Bruja

Un día más de escuela...su única meta era viajar a la luna y ser una gran astronauta,por eso aguantaba todo, aguantaba las burlas de sus compañeros que no entendían por lo que estaba pasando, muchos se burlaban de su madre alcohólica
—mírenla
—decían
—ahí va la que en ves de leche le dieron ron.
—ella hacia oídos sordos a tantos insultos, a la escuela no se viene a hacer amigos
—pensaba.
La primera clase era  filosofía, una de las favoritas de Mariana, aúnque la verdad se la pasaban más hablando de sus sueños y metas que de Aristóteles, copérnico e  Eurípides.

—Jóvenes
—inició el profesor
—En la clase de hoy vamos a socializar sus metas, esos sueños que tienen por cumplir.
—Juan
—dijo el maestro  señalando con su huesuda y blanca  mano
—cuentanos sobre tus metas
—el niño se puso de pie y comenzó a hablarle a la clase.
—bueno
—empezó Juan
—mi meta es ser maestro , seré el mejor maestro de matemáticas de todo el mundo,también quiero ser ingeniero al igual que papá,el dice que tomo decisiones muy apresuradas, pero yo no lo creo así.
—es mejor que aprendas a tomar decisiones a temprana edad que llegar a los 18 y no saber que hacer con tu vida.
—agregó el profesor
—¿y tú?
—dijo señalando a Mariana.
—yo seré...mmmm...
—pensó un instante
—seré una gran astronauta, viajaré a marte y veré los marcianos, tocaré las estrellas con mis manos y seré feliz.
—la clase se burló de su ingenuidad.
—silencio niños, Mariana está en lo correcto, lo más importante es ser feliz.
—feliz pero no tonto.
—respondió pedro.
—los voy a castigar a todos, ¿por qué la tratan así?.
—porque es una bruja, ella se sienta todos los días en el patio a leer hechizos, el otro día  hechizó a Juana, le dijo así...
—Michael hizo de su lápiz una vara mágica
—habra cadabra pata de cabra que Juana no venga mañana. Y al otro día Juanita no vino a clases porque estaba muy enferma.
—la clase hizo un gesto de aceptación a las palabras de Michael.
—ya vasta, tendrán Quince minutos menos de descanso
—dijo el profesor.

Salieron todos a descanso menos Mariana. Ella se quedó hablando con su profesor.
—ya lo ve, no me gusta mi vida, pero mamá me necesita, está muy enferma.¿Dígame por favor?
—suplicó.
—¿Que hago para que mamá deje el alcohol?.
—necesito hablar con ella, hoy te llevaré a casa¿De acuerdo?
—dijo el profesor Martin, un viejo gordo de cuello grasiento, no hacía más que comer frituras en el escritorio y lo peor, masticaba con la boca abierta, similar a los cerdos. 
Pero a los niños les gustaba su clase, porque era amable, más amable que los demás y les regalaba dulces cuando estaba de buen humor. Ese día la llevo en su coche a casa.
—mamá no esta
—dijo la pequeña
—se encuentra trabajando.
—¿cuando podré hablar con ella?
—preguntó Martin
—el sábado, usualmente no sale a nada.
—el profesor se despidió y dió la vuelta por el callejón de atrás para salir a la principal.

***

El sábado por la tarde golpearon  la puerta de la vieja casa, Mariana abrió y era Martin.
—¿esta tu madre?
—preguntó
—si, está en la sala
—respondió la pequeña.
—Hizo un gesto para que Martin ingresará y efectivamente la madre yacía en el viejo sofá.
—¿Que hace aquí profesor?
—preguntó Elena con voz molesta
—si viene a hablarme de alcoholismo es mejor que se vaya, yo estoy bien.
—Mira Elena, yo quiero lo mejor para Mariana, y por eso estoy Aquí
—¿Alguna vez as pensado en ella, en su sufrimiento.Desde muy temprana edad tuvó que dejar su vajilla de muñecas por una de verdad, la cicatriz de su pecho es por tu culpa, porque la dejaste que manipulara agua a altas temperaturas y terminó quemándose.
—!Pero no hay quien la cuide!
—Dijo Elena con voz de llanto,
—la dejo sola en casa porque debo trabajar, si no trabajo no comemos.
—es cierto
—respondió Martin
—pero parte del dinero te lo gastas en trago, llegas borracha a casa y no te importa que tu hija este viendo el desastre de madre que tiene, deberías ser más conciente.

Estaban hablando cuando llegó Rodolfo, esté entró y saludo amablemente, al ver que estaban discutiendo cosas de importancia decidió subir al cuarto de Mariana, entró y allí estaba la niña acostada en su cama jugando con las muñecas.
—Hola Mariana
—Hola Rodolfo
—dijo la niña,mamá está molesta porque el profesor vino a visitarla.
—no es cierto
—simplemente están discutiendo cosas importantes, tu mamá y yo ya hemos hablado de eso pero parece no entender nada. ¿Sabes? Yo la quiero mucho.

al terminar su conversación el profesor subió a ver a Mariana, tocó la puerta y la niña con una pijama rosada, que parecía hecha con piel de peluche le abrió
—¿Que tal a estado mamá?.
—mucho mejor acepto ir a unas terapias, —dijo Martin.
El profesor no pudo evitar notar a Rodolfo que yacía sentado a los pies de la cama de la pequeña y en sus manos tenía la muñeca roja ¿es familiar de la niña? Preguntó
—como si lo fuera
—dijo Rodolfo.
el profesor se despidió y salió a la calle, subió a su coche y al dar la vuelta por el callejón se quedó mirando fijamente la ventana de la pequeña.
pudo ver qué aquel hombre le acariciaba la mano mientras jugaban a las muñecas, se quedó un poco más para ver que sucedía y vió que le tomaba en sus brazos y le alzaba como un juguete.
El profesor se  sonrojó y sintió una leve erección, por un momento la imaginó en su pijama rosada, entonces se dió un par de cachetadas y trato de pensar en otra cosa,¿Cómo era posible que una niña despertara sentimientos en un viejo gordo y feo como el?. Arrancó su auto a toda velocidad hasta perderse en la vía principal.
Siguió llevando a Mariana a la casa, y le daba un poco de celos tener que dejarla sola con el hombre que supuestamente jugaba a las muñecas. La pequeña siempre le decía lo mismo
—Rodolfo es un buen hombre como usted profesor, el va a la casa muy seguido, nos lleva comida y está acompañando a mamá a las terapias, no la deja sola. Desde que va con él se arregla más,  está más pendiente de la casa y llega temprano.

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