Capítulo 20: Las elecciones.

El abogado de la parte contraria tomó el relevo para la siguiente ronda de preguntas, llamando esta vez como testigo al señor Izuna Uchiha, quien se levantó de las sillas de atrás y abrió la pequeña puerta para ir al estrado. Tomó juramento y se sentó en la silla esperando a que a con sus preguntas.

- Usted es el señor Izuna Uchiha, ¿verdad? – preguntó el abogado.

- Correcto.

- Estudia en la misma facultad que Minato.

- Así es, aunque no la misma carrera. Le había visto por el campus.

- Y también en alguna fiesta – comentó el abogado.

- Por supuesto, no es un secreto que se paseaba con ricos para subsistir. Fiestas a las que acudíamos mi hermano y yo.

- ¿Sabía que tenía una hija?

- Al principio no.

- Y aun así le contrató.

- ¿Por qué no? No hacía nada malo, no está penado.

- La prostitución es un delito.

- La prostitución sí, pero desde mi punto de vista, él sólo iba a una fiesta, era posible o no que se acostase con alguien y ya está. Si le daban regalos o no los demás no es asunto mío.

- ¿Le pagó usted por sus servicios?

- Por sus servicios no, le pagué por su compañía, él voluntariamente decidió si acostarse conmigo o no, nunca ha sido un trato sexual – se defendió Izuna – quizá le di algún que otro regalo – sonrió intentando evitar el tema de la prostitución.

- ¿Un regalo es pagarle la carrera?

- Hay gente que regala coches o relojes... yo le pagué la carrera, ¿qué importa el regalo que fuera? – preguntó Izuna – y sí... conocí a la niña después de nuestro... no sé... cuarta visita, puede que la tercera, no lo recuerdo bien.

- ¿Ocultaba a la niña? Seguramente porque sabía que era un delito prostituirse – intentó dejar claro hacia el juez.

- Es una suposición sin fundamento – alegó Izuna – también podría ser que la escondiese para que nadie la rechazase como hizo su padre biológico, son motivos que sólo Minato sabe y que yo no entré a hablar con él. Me importaba él como persona y por lo que he visto, es un gran padre. Si hablamos a nivel ético... es posible que él hiciera mal al aceptar esos "regalos" por su compañía, pero peor me parece que el propio padre de la niña se deshiciera de ambos y ahora esté aquí sentado tratando de demostrar que es un buen padre o que lo será en un futuro.

- Señoría... trato de entender quién sería el mejor candidato para cuidar de la pequeña Ino Senju, y el señor Namikaze, quiera decirlo o no con esas palabras, se prostituía.

- Disculpe – comentó Izuna captando la atención del juez – pero tiene un error en su declaración. Es la pequeña Ino Namikaze, porque hasta donde yo sé, el señor ahí sentado frente a mí, jamás aceptó a la niña y ni siquiera quiso ponerle el apellido. Si vamos a hablar a nivel de quién será mejor padre, me tomo el atrevimiento de recordar que ese hombre de ahí los echó a la calle sin un centavo, que arrastró al padre de Minato casi al suicidio y que rehusó de cuidar a la niña mientras Minato Namikaze se hizo cargo de la situación, cuidando de su hija incluso a sabiendas de que su padre jamás la querría. Y aquí estamos hoy, luchando por su custodia porque piensa que por haber puesto los espermatozoides tiene derecho a quitarle la niña a la madre... o padre –pensó mejor Izuna – biológico de la niña, quien la ha cuidado durante nueve meses.

- Señor Uchiha, controle sus palabras – le llamó la atención el juez, recibiendo un "disculpe" por su parte – pero tiene razón en parte, así que se acepta su testimonio.

- No tengo más preguntas – comentó el abogado contrario, dejando así paso al otro abogado.

- Señor Izuna Uchiha, ¿es cierto que recientemente se ha casado con el señor Minato Namikaze pese a que aquí no sea del todo legal ese matrimonio a tres?

- Sí, señor.

- Por lo tanto... podemos decir que Minato no se estaba prostituyendo, es su esposo y antes simplemente... serían... ¿Novios?

