Capítulo 26: Atrapados
Deidara
Estos días en la base de Sasuke habían sido... tranquilos. Puede que tuviera un trato con Sasuke que me obligase a mantener relaciones con él, pero no era tan malo dentro de lo que cabía, porque al menos me trataba bien y disfrutaba ¡algo muy extraño para mí! Porque la única vez que yo disfruté en el sexo, fue con su hermano ¿Debía ser cosa de Uchiha? Porque ya dudaba, sólo con ellos había conseguido disfrutar y no sentir aquel inmenso dolor que había sentido con Akatsuki.
Realmente... aunque había estado aquí unos días, aún seguía soñando con Itachi todas las noches, a veces tenía pesadillas con él, más concretamente con el día en que me violó, pero no quise decírselo a Sasuke aunque suponía, que él intuía algo, porque me despertaba lleno de sudor y gritando que parase.
Quizá Sasuke no tuviera claro que en la pesadilla estaba su hermano, pero desde luego se hacía una idea de lo que estaba soñando. Si tenía que elegir ahora mismo entre Akatsuki y quedarme aquí en la base de Sasuke teniendo relaciones con él, prefería quedarme, porque puede que siguiera amando a Itachi pese a lo que me hizo, pero no quería volver a sufrir y Sasuke me protegía de todo.
Como era costumbre, tuve sexo con Sasuke antes de acompañarle al comedor para desayunar, tenía mucha hambre y lo único que me ponía nervioso de salir, era tener que aguantar a Karin, sus celos y sus insultos, aunque al final... Sasuke acababa echándola de la mesa, creo que ya era una costumbre casi. A mí no me molestaba mucho, puede que me estuviera ganando su odio, pero no se atrevería a tocarme a mí, porque le crearía graves problemas con Sasuke. No creo que ella buscase esos problemas, así que al final... hablaba mucho pero hacía poco.
En verdad... quizá por eso también disfrutaba saliendo de la habitación, porque sabía que se enfadaba enseguida y no podía hacerme nada mientras Sasuke no se lo permitiera y teniendo en cuenta de que sentía predilección por mí, me sentía mucho más seguro y confiado.
Como siempre, me senté al lado de Sasuke y debía reconocer, que tenía un olor muy parecido a su hermano, eso hacía que recordase aún con mayor fuerza a Itachi y yo sólo quería olvidarle. Si por mí fuera, no quería volver a verle nunca pero otra parte de mí, recordaba los buenos momentos y me gustaban esos momentos con él. Odiarle y quererle ¿Cómo era posible?
Karin como siempre, se puso a insultarme, aunque esta vez ni siquiera Sasuke se molestó en responderle, fue Suigetsu quien lo hizo antes de guiñarme un ojo con descaro, aunque por el quejido que escuché después de aquello, creo que Sasuke le había dado una buena patada bajo la mesa. Miré a Sasuke para comprobar que seguía con su semblante serio y callado, la verdad es que sólo cuando estábamos en la habitación es cuando yo le había visto sonreír algo. Creo que no le gustaba aparentar que tenía emociones cuando estaba con los demás ¡Era igual que su hermano! Aunque ambos se enfadasen si lo llegaba a comentar.
Cuando regresamos a la habitación, Sasuke estaba raro, pero no quise preguntarle por si le sentaba mal, al fin y al cabo... entre él y yo no sucedía absolutamente nada, no teníamos una relación, sólo era sexo, disfrutábamos los dos, cumplía mi parte del trato y él la suya, nada más, sólo nos unía este contrato oral que manteníamos en secreto para el resto del mundo.
- ¿Te apetece dar una vuelta? – me preguntó y no supe que responderle.
- ¿Fuera? – le pregunté porque hacía días que no salía de esta cueva.
- Sí, claro que fuera, por la cueva no sería un gran paseo – me sonrió.
- ¿Dónde iremos? – le pregunté.
- ¿Tienes miedo de encontrarte con Akatsuki o qué? – me preguntó él a mí.
- Un poco.
- Ya te dije que no dejaré que te lleven con ellos, voy a protegerte, sólo es dar una vuelta, iremos dónde quieras.
- No conozco nada de aquí.
- No muy lejos hay una montaña que siempre tiene nieve ¿Te apetece ir?
- Vale – le dije.
Sasuke cogió lo necesario y me dio una mochila a mí con cosas, supongo que sería comida o cosas por el estilo, puede que incluso armas, porque de Sasuke me creía cualquier cosa. Nos fuimos solos aunque los demás se quejaron, pero Sasuke con un único gesto, les hizo callar a todos y al final, acabaron acatando sus órdenes ¡Como siempre!
