5-🌧Si pudiera volver atrás🌧

El amor verdadero es cuando alguien acepta tu pasado sin juzgarte, tu presente sin cambiarte y tu futuro sin limitarte...

Sábado 13/03/2004

Con el pasar de los días se revelaban mas cadáveres de las víctimas del atentado el 11 de marzo, la teniente Abby trataba de mantenerse firme ante esa situación, pero la sobrepasaba por mucho, tener que ver a esas personas en esas condiciones, totalmente calcinadas, eso si los encontraban, la magnitud de las bombas fue colosal, arrasó con todos los lugares donde fueron colocadas.

Esa tarde se encontraba en la oficina central de su departamento de policía cuando llegó Christian

─Abby, han encontrado dos bombas más.

─¡¿Qué?!, ¿donde?, pide que aislen la zona, que nadie excepto los zapadores se acerquen.

─Ya me encargué de eso.

─Perfecto, nos vamos, llévame hacia allá.

─¿Qué es esto?─ señaló una medallita de plata en su escritorio.

─La encontré en el carril del tren 21713, no se por que se me hace familiar.

En cuestión de minutos se encontraban en el área donde explotó el tren 21435, varios zapadores se encontraban aún rescatando a personas heridas y subiéndolas a ambulancias.

─¿Como van?─ inquirió ella.

─Encontramos dos bombas más, y tenemos la buena noticia de que no se encuentran más distribuidas por las áreas.

─Estupendo, ¿ya pueden identificar las bombas?.

─Positivo, las explosiones fueron provocadas por mochilas cargadas con Goma-2 Eco, usado habitualmente en canteras. Todas las explosiones tuvieron lugar entre las 7:36 y las 7:40, como ya sabemos en la línea férrea que une la estación de Alcalá de Henares y la estación de Atoche.

─¿Heridos hasta ahora?

─Aún creemos que hay más, por el momento llevamos 106.

Domingo 1/02/2004

Está lloviendo estrellas, alrededor de ti, y me pregunto, ¿que fue de ti?.

Nuevamente la canción que me hacía suspirar sonó al bajar del metro, pero aún no saben lo mejor, de la mano de Antón.

¡Qué!!!!, pues si, ni yo me lo creía, pero era cierto, Antón, mi chico misterioso de ojos grises me llevaba tomada de la mano, aunque debo reconocer que por un momento mi lado cobarde salió a la luz, y no hablo de la loca, esa era una perra.

─¿A donde vamos?─ pregunté.

─A un lugar especial.

─¿No serás un psicópata cierto?.

Soltó una risita que revolvió mi interior─ ¿que dices?─ volvió a reír.

─Nada nada─ no quería arruinar ese momento por nada del mundo, juro que si me hubieran llamado diciéndome que Juanca se había roto una pierna me hubiera dado igual.

Bueno tampoco es para tanto.

Tú cierra la boca y no te metas en mi vida.

Ya pero resulta que es la mía también.

A, si, es cierto, pero cállate de todas formas, esto es lo que siempre esperé.

¿Sabes que pareces una psicópata calculadora en estos momentos?.

La verdad decidí ignorarla, la loca no importunaría este momento.
¿Se han puesto a pensar que aquí la única loca soy yo?.

─¿Falta mucho?─ inquirí, estaba realmente cansada.

─No, tranquila─. Finalmente llegamos a un área con muchos árboles.

─¿Qué es este lugar?.

─Mi casa─ dijo ensanchando una sonrisa.

─¡¿En serio?!─ no me lo podía creer.

─Que es broma─ ahogó una risa y yo no pude evitar soltar una nerviosa
─Vaya por un momento me lo creí.

─Es que paso más tiempo en este lugar que en mi casa.

─¿Ah por eso tomas el tren todos los días?, ¿para venir aquí?.

─Si Léa, aquí me siento en paz.

Dios se sentía jodidamente bien mi nombre saliendo de sus labios.

─¿Léa?─ chasqueó sus dedos delante de mi rostro para regresarme a la realidad.

─¿Si?.

─¿Estás bien?.

─Lo estoy, lo estoy─ solté una risa nerviosa y dios que vergüenza.

─Ok─ dijo en un tono de extrañeza.

─Sip.

─Sabes, me estoy dando cuenta que estabas muy pendiente de mi cada que me subía o me bajaba del tren.

─¡¿Qué?!─ dije nerviosa─ no, no...es asi.

