12-☀️La vida nos sonrió☀️

                            Yo por ti

Y cuando las miradas no sean suficiente poesía me dedicaré
a bajarte las estrellas, a desnudarte el pensamiento, y te besaré el alma, te cuidaré esas obras de arte a las que llamas cicatrices, y verás que en cada sonrisa tuya habrá un poco de mi, y en cada paso que des hoy e incluso en los que darás mañana, estaré contigo en todo momento, porque el amor es el motivo pero tú, amor; tú eres pura magia.

Sam Chevalier


Lunes/14/03/2004

Un día después de los acontecimientos con los miembros del cuartel de Abby, el gobierno y todas las Naciones Unidas estaban enterados, la prensa había hecho su trabajo.

Esa mañana la teniente fue entrevistada, donde para el asombro e impacto de todos, de Jonathan, de Marta y todos los conocidos de Christian desveló que este en verdad se llamaba Rashid y era uno de los autores del atentado el 11 de marzo.

Todas las fuerzas especiales en conjunto con la policía se encontraban tras la búsqueda de la banda criminal Al-Qaeda.

─Abby, de verdad lo sentimos mucho, imaginamos por todo lo que debes de estar pasando─ Marta se acercó a ella cuando terminó la entrevista.

─Pues si, pienso retirarme de la policía de todas formas, pero juro por Antón que atraparé a ese criminal antes y lo haré pagar por todas esas vidas que arrebataron, lo prometo.

─¿Lo querías mucho, verdad?─ le preguntó Jonathan, un poco más íntimos.

Abby suspiró─ no te imaginas cuanto─ se secó una lágrima rebelde─ pero lo superaré.

─Eres fuerte Abby, te admiro─ apretó sus labios mientras colocaba una mano en su hombro como gesto de apoyo.

#

─¿Qué pasa Andrés?, ¿donde estás?─ contestó a una llamada, de camino a casa.

─Vi las noticias en la tele, lo siento Abby, no lo imaginé─ se escuchó al chico a través de la línea.

─Nadie podía hermano, tranquilo, lo atraparemos.

─Y pensar que el culpable de la muerte de Léa y Antón estuvo a nuestro lado todo el tiempo─ suspiró─ estoy con la familia de ella.

─¿Dónde?─ se detuvo.

─En su casa.

─Voy para allá. Envíame la dirección.

─Espera, ¿qué?, Abby las cosas no están bien aquí, les...les acabo de contar─ de algún modo trataba de impedir que se apareciera por allí.

─Necesito conocerlos Andrés, por favor.

Andrés suspiró y se la envió. Media hora después ahí estaba Abby, parada enfrente de la puerta, armándose de valor. Finalmente tocó el timbre y una mujer con aspecto lamentable le abrió, tenía el delineador corrido, al parecer de llorar.

─Soy...─ era una de las pocas veces que perdía el habla. La señora la interrumpió.

─Abigail Galván, adelante─ dijo la mujer abriendo completamente la puerta y dejándola pasar.

Abby ya sabía lo que se encontraría, pero al ver la escena tuvo que apretar los puños, era demasiado. Una mujer, de la misma edad que la señora que le había abierto la puerta estaba arrodillada en el suelo, llorando desconsolada, gritando, tres jóvenes a su lado, uno en silla de ruedas, una chica y otro que parecía menor que los dos primeros.

Apenas le vieron la señora se puso de pie y caminó a ella con pasos agigantados y desesperados.

─Dígame que no es cierto─ suplicó.

─Señora...─ tenía un nudo inmenso en la garganta.

─¡Por favor!─ soltó en un desgarrador grito y se arrodilló a sus pies provocando que la policía se rompiera por dentro y una lágrima se escapara de sus cuencas.

─Señora debe...─tomó aire internamente─ debe ser fuerte, su hija...su hija iba en el tren con mi primo Antón.

No bastó que terminara la palabra tren para que todos se quebraran muchos en silencio bebiéndose sus lágrimas, otros gritaban, otros solo miraban al infinito, completamente idos del mundo.

