Capítulo 21: Preso
Deidara
Me desperté y me maldije por hacerlo, yo sólo quería morir ¿Por qué diablos estaba despertándome? Malditos Uchiha... ¿Cuánto más tenía que sufrir por ellos? Ambos me dejaban vivo y no lo soportaba más, estaba pasando de uno al otro como un maldito juguete, se entretenían conmigo y todo porque ellos podían hacerlo, eran fuertes, eran superiores a mí y su jodido apellido les permitía hacer lo que querían.
Me fijé en la habitación y sé que había una chica, aunque estaba muy oscuro, sólo dos antorchas en la pared iluminaban la estancia, supuse que estábamos bajo tierra en algún sitio. ¿Qué más podía pasarme ya?
Busqué por la sala algo con lo que poder hacerme daño yo mismo, porque necesitaba matarme y aunque todo el cuerpo me dolía y no sabía si podría siquiera levantarme, tenía que intentarlo antes que caer de nuevo en las manos de un Uchiha, estaba decidido a ello.
La chica de allí de cabello inusualmente rojo, mezclaba algunas sustancias en un bol, creo que era médico, pero no estaba seguro, de todas formas, no sentía en ella un chakra muy fuerte, así que en principio, debería poder contra ella. Creo que si podía moverme lo suficientemente rápido y coger algo, ella no sería capaz de evitar que me matase.
Miré la estancia y encontré un bisturí encima de un mueble no muy lejos de donde estaba la chica. Intenté moverme, todo dolía demasiado, pero podía hacerlo, tenía que hacerlo, sólo un movimiento, sólo la última vez. Me levanté rapidísimo y cogí el bisturí entre mis manos ante la sorpresa de la chica y la mía porque la puerta se estaba abriendo dejándome ver al Uchiha seguido de otro chico.
Moví el bisturí hacia mí para clavármelo cuando el Uchiha fue más rápido y me tiró al suelo alejando el bisturí de mí, el cual vi resbalar por el suelo mientras el Uchiha me retenía. Intenté moverme, resistirme a su agarre y tratar de volver a coger el bisturí aunque ya estaba demasiado lejos de mí y contra el Uchiha no iba a poder hacer nada.
A mi lado bajo la camilla, lo que vi fueron mis bolsas de arcilla y estiré mi brazo intentando cogerlas, necesitaba cogerlas, podía explotarme a mí mismo con la arcilla, pero Sasuke vio mi intención y escuché como gritaba hacia Karin y Suigetsu que apartasen las bolsas. Les vi cogerlas alejándolas de mí y les grité que no se las llevasen.
Estaba tan nervioso que ni siquiera sentí cuando Karin me inyectó algo en el cuello que empezaba a relajarme. A medida que perdía fuerza, me di cuenta de que estaba bocarriba con Sasuke encima de mí sujetándome los brazos, sentado sobre mis piernas evitando que me moviera más. Su rostro estaba muy cerca del mío y aunque no decía nada ni tenía el sharingan activado, a mí me daba miedo ese chico, igual que me daba miedo su hermano.
No sé por qué él estaba mirándome, pero lo hacía como si intentara profundizar en mí, como si intentase comprenderme, pero nadie podía comprenderme. Le grité que le odiaba y él sonrió con prepotencia. Seguí diciendo que le odiaba una y otra vez cada vez bajando más el volumen hasta que ya casi notaba cómo me dormía. Él seguía con su agarre, dispuesto a permanecer allí hasta que me rindiera por completo, hasta que dejase de forcejear contra él, hasta que me durmiera.
- Mátame, por favor – le dije sin poder evitar llorar – mátame – le repetí cuando le vi abrir los ojos.
- No – fue su respuesta y me sorprendí de aquello ¡Estos malditos Uchiha que no podían matarme! ¿Por qué narices ninguno de los dos lo podía hacer?
- Te odio – le repetí justo cuando volví a dormirme.
Soñé con Itachi, recordando los buenos momentos juntos aunque fueron apenas dos días, recordando sus caricias suaves y tiernas, sus besos dulces y adictivos, sus palabras de ánimo, pero luego, todo se desvanecía cuando le recordaba tirándome encima de la mesa, cuando le veía sonreír con malicia, cuando sentía sus caricias lascivas recorriendo mi cuerpo y no paraba incluso cuando le gritaba que lo hiciera, recordaba sus ojos rojos que tanto miedo me daban ahora.
Me desperté sobresaltado y seguía en el mismo sitio, tumbado en la camilla de aquella estrecha sala con dos antorchas que no parecían detener sus llamas. Ahora no había nadie pero tampoco había nada encima de las mesas, habían limpiado a conciencia el lugar de cualquier elemento con el que pudiera hacerme daño.
