Capítulo 29: Nuevo comienzo

Itachi Uchiha

En realidad... Pain intentó convencerme un par de veces más, pero con todo este lío que se había montado con Deidara, no puso pegas a que nos marcháramos, me comentó que buscaría nuevos miembros aunque... no quería perderme a mí, pero bueno... fue mi decisión y en algo tenía razón Deidara, yo era Itachi Uchiha, nadie me paraba y si no quería quedarme no me quedaba y menos después de todo lo que había sucedido.

Acompañamos a Sasuke hacia su base y le comenté cuando no me escuchaba Deidara, que no volviera a tocar a mi chico si alguna vez nos encontrábamos, porque era capaz de cortarle las manos y otra cosa si volvía a ponerle un solo dedo encima, ya fuera voluntariamente, por tratos o acuerdos o por obligación.

Mi hermano sonrió y me prometió no volver a tocarle ni insinuarse, aunque no sé si podía fiarme exactamente de él. Un poco celoso me encontraba porque hubiera tenido relaciones con Deidara, porque era mi hermano y mi chico, todo eso era extraño o a mí me lo parecía. Tampoco quise preguntarle a Deidara quien de los dos era mejor, porque no quería tener la posibilidad de que me dijera que prefería a mi hermano, aunque una cosa estaba clara... me quería a mí, porque se vino conmigo.

Caminamos durante días tras dejar a mi hermano con su equipo, pero tampoco nos corría prisa, éramos traidores en todas las villas, criminales de rango S buscados para asesinarnos, así que no teníamos un sitio al que ir, sólo caminábamos, pasábamos por algunas pequeñas aldeas y nos quedábamos sólo uno o dos días. Ya encontraríamos algún lugar donde poder empezar de nuevo y que nadie nos conociera, de momento... teníamos que alejarnos de todo.

Deidara a cada día que pasaba estaba mejor, me costó un poco que volviera a confiar en mí, no le toqué apenas en varios días, algún beso de vez en cuando y como mucho... dormir abrazados, pero dormir, porque no me atrevía a hacer nada más con él. No quería forzarle a hacer cosas que no quisiera y con todo lo que había vivido, incluido el creerse aquella mentira de que era yo quien le había violado, no quería arriesgarme a perderle por una tontería. Ahora parecía recuperarse, porque a veces, era él quien buscaba mi contacto. En ocasiones era un simple roce de manos, en otras se atrevía hasta a besarme y cuando ya se atrevía del todo... me abrazaba por las noches y me acariciaba el abdomen o el pecho.

En parte me gustaba su delicadeza, su ternura y cuando le veía dormir, sabía perfectamente que era la pareja perfecta para mí, porque puede que le faltase algo de fuerza, pero eso se aprendía, yo mismo me ofrecí a entrenar con él para ayudarle a mejorar y es que sabía perfectamente, con un buen entrenamiento, podía ser muy bueno.

Al final, acabamos a las afueras de un poblado pequeño y muy alejado de Konoha, ¡cuanto más alejados mejor! Es lo que pensaba yo, porque no quería problemas con la villa ahora que todo se había desvelado. Puede que tras saberse la verdad de la matanza de mi clan, me pudieran ver como un héroe, pero yo no quería eso, sólo quería vivir tranquilo junto a Deidara sabiendo que mi hermanito estaba sano y salvo. Aunque ahora tenía serias dudas, porque era un traidor como yo y eso me ponía nervioso, me hacía pensar si realmente estaría bien o no.

Las últimas semanas, estuvimos construyendo una pequeña casa de madera en el interior del bosque, oculta para los de la aldea pero no muy lejos, para poder ir a por provisiones cuando nos hiciera falta. Aún no sé cómo íbamos a conseguir dinero o de qué trabajaríamos, supongo que siempre podía coger alguna misión ninja en la que me pagasen y hacerla con Deidara, pero ya veríamos.