- Sí, así es.

- ¿Estuvo con alguien más que con ustedes en ese tiempo?

- No que yo sepa.

- Así que no tenía una lista de clientes ni se veía con nadie – dijo el abogado – señoría... a mí me parece que no es un caso de prostitución, es un chico que buscaba lo mejor para su hija, intentó seducir a algún rico que pudiera mantener a su hija y al final se enamoró de los señores Uchiha, no se puede acusar a alguien de tener fallidas relaciones amorosas – comentó el abogado.

- Protesto, lo están malentendiendo todo. Pueden llamarlo como quieran pero sigue siendo prostitución.

- En este caso el abogado tiene razón.

- De acuerdo, es posible que sea prostitución, pero no se le puede acusar por querer mantener a su hija. ¿Qué es peor? ¿Que él se prostituyera o que el padre biológico le empujase a esa acción? Los señores Uchiha, al fin y al cabo, aceptaron a la niña como suya propia y dicho esto, me gustaría llamar a mi siguiente testigo, el señor Madara Uchiha.

Izuna se levantó del asiento sabiendo que aquella sería la última carta que jugarían, puesto que legalmente y ante el estado, Madara sí estaba casado con Minato, no podían alegar a ningún tecnicismo y además... tenía el as en la manga, su última carta para conseguir definitivamente la custodia y su abogado lo sabía.

- Con su permiso, preferiría empezar yo – comentó su propio abogado, a lo que el otro abogado le cedió el turno.

- Madara Uchiha, hijo de Tajima Uchiha, está en elecciones ahora mismo.

- Sí – comentó Madara.

- Y aún pudiendo perjudicarle todo esto, usted se casó con Minato.

- Fue una decisión que hablé con mi padre y él prefería verme feliz, al fin y al cabo de eso va una familia, ¿no?

- Entonces comprenderá por qué el padre biológico quiere ver a la niña.

- Y yo no le impido ver a la niña, le impido quitársela a su padre que la ha cuidado durante nueve meses. No creo que el señor Senju esté dispuesto a cuidar de la niña, de hecho, lo más seguro es que le ponga una niñera y para eso... es mejor que se quede con Minato.

- De hecho... voy a poner las cosas claras, mi cliente está dispuesto a dejar ver a la niña sin impedimento alguno, pero aquí tengo los papeles de la adopción de la niña.

- La adopción lleva años, señoría – defendió el abogado.

- Sí, pero al casarse con Minato y ser el padre biológico, Madara se convierte automáticamente en su padrastro y aquí tengo el papel donde ha puesto su apellido a la niña aceptándola como suya, es una adopción legal por matrimonio. Como sabrá, según la ley, si el padre no ha reclamado a la niña antes de los seis meses, esta adopción es legal y la niña ya tiene nueve meses. Ya no estamos hablando de Ino Namikaze, sino de Ino Uchiha y nadie puede cuestionar el poder e influencia de su ahora padre, su reputación es intachable, un buen ejemplo de padre para la niña.

- Pido un descanso para hablar en privado con mi cliente – comentó el abogado.

- Pídalo – comentó el abogado de Madara – pero así es la ley, el plazo para pedir la custodia ya expiró.

***

Al salir del juzgado, Minato respiró con tranquilidad mientras aquellos hermanos sonreían. La prensa estaba al fondo y seguramente querrían hablar con ellos por ser un caso sonado, sin embargo, Tajima, que estaba allí, les dijo que se marchasen a otro lado mientras él se ocupaba de la prensa.

- Ya puedes relajarte – comentó Madara al ver a Minato tan nervioso.

- Gracias... - le agradeció Minato.

- ¿Por qué? Ya es mi hija, legalmente – sonrió Madara – toda ley tiene siempre algún truco por donde cogerlo y en adopciones poco se puede hacer. El padre no dio señales de vida en seis meses, legalmente ya es tuya. Quizá tengas que aguantar algunas visitas aunque conociendo a Tobirama no creo que venga a visitarla, sólo quería tocar las narices y quitártela, nada más.

