Capítulo 18: Tú, no
Deidara
Comí con Itachi y podía decir con toda seguridad, que me encantaba su sonrisa, era simplemente espectacular, me quedaba embobado mirándole y deseando sus escasas sonrisas. Es verdad que eran muy escasas pero también sabía, que ahora sonreía más que antes y casi todas ellas por no decir todas, eran para mí.
Una vez acabamos de comer, nos retiramos de nuevo a la habitación y es que a Itachi, no le apetecía estar mucho con los demás, aunque dos de ellos, aún no hubieran vuelto de la enfermería. Aquello también me ayudaba a tranquilizarme un poco.
Ya en el dormitorio, Itachi prácticamente se tumbó en la cama y se estaba quedando dormido ¡No sería porque no había dormido! Porque dormía como un lirón, no tenía pesadillas como yo, así que era imposible que él tuviera sueño en este momento, aún así, parecía tenerlo. Me acosté a su lado un rato y le acaricié el cabello y la nuca hasta que se quedó completamente dormido.
Pensé en todo aquel momento en la amabilidad de Sasori y no sé, ¿no había algo extraño? Porque la última vez que fue amable conmigo fue para curarme las heridas, meterme en su habitación y violarme, así que no sabía que pensar de su amabilidad. Pensaba en todo eso, cuando me quedé dormido acariciando a Itachi, cuando me desperté, seguía abrazado a mi Uchiha dormilón.
Me di cuenta de un detalle cuando me acerqué a besar su cuello con dulzura y es que su aroma me cautivaba, olía natural, tal cual era él, porque tampoco le vi ponerse nada extraño, se iba a la ducha, se limpiaba y salía tal cual y aun así... su aroma a limpio pero siendo él mismo, me gustaba, me hacía sentir seguro y protegido ¡olía simplemente a hombre! A lo que era él. Porque para ser sincero, algunas ocasiones yo me sentía como un niño a su lado, él era fuerte, masculino, serio, era un hombre lo vieses por donde lo vienes aunque sólo tuviera veintiún años, mientras que yo seguía aún teniendo esta mente infantil, más inocente, más llena de curiosidad propia de un niño que de un hombre y eso me asustaba un poco, porque a veces pensaba, que no podía estar a su altura ¿Quién podía estar a la altura de un Uchiha?
Era extraño a la vez, sentirme tan protegido por alguien, pero es que Itachi desprendía seguridad en sí mismo, desprendía confianza y fuerza, era el terror de todo Akatsuki, yo creo que incluso él sólo contra todos en su mejor momento, habría podido vencerles ¡Hasta detuvo la espalda de Kisame con un Kunai! Él era así de increíble. ¿Cómo no te ibas a sentir protegido con un chico así? Era hipnotizador verle combatir, porque su Genjutsu era digno de ver, engañaba a cualquiera y nunca perdía su calma. Sí que es verdad que no le gustaba mucho pelear, intentaba evitarlas, pero cuando lo había tenido que hacer, lo hacía sin rechistar, aunque intentase acabar cuanto antes la pelea, él era todo lo contrario a Hidan, a quien le encantaba alargar las batallas para torturar más y más a sus víctimas.
Miré una vez despierto hacia Itachi y seguía profundamente dormido, de verdad que parecía un oso en periodo de hibernación, no había forma de levantarle. Intenté varias cosas, pero nada, no respondió y tenía hambre, me habría gustado ir por algo de comer.
Esperé un rato más y volví a pensar si debería despertarle o no, porque de verdad que me moría de hambre... al final decidí que sí, iba a intentar despertarle de nuevo y aunque lo intenté de mil maneras, no hubo forma. Bueno... entonces le daría una sorpresa, saldría a por algo de comer y lo traería aquí para nosotros. ¡Ni un terremoto habría despertado a éste tío! Dormía como un tronco, ni siquiera se inmutó cuando me levanté y cerré la puerta tras de mí para ir por algo de comida.
En la cocina no había nadie, pero también es verdad que era muy tarde, demasiado tarde. Rebusqué entre las cosas a ver que había que pudiera llevar a la habitación y sobre todo... busqué las bolas de arroz que tanto le gustaban a Itachi ¡aún no entendía que no le gustara el bistec! Pero bueno, le encantaba el arroz, era un caso grave, sonreí al recordarlo. Yo por otro lado, prácticamente estaba buscando un rinoceronte o un búfalo, porque tenía demasiada hambre, claro que no había nada de eso, tendría que conformarme con lo que habían preparado, básicamente arroz y algo de carne.
Cogí la bandeja con la comida para los dos y me encaminé hacia la habitación de nuevo cuando una sombra apareció desde el pasillo en dirección a la cocina y me tensé, más que nada porque no quería cruzarme con nadie. Tenía los nervios al máximo y me había quedado paralizado con la bandeja en la mano, hasta que la sombra llegó hasta la luz y descubrí a Itachi frente a mí, entonces me relajé de golpe.
- Me has asustado – le dije con una sonrisa.
- Lo siento – me dijo – no era mi intención
- Iba a llevarte algo de comer a la habitación – le comenté mientras pasaba por su lado hacia el pasillo, pero él retuvo mi brazo cuando estuve a su lado.
- ¿Por qué no cenamos aquí? – me preguntó de forma extraña antes de devorar mi boca con fuerza y sentí miedo, tanto... que intenté apartarle de mí.
