Veinticuatro
—Discutí con Lizbeth.
Peggy deja de comer los nachos que se encuentran dentro de un tazón azul y sobre mi mesa de centro para mirarme con sorpresa, Dafne esta igual aunque ella sigue comiéndolos, no la culpo, yo haría lo mismo.
Estamos en mi departamento, después de que me dieran de alta y al perder las esperanzas de que Vincent regresara por mí al hospital, le pedí a Dafne que me llevara a casa, al día siguiente vino de visita con Peggy.
Suspiro.—Le dije todo lo que pensaba sobre ella.
—Al fin.. —Dafne habla con la boca llena.
Enarco una ceja
— ¿Y cómo te sientes?. — Me pregunta Peggy.
—Aliviada de haber sacado todo y mal porque tal vez perdí a mi hermana.
—Las hermanas pelean.. Ya se solucionara. — Me alienta Peggy.
—Ese no es el problema, le dije que no volviera mientras siga teniendo ese pensamiento y..
—Es Lizbeth. — Suspira Dafne. — Ya sabemos lo difícil que es para ella, pero hiciste lo correcto, cariño.
Sonrio.
—Haber, dame uno. — Pido señalando lo nachos, Dafne me lo paso y lo pruebo. — Ahora entiendo porque no lo han soltado desde que lo trajeron.
Peggy se ríe. — Hablo con el jefe, dice que no te preocupes, lo importante es que te recuperes.
Abro la boca incrédula. — ¿Estamos hablando de Harold Morgan?
— Ese mismo. — Confirma Dafne.
— Extraño, creí que hasta me pediría que vaya con todo y mi brazo vendado.
—Eso sería antes. — Agrega Peggy.
—¿Y qué ha cambiado?
Ellas intercambian una mirada.
—Está saliendo con alguien.
—¿Harold?. —Pregunto sorprendida. —¿Con quién?
—Con la clienta de Dallas.
— ¿Qué?
—Dallas está siguiendo un caso y le pidió apoyo al jefe, digamos que se vieron y fue un flechazo.
—Amor a primera vista ¿Eh?
Peggy se encoje de hombros.
—Entonces .. ¿Tú y Dallas?
—Estamos acostándonos, sí.
Dafne se ríe.
—Terminaron, pero no está lista para dejar el sexo.
—Es muy cierto. —Me confirma Dafne y suspira cansada. —Solo sexo, en sexo se quedara.
—¿Dallas opina lo mismo?
Peggy lo duda un momento y cuando va a responder, suenan unos golpes detrás de la puerta principal.
Dafne se levanta a abrir.
— ¿Cómo están los bebés?. —Me pregunta Peggy cambiando de tema y no insisto.
—Están..
Me callo cuando lo veo ingresar acompañado de Dafne, quien finge inocencia.
— Lo siento. — Se disculpa mi traicionera amiga. — Insistió. —Le hace una señal a Peggy para que se levante. —Vamonos, Peggy.
—Bueno.. Bye.
Me pongo de pie.
— No tienen que..
—Si tenemos. —Responde Dafne tirando del brazo a Peggy.
Dios..
Me dejan sola con Vincent.
—Hola..
—Hola. — Respondo cruzada de brazos y sin mirarlo.
El agacha la cabeza y se acerca a mí tratando de que levante la mirada, mis ojos se encuentran con los suyos, finalmente dejo caer los brazos y me olvido de la molestia para enfrentarlo.
—Vincent.. ¿Qué haces aquí..?
—Vine por dos razones.
—¿Dos razones?
Su actitud se vuelve seria. —¿Cuando?
Mis ojos se abren.
—¿Cuándo pensabas decirme que estabas embarazada?. — Finalmente me pregunta. — ¿Ibas a hacerlo pronto o solo..?
—No iba a marcharme como lo hizo ella, Vincent.
—Sé que no, bruja, no es eso lo que iba a decir.
Suspira.
—Solo quiero oírte, Hanna.
—Quería decírtelo y no que lo hiciera ese entrometido doctor.
—Es su deber, amor.
Amor..
Por un momento olvido mi molestia y dejo que me corazón se emocione.
Carraspeo. —Si quería hacerlo, Vincent.. es solo que me aterre , acababas de descubrir que ibas a tener un hijo y yo no.. no quería asustarte más y provocarte un ataque al corazón.
—Bueno, no fue un ataque, pero casi vómito y me desmaye.
Mi boca se abre. —¿Qué?
—Me desmaye, brujita.
—Pero que delicado, no creí que fueras así, Vincent Hart.
—Pues es irónico que solo tú puedas provocar eso en mí.
¿Qué es esto?
No es la conversación que tenía en mente cuando lo vi entrar a mi sala.
—En el hospital me preguntaste que pensaba sobre todo esto.
—Me quedo claro que pensabas.
Él se frustra.
—Me comporte un idiota, ¿De acuerdo? Estaba procesando la noticia, solo necesitaba pensar, necesitaba estar solo, Hanna. No todos los días te salen bebes de la nada, bueno a mi sí, pero ese no es el punto, bruja.
Una sonrisa se me escapa, pero termina perdiéndose.
—Pero no volviste.
—Lo hice, por eso estoy aquí.
—¿Y qué hay de las 24 horas desaparecido?. —Dios mío, las he contado.
Parezco una acosadora profesional.
Y el acosador es el, no yo.
—Las primeras doce me las pase pensando y caminando por la ciudad hasta que me detuve a pensar en nosotros y en ese futuro que no espera.
Señala mi vientre y por instinto coloco una mano ahí, presiono con suavidad y no me había dado cuenta lo mucho que ha crecido para los meses que tiene y no se me nota, aun no, pero mi vientre lo siento hinchado cuando lo toco y es muy obvio el porqué.
Son dos.
—Las demás horas fueron de preparación.
¿Preparación?
—Fui a hacer algo muy importante.
—¿Más importante qué estar conmigo?
— No, pero si igual de importante sí.
Frunzo el ceño. — ¿Y se puede saber qué es?
Él sonríe.
—A eso iba.
—Vincent, no estoy entendiendo nada.
—Entonces solo debo hacerlo y ya, sin presiones, brujita, aunque ahora mismo estas presionándome a hacerlo, solo mirarte lo es.
—¿Qué?
Él se acerca a mí y me toma la mano, entonces en su rostro se forma una bella sonrisa mientras lo hace.
Vincent se arrodilla frente a mí.
—¡¿Qué estas haciendo?!. — Pregunto llevándome las manos a los labios.
Sin apartar la mirada de mí, mete la mano al bolsillo de su saco y me muestra la cajita de terciopelo rojo, la abre y no me quedan dudas.
—Hanna Ross...
—¿Q-u..
—Bruja, Brujita...
Mi corazón se calienta.
—Se mi todo, Hanna.—Hace una pausa breve y sus ojos brillan emocionados al mirarme.—Cásate conmigo y se mía para siempre, bruja.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top