Al menos en la casa se podía vivir bien, no era algo lujoso, para ser sincero era bastante básica, pero era confortable, sobre todo estando con mi chico, que era lo más importante de la casa. Ahora hasta me daba algo de miedo perderle de vista por si me lo volvían a robar. Sonreí por las tonterías que llegaba a pensar, pero al verle allí arreglando uno de los grifos del agua que goteaba, sabía perfectamente que él era lo mejor que me había pasado en la vida.

La casa por dentro ya estaba por lo menos amueblada, entre Deidara y yo habíamos construido los muebles. Estaba en la cocina tumbado bajo el fregadero arreglando una tubería cuando sentí que alguien tocaba mis tobillos y me sacaba de allí empujándome hacia fuera. Vi a Deidara sonriéndome y le sonreí ¿Qué le pasaba hoy a este? Se sentó encima de mí y me besó con pasión.

Me dio la sensación de que Deidara estaba listo para tener relaciones conmigo, le había costado un poco recuperarse de aquella impresión, supongo que no era fácil pensar que yo le había violado y aunque alguna vez tuvo pesadillas, ahora estaba mucho mejor que cuando le encontré. Le separé un poco de mí para que me dejase hablar.

- ¿Estás seguro de esto, Dei? – le pregunté.

- Sí – me dijo con una sonrisa – quiero estar contigo, te quiero – me comentó.

Pasé mi mano por su nuca y le atraje hasta mí besándole con mayor fuerza mientras mi otra mano se situaba en su cintura acariciándole por encima de la fina camiseta que llevaba puesta. No sabía del todo si estaba bien, pero yo me moría de ganas de volver a hacerle mío, porque así lo sentía, él y yo, siempre juntos, iría donde él quisiera, le protegería de lo que fuera, sólo quería estar a su lado, no tener que separarme de él ni un segundo.

- ¿Qué tal si probamos esa cama que has construido? – me preguntó Deidara con una sonrisa pícara.

- Me parece una gran idea – le dije sonriendo.

Me incorporé e incluso antes de que él se levantase de encima de mí, le cogí de la cintura y me levanté cargándole. Le vi reírse y me encantaba su risa. Sé que no le gustaba mucho no le gustaba esto de que le cargasen, pero a mí sí me gustaba hacerlo. Caminé con él en brazos hasta la cama y le besé durante todo el camino.

Le dejé en la cama con suavidad y me tumbé sobre él sin soltar sus besos y es que me encantaban, los había echado tanto de menos cuando desapareció. La verdad, es que todo de Deidara me excitaba, aunque me encontré con un Deidara bastante cambiado desde que vino de la base de Sasuke, porque no esperé que pusiera la mano en mi pecho, enrollase su pierna a mi cintura y me forzara a quedarme abajo subiéndose él encima de mí. Sonreí porque generalmente era yo quien dominaba, pero bueno, por un día, quizá podría dejarle, no sería lo mismo mañana.

Me besó con más fuerza incluso de la que yo había utilizado con él y le dejé, aproveché para meter mi lengua dentro de su boca explorándola por completo, jugando con su lengua, luchando ambos por el control del otro. Deidara me encantaba, porque parecía tan inocente y tan dulce a veces y era tan posesivo en otras como hoy, me gustaba no saber qué día estaba dulce y que día posesivo, porque siempre me sorprendía.

Sus manos empezaron a levantarme la camiseta mientras acariciaba mi torso. Bajó hasta mi ombligo y empezó a besarme entero, creo que no dejó ni un solo centímetro de piel sin besar hasta que llegó a mi pecho y besó, lamió y succionó mis pezones haciéndome gemir.

Enredé mis dedos a su cabello y lo cogí provocando que me mirase con una sonrisa antes de que le besara y volviera a colocarle bajo mi cuerpo, porque a mí, no me convencía esto de dejarme hacer, me gustaba dominar y lo sabía tanto él como yo. No tuve paciencia ni para quitarle la camiseta, directamente la rompí ¡ya le compraría otra si hacía falta! Pero a mí en este momento me estorbaba mucho.

- Ey – se quejó por lo de la ropa y me encantó su cara de enfado.