Al final, tuve que hacer lo que no quería, poner un pájaro de arcilla entre medio de nosotros y explotarlo, por lo que Itachi al verlo, reaccionó alejándose de mí para que no le alcanzara la pequeña explosión.
- ¿Qué te pasa? – le pregunté aún asustado
- ¿No es lo que querías Deidara? – me preguntó él a mí – acostarte con un Uchiha, bueno pues me apetece en este momento.
- Ya pero a mí no – le dije enfadándome – Estas muy raro – le dije.
- No, soy un Uchiha Deidara, a ver cuándo vas a mentalizarte de que se hace lo que yo quiero y ya sabes lo que quiero, me ha costado mucho estar estos días contigo pareciendo amable, quiero mi recompensa y la quiero ahora – me exigió acercándose a mí y cogiéndome de nuevo.
- Suéltame – le dije – sois todos iguales, eres como Sasori, sólo intentas ser amable para obtener lo que quieres.
- Si Deidara, ¿qué creías? ¿Qué un Uchiha iba a rebajarse a enamorarse de una puta como tú? – me preguntó mientras sonreía – relájate y esto acabará pronto – me dijo
Al principio creí que había algo raro en él, como si no fuera Itachi, como si mis ojos me engañasen, hasta que colocó sus manos en mi trasero subiéndome a una de las mesas y subiéndose él encima de mí bloqueando mis movimientos, en ese momento, que me estaba besando con fuerza y yo llegué a hacerle daño mordiéndole, fue cuando descubrí que era él, porque activó el Sharingan enfadado y cerré los ojos instintivamente intentando evitar el efecto de sus ojos. Cerrar los ojos podía parecer que te mantenía a salvo de él, pero en realidad te debilitaba aún más, porque no podía verle, sólo sentía sus caricias y no quería abrir los ojos por miedo a encontrarme en aquella cruz que Kisame me había dicho.
Una de sus manos estaba sujetando mis muñecas mientras la otra acariciaba todo mi cuerpo y sentí pánico, porque no era el Itachi de la otra vez, no era dulce y amable, era simplemente como cualquier otro de la organización que tenía muy claro lo que quería, disfrutar él sin importarle como me sentía yo.
¿Cómo pude confiar en Itachi Uchiha? Es lo único que ahora me venía a la cabeza, creí que era diferente, confié en él y estaba claro, que no debía confiar en nadie, ni siquiera en él. Me dejé engañar como un completo idiota otra vez y ahora no sólo era mi cuerpo el herido, también mi corazón, porque sangraba, estaba destrozándose a cada caricia lasciva de Itachi, se desquebrajaba a cada beso posesivo suyo, se hacía pedazos a cada palabra sucia y a cada insulto que me decía. ¿Cómo pude haber pasado del odio al amor tan rápido? Eso no me lo perdonaría nunca y me aseguraría de no volver a cometer ese error. Tuvo que haberme matado cuando se lo pedí, ahora ya sabía porque no lo hizo, era por este día, era por lo que me hacía ahora.
Sentí como me bajaban el pantalón y sinceramente... ya todo me dio igual, si al principio quería luchar contra él, ahora ya no sentía esa necesidad, total... si hacia algo me haría más daño, así que simplemente me quedé quieto como un muñeco sin vida, porque a cada gesto que hacía sobre mi cuerpo, me robaba la vida, ya nada me importaba, prefería dejarme, que hiciera lo que quisiera conmigo y a ser posible... que me matase cuando acabase.
Tenía miedo, mucho miedo y cuando entró en mí, dolió como si me estuvieron partiendo en dos. Traté de no gritar pero era imposible, dolía demasiado como para no hacerlo, incluso las lágrimas salieron de mis ojos resbalando por mis mejillas sin pedirme permiso, porque no quería llorar, pero no podía evitar impedirles que se escapasen. Y sé que fue mi culpa, estaba aquí porque no debí confiar en nadie, estaba aquí porque él me había traído, estaba aquí porque me enamoré de ese bastardo sin sentimientos. Para mí, sólo quedaba esperar y pagar por mis errores, pero no volvería a cometerlos, me juré una y otra vez a cada penetración de Itachi... que jamás me volvería a enamorar y menos, de un Uchiha, porque odiaba todo el clan, odiaba a todos los Uchiha, no volvería a pasar por aquí, no volvería a dejar que un Uchiha jugara con mis sentimientos.
Mi cuerpo empezó a relajarse cuando sentí su velocidad aumentar dentro de mí. Sé que estaba sangrando, me estaba desgarrando a cada movimiento y no podía evitar el dolor, daba igual si estaba en tensión o relajado, así que simplemente quise desmayarme allí mismo, pensé en cualquier otra cosa, pero sólo apareció ante mí la sonrisa de Itachi, era lo único que me calmaba y me daba felicidad ¡Era irónico que me diera tranquilidad una persona que estaba violándome en este momento! No quise abrir los ojos en ningún momento y cuando se corrió, salió de mí y me dejó allí tirado diciéndome que podía volver a su habitación cuando quisiera ¡Como si fuera a hacerlo! No quería volver a ninguna habitación, no quería volver a Akatsuki, sólo quería largarme de esta maldita organización y en eso me quedé pensando tirado en aquella mesa de la oscura habitación. ¡Quería escaparme!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top