Lloré, incluso cuando entró Sasuke, no dejé de llorar, no aguantaba estar aquí, no soportaba estar vivo y no soportaba a los Uchiha, menos después de la traición de Itachi. Dolía demasiado, casi me atrevería a decir que me dolía más el corazón que el propio cuerpo. De todas formas, no sé el tiempo que estuve dormido, seguramente me habían mantenido durante días así, porque el cuerpo ya apenas me dolía, creo que me habían estado curando las heridas en este tiempo.
Me levanté de la camilla y busqué algo entre los cajones y las encimeras, quería algo aunque fuera para defenderme, pero es que habían limpiado toda la sala a conciencia. Estaba en plena búsqueda de elementos para escapar cuando la puerta se abrió dejándome ver a Sasuke seguido de cerca de Suigetsu. Ambos me miraron con detenimiento y cerraron la puerta tras él.
Les miré y volví a sentir ese gran odio hacia los Uchiha, no soportaba ver a Sasuke como tampoco soportaría ver a su hermano, los odiaba, odiaba a todo ese clan, odiaba sus ojos, odiaba su actitud prepotente.
- ¿Dónde está mi hermano? – me preguntó Sasuke.
- Y yo que sé, supongo que en la base – le dije.
- ¿Supongo? Quiero un dato concreto.
- No tengo datos concretos, estaba intentando huir cuando me habéis capturado – le dije – la última vez que vi a tu hermano estaba en la base – le dije.
- ¿De qué huías? – me preguntó y sonreí
- Huía para evitar que me matasen.
- Pues no llegaste muy lejos.
- Sigo vivo ¿No? – le dije - ¿Por qué me has traído aquí?
- Para atraer a mi hermano.
- Tu hermano no vendría a por mí ni muerto – le dije – te has equivocado al capturarme a mí.
- No lo creo, te vi besándole en el estanque.
- Sí puede ser, pero sólo fui su juguete, su obra de caridad, me ayudó un tiempo para después darme una puñalada por la espalda, como hacen todos. Tu hermano es un cabrón – le dije enfadándole, porque me cogió de la garganta empotrándome contra la pared.
- No hables así de mi hermano – yo sonreí.
- Hablaré como me dé la gana – le dije – sois todos iguales, creéis que por vuestro apellido podéis hacer lo que os dé la gana y no es cierto, sólo sois unos pobres infelices.
El rostro de Sasuke estaba muy cerca del mío y con su sharingan activado, a mí me causaba miedo, aun así no pude evitar que mi boca fuera más rápida que mi cerebro.
- No vuelvas a insultar a un Uchiha.
- Sólo sabéis tomar las cosas por la fuerza – le dije – no soy disciplinados ni tenéis un buen comportamiento, sólo hay que veros a vosotros dos, persiguiéndoos para mataros como dos cavernícolas en vez de arreglar las cosas civilizadamente, sois basura.
- ¿Qué tomamos las cosas por la fuerza? – me preguntó sonriendo – no parecía que te disgustase mucho cuando mi hermano te metía la lengua – me dijo – de todas formas yo paso de ti y de todos los chicos, no me gustan, así que puedes estar tranquilo que no te tomaré por la fuerza, al menos no yo – dijo mirando hacia Suigetsu mientras me soltaba y se iba hacia la puerta.
- Le prefiero a él que a ti.
Aquello creo que fue como un golpe bajo a su orgullo de Uchiha, porque no le entraba en la cabeza que pudiera preferir a cualquier otro que a él. Suigetsu silbó como si quisiera decirme que la acababa de liar, pero mi boca seguía siendo más rápida para hablar de lo que mi cerebro intentaba decirme que parase. Estaba enfadado y cuando me enfadaba, lo soltaba todo.
- ¿Qué le prefieres a él? – me preguntó enfadado con el Sharingan activado y mirándome fijamente.
- Sí – le dije – me da asco que un Uchiha pueda tocarme, me dais asco los dos, tanto tu hermano como tú, ojalá os matéis el uno al otro y se extinga vuestro maldito apellido en la pelea, porque dais absoluto asco.
- Suigetsu... sal de aquí – dijo Sasuke y su compañero se sorprendió.
- ¿Sasuke? – preguntó sorprendido y dudando.
- He dicho que salgas de aquí – le gritó
- ¿No iras a...?
- No me hagas repetirlo, sal de aquí, cierra la puerta y que no entre nadie.
Supe en aquel momento que había metido la pata hasta el fondo, no era aconsejable enfadar a un Uchiha y me daba igual si era Itachi o Sasuke, los dos eran temibles cuando se enfadaban y desde luego... Sasuke lo estaba, estaba enfadado por mis palabras, estaba enfadado porque sintiera asco por él.
Suigetsu salió de la habitación y cerró la puerta tras él, pero yo no podía apartar mis ojos de los de Sasuke. Empezó a acercarse a mí y tenía miedo, tanto... que mis piernas empezaron a retroceder, empecé a caminar hacia atrás colocando distancia entre nosotros, aunque acabé contra la pared mientras Sasuke seguía acercándose con lentitud, como un cazador acechando a su presa.
- Repítemelo ahora – me dijo Sasuke con su tono serio - ¿Te doy asco?
