➳Capitulo 23➳

Las emociones negativas aún estaban a flor de piel en Jungkook. Su mente no dejaba de dar vueltas en una misma cosa: "Taehyung", ese maldito pelirrojo que tal parecía estaba solo jugando con sus sentimientos.

Un poco adolorido, salió de una larga ducha y, después de secar su pelo, tomó el celular, mirando un mensaje de quien ahora lo tenía en un estado de incertidumbre. Se alegró y a la vez se recriminó por estúpido. Tecleó con decepción una respuesta:

Una mueca de desagrado y confusión se posó en el rostro de Taehyung; realmente necesitaba hablar con el pelinegro cara a cara, explicarle la situación y esperar que supiera entenderlo.

Jungkook

¿Tu esposo te soltó la correa?

¿Qué diablos quieres, Taehyung? No tengo tiempo para tus juegos infantiles.

Contestó sin más.

Taehyung

No tengo esposo, solo tengo un lindo pelinegro que folla como los dioses y me tiene algo así como bien obsesionado con él

Dejame explicarte


Escribió mientras mordía su labio inferior.

Jungkook no quería abrir el mensaje, pero tampoco podía estar con la duda. Así que lo hizo, leyó y no podía estar más confundido y, hasta cierto punto, triste.

JungKook

¿Qué vas a explicarme? Que fui tu burla, no gracias, Taehyung.

Tecló y envió sin más.

El pelirrojo hizo una mueca mientras un puchero aparecía en sus labios. Jungkook era realmente terco, pero sabía que era su culpa por no explicarle antes de irse.

Taehyung

Estaré esperando si quieres escucharme.

No sé realmente de dónde sacaste lo de mi esposo, pero también me gustaría que me contaras esa estúpida broma.

Llámame, estaré aquí a la hora que así lo quieras.

Envió y guardó su celular para volver a la habitación por Nari, que terminaba de vestirse para ya irse a casa.

Jungkook volvió la vista a la nueva notificación y, preso de la curiosidad, volvió a leer el mensaje.

Después de pensarlo un poco, respondió:

JungKook

Estaré esperándote en mi departamento. Si no vienes, lo tomaré como el final de lo que sea que comenzó entre nosotros.

Envío decidido.

Iba a disponerse a descansar un poco, así que fue al minibar y se sirvió un trago. Después, escuchó sonar el timbre; era demasiado rápido para que fuera Taehyung, a menos que ya estuviera afuera.

Caminó hacia la puerta y abrió con una leve sonrisa que se borró por una expresión de sorpresa al ver quién era en realidad.

-Sorpresa, mi amor -dijo la mujer que se encontraba frente a él, misma que no tuvo ningún tipo de problema en adentrarse al lugar como si fuera de su pertenencia, como si estuviera segura de que aquello, tarde o temprano, le pertenecería-. Te extrañé, Junkookie -dijo, lanzándose a sus brazos y besando de forma repentina al pelinegro.

Él no tuvo suficiente tiempo de pensar o reaccionar. No correspondió al beso; estaba muy confundido. La quitó de sus brazos sin ser brusco.

-Pero... ¿qué haces aquí? -le preguntó, demostrando su confusión.

La mujer lo observó sonriendo maliciosa; no era la primera vez que la rechazaba, pero no era nada que no se pudiera solucionar con unos tragos. Sabía perfectamente que su prometido se ponía algo cariñoso con el alcohol en su sistema.

-¿No es obvio? El matrimonio se acerca y necesitaba ver a mi hombre. Me has hecho mucha falta -dijo acariciando su pecho con una de sus manos, dejando ver una manicura roja que de clase no tenía nada-. Me quedaré aquí -sonrió ladina-. No puedes negarte. Recuerda que tenemos un trato, darling. Ahora me daré un baño y luego tú y yo nos pondremos al corriente -afirmó caminando hacia la habitación del pelinegro.

JungKook se encontraba molesto, pero era así; siempre las cosas con Mina eran de esa forma, tan caprichosa y convencida de que el matrimonio, acordado por sus padres cuando aún eran niños, se llevaría a cabo quiera o no. A decir verdad, a la mujer le encantaba la idea de ser la señora Jeon.

Bufo estaba molesto, pero no había mucho que pudiera hacer; correrla de allí solo iniciaría una pelea con su padre, y a decir verdad, no tenía ánimos de enfrentarse a él, no cuando su cabeza solo podía pensar en Taehyung y maldecirse por no haberse arriesgado lo suficiente por ese chico.

Nari y Taehyung habían salido del hospital y habían tomado rumbo al bar. Si tenía suerte, Sejun, se encontraría allí y podría tener tiempo para cuidar de la chica al menos hasta que él volviera.

No estaba en sus planes dejarla, pero la situación con Jungkook lo tenía por completo ansioso y pensando en que debía solucionar el problema lo antes posible, dar una explicación clara y real al pelinegro y evitar que ya no quisiera saber nada de él.

Por suerte para él, apenas llegaron al lugar, Sejun se encontraba saliendo de su oficina y fue el momento preciso para pedirle aquel favor. Aunque, a juzgar por la cara de preocupación que portaba hacia Nari y lo rápido que se acercó a ella para asegurar su bienestar, tal vez no sería tan difícil de convencer.

-¿Qué pasó?

Taehyung observó a Nari unos segundos antes de sonreírle.

-Está bien, Jun, ¿puedes cuidar de ella? Tengo un asunto que resolver.

Sejun asintió de inmediato, tomando la mano de la chica y alejándose por el pasillo con ella, sin hacer preguntas, entendiendo y siendo paciente en que ella fuese la que quisiera hablar o contar lo sucedido. Aún sin saber de qué se trataba, lo hacía estar alerta.

El pelirrojo vio cómo ambos ingresaron a la oficina y, una vez se encontró solo, tomó su celular y leyó el mensaje que había recibido.

Sonrío por tener al menos una oportunidad de dar las explicaciones de sus actos y, sin pensarlo, caminó a la salida de su bar. Se montó en su auto para ir lo antes posible a la casa de su pelinegra tentación.

El camino fue rápido; no tardó en llegar.

Una vez estuvo frente a la puerta de la vivienda de Jungkook, tocó el timbre y esperó paciente a que este se hiciera presente frente a sus ojos.

En lugar de la alegría que debería sentir por poder hablar con él, se encontró con una hermosa pelinegra de piel blanquecina que lo observaba con atención mientras sostenía una toalla alrededor de su cuerpo. Su cabello goteaba aún sobre sus hombros, dejando claro que acababