Capítulo 22: Despertar

Itachi Uchiha

Moví el brazo por la cama para descubrir que no encontraba el cuerpo de Deidara a mi lado y abrí los ojos sobresaltado ¿dónde estaba? Si le había dicho que no saliera de aquí. Me puse nervioso, más cuando me di cuenta de que era de día y yo recuerdo que me había acostado después de comer, así que había pasado toda la tarde y la noche, era algo imposible para mí, porque nunca dormía tanto. Sinceramente... jamás me dormía después de comer y sentía un pequeño dolor de cabeza, no era muy fuerte, pero estaba como algo desorientado o mareado.

Me levanté y busqué en el baño por si Deidara estaba allí, pero nada ¿Por qué saldría cuando le dije que no lo hiciera sin mí? Seguramente porque me había saltado la hora de cenar y tendría hambre, pero eso no excusaba que no hubiera vuelto a la habitación conmigo después de coger algo de comer. Estaba claro que aquí pasaba algo... eso o se había ido de misión, cosa que dudaba.

Ni siquiera quise ducharme, primero quería localizar a Deidara, así que salí por el pasillo para encontrarme una base extrañamente silenciosa y vacía, cada vez esto me gustaba menos. Aquí había pasado algo, eso estaba claro.

Busqué por toda la base, pero sólo me crucé con Konan que leía un libro en una de las salas, así que le pregunté a ella donde se había metido toda la gente... su contestación fue que no tenía ni idea, cuando ella se había levantado, ya estaba todo tal cual lo podía ver en este momento.

Salí de la sala donde estaba Konan y le pregunté directamente a Pain, pero éste ni siquiera se había dado cuenta de que faltaba la gente, así que ahora éramos dos buscando y creo que él iba a darles una buena bronca por no avisar de su salida.

En mi búsqueda, llegué hasta el estanque, más que nada porque prácticamente era como nuestro lugar... o yo lo sentía de esa manera, era un lugar especial para mí, había estado allí con Deidara dos veces, porque me lo encontraba siempre allí, así que esperé que estuviera en ese sitio, pero nada, era como si la tierra se lo hubiera tragado.

Seguí mi ruta por los alrededores hasta que me encontré con Sasori dibujando en un cuaderno el paisaje y es que me sacaba de los nervios desde que había besado a mi chico, seguro que él tenía algo que ver, sobre todo porque caí rendido tras comerme aquella bandeja que él nos había ofrecido.

- ¿Dónde está? – le pregunté.

- ¿Quién? – me preguntó él a mí.

- Deidara – le dije.

- ¿Has perdido a tu rubio? – me preguntó con una sonrisa – pues no sé donde está, la última vez que le vi, andaba en tu habitación.

- No te hagas el gracioso, eres su compañero de equipo, tienes que saber dónde está.

- No lo sé, no tengo porque saber donde se mete todo el tiempo, igual que tú no sabes donde se mete Kisame.

- Kisame sabe cuidarse solo – le dije.

- Deidara también – me comentó y sonreí.

- Sí, tan bien sabe cuidarse que hasta tú le ofreciste protección a cambio de que saliera contigo, eres un desgraciado ¿Dónde está?

- No lo sé, la última vez que le vi, estabais comiendo en el salón – me dijo.

Le cogí del cuello y lo estampé contra una de las rocas del fondo activando mi sharingan enfadado, porque estaban acabando con mi paciencia y me moría por saber dónde estaba Deidara, necesitaba asegurarme de que estaba bien.

- ¿Dónde está? – le pregunté. nuevamente.

- No lo sé – me contestó – salió a coger algo de cena y no sé más, pregúntales al resto – me dijo y le solté de mala forma.

- Si me entero que le ha pasado algo, os destrozaré a todos ¿Has entendido eso?

- Sí – me dijo – pero sigo sin saber dónde está.

Volví a la base y entré por la enfermería descubriendo que no estaban Hidan ni Kakuzu y eso me cuadraba menos, porque aún deberían estar en la enfermería, no era una ilusión cualquiera en la que les había metido. Salí de allí cabreado pegando un portazo y caminé por el pasillo hasta llegar a la puerta principal. Allí esperé sentado en las escaleras mirando el camino.

Esperé como media hora antes de ver aparecer por el camino a Kisame, Kakuzu, Hidan y Zetsu que venían sonriendo y hablando sobre algo, claro que al verme se callaron de golpe y se hicieron los tontos.

- ¿Una agradable conversación? – les pregunté y Kisame fue quien me contestó.

- Sí, algo así – me dijo.

- ¿Y Deidara? – les pregunté directamente.

- No sé de qué me hablas, debería estar contigo, te lo llevaste tú ¿lo has perdido?.

- No lo he perdido – les dije - ¿Qué le habéis hecho?