─Mi hija...mi hija no─ sollozó, casi no podía hablar por el llanto─ ¡mi pequeña no está muerta!─ se puso de pie y fue a la cocina─. Todo es mi culpa─ mustió.

─Mamá no es tu culpa─ el joven se acercó a ella, apenas podía caminar, sus piernas temblaban al igual que su mandíbula, comprendió que era el hermano de Léa.

─Señora─ apretó sus puños─ puede estar segura que encontraremos a los culpables y los haremos pagar, confíe.

Nadie dijo nada, solo se escuchaban sollozos.

─Disculpen, no puedo con esto─ dijo ella y subió las escaleras, eso me rompió el corazón, ¿por qué la vida tenía que ser tan injusta?.

Sintió un nudo apoderándose de su garganta. Necesitaba respirar. Fue cuando llamaron a la puerta. La misma mujer la abrió. Era su tío, el padre de Antón, se encontraba de pie en el marco de la puerta. La sorpresa de todos era más que evidente.

─¿Tú que carajos haces aquí?─ masculló Andrés. La rabia clara en su mirada

─Vengo...a darle mi pésame─ dijo cabizbajo.

─¿Tú pésame, infeliz?─ cuestionó atónita, le fue inevitable─ tú único hijo acaba de morir y tú...solo vines a dar tú pésame.

─¿Piensas que no me duele Abby?, ¿piensas que no me siento tan culpable que quisiera acabar con mi vida?─ su voz se resquebrajó y supo que decía la verdad.

─Será mejor que te vayas─ sentenció Andrés.

─De verdad lo siento─ nos dijo a todos.

El chico de la silla de ruedas, la joven de al lado y Andrés lo miraron mal. Mi tío finalmente se fue.

Mi teléfono sonó, era Jonathan─. ¿Si?.

─Recibimos una denuncia, Al-Qaeda se encuentra en Leganés, al sur de Madrid, el GEO* ya está en camino.

─Ok voy para allá─ colgó.

─Oficial Abby─ la chica la llamó y se giró.

─¿Si?.

─Haga justicia, por Léa, por Antón, por todas las víctimas─ asintió, tras una media sonrisa y se fue corriendo.

#

Las patrullas iban en camino hacia la ciudad aledaña. Las fuerzas especiales estaban preparadas para lo que fuera. Christian llegó a Leganés, los terrorista se encontraban atrincherados en una vivienda de la calle Carmen Martín Gaite.

─Te lo dije idiota, te dije que tu obsesión por esa maldita zorra no acabaría nada bien─ exclamó Jalil bastante alterado.

─Cálmate ¿si?, tenemos los pasaportes, todo está en regla, nadie sabe que estamos aquí, esta tarde nos largamos de aquí.

─¿A donde iremos?.

─No lo sé, tal vez a Alemania, allá nos espera el resto.

.

─¿Están seguros que están ahí?─inquirió Jonathan señalando la vivienda.

─Por supuesto─ dijo el jefe de la brigada.

─Entreremos a la de tres, soltaremos el gas y será fácil capturarlos, no podemos dejar que tomen las armas─ dijo Abby.

─Gracias teniente, pero no tiene que decirme como hacer mi trabajo─ espetó el jefe─. Entramos ya─ hizo un ademán y los soldados comenzaron a moverse.

.

─Espera─ dijo Chris─ ¿qué es eso?─miró fijamente, a través de una rendija y vió a un oficial escondido─ ¡mierda nos descubrieron...!!!

El GEO aventó las bombas de humo, los terroristas se apresuraron a tomar las armas y comenzar a disparar.

─¡Joder!─ gritó Abby.

El jefe tomó el megáfono:─ Será mejor que se rindan, están rodeados.

─¡Nunca!─ gritó Jalil desde dentro.

Chris sin que lo vieran salió corriendo por la parte de atrás, aunque Jalil se dió cuenta en el último momento.

─¡Ey!, ¡maldito traidor!─ intentó dispararle y lo hirió en un brazo.

─¿Qué hacemos?─ le preguntó otro terrorista al segundo jefe del grupo.

─Para lo que fuimos entrenados, morir con dignidad─ dijo este, mirado fijamente la entrada del lugar. Ahora recubierta de tiros.