Tardamos bastante en llegar, la ventaja, es que desde abajo hasta la cima, fue lo más fácil, porque yo pasaba de subir andando, así que creé un pájaro de arcilla y subimos volando. Claro que también es cierto que Sasuke dudó bastante en si devolverme la arcilla o no, creo que no terminaba de fiarse de que no intentase matarle, pero yo tenía claro que no quería matarle, me había tratado bien ¿Por qué iba a hacerlo?
Cuando llegamos a la cima, me encantó la vista y sobre todo... la nieve, era fría, suave y me encantaba, hacía demasiados años que no había vuelto a verla. Estaba entretenido jugando con la nieve y viendo a Sasuke sonreírme como si estuviera vigilando a un niño pequeño cuando el mismo Sasuke se acercó hasta mí besándome, metiendo la lengua en mi boca con pasión pero cuando abrí los ojos, me encontré tras la espalda de Sasuke unos ojos rojos ¡Itachi!
Grité y me eché hacia atrás hasta que Sasuke se dio cuenta y se giró para encarar a su hermano mientras me dejaba a mí a su espalda protegido. Creo que estaba en medio de un conflicto familiar.
- Aléjate un poco de mí – escuché a Sasuke decirme.
- Aléjate tú de él – le dijo Itachi a su hermano – y no vuelvas a besarle.
- ¿Qué pasa Itachi? ¿tanto le echas de menos? Le besaré las veces que me dé la gana.
- No te lo repetiré – le dijo enfadado.
- No me des órdenes – Itachi pareció sonreír.
- Nunca aprendiste a escuchar a tu hermano mayor, me da igual si tengo que matarte para llevármelo.
- No vas a llevártelo, se lo prometí.
- ¿Qué se lo prometiste? – preguntó Itachi – no me toques las narices Sasuke y devuélveme a mi chico.
- No es tu chico – se quejó Sasuke – si insistes en llevártelo de nuevo a Akatsuki, tendré que matarte.
- Lo intentarías hiciera lo que hiciera, sólo vives para matarme. Te aseguro que te destrozaré si no me lo devuelves.
- Pues hazlo, porque se queda conmigo.
No sé muy bien que estaba pasando aquí, porque les vi comenzar a pelear y me asusté cada vez que la katana de ambos se clavaba en el cuerpo del otro... claro que eran ilusiones, jugaban con el Genjutsu y yo no podía diferenciar cual era el real de la ilusión. Supongo que ellos se aclaraban bien con sus ojos, aunque me asusté el doble cuando vi a Itachi activar el Amaterasu.
Aquello era imposible de detener, ni siquiera les reconocía, así que... ¿cómo iba a detener esta batalla? Sinceramente, no quería que se mataran entre ellos, eran hermanos por dios. Estaba pensando en ello cuando uno de los Kunais que se lanzaron rebotó en otro y se desvió hacia mí. Intenté apartarme cuando sentí el peso de alguien que me apartaba. Tuve miedo de abrir los ojos y ver de quien de los dos se trataba, pero cuando lo hice, era Itachi, claro que no duré mucho en sus brazos porque Sasuke vino más cabreado que nunca, así que tuvo que soltarme para poder bloquear a su hermano.
- He dicho, que no te lo llevarás.
- ¿Por qué no voy a llevármelo? – le preguntó Itachi a Sasuke.
- Ya te lo he dicho, le prometí que no volvería a Akatsuki.
- ¿Por qué no va a volver?
- No quiero volver – le grité y ambos se detuvieron un segundo, aunque creo que entre la pelea y mi grito, algo iba mal... porque escuchaba un ruido atronador venir hacia nosotros.
- Corred – fue lo que escuché de Itachi mientras alguien tiraba de mí, creo que Sasuke.
Corrimos hacia una de las cuevas que nos indicó Itachi y la curiosidad me hizo mirar hacia atrás para ver la avalancha de nieve que nos perseguía. Me asusté, pero seguí corriendo tras ellos. Itachi entró primero por la cueva y siguió corriendo hacia el fondo mientras Sasuke me empujaba delante de él para que entrase. Le vi venir tras de mí corriendo y la nieve impactó contra el muro de piedra deteniendo la avalancha, aunque gran parte de la nieve, llegó hasta donde nos encontrábamos, al menos hasta nuestros pies.
Volvimos unos metros sobre nuestros pasos para ver la entrada cubierta de nieve. Estábamos atrapados y eso podía ser algo bueno para las locas fanáticas de los Uchiha que vivían en la villa de Konoha, para mí, era un desastre, una calamidad, porque intentaban matarse y estaban aquí encerrados juntitos. No sé si sería capaz de hacer que no se matasen.
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