De nuevo, me encontraba en la misma situación de todos los días. Sentía ansias por verle justo cuando el tren se detuvo en la estación donde ella sube. Y como todos los días, ella lo hizo.

Esta vez fue diferente, se sentó frente a mí. Pero seguía sumergida totalmente en su mundo acompañada de la música que sonaba en sus audífonos.

Era preciosa, sin duda alguna. Se quedaba viendo a un punto sin ninguna importancia y me pregunté... ¿Sobre qué podría pensar aquella chica tan linda? ¿Sus próximos proyectos? ¿Qué aquella canción que escuchaba era su favorita?

Ella sin duda no lo sabía, pero ese día había elegido mi camisa más bonita y mis pantalones favoritos, que juntos me hacían sentir cómoda.

Mírame, mírame... Lo hice por ti.

Pero ella sólo se giró hacia la ventana para lanzar un bostezo que ella misma cubrió con una de sus manos. Parpadee varias veces mirándola, para mí, era el ser más hermoso que jamás haya visto.

Cuando volvió a mirar enfrente, se encontró con mi mirada. No hizo ni un sólo gesto, no hizo nada. Solo me miró. Pero así consiguió ponerme totalmente nerviosa, sentí como toda la sangre se concentraba en mis mejillas y me odié por eso. A consecuencia, tire los libros que traía en mis manos pues ya no cabían en mi mochila. Me odié de nuevo por ser tan nerd.

Me veía tan estúpida recogiendo mis libros de manera torpe y ella, observándolo todo.

La anciana que venía a mi lado sentada me ayudo a recogerlos y cuando por fin los tuve de nuevo en mis manos le agradecí con una reverencia.

No quise verle de nuevo, pues seguro se estaría burlando de mi torpeza.

Y así fue, al pararme pude ver cómo me sonreía sin que "yo me diese cuenta". Era la primera vez que la veía sonreír y al hacerlo, mostraba sus dientes y achicaba un poco los ojos.

Me enamoré aún más mientras bajaba las escaleras de la estación en dirección a la escuela.

❝Y al verte lanzar un bostezo al cristal. Se inundan mis pupilas.❞