#

─¡Vamos a entrar!─ dijo el jefe.

Abby trató de seguirlos pero Jonathan se lo impidió─. Será mejor que nos quedemos aquí fuera─ ella suspiró.

Cuando el GEO se disponía a entrar a la vivienda la segunda planta, donde se encontraban lo asaltantes explotó, dejando todo en llamas y a los policías aturdidos.

─¡Ramos!─ gritó el jefe.

Un oficial había quedado entre los escombros. Abby estaba en shock. Mientras los demás intentaban apagar las llamas ella vió algo, a Chris, escapando en una moto.

─¡Chris!─ lo llamó y este se volteó, pero no era el Chris de siempre, del que se enamoró, este tenía la mirada vacía─. ¡Detente!─ pero él la apuntó.

─¡No!─ gritó Jonathan interponiéndose y recibiendo el disparo. Chris escapó.

─¡Mierda!─ con rabia, Abby golpeó un auto chatarra, a escasa distancia.

Con dificultad Jonathan se puso de pie, afortunadamente traía un chaleco─. Debemos...seguirlo─ tomó aire.

El jefe del GEO dio la autorización, se subieron a una patrulla y comenzaron a perseguir a Chris.


Miércoles 10/03/2004
Léa Mendoza

Habían pasado varios días desde que me encontraba con Antón en secreto, desde que me había hecho esa propuesta. He de reconocer que me  tomó por sorpresa, tanto que aún no le había respondido, pero al fin había tomado una decisión, después de hablarlo con Ceci, me aconsejó que siguiera a mi corazón, los sentimientos eran mas fuertes que todo. Me armé de valor, porque esa decisión conllevaría a la separación con mi familia, mamá no me odiaría, pero se que no me lo perdonaría tan fácil. Mi padre estaba muy grave, solo le quedaban días y nosotros lo sabíamos, yo me llevaba mejor con él, la convivencia me había hecho reflexionar sobre mi errada conducta de el pasado, a fin de cuentas:

¿Por qué tanto odio?
¿Por qué tanto resentimiento?
¿Por qué tanto egoísmo?

Nuestra vida es un tiempo limitado. No la desperdiciemos en cosas innecesarias.

Juanca no nos llamaba hacía un tiempo, pero Ceci me había dicho que le había escrito hacía unos días diciéndole que todo estaba bien y eso me tranquilizó un poco. Aún me faltaba mucho para terminar la universidad pero estaba segura que a donde el destino nos llevara encontraría mi camino, siempre al lado de Antón.

Este día sería especial, lo presentía.

Dirigí esta cuerpo a la universidad, tomé el tren, encontrándome con Antón. Era curioso como después de un mes de conocernos, de vernos todos los días seguíamos sonriendo como unos tontos cada que nos veíamos. Así como esos iris grises seguían cautivándome con la misma intensidad. Me acompañó a la entrada del establecimiento, donde quedamos de reunirnos por la tarde en un café con nuestros amigos.

Michelle se había vuelto amiga íntima de Ceci y mía desde la partida de Juanca, supongo que su ausencia nos había hecho mas fuertes, aún manteníamos el collar de tres, pero nos seguía faltando un pedazo, una mitad, nuestra mitad, nuestro Juanca.

─¡Mierda!─ exclamó Ceci. Estábamos en el pasillo, teníamos clase con Gardner, no entendía a está chica, cada vez estaba más loca.

Mírenla quien habla

Cierra la boca

¿Solo sabes decir eso?, reconoce que me extrañaste.

Ya quisieras.

─¿Qué pasa?─ le pregunté al ver que no decía nada.

─Juanca...no viene por ahora.

─¿Y qué esperabas?, que lleva un mes en irak tonta, que son 2 años─ reí.

─No es gracioso Léa, me había emocionado.

─Anda tranquila, ya verás como el tiempo pasa volando.

─Te voy a extrañar─ confesó fingiendo que se secaba una lágrima.

─Y yo a ti loca.

La clase terminó, para mi fue una eternidad por dios, cada día me replanteaba más si necesitaba un futuro. Brenda me llamó por el altavoz, pidiendo que fuera a verla.