- ¿Creéis que todo esto afectará a vuestro padre en su carrera?

- Papá ya ha ganado – sonrió Izuna – se hará público que no te pasaban la manutención y eso repercutirá a Butsuma.

- Pero fue su hijo.

- Son familia. Igual que podía repercutir nuestro matrimonio, esto puede repercutir a su padre.

- ¿Qué dirá Tajima para ganar ahora que todas las cartas están sobre la mesa? – preguntó Minato.

- Imagino que dirá algo como que somos una familia, que nos queremos demasiado como para darle el novio a uno u a otro y decidimos estar juntos, así que lo atribuirá a lo unidos que estamos. Es posible que hasta utilice la carta de la prostitución para aniquilar a su rival, decir que ellos te empujaron a esto, que eras un buen chico que cayó en una mala familia. Seguramente le darán los votos.

- No está bien visto aquí el matrimonio de tres – dijo Minato muy serio.

- Pero está peor visto que abandonen a los hijos y al esposo – comentó Madara – si tienen que elegir entre un matrimonio de tres o el abandono... elegirán votar a los del matrimonio – sonrió.

***

Caminaba con rapidez detrás de su padre aunque éste no parecía escucharle. Sabía que lo hacía, pero estaba tan enfadado que ni siquiera le apetecía girarse a encarar a su hijo ni tener que aguantar sus excusas.

- Papá, por favor – casi le suplicó Tobirama.

- ¿Por favor? Te di la maldita pensión para que le pagaras todos los meses a Minato y... no sé qué has hecho con ella pero desde luego no está donde debería estar – le insistió su padre.

- Pero no la reclamó en seis meses.

- Claro que no, antes no tenía poder para hacerlo, pero no tendría que haber recurrido a esto, los Uchiha sí lo tienen y si hubieras pagado como te dije no estaríamos hablando de esto.

- Algo podré hacer para arreglarlo.

- No, ya no hay nada que hacer. Tú ya has hecho bastante, ahora quédate quietecito. Tan sólo haces que decepcionarme.

- Aún puedes utilizar que él se prostituía.

- ¿Para que digan que nosotros le empujamos a ello porque tú no le pagaste la manutención? No lo verán como algo malo, sino como un padre luchador al que abandonaron y que no se rindió, que salió adelante incluso haciendo cosas deshonrosas por su hija. ¿Y sabes cómo verán a los Uchiha? Como una gran familia unida que se enamoraron de ese chico y le sacaron del lío en el que nosotros lo metimos. Políticamente... estoy muerto. Nadie confiará en que arregle sus problemas si saben que provoqué los problemas antes. Ni siquiera puedo controlar a mi hijo, ¿cómo iba a hacerlo con el país? Ahora lárgate de mi vista, no quiero ni verte.

Tobirama observó a su alrededor, a toda aquella gente mirándole con cierto desprecio sabiendo lo que había hecho. Todo estaba tan tranquilo hasta que esos Uchiha se metieron en su camino. Sus ojos se cruzaron con los de Samui, con esa mirada de desaprobación, con su hijo en brazos y que se dio media vuelta antes que tener que hablar con él.

- ¿Dónde vas? – le preguntó Tobirama.

- A casa – le dijo ella – estoy un poco cansada y Deidara necesita comer algo y dormir también.

- Sé que ocurre algo.

- ¿Algo? Sí... pero lo hablaremos mejor en casa.

- De eso nada, quiero que lo hablemos ahora mismo.

- De acuerdo... quiero el divorcio – le aclaró – y para que te quede claro... Deidara se viene conmigo. Ya he hablado con un abogado, estoy tramitando los papeles, sólo tendrás que firmar.

- No te daré ni un centavo – le gritó Tobirama enfadado.

- Quédatelo todo – le dijo con la voz más calmada que pudo sacar – por si lo has olvidado, soy modelo y aunque lo dejé para casarme, estoy a una llamada de mi representante para que me ofrezca otro contrato. Empezaré de cero pero lejos de ti.

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