Seguía tirado en esto a lo que se supone... llamaban cama, porque era un montón de paja mal puesta en un rincón. No sé el tiempo que pasó, pero ya estaba muy aburrido cuando escuché una voz, una chirriante y molesta voz, así que era Naruto, venía hacia aquí tan molesto como siempre. Una luz empezó a verse por el pasillo, creo que traían una antorcha mientras guiaban al rubio hacia mi celda.
Me levanté aún con el dolor de cabeza y me acerqué a los barrotes quedándome en la esquina oscura por donde se acercaban los pasos y la luz. Aún escuchaba su voz y es que para ese imbécil era imposible estarse calladito, aún recordaba el examen a Chunnin y los quebraderos de cabeza que me dio, ni siquiera podía recordar una simple frase el cazurro de él.
Una sombra llegó por el pasillo y saqué el brazo enganchando por el cuello de la chaqueta naranja esa tan llamativa a un sorprendido Naruto, que abrió los ojos al ver cómo le agarraba.
- Voy a matarte pedazo de imbécil – le grité justo cuando lo acercaba hacia mí y se golpeaba en la frente contra los barrotes de mi celda.
Se quejó al momento y los guardias intentaron hacer que soltase mi agarre del rubio. Uno casi me parte la muñeca intentando que soltase y escuché a Naruto gritarles que no me hicieran daño mientras intentaba soltar los brazos de sus guardias de los míos.
Los guardias soltaron cuando Naruto se enfadó diciendo que me dejasen en paz y se quedó quieto mirándome, sin apartar mis manos del cuello de su chaqueta. No entendía por qué narices no había dejado que le soltasen de mi agarre ¿Tan idiota era o es que quería que le matase de verdad?
- ¿Qué te ocurre Sasuke? – me preguntó con aquella mirada seria, la misma que tenía cuando la espada se clavaba en su cuello.
- Te dije que no quería volver ¿Era esto lo que querías? ¿Para encerrarme aquí es para lo que querías que volviera?
- Quería que volvieras conmigo al equipo – me gritó – te quiero en mi equipo, como antes, eres mi amigo.
- No, no lo soy, somos rivales Naruto, soy el traidor y me has vendido, tú me has entregado a la misma muerte y caerá sobre tu conciencia cuando me maten sin dejarme defenderme, porque sabrás... que me cogieron por tu culpa.
- No van a matarte.
- ¿De verdad eres tan idiota? – le pregunté sonriendo – fueron capaces de convertir a mi hermano en traidor cuando él les había ayudado, cuando cumplió las órdenes, si son capaces de eso... ¿Crees que no son capaces de matarme? De verdad estas ciego, no puedes ver lo que es esta villa, es un nido de víboras que se pisotean los unos a los otros por el poder y los ninjas decentes como mi hermano acaban siendo utilizados para sus fines y luego abandonados.
- ¿Qué es eso de tu hermano? – me preguntó.
- Si quieres saber los secretos ocultos de la villa ve y pregúntale al Hokage – le dije – pero te aseguro, que desde el momento en que me trajiste, has firmado mi sentencia de muerte y no creí que moriría por tu culpa, eres imbécil, me has traicionado – le dije soltándole y empujándole hacia atrás de los barrotes para alejarle.
- No te he traicionado – me gritó pero yo me alejé hacia la pared del fondo.
- Lárgate – le dije.
- Sasuke – dijo mi nombre acercándose a los barrotes y cogiéndolos con las manos
- He dicho que te largues, no quiero volver a verte, me has matado – le dije echándole la culpa de mi situación y es que era su maldita culpa que yo estuviera aquí.
Los guardias cogieron de los brazos a Naruto para insistirle en que debía salir fuera porque su presencia me estaba poniendo nervioso pero Naruto se agarró a los barrotes con fuerza mientras los guardias intentaban apartarle de allí.
- Voy a sacarte de aquí ¿Me escuchas? – me preguntó pero no le respondí, estaba demasiado enfadado con él incluso para hablarle, de todas formas no me lo creía, porque en esta villa de mentirosos, después de lo que le hicieron a mi hermano, sabía que a mí tampoco me perdonarían como no lo hicieron con él – Vas a salir y volverás al equipo conmigo, te lo prometo.
Aquello me cabreó, porque jamás me había prometido nada a mí, todas sus promesas siempre habían sido para otra persona y conocía a la otra persona. Sakura, esa que quería verme muerto.
- No hagas promesas que no puedes cumplir – le grité acercándome a los barrotes y cogiendo sus manos con las mías evitando que pudieran llevárselo los guardias.
Su rostro estaba muy cerca del mío y por primera vez, sus ojos azules habían cambiado esa seriedad a la mirada que yo recordaba de él, aquella llena de dudas, a la tierna, a la que tenía cuando era un chiquillo inocente, pero yo ya no era aquel chiquillo inocente como aún seguía siéndolo Naruto cuando no aparentaba ser serio.
- Tú sólo tienes ojos para la zorra de Sakura – le grité – ve ahora con ella y toma tu recompensa, seguro que te premia muy bien por haberme traído de vuelta, al fin y al cabo, cumpliste tu promesa con ella. Nunca has hecho nada por mí Naruto, sólo pensabas en Sakura, me buscaste porque ella te lo pidió y te aseguro, que ella ahora va a pedir que me maten porque me tiene miedo, así que ve con ella, te lo has ganado, felicidades Naruto, conseguiste lo que llevabas años deseando, meterte en su cama aunque sea a costa de mi muerte.
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