─¿Qué querrá?─ le pregunté a Ceci pero ella se encogió de hombros. Fui a donde mi madrina, toqué la puerta y entré.

─Ah, hola Léa─ dijo cerrando su portátil─ siéntate─ hizo un mohín─. Verás, seré clara, tú madre sabe que te ves con Antón a escondidas.

─¡¿Qué?!.

Supe que era cierto, en primera porque ella lo sabía, y no creo que Ceci le hubiera contado, ─si lo hizo ya la loca se encargaría de ella─.

Claro

─Pe-pero...─ tartamudeé. Sentía miedo. He de admitirlo.

─Tranquila─ tomó mi mano─ todo estará bien, yo hablé con ella, desde hace unos días, el día que se enteró por tu hermano Harry.

─¿Harry otra vez?.

Ese mocoso me las pagaría.

─Si, y antes de que pienses mal de él, fue él quien convenció a tu mamá junto conmigo.

─¿Convencerla de qué?─ seguía confundida.

─De que tú y Antón se aman, y es inútil intentar separarlos.

Mis ojos se aguaron─. ¿Eso es cierto?.

─Claro que si─ sonrió guiñándome un ojo─ ya sabes que quiero lo mejor para ti, al igual que tu mamá, y ella ya acaba de entenderlo.

─No-no sé que decir.

─No tienes que, ahora solo tienes que hablar con tu madre.

─Mil gracias tía Brenda─ la abracé y salí del lugar saltando y brincando.

Al fin mi dios, la vida nos sonreía.

Le conté a Ceci, esta se puso a dar saltos de alegría conmigo─. Dios Léa, me alegro tanto por ti─ me abrazó. Juraría que explotaría de la felicidad. Tan rápido como pude llamé a Antón.

─¿Amor?.

─Ven a casa, mamá quiere hablar con nosotros.

#

Juanca Quintanilla

Ya no estaba en Irak, sino en España, el motivo lo conocerán en un momento.

Estaba tumbado en una cama en el cuartel de madrid. Mi compañero de habitación en Irak había muerto, ese era uno de los traumas que jamás superaría en mi vida. Había regresado a madrid como un héroe, pero a un alto costo. Le pedí a un oficial que me pasara el teléfono. Llamé a mis padres, su mamá contestó al segundo tono:

─¡Querido!, que bueno que llamas.

─Mamá, papá, voy de regreso a casa.

─¿Tan pronto?─ inquirió mi padre.

─Les tengo que pedir un favor─hice caso omiso─ traigo un amigo que me gustaría se quedara con nosotros.

─Claro que si─ me contestaron con alegría por mi regreso─ nos encantaría conocerlo.

─Pero hay algo que deben saber ─ continué─ mi amigo fue gravemente herido en la guerra. Pisó una mina de tierra y perdió un brazo, una pierna, un ojo y quedó muy desfigurado del rostro. Sus padres ya fallecieron, no tiene a donde ir y yo quiero que se vaya a vivir con nosotros a casa.

─Siento mucho escuchar eso hijo─ dijo papá─ a lo mejor podemos encontrar un lugar donde se pueda quedar.

─No mamá, papá, yo quiero que el se quede con nosotros y sea parte de nuestra familia.

─Hijo─ continuó papá─ tú no sabes lo que estás pidiendo, una persona tan limitada físicamente sería un peso para nosotros, tenemos nuestras propias vidas y no podríamos cuidarle adecuadamente. Yo pienso que estás demasiado afectado con ese caso, deberías regresar a casa y olvidarte de eso. Tu amigo encontrará una forma en la que pueda vivir él solo. Además él es la responsabilidad del gobierno y puede ingresar en un lugar para veteranos de guerra─. Al oír esas palabras colgué el teléfono y una gruesa lágrima rodó por mis mejillas.


Ceci Weigend

Iba de camino a casa, como Léa y Antón iban a hablar con mi tía Laura nos reuniríamos luego, tenía el corazón roto por todo este asunto de Juanca, me sentía vacía sin él a mi lado.

Porque la distancia te hace darte cuenta de cuanto esa persona significa para ti.

