Dos

*Hanna en multimedia*

—Sabes que no puedes llamarme a la hora de trabajo, Lizbeth. — Le regaño a mi hermana mayor por el móvil.

— No seas aburrida, Sweety.

—¿Swetty?. — Pronuncio extrañada. —Cielos, ya hablas como toda una turista.

—Que prejuiciosa, Hann.

Suspiro. — Ambas sabemos a qué me refiero... ¿Cuál es el motivo de tu llamada?

—Saludar..

—¿Saludar?. — Frunzo el ceño. — ¿En serio?

—Hann..

—Porque generalmente me llamas con ese propósito y al final resulta que quieres restregarme tu felicidad y tu acomodada vida de matrimonio.

—No te llamo para eso hermanita..¡Iré a visitarte pronto!

Mis ojos se abren.

—A Anthony le ofrecieron un trabajo cerca y le pagaran bien, lo que significa que podremos comprar nuestra casa de playa, tal vez hasta nos establezcamos ahí mismo, en los lugares alto, claro.

Ruedo mis ojos.

—O podrías ahorrar, no haría nada mal tener ahorros, Beth.

—Ya pensaremos en eso después, ahora debo disfrutar mi vida de recién casada y tú deberías seguir mi ejemplo.

—Casada... —Cojo esa palabra y suspiro. —La única forma en la que me case es si encuentro a un hombre que verdaderamente me ame.

Escucho risas de parte de Beth.

—Y como está el mundo ahora.. hay más infieles que hombres fieles.

—Si tú lo dices, aunque eso me tiene sin cuidado.

—No todas podemos encontrar a un hombre millonario con quien casarnos y que nos mantenga, Beth.

—¿Es perfecto, no? . — Suspira recordando a su esposo. —Estoy todo el día en la casa bronceándome cerca a la alberca, es la vida que merezco, pero déjame decirte algo, Hanna, si Anthony se atreve a engañarme me asegurare de quitarle todo.

—Una perfecta frase para una película de terror.

Escucho una risa del otro lado.

—¿Para qué terminaste la carrera si dejaras que un hombre te mantenga? ¿Tienes idea de que pasara si sale todo mal?

—Ya lo dije, se lo quitare todo y si eso falla tengo mi segunda opción.

Alzo una ceja.

—Me busco otro y ya, por algo tenemos belleza, Hann,. Deberías aprovechar la tuya porque aunque no seas tan bonita como yo...

Ayy dios..

—Tengo que colgar, Beth. —Le interrumpo. —Harold va a regañarme.

—Cielos, Hanna, Que aburrida, ten una vida. — Me grita. —Anthony tiene amigos, si gustas..

—¡Hasta luego, Beth!

Cuelgo la llamada y me cubro el rostro con las manos hasta que escucho a Dafne, levanto la mirada y está junto a mi escritorio ofreciéndome el café que fue a pedirme de paso que le pedí que me trajera de paso.

Lo tomo y le doy un sorbo, ella hace lo mismo con el suyo.

—¿De nuevo, Lizbeth?

—Estoy considerando cambiar de número.

Dafne se ríe y yo también hasta que Marcus Daniel pasa cerca de nosotras.

Señoritas. — Nos saluda y ambas asentimos.

Lo sigo con la mirada y con el vaso de cartón del café pegado a mis labios, siento mis mejillas enrojecerse, acto seguido el ingresa a la oficina, donde logro ver a una pareja sentada antes de que la puerta se cierre, seguramente asegurando sus bienes.

—¡Mírate, no has dejado de verlo!

—Es difícil no verlo. —Me defiendo.

Ella guarda silencio por un instante, entonces se le ocurre la peor idea del mundo.

—Invítalo a la fiesta de aniversario el viernes.

—¿Ah?

— Vamos. — Señala la puerta y me levanto solo para bajar su brazo.

Dafne sonríe.

—¿Estás loca?

—Hanna.. será de parejas y según se nadie lo ha invitado.

¿Cómo es posible eso?

—¿Cómo sabes eso? Además, no es necesariamente solo de parejas.

—No, peor es mejor que ir solas y no pierdes nada con intentarlo.

La puerta se abre y veo a Marcus salir junto a la pareja, el me da una sonrisa amble y vuelve su atención a la pareja.

—Lo haré.

Dafne salta en un pie.

—Con una condición.

Ella me observa confundida.

—Invita a su hermano.

Sus mejillas enrojecen.

—Vamos, te gusta. —Le recuerdo.

Enrojece más.

—Basta, pareces un tomate.

Ella busca con la mirada a Kevin, quien está escribiendo frente a la computadora, entonces al volver a verme, ha agarrado confianza.

—De acuerdo, lo haré.

Mis ojos se abren, la observo por un momento buscando un rastro de duda, pero no lo hay.