- Shh – le ordené para que se callase volviendo a apoderarme de su boca – molestaba – le dije con una sonrisa y me sonrió.

- Eres muy bruto – me dijo.

- No sabes cuánto, pero lo descubrirás – le sonreí mientras empezaba a bajarle el pantalón.

Lo terminé de quitar y lo acaricié entero mientras él cogía mi cabello para obligarme a subir a besarle. De verdad que me gustaba este Deidara sin vergüenzas ni traumas, me encantaba verle sonreír y me gustaba cuando tomaba la iniciativa.

Metí mis dedos en su boca y me excitaba verle lamerlos, tanto, que no pude resistirme a besarle, a buscar con mi lengua la suya entre los huecos de los dedos en un morboso juego. Saqué mi mano sin detener mis besos y comencé a meter los dedos en su interior con lentitud y suavidad, creando círculos para dilatarle. Se quejó un poco al principio, pero enseguida escuché sus gemidos ahogándose en mi boca mientras una de sus manos se enredaba en mi cabello y con la otra bajaba un poco mi pantalón para masturbarme dándome placer.

Ahora que lo escuchaba un poco, la cama a veces hacía un leve sonido y me entraba la risa cuando lo escuchaba ¡Creo que tendría que arreglar para la próxima vez ese maldito ruido! No sé yo si la cama aguantaría, porque no pensaba hacer sexo tranquilo, estaba demasiado excitado para estar tranquilo, Deidara iba a saber lo que era el sexo salvaje con un Uchiha.

Quité su mano de mi miembro para coger el mío y posicionarme. Entré en él despacio y con calma porque no quería hacerle daño o al menos, quería hacerle el menor posible. No paré hasta el fondo aunque escuché un leve quejido del dolor. Me detuve un poco y aproveché para besarle el cuello y el lóbulo de la oreja sacando una sonrisa de él.

Empecé a moverme despacio y aunque al principio seguía viendo su rostro de dolor, sus rasgos fueron suavizándose hasta que empecé a escucharle gemir de placer, fue entonces cuando empecé a aumentar el ritmo hasta alcanzar el ritmo que me gustaba a mí.

Acabé colocándole a cuatro patas sobre la cama mientras le sujetaba con mi mano su cabello y entraba y salía de él una y otra vez mientras gemía y jadeaba. Escucharle era música para mis oídos, me excitaba cada sonido que salía de su boca. Cogí su cintura con una mano para poder impulsarle más hacia mí y llegar más hondo mientras con la otra mano le masturbaba. Si pudiera ver su rostro en este momento, debía estar sonrojado y la verdad, es que me apetecía mucho verle, tanto, que salí de él para darle la vuelta y cogerle hasta que enredó sus piernas en mi cintura.

Le empotré contra la pared de la casa mientras volvía a entrar y salir de él. Se agarró a mis hombros y nuca con fuerza, pero yo sólo le escuchaba gemir y sonrojarse mientras me pedía que fuera más rápido. Creo que ni siquiera con mi antigua novia había escuchado gemir tanto como hacía Deidara en este momento, aunque también es cierto, que jamás había empotrado a nadie contra la pared debido a la excitación que tenía.

Me corrí dentro sin poder impedirlo mientras sentía el líquido de Deidara esparcirse por mi abdomen, porque ahora que lo miraba bien, había estado masturbándose mientras le empotraba una y otra vez.

Le dejé en la cama de nuevo y volví a sentir ese crujido ¿habíamos roto algo de la cama? No me habría extrañado mucho si fuera así, pero me reí cuando me tumbé a un lado de Deidara descansando y le escuché sonreír por el ruido ¡Él también lo había escuchado!

- Creo que hay que revisar la cama – me dijo sonriendo.

- A este paso, voy a tener que hacer una nueva – le dije – porque como sigamos así, no va a durar mucho – le sonreí besándole.

- Te quiero, Itachi – me susurró.

- Y yo a ti, Dei.


To be continue...

Segunda parte (Naruto-Sasuke-Naruto)




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