Mamá aún no había llegado, estaba terminando los papeles para venderle la uni a el déspota del padre de Juanca.

Me recosté en mi cama y cerré los ojos, me imaginé recibiendo a Juanca pasados los dos años, o al años cuando tuviera descanso. Esos pensamientos me hicieron sonreír como tonta. De pronto mi móvil sonó.

Número desconocido.

─¿Si?, diga.

─¿Ceci Weigend?─ era una voz varonil.

─Si─ algo no estaba bien.

─Soy el oficial Marcos Fuentes, compañero de Juan Camilo Quintanilla.

─¿Como está el?─ me puse de pie rápidamente, una preocupación me invadió.

─Estamos en el cuartel de Madrid.

─¿Como dices?─ no entendía un huevo

─Regresamos de Irak hace unos días─ continuó.

─¿Y Juanca?.

─¿Tú eres su novia?

─Si, pero ¿que pasa joder?─ me estaba desesperando de verdad.

─Juan Camilo resultó herido, pisó una mina, quedó desfigurado, perdió una pierna, un brazo y un ojo.

Mi cuerpo se paralizó por completo, solo distinguía la lejana voz de Marcos del otro lado de la línea. A mi mente vino el recuerdo del rostro de Juanca, sonriéndome, el día de su cumpleaños, cuando le regaló el cd de La Oreja de Van Gogh. Entre lágrimas desesperadas tomé mi cartera y salí disparada al cuartel.

Esto no podía estar pasando.

#

Antón Arteaga

Nervioso era poco para describir como me sentía, llegué a la casa de Léa, ella también llegaba de la universidad. Nos tomamos de las manos, suspiramos y entramos. Laura, Harry y Juan nos esperaban sentados en el sofá de la sala.

─Tomen asiento─ indicó Laura y obedecimos.

Harry se mostraba impacible, Léa nerviosa y Laura nos miraba con cara de bruja mala.

Ojo, que no le estaba diciendo bruja a mi futura suegra.

─Mamá...─ intentó decir Léa pero la señora Laura la frenó, con esa voz ronca y temible.

─Antes de que digas nada quiero decirle que lo sé todo, Harry me lo contó hace unos días.

─Si, la tía Brenda me lo contó a mi.

Laura bufó─. Lo supuse─ hizo una pausa, como pensando lo que diría─. ¿Y te pensabas ir sin decirme nada?, eres una malagradecida.

─Pero mamá...

─Silencio jovencita─ interrumpió. Levantando una mano.

Luché por retener la risa, o sea no era para nada gracioso pero no podía evitar causarme gracia. Ni con miedo en su rostro Léa perdía su cara de chiste, vamos que ahora mismo parecía un poema.

─Jamás te hubiera perdonado que hubieras abandonado, ¿me oyes?.

__Lo sé mamá...__agachó la cabeza apenada, pero sostuvo mi mano con más fuerza, tal vez buscaba un resguardo de es tormenta que se cernía sobre nosotros.

__Lo he reflexionado Léa...__corrigió__bueno, Brenda y Harry me hicieron reflexionar y...vamos que a ustedes no me los separa ni dios__sonrió.

Léa levantó la mirada, pude distinguir ese brillo en la mirada, ese que me fascinó desde el momento en que pronunció mi nombre y sentí esa sensación de reconocimiento que hasta el día de hoy no hemos sabido explicar.

─Mamá, ¿es en serio?─ sus ojos a punto de dejar correr las saladas lágrimas─ Laura asintió y nos regaló una genuina sonrisa─. Te quiero tanto mamita─ dijo Léa y la abrazó, fue un gesto bonito, puro, lleno de un sentimiento que me conmovió.

─Y yo a ti hija, y yo a ti.

Cuando se separaron Laura me miró, escrutinándome de arriba a abajo, pensé que me comería
Pero no, se acercó a mi y me dijo:─ Anda tira para acá, futuro yerno─ me apretó tan fuerte que por poco me pasa como en esa peli de los gorilas asesinos que le sacan al gordo los intestinos por la boca.

Cuando me soltó para respirar y mientras Léa abrazaba a su padre y hermano se acercó a mi oído:─ Como me entere de que le hiciste algo te arranco la piel y me hago un abrigo.