Sonrio. —Bien, que sea un trato. 














No tienes que estar nerviosa, Hanna.

Fuera nervios..

—¿Querías verme, Hanna?. —La voz ronca y sexy de Marcus me hace sobresaltar.

Luego que cerró su entrevista con una nueva pareja, le pedí hablar con él, me dijo que esperara unos minutos mientras los acompañaba al ascensor y volvía por aquí.

Ahora henos aquí.

—Si..

Su rostro sorprendido me da entender que no tiene idea de lo que voy a decirle.

—¿Ha pasado algo malo?. —Me pregunta y mi cuerpo salta cuando ubica su mano en mi brazo. —¿Necesitas ayuda con..?

—No.. —Le interrumpo colocando ambas manos al frente, las bajo enseguida y le muestro una sonrisa relajada. —Quería saber..

Sus cejas se alzan.

—Este viernes es la fiesta de aniversario..

— Oh.. — Suelta mi hombro y baja la mirada con una sonrisa.

Dios, es tan lindo.

Sus ojos suben a los míos enseguida.

Valor, Hanna, valor..

Tomo una respiración disimulada y hablo.

—¿Iras a la fiesta de aniversario conmigo?

Mi corazón se acelera mucho y trato de descifrar su respuesta, pero para mí calma el me responde enseguida.

—Si..

—¿Si.. Dijiste si?

—Si..

—¿Si a lo que dijiste o si de que si iremos juntos?

Él se ríe y yo me siento estúpida.

—Si quiero ir contigo a la fiesta de aniversario, Hanna.

Ohh Yeah.

— ¡Genial!. —Trato de no lucir muy desesperada, generalmente cuando se trata de hombres siempre término echándolo a perder.

Uno de ellos es al tipo que invite a cenar a mi casa y queme su camisa, al día siguiente no fue a trabajar y tengo el presentimiento que fue por mí.

Sin embargo, aun sabiendo eso de mí, Marcus ha aceptado y es lo que me demuestra una vez más que es el hombre que imagino.

—Es una cita ..¿Entonces?

Una cita..

— Si..

Alza las cejas.

— Si, a la cita me refiero. — Digo nerviosa.

Su sonrisa crece. —De acuerdo. —Señala los pasillos. —tengo algo que hacer, te veré después.

Asiento despacio y recibo otra sonrisa suya antes de verlo dirigirse hasta desaparecer por los pasillos.

—¡Si!. — Hago una pequeña celebración y cuando voy a dirigirme a mi escritorio lo escucho.

—Que bajo.

Mis pies se detienen, volteo a pesar de que he reconocido la voz de Vincent Hart.

—¿Qué dijiste?

Vincent se encoje de hombros.— Que bajo y patético. —Repite y bebe de su café, baja el vaso y se burla. —Le acabas de rogar a Daniels que te lleve a la fiesta.

—Se llama invitar, Hart . — Le corrijo. — ¿Cuál es tu problema?

—Es de caballeros invitar a nosotros a las damas. — Niega con burla. —Eso no habla bien de tu pareja.

¿Ah?

—¿De qué año vienes , imbécil? Las chicas podemos invitar a los chicos a las fiestas.

—No te hagas la feminista conmigo.

Mi boca se abre.

No puedo tener paciencia con este hombre.

—¿Sabes una cosa? . —El alza las cejas. —No voy a discutir temas erróneos contigo, no manchare mi alegría por responder y discutir contigo, Hart.

—Claro, porque salir con Marcus Daniels es tan grande como para celebrarlo, hagamos una fiesta por eso, Hanna.

—Al menos es mejor que salir con alguien como tú.

Justo en el nervio.

Cierra la boca y me siento victoriosa, cuando quiero irme su voz vuelve a detenerme.

—Tengo una duda.. ¿También le rogaras que te folle como lo hiciste al invitarlo?

Se acerca unos pasos a mí, suspiro cansada de soportarlo.

—¿Qué es esto, Hart?. — Hablo con fastidio. — ¿No tienes que ir a molestar a la chica que vas a invitar?

—Haber, primero, no las molesto, cualquiera de ellas se sentirá encantada de tener el privilegio de que las invite.

Vincet Ego Hart activado.

—Entonces ve y hazlo. —Le sugiero. —Deja de joderme.

Sus ojos me miran fijamente, estúpidos ojos azules.

Sigo los suyos y por un instante la molestia se va de mi cuerpo.

¿Por qué está mirándome de ese modo?

Pasa saliva y veo como su manzana de adán se aprieta.— No puedo hacerlo.

Frunzo el ceño esperando oír una estupidez. — ¿No puedes hacer qué?

Sus ojos se mantiene sobre los míos.—La chica a la quiero invitar ya eligió ir con otro.

Pasa por mi lado y se va dejándome con la palabra en la boca.

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