- Sí – le dije – no quiero que me toques si no es para matarme
- Pues lo siento mucho por ti, pero te necesito hasta que mi hermano aparezca, así que seguirás vivo y si tanto asco te doy... te solucionaré el problema.
No me dio mucho tiempo a reaccionar, porque me tiró al suelo colocándose sobre mí mientras forcejeaba conmigo intentando desgarrarme la ropa. Intenté apartarle de mí, pero acabó cogiendo mis manos y colocándolas a ambos lados de mi cabeza ¡por lo menos si las retenía allí no podía tocarme! O eso creía yo, hasta que sentí algo suave y escurridizo agarrarse con fuerza a mis muñecas enganchando mis manos al suelo. No quise mirar, pero creo que era serpientes y recordé que Sasuke podía invocarlas.
Qué asco me daban las serpientes, era uno de los animales que menos aguantaba. Cerré los ojos y me quedé inmóvil por el miedo de ellas, me daba asco y miedo. Sasuke se dio cuenta y sonrió.
- No van a hacerte nada – me dijo – pero veo que es la única forma de que te mantengas quieto.
- Haz que desaparezcan – le pedí – por favor
- No – me dijo muy claro – porque si desaparecen volverás a intentar resistirte.
- Déjame por favor, no quiero más.
- Tú eres quien me ha estado provocando – me dijo y en eso le daba la razón – no puedo dejar que los de mi equipo se crean mejor que yo porque un chiquillo como tú lo diga, está lección la aprenderás.
Sus manos se metieron bajo mi ropa y sinceramente... al menos su tacto era suave y delicado, no era como en Akatsuki, no me hizo daño, no me hizo heridas, ni moratones, no me golpeó y no me mordió, pero tampoco parecía muy interesado en mí, ni siquiera me besó, sólo me tocaba y creo que era porque no consideraba que estar con un chico fuera algo para él, creo que hacía esto por mi culpa, porque le había puesto en evidencia frente a su equipo y no podía permitirse eso, tenía que demostrarles a los demás que nadie podía meterse con él sin tener repercusiones.
Lloré porque no quería volver a sentir a un Uchiha conmigo, no quería que me tocasen, ni que pudiera hacerme nada y mucho menos Sasuke, porque aunque odiaba a los Uchiha, en el fondo seguía queriendo a su hermano, no podía hacerme esto Sasuke, no podía hacerle esto a su propio hermano, por mucho que se odiasen ¿Qué era yo para los Uchiha? ¿Un juguete que pasaba de unas manos a otras? Y encima esas serpientes no paraban de moverse cogiendo mis muñecas y no lo aguantaba, odiaba su tacto, odiaba sentir miedo de esos bichos, odiaba como me aprisionaban dándole plena libertad a las manos de su dueño.
Sasuke ni siquiera tuvo delicadeza para quitar la ropa, la rasgó y la destrozó, no tenía paciencia para quitarla, pero por lo menos era delicado en el tacto, no me hacía daño y eso era importante para mí. Creo que no quería besarme porque no se atrevía a admitir que pudiera besar a un chico. Se dedicó a prepara mi entrada mientras yo no podía hacer otra cosa que llorar tirado en aquel suelo teniendo miedo del Uchiha y sus serpientes.
- Eres igual que tu hermano – le dije de golpe y él se sorprendió, pero no sacó sus dedos de mi interior.
- No vuelvas a decir eso, yo no soy como él – me dijo enfadado.
- Sí lo eres – intenté sonreírle aunque no paraba de llorar – sois iguales, utilizáis a los demás, os aprovecháis de los débiles, vas a hacerme lo mismo que él me hizo.
- ¿Te acostaste con él? – me preguntó y sonreí, pero a él no pareció sentarle bien – entonces te enseñaré que yo soy mejor que él – me dijo muy seguro entrando en mí.
Grité al sentirle dentro y aunque dolía, por lo menos sabía que no haría más daño que ese, porque no iba a besarme, ni a morderme, no iba a hacerme daño, sólo necesitaba sentirse superior a su hermano. Se movió dentro de mí y creo que incluso lo estaba disfrutando, al menos Sasuke, porque aunque intentaba camuflarlo, su respiración se había acelerado y creo, que podría ser por el tiempo que llevaba sólo.
Terminó dentro de mí y me dio asco, porque no quería sentir nada de los Uchiha dentro de mí, pero a Sasuke me pareció que le sentaba mal mi cara de asco porque de golpe, se lanzó a mi rostro besándome y aunque intenté apartarme, no lo conseguí, dejando que entrase su lengua en mi boca con brusquedad. Cuando se separó, le vi sonreír.
- No pongas esa cara, es un honor hacerlo con un Uchiha – me dijo sonriendo con prepotencia.
- Eres un cabrón – le dije – me das asco, tú y todo tú clan. No quiero que me toques.
- Pues mala suerte, porque creo que tú y yo, nos lo vamos a pasar muy bien.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top