Sonreí nervioso─ no se preocupe, cuidaré de su hija como mis ojos─ si, así de delicada era mi futura suegra.

Me acerqué a Harry─ tío de verdad gracias por todo, por confiar en mi y el amor que siento por tu hermana.

─Solo te pido que la hagas feliz ¿si?─ asentí.

─Ah Harry─ habló Léa─ por cierto, lo de Ceci hace días, no era cierto eh─ sonrió nerviosa.

─Tranquila hermana, se que Ceci está enamorada de Juanca desde hace mucho tiempo─ sus ojos retrataban la tristeza.

─Pero no pasa nada hombre─ le dió una palmadita─ ya encontrarás a alguien que te quiera por como eres.

Supe entonces que Léa no sabía que decir y la estaba cagando. Pasé un brazo por su hombro─. Léa em...¿por qué no hablamos de mañana?.

─¿Mañana?, ¿que pasa mañana?─inquirió Laura.

Llevé mi mano a mi nuca, ahora el que la había cagado había sido yo─. Em...este...─ balbuceé.

─Teníamos pensado fugarnos pero ahora que lo sabes__explicó Léa con rostro angelical─ pues te lo avisamos─ nos marchamos mañana─ dijo esto como una proclamación del mismísimo rey.

─¡¿Qué?!─ dijeron todos, hasta Juan que no tenía fuerzas las sacó por la impresión.


Juanca Quintanilla

Mi vida ya no tenía sentido, estaba dispuesto a acabar con ella, mis padres me consideraban un estorbo, una carga, y no estaba dispuesto a que mis amigos o Cecilia me vieran en este estado tan...deplorable.

─Juanca, ¡baja de ahí inmediatamente!─ me gritó Marcos, mi compañero.

─Vete Marcos, ya déjame irme en paz.

─¿Pero qué tonterías estás diciendo?, piensa en...piensa en tu familia.

─Mi familia no me quiere─ rebatí acercándome más al borde, me encontraba en el último piso, había cruzado la barandilla de seguridad.

─Pues tus amigos.

Mis amigos...

─Piensa en mi─ me sorprendí, pues esa no era la voz del fastidioso de Marcos. Me giré provocando que me tambaleara y ella se asustara más.

Ceci, mi Ceci.

La expresión de asombro era clara en su rostro, pero luchó por mantenerse firme, aunque las lágrimas se acumularan en sus ojos.

─Lo sé, soy un monstruo, no mereces verme así Ceci, no tú─ miré al vacío, no quería que me viera así, no lo soportaba.

─Juanca es que no lo entiendes, prometimos estar juntos siempre, dijiste que tal vez nos faltaba un obstáculo más por superar, este es ese obstáculo, ven─ extendió su mano─ ven junto a mi.

─No Ceci─ me volteé─ no lo entiendes, ya no soy nada, no significo nada, para mis padres soy una carga, un peso.

─Pero para mi eres el mundo entero, al igual que para Léa, para nuestros amigos─ guardé silencio, no supe que decir. Retrocedí un poco, pero mi decisión estaba tomada─. Juanca─ dijo Ceci con la voz entrecortada, a punto de desmoronarse pero luchando por no hacerlo─ ¿sabes por qué yo me he aferrado más a la vida?, porque tengo a una persona a mi lado que hace mas feliz mi mundo, mas bonito, porque me da las fuerzas de levantarme todas las mañanas, de arreglarme, ponerme guapa para él, y salir a comerme el mundo. Porque esa persona es lo mejor que me ha pasado en la vida....joder, porque esa persona eres tú.

Comencé a llorar, era lo más bonito que me habían dicho nunca. Eso le dió la oportunidad a Marcos de subir y bajarme de ahí. Aún así trataba de esconderme de Ceci, me daba mucha vergüenza que me viera en ese estado.

Ella sonrió secándose las lágrimas─. Venga sal tonto que me has dado un susto de muerte.

Salí apenado, apoyándome de las muletas, Marcos me ayudó a acomodarme en la silla de ruedas.

─Soy horrible Ceci, entenderé que ya no...