Colocó su dedo índice en mis labios─ Shh, no tienes que decir nada, yo también te observaba, me gustaste desde que te vi observándome por primera vez, aunque ibas desaliñada y despeinada, me llamaste la atención precisamente por eso, sabes Léa, eres diferente al resto.

Ok, eso me hizo sonrojarme, no podía creer que esto le estuviera pasando a alguien como yo.

─Recuerdo ese día─ reí─ llegaba tarde a clases y una anciana me ofreció un caramelo disque para encontrar el amor.

─Mira por donde, el amor estaba justo en el vagón continuo.

Soy una descarada ¿verdad?.
Envidiosos, yo conseguí novio jksjks.

─Quién lo diría, Léa Mendoza hablando de amor.

─¿Por qué lo dices? .

─Antón debo advertirte, soy la persona más odiosa en la faz de la tierra, con decirte que un día pillé a mi madre, mi hermano y mis amigos conspirando para internarme en una escuela en irak.

─¿En serio?.

─Si.

─Vaya, creo que tu vida ha sido más dura que la mía.

__Que es broma Antón─ elevé una comisura─ no puedo creer que en serio te la creíste.

─Léa no es gracioso─ entrecerró sus ojos.

─Te lo advertí─ me encogí de hombros─. Pero...¿a qué te referías con lo de tu vida?.

─¿De verdad quieres escuchar?.

─Si.

Juanca Quintanilla

Bien se estarán preguntando por que narro yo ahora, pues porque me toca, o que se creían que solo importa Léa aquí, pues ya ven que no.
Tal y como me lo había pedido Brenda, la madre de Cecilia me dirigí a su despacho.

Toqué─ ¿se puede?

─Adelante─ me dijo con esa voz tan suave y maternal─. Hola Juanca, ¿como está mi hija?.

─Bien, ya sabes como son ella y Léa.

─Si lo sé─ dijo obvia─ bueno te llamé para preguntarte si ya le dijiste a tus padres sobre mi decisión.

Oops.

─Pues...se me olvidó Brenda, ya sabes como estoy con esa idea de mi padre de internarme en el servicio militar.

─Si quieres yo puedo hablar con ellos y hacerlos entrar en razón.

─No es necesario de verdad...─ traté de negarme pero Brenda no me dejó continuar.

─No se hable más, yo hablaré con tu padre, sé lo testarudo que puede llegar a ser.

Asentí esbozando una sonrisa, me acerqué a la puerta y volvió a hablar:─ y no te preocupes, ya me encargo yo de hablar con él sobre el contrato de ventas.

Volví a asentir y esta vez si me fui.

De camino a clases de humanidades tropecé con una chica y los libros que llevaba en sus manos cayeron al suelo.

─Ay perdón, disculpa, soy un tonto.

─No te preocupes─ dijo ella e inmediatamente reconocí su voz.

─¿Michelle?, ¿eres tú?.

─¿Juan Camilo?, wao, si soy yo─ dijo entusiasmada.

─Vaya no me lo puedo creer, pero si es mi amor de la infancia─ bromeé.

Ella ahogó una risa. Si, Michelle fue mi primer todo, mi primera novia, primer beso, primer amor, pero hacía 8 años había abandonado Madrid para mudarse a Alicante con su familia.

─Por lo visto no has cambiado nada─ me echó una ojeada─ sigues igual de guapo─. No sé si eso era posible en mi pero creo que me sonrojé.

─Y tú tampoco has cambiado nada, aduladora, pero ¿que haces aquí?.

─Estoy de intercambio, la universidad de Alicante me ofreció esta oportunidad y al ser esta la mejor de toda España no pude reusarme.

Esbozé una sonrisa─ bueno y ¿que clase tienes primero?.

─Pues no sé, acabo de llegar, ¿me podrías mostrar el despacho de Brenda Ulloa?.

─Claro─ apunté la puerta─. Bien pues...te veré luego entonces.

Ella asintió y yo sonreí.

[...]

─¡¿Qué?!, ¿Michelle Ruiz está aquí?─gritó Cecilia en medio de la clase del sr Gardner.

─Shh, ¡habla bajo loca!─ susurré.

─Es que no me lo creo, bueno en definitiva no me importa, nunca me agradó.

─Sabes que estás más loca que Léa ¿verdad?.

─Lo dudo─ suspiró─ mira, hablando de la reina de roma─ señaló hacia la puerta y esbocé una sonrisa inmediatamente, Michelle entraba.

