22(temp)
Lucas
Estos días fueron terroríficos, debido al hambre que pasé a causa de un despiste, y es que me olvidé la cartera en el autobús. Menos mal que Pepe la guardó a buen recaudo. Si hubieran habido más pasajeros la tarde del martes no la habría recuperado. Ayer él llegó como de visita y me la entregó. Le debo la vida, mis documentos y le agradecí su gesto. Hoy no volví a verle porque mi primo se prestó a llevarme en su coche. Me sorprendió que lo hiciera, según él le pillaba de camino, no sé si era cierto. Lo noté decaído, cuando la semana anterior estuvo más animado, ¿Que le habrá ocurrido?
De repente me dan un susto, no es otro que Salvador. Seguro que al ver que estaba pensativo decidió acercarse, él también me preocupa. Me refiero a que no me trata como antes, solía decir alguna pulla para ridiculizarme . Quizás se esté dando cuenta que es inútil, jamás podrá conmigo.
—Estás más flaco que antes. Si no te alimentas ninguna chica va a fijarse en ti.
—Y tú vistes horrible, si sigues llevando esos calcetines de dibujos nuestras compañeras pensaran que eres un inmaduro.
—A Ana le gustaba como vestía, por cierto ¿sabes algo de ella?
—No, estará ocupada, sólo me comunico con Leire.
—Vaya, la perdimos.
«Este tío es idiota».
Daniel
Todavía dudo que sea capaz de lograr su cometido. Lo digo porque lidiar cada día con cada uno de los agentes es un problema y la idea de que colaboren supone que pierdan unos minutos de su descanso. No todos aceptaran, le compadezco. Desde luego no soy el indicado para afirmar o negar que lo haga, más bien le corresponde al jefe. Fernando nunca se preocupó por el reciclaje y otros asuntos de la empresa, prefiere estar ocupado en reuniones con otros empresarios y cuando tiene alguna semana libre no descarta irse de viaje para verse con su pareja. Me enteré por Sara que hace cinco meses que tiene una relación con una abogada sevillana. ¿Y por qué no me lo dijeron? A lo que iba esto es nuevo y no sé si Fernando aceptará un cambio y lo que supone. Pero si mi primo está tan convencido no le voy a convencer de lo contrario.
—¿Qué ocurre con Violeta?
—No hay forma de convencerla, no quiere seguir otra semana más.
—Ella tendría que estar feliz de seguir cobrando un extra, además cuando regrese a su puesto de siempre estará como los demás empleados.
—No lo está Daniel, si firmó fue porque pensaba que sería durante el tiempo que se estipuló.
—No tiene porqué ser tan cabezota así que déjalo en mis manos Hugo.
Sara necesita al menos cuatro días más, se los merece. De pronto mi primo sale de su oficina, y me percato que tiene buenas noticias.
—Oye, te pusiste en contacto con Fernando.
—Si, y aprobó mi propuesta.
—Eso quiere decir que vas a reunir a los empleados.
El asintió, no hay duda que logró lo que quería. Este tema lo llevará él por su cuenta, y espero que funcione.
Al rato miré el reloj de la pared, compruebo que son las una y media. No queda nada para el almuerzo pero antes tengo tiempo suficiente para solucionar lo de Violeta. Al parecer está charlando con una empleada, desde aquí las observo.
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