Puso sus dedos en mis labios─. Shh, eres la persona más bella del mundo.

─Pues va a ser cierto eso de que el amor es ciego─ sonreímos y ella me dió una palmadita.

─Tonto, ¿pensabas abandonarme?─ aún sentía el miedo en su voz.

─Lo siento─ mustié y ella me besó.

─Te quiero mucho, mi héroe de guerra.

─Yo más.

─Anda vamos─ agarró la silla de ruedas─ es hora de volver.

─No quiero...─ en realidad no tenía el valor.

─Iremos a tu casa y enfrentarás a tus padres ¿vale?.

─Ceci no se...

─Juanca, eres un héroe─ me miró fijo a los ojos─ no tienes por qué avergonzarte de eso ni tus padres tampoco─ asentí.

Y al fin entendí, que amar es hacer comida para otra persona cuando te da flojera hacerla para ti.

Jeje, naaa.

Al fin entendí que no hay que dejar escapar a las personas que hacen bonito tu mundo.

Hay que seguir bailando, aunque la vida te deje sin música.

#

Léa Mendoza

La noticia había tomado por sorpresa a todos.

─Hija pero...la universidad─ dijo mamá.

─Mamá─ dije aún con el corazón en la boca, pero eufórica─ la universidad la puedo terminar en cualquier lado.

─Si pero ustedes se van sin un rumbo fijo, errantes, yo no se pero para mi esto es una locura.

─Déjalos que vivan su vida como quieran─ habló Harry─ Léa no es tonta para tirar su futuro por la borda ¿o no?.

Mocoso infeliz, si lo estás diciendo con doble sentido acabaré contigo.

─Claro que no─ me apresuré a decir y Harry me guiñó un ojo, estaba de mi lado el cabrón, ese era mi hermano.

Si claro, ahora.

Shh, no te metas.

Mamá suspiró y miró a papá, este asintió y mi corazón se rompió en mil pedazos, dios me había olvidado de papá. Si, ahora puedo decir con todo el orgullo del mundo que Juan era mi padre. Me arrodillé ante él.

─Papá, yo...si quieres me quedo─ recapacité─ no, si quieres no, me quedaré.

─No hija─ colocó su mano en mi hombro─ tú eres joven, mereces vivir tu vida, y no estar presa a que a este hombre que te abandonó le llegue la hora de morir.

─Papá por favor no digas eso que me partes el corazón.

─Léa─ volvió a decir─ prométeme que cuando yo no esté vendrás a visitarme cada mes, te pido que no te olvides de mi, porque tu eres mi hija adorada, siempre lo fuiste aunque no lo creas.

─Lo creo papá, te suplico que me perdones por todo lo que te dije, por lo mal que te traté, perdóname.

─No hay nada que perdonar─ acarició mi cabello.

─Juan tiene razón hija─ dijo mamá levantándome─ ha llegado la hora de que alces el vuelo, de que vivas tu vida y seas feliz, de que seas tú.

Los abracé─. Son la mejor familia del mundo.

Definitivamente la vida nos sonrió, tras días de tormenta llegó la calma.

.

─Volvemos en un rato─ avisé, íbamos al café con nuestros amigos. Salimos fuera y nos tomamos de las manos, mirándonos con ese singular brillo en la mirada de siempre.

─Te quiero tanto Léa, prometo hacerte la mujer más feliz del mundo─ sonreí y nos besamos, caminado de la mano, dejando que el gesto y la magia de la noche hablara por nosotros.

Te amo y te amaré diga, mientras mi amor viva soy tuyo y siempre seré, antes de morir confesaré que te guardo amor profundo, no te olvido ni un segundo ni dormido ni despierto, si hay amor en otro mundo, te querré después de muerto.

.

Para Léa y Antón la vida les sonrió, pero hasta las más bellas estrellas son capaces de extinguir su luz, y aunque sus caminos parecían más conectados que nunca, dirigiéndose a un destino incierto pero emocionante, pronto sabrán, lo que el viento se llevó.

××---××

Hola, doble actualización, últimos capítulos.

No se pierdan el gran final de esta historia.

KevG

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