también quiero jugar

Desde que Elena va a las terapias a mejorado su vida familiar, llega más temprano a casa, hay más dinero, hay más comida y las tareas del hogar se las dividen entre ambas. Mariana dejó de robar para comer, ya no hay necesidad, y sus libros los tiene como reliquias en el cuarto, cocieron los rotos del viejo sofá, limpiaron aquí y allá dándole a esa posilga más cara de hogar.
La relación entre Elena y Rodolfo fue mejorando, la mujer tenía plena confianza en el y decidió darse una oportunidad para amar,Tanto asi que le permitió mudarse con ellas.
Cuando Martin se enteró, su furia aumento hacia Rodolfo, ¿Como era posible que un violador se mudará a la casa de Mariana?, Se imaginaba esas escenas donde la niña en su inocencia se dejaba tocar por Rodolfo y jugaban una y otra ves a las muñecas, escenas que le daban cierto placer.
—debo hacer algo
—pensó
—Mariana será mi niña, la de nadie más. También quiero jugar con ella.
El profesor no entendía como la dulce Y delicada voz de aquella pequeña le hacía imaginar cosas perversas, no era posible que fuera un pedófilo.
Se daba golpes en el pecho mientras decía
—¿porque me pasa esto?, No puedo estar enamorado de una niña de trece, es abominación ante los ojos del señor, pero aún así la deseo, deseo sus labios vírgenes.
Así que cogió el teléfono y llamó a la policía para denunciar un caso de violación infantil. A las pocas horas ya habían detenido al supuesto pedófilo.
Elena no podía creerlo, su linda niña estaba siendo violada por una persona que había dejado entrar a su casa y a su corazón.
—Es culpa mia
—decía con lágrimas en los ojos
—no debí dejarla sola, siempre pensé que  jugaban a las muñecas.
—no te preocupes
—dijo el profesor, aquí estoy yo para apoyarlas, se pueden quedar en mi casa por unos días.
—Elena aceptó, sería mejor para la niña estar lejos de aquella habitación por un buen tiempo.
el juez decidió que se le harían sus respectivos exámenes, si se encontraban indicios de violación el hombre sería condenado, de lo contrario sería dejado en libertad.
Para sorpresa de todos cuando fueron a buscar la pequeña había desaparecido.

***

Elena estaba más preocupada que nunca, —¿a dónde se habrá ido?
—decía
—en qué momento la he perdido de vista, estaba a mi lado y cuando ví se había esfumado, no debe estar tan lejos.
—ayudaré a buscarla
—dijo Martin
—encendió su coche y salió en busca de la pequeña, el sabía exactamente dónde encontrarla, los gustos de Mariana eran evidentes, pero a parte de él y de Rodolfo nadie la conocía mejor.
Hasta hace poco la niña era un cero a la izquierda para su madre, y los demás parecían no quererla ni importarle lo que le sucediera.se dió a la tarea de pensar en los lugares que posiblemente debería estar y recordó la vez que le vió en la biblioteca del centro
—a lo mejor se ha escabulllido para allá
—pensó.
Al llegar preguntó al centinela de la entrada
—¿Ha visto a una pequeña de unos trece años?,cabello negro y largo que le llega a la cintura, lleva un broche de mariposa en el cabello y un vestido rosa pálido.
—El centinela le respondió
—ví una niña con esas características hace poco, entró y se dirigió al auditorio a lo mejor está viendo la obra de teatro que se estrenó hoy.
Martin dió las gracias y se dirigió al auditorio, al entrar todo estaba oscuro, solo se veian los actores en el pequeño escenario, era una obra de comedia inspirada en el famoso cuento de Peter pan. Observó en derredor y lo único que veía era oscuridad, a escepcion de la luz que iluminaba los actores.
Un momento después divisó una pequeña niña con las mismas características en la segunda fila, se acercó y al tocarla se dió cuenta de su parecido con Mariana, pero no era ella. Siguió buscando sin optener resultados positivos, decidió esperar hasta el final de la obra y ver si salía, pero nada, el auditorio se vacío y la niña nunca salió.
—a lo mejor el centinela la confundió con la chiquilla que he visto antes
—pensó.

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