─Hola srta Ruiz─ saludó el sr Gardner─ por favor preséntese con la clase.

─Bueno yo soy Michelle Ruiz, muchos me deben conocer, estudié aquí hace unos 8 años, luego me mudé a Alicante pero ahora estoy de intercambio, espero llevarme bien con todos.

Sonreí, le eché un reojo a Ceci y le hizo una mueca a Michelle, ¿que pasaba con esta chica?.

Horas después...

─Michelle─ la llamé acercándome a ella.

─¿Si?.

─¿Salimos esta noche, a cenar?.

─Claro─ aceptó entusiasmada.

Cuando se fue me giré sobre mi eje, Ceci nos miraba y luego se fue.

Antón Arteaga

─Mi vida siempre fue feliz desde niño, una familia amorosa, perfecta, padres que me amaban, una hermana que adoraba, todo hasta que caí en las malas compañías, eso provocó que mi manera de ver la vida cambiara, comencé a tratar de una forma diferente a mis padres, a mi hermana, fui un completo imbécil Léa─ mis ojos comenzaron a cristalizarse nada más mencionaba todo lo ocurrido.

─Ey, todo está bien─ Léa tomó mi mano y se sintió tan bien, no entendía por qué Léa despierta todos esos sentimientos en mi, era como..., sonará absurdo pero era como si la conociera de toda una vida.

─Bien─ tomé una gran bocanada de aire y continué─ comencé a tomar, a fumar, a drogarme, y cada vez frecuentaba menos la iglesia, en una de mis escapadas con Andrés mi primo, al parecer mi madre y Camille se dieron cuenta de mi ausencia, mi padre no estaba en casa en esos momentos así que ellas salieron en mi busqueda, yo me encontraba en un puente cuando supe las noticias, mi madre había perdido el control del auto, cayeron por un acantilado...─ mi voz se cortó y no me dejó continuar.

─Léa yo...no puedo...respirar─ estaba entrando en pánico.

─Antón, ¿que sientes?, ¡¿joder que hago?!, mierda Antón no.

─Necesito...mis pastillas─ me estaba asfixiando.

Léa buscó rápidamente entre mis cosas, hasta que encontró el botecito con los antidepresivos.

─¿Tomas esto?.

─¡Mierda Léa!, ¿me los quieres dar?.

─Perdón perdón─ me los extendió y yo los tomé gracias a una botella que me pasó.

Me calmé un poco, las crisis eran cada vez más frecuentes.

─¿Estás mejor?─ Léa también parecía más calmada.

─Si, no te preocupes.

─Antón de verdad lo siento, no imaginé que pasaras por tantos traumas.

─Entiendo si ahora que lo sabes quieres alejarte de mi...

─¿Pero que dices?─ me interrumpió─ Antón, te das cuenta de que llevo semanas esperando tener el valor de hablarte, de preguntarte quién eres, como te llamas, de por qué siento esa conexión inmensa cuando te tengo cerca, que produces millones de sentimientos en mi con tan solo mirarme a los ojos...

Esta vez fui yo el que no la dejé continuar, estampé mis labios contra los suyos, y dios, lo mágico se quedaba corto, esa sensación de reconocimiento me invadió nuevamente, ¿han sentido alguna vez el famoso Deja vu?, pues yo lo sentía en esos momentos.
Un beso nada salvaje ni desesperado, por el contrario, fue amoroso, sencillo pero lleno de una pasión, de un amor dormido...

Cuando nos separamos ella sonrió, que linda se veía, ese brillo en sus ojos café me tenía idiotizado.

Saqué de mis bolsillos una cajetilla de cigarros.

─¿Qué haces?─ inquirió.

─Sabes Léa, a veces me digo a mi mismo, si pudiera volver atrás lo cambiaría todo, mi vida por completo, no sería tan idiota, trataría de ser un mejor hijo, una mejor persona...

─Ay Antón─ recostó mi cabeza en su hombro─ el peor error que puedas cometer en tu vida, va a ser arruinar el presente, recordando un pasado que ya no tiene futuro.

Y ahí me di cuenta, me di cuenta de que Léa, esa chica paliducha, flacucha y todo lo que terminara en ucha, se había convertido tal vez en mi ángel salvador.

N/A:

No tengo nada que decir,

Cuéntenme que tal les pareció

Siiuuuu

KevG

 

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