La oscuridad de la habitación se sentía como un espejo de su propia alma. El aroma del té se mezclaba con la penumbra de una habitación que había visto más llanto que alegría. Clarissa yacía en su lecho de sufrimiento, antaño una prometedora joven de la nobleza, reflexionaba sobre los giros crueles del destino. Había amado, había confiado, y había caído. Traicionada por quienes consideró su familia y engañada por quienes juraron amarla, se había convertido en la sombra de quien fue. Su cuerpo, quebrantado por una enfermedad misteriosa, y su corazón, aplastado por las traiciones de quienes había amado, parecían haber llegado a un punto de no retorno. ¿Cómo había llegado hasta aquí? Esa era una pregunta que no dejaba de atormentarla.

El recuerdo de Isadora, su prima, seguía siendo una herida abierta. Aquella mujer había ocupado su lugar en todos los sentidos: como duquesa, como madre y como señora de Hertfordshire. Con cada acto de crueldad, Isadora había tejido una red de mentiras y traiciones que destruyó la vida de Clarissa. Desde los incidentes en su infancia hasta la manipulación que llevó a su matrimonio con el vil Thomas, todo había sido parte de un juego perverso.

El veneno en su cuerpo era solo una manifestación física de la corrupción que había carcomido su vida. En su agonía, Clarissa había aceptado su destino. Pero cuando el telón de la muerte parecía estar a punto de caer, algo extraordinario sucedió.

Un destello de luz, una voz que susurraba desde los confines de su consciencia, y un calor familiar la envolvieron. De pronto, el tiempo se disolvió como si nunca hubiera existido. Cuando abrió los ojos, se encontró en una habitación llena de colores suaves y detalles que había olvidado por completo. Estaba allí, joven de nuevo, en la casa de su infancia, escuchando la voz autoritaria de su madre.

La vieja Mariette, una figura que ahora reconocía como más que una simple doncella, la miraba con una mezcla de serenidad y sabiduría.

—Has sido bendecida con una segunda oportunidad, Clarissa —le dijo Mariette, su voz cargada de significado—. Pero este renacer no es un regalo sin más. Tendrás que enfrentar tus demonios, corregir tus errores y redimir tu alma. Algunas cosas no podrás cambiarlas, pero otras... dependen de ti.

"Hoy es el día en que todo comenzará de nuevo", pensó con el corazón desbocado.

Una segunda oportunidad. Eso era lo que le había sido otorgado, pero no como un regalo sin condiciones. Con la guía de Mariette, una figura que había creído ser solo una doncella, Clarissa descubrió que esta nueva vida traía consigo una misión. Debía corregir los errores del pasado, redimir su alma y, sobre todo, proteger a quienes amaba del oscuro futuro que había vivido.

Sin embargo, el camino no sería fácil. Algunas tragedias estaban destinadas a ocurrir, sin importar sus esfuerzos. Y las sombras de su prima Isadora y del astuto Thomas seguían acechando, tejiendo intrigas en las esquinas de su nueva existencia.

Con una mezcla de esperanza y temor, Clarissa decidió enfrentar el destino que le aguardaba. Su corazón latía con una resolución renovada: esta vez, haría lo correcto, viviría su vida con dignidad y justicia. Y si el destino lo permitía, encontraría una forma de vengarse de quienes la habían destruido.

Esta es la historia de Clarissa: una mujer que desafió al tiempo, al destino y a los demonios de su pasado para reclamar su vida y redimirse. Una historia de amor, traición y redención que comienza con una segunda oportunidad y una luz que nunca deja de brillar.