Veintitrés


—Hey..—Escucho la voz de Vincent cuando mis ojos se abren.

Miro el techo blanco de la habitación y niego, un ligero dolor se extiende en mi cabeza y va en aumento, pero no se compara al dolor que tengo en el brazo, cuando mi mirada va a ese lugar descubro que esta vendado.

—Hola..—Dice buscando mis ojos.

Nuestras miradas se encuentran y niego con la cabeza.

—¿Qué sucede?.—Pregunto confundida.—La cabeza me duele y ..

—Shhh.— Me silencia.— Esta bien, no te esfuerces, te caíste por las escaleras.

¿Caer?

—No me caí, Vincent.

El me observa sin comprender, pero mi mente hizo ya un recopilatorio de lo poco que recuerdo y solo una persona aparece en mi mente.

¿De verdad es posible que esa mujer se atreviera..?

Mi mente se pierde al instante y trato de sentarme.

—Hanna, no...

Me llevo la mano al vientre, mi labio inferior tiembla y mis ojos se llenan de lagrimas, me dejo caer por primera vez ante Vincent, pero no me importa verme así frente a él, no esta vez porque tengo miedo de no saber si ellos..

—Están bien.

Mis ojos se abren.—¿Qué?

—Ellos están bien, Hanna.— Lo observo tragar con dificultad.— Los bebes están bien.

Me quedo sin habla y su mirada se torna serie.

Trago con fuerza.— ¿Cómo lo sabes?

— Lo sé, eso es lo importante.

—¿Y..?

Vincent alza las cejas.

—¿Qué piensan..?

—¿Quieres saber lo que pienso o escuchar lo que esperas oír de mí?

Mi corazón se aprieta y el dolor presiona más y más.

Este era mi mayor miedo y se está haciendo realidad.

Vincent no ha aceptado la idea de ser padre de dos bebes más.

—Vincent...

—¡Hanna!

Lizbeth ingresa por la puerta , sin permiso como siempre y viene directo hacia mí, al ver mi brazo se detiene, pero yo solo tengo ojos para Vincent.

—Le avise a Lizbeth, ahora que está aquí puedo volver.—

Los ojos me arden.

—Volveré después , Hanna .. solo..— Traga y aparta la mirada de mi.— Trata de descansar, bruja.
















—Embarazada..— Lizbeth solo coge la última palabras y tras no notar su emoción, se que no le agradado la idea.— ¿Tienes idea de lo que estás diciéndome?

—Lizbeth..

—Ni siquiera estas casada.

—Vaya.. ¿En qué momento nos quedamos en el siglo XX?

—Me acabas de decir que no sabes cuál es tu relación con él.

Si, debí omitir eso.

—¿Y eso qué?

—¿Cómo qué qué? Estas embarazada y sola.

¡Dios!

— Creo que lo mejor es que busques otras opciones.

Enarco una ceja.— ¿Otras opciones?

— Bueno..

Me quedo sin habla.

¿Realmente piensa que yo sería capaz de ..?

—No tiene nada de malo, Hanna, no serias ni la primera ni la última mujer que se realiza ese procedimiento, además cuanto tienes.. ¿Dos meses? Aún hay tiempo ..

—Escojo ser ninguna de las dos.

Paciencia, Hanna, Paciencia.

— ¿Qué?

—No seré ni la primera, ni la última.. No seré ninguna ¡Por dios, no puedo creer que en serio lo consideres!

— No tienes por qué sentirte avergonzada si tomas la decisión..

—¿Es que acaso no lo entiendes, Lizbeth?

Alzo tanto la voz que ella se calla.

—Respeto la decisión de quien lo haga, incluso si fueras tú, pero no comparto ese pensamiento, ya deberías saberlo.

—Hanna, solo intento buscar una solución.

— ¿Y crees que practicarme un aborto es una buena solución para mí?

— Hann..

— ¿Al menos me has preguntado si quiero hacerlo? .— Pregunto y ella cierra la boca.— Exacto, no lo has hecho, has venido aquí a decirme lo que debo hacer, a buscar lo que crees para mí cuando lo mejor para mi es tener a mis bebes conmigo.

—No creí que..

— No, no lo creíste, pero ahora lo sabes.. Voy a tener a los bebes, Lizbeth, así no tenga el apoyo de Vincent voy a tenerlos, así este sola y sin él apoyo de mi hermana lo haré.

—Hanna..

—Te conté esto porque eres mi familia, pero esto está cansándome .—Le suelto.—Que tengas la vida que crees que es perfecta no te da derecho a juzgar la mía, ni a restregarme lo miserable que soy por no tomar tus decisiones.

Sus ojos se llenan de sorpresa.

—Conseguiste un hombre millonario, está bien.— Por primera vez le digo todo lo que pienso a mi hermana.— Tienes una casa y no trabajas, dejas que él te mantenga y eres feliz así, pero esa no es mi vida y necesito que lo entiendas.—Me señalo.—Yo no soy así, Beth. No soy como tú.

— Hann..

— Y lo entiendo, sé qué haces todo esto porque no quieres que me quede sola, incluso sé que lo haces por mamá y papá.— Sigo y los ojos de Lizbeth se llenan de lágrimas.— Pero ya no lo soporto, no soporto tu forma de desquitarte conmigo para que de cierta forma te duela menos el que nuestros padres ya no estén aquí.

Las lágrimas caen por sus mejillas.

—Yo también sufro ¿Vale? Pero no por eso busco dañarte con mis palabras y no voy a dejar que sigas tratándome de esa manera.

Ella intenta hablar, pero sigo.

—Ya no voy a ser tu saco de boxeo, hermana y por favor, te pido que te marches.

El silencio incomodo nos rodea, no obtengo una respuesta de Beth, entonces mi hermana solo me da una mirada arrepentida y se marcha.

Tenía que terminar con esto.

Y al fin lo he hecho.

Pero Vincent no está aquí para decírselo.

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