- Nosotros nada – me dijo Kakuzu – no le hemos visto, pero tu hermanito Sasuke estuvo por aquí, así que no sé, pregúntale a él por si lo ha visto – me dijeron.

- ¿No se os ocurre otra historia que meter a mi hermano en esto? – les pregunté sonriendo.

- No le estamos metiendo – dijo Hidan esta vez – puedes sentir el chakra de tu hermano ¿O es que estás perdiendo facultades?

- No estoy perdiendo facultades, sé que mi hermano me espía, pero nunca se ha acercado a la base, así que no me vengáis contando historias raras. ¿Para qué querría mi hermano llevarse a Deidara?

- Pues no lo sabemos – dijo Zetsu – eso tendrías que averiguarlo tú mismo.

- De todas formas escuché unas explosiones a unos cuantos kilómetros de aquí – me dijo Kisame – creía que estaba entrenando, sí quieres ir a ver, estaba en aquella dirección – me comunicó – pero si se ha cruzado con tu hermano, ese chaval posiblemente... ya esté muerto.

- Tú te vienes conmigo – le dije a Kisame para empezar a caminar hacia donde habían visto por última vez a Deidara.

- Itachi, lo más seguro es que tu hermano haya terminado con él.

- Cállate y comienza a caminar – le amenacé encendiendo el sharingan y caminó delante de mí en silencio.

Me mantuve en silencio sin perder de vista a Kisame y es que como le hubieran hecho algo, lo mataba allí mismo sin contemplaciones. Tardamos casi medio día en llegar y cuando lo hicimos, Deidara no estaba allí, en su lugar había sangre, demasiada sangre, sin embargo, a mí me llamó la atención la cara que puso Kisame, porque no era un rostro normal o de preocupación, era de sorpresa, como si esperase encontrar algo y no lo hubiera hecho. Supongo que imaginaría verse el cuerpo de Deidara allí muerto, pero no estaba.

- ¿Dónde está? – le pregunté.

- No lo sé – me dijo – tendría que estar aquí.

- ¿Cómo que tendría que estar aquí?

Con mi pregunta Kisame se sorprendió mucho e intentó inventarse algo, lo sabía por la forma en que me estaba mirando. Trataba de mentirme.

- Cuando vimos a Sasuke estaba aquí Deidara.

- ¿Cuándo visteis a Sasuke? Me habías dicho que escuchaste las explosiones a distancia ¿Cómo que visteis a Sasuke?

- Le vimos porque atacó la base – me comentó – creí que Deidara estaba contigo hasta que escuché las explosiones.

- Pero no fuiste a ayudarle... en lugar de eso... os volvisteis todos para la base ¿Por qué? Son cosas que no entiendo.

- Lo siento Itachi, no le di importancia, ni siquiera sabía si era Deidara, se suponía que estaba contigo en la habitación. No iba a meterme yo sólo con tu hermano, sería un suicidio – me dijo.

- Claro... ¿y lo mejor era dejar a Deidara solo con mi hermano?

- No, supongo que no – me dijo.

- Piérdete de mi vista porque te aseguro que te destrozo como continúes frente a mí mucho tiempo.

Kisame salió corriendo en dirección a la base y creo que ellos sabían más de lo que me estaban contando, pero no tenía pruebas para acusarles, no tenía ni idea de lo que había pasado aquí, a excepción de que había mucha sangre en el suelo, de que había algo de arcilla y por tanto, estaba claro que Deidara había estado tumbado sobre esa hierba y que sentía la presencia de mi hermano, porque también había estado aquí.

Iba a buscar a mi hermano, de hecho empecé a caminar siguiendo su rastro, porque como hubiera tocado lo que era mío, se iba a enterar de lo temible que podía ser su hermano mayor, más si lo había matado, porque Deidara era mío y aunque en toda mi vida me habían arrebatado y alejado de todo lo que amaba, como mi clan, mi familia, mi villa, todo por cumplir con mi estúpida misión, esta vez estaba harto y por una vez en mi vida, no iban a quitarme lo único que me había importado tras todo aquello.

Supongo que yo siempre fui el que asesinó a todo su clan, pero no era verdad, en parte sí, pero fue por la sublevación, me lo pidieron como ANBU y yo cumplí. Lo gracioso fue cuando en vez de felicitarme me echaron las culpas y tuve que abandonar mi villa como un exiliado. Encima de que les salvé a todos los de aquella villa de la masacre que podía haber realizado mi clan, era yo quien debía largarse como un prófugo de la justicia y estaba harto de hacer las cosas correctas y me tratasen como un criminal, estaba harto de perder siempre yo lo que más me importaba, esta vez no pasaría lo mismo. Deidara era importante para mí y lo recuperaría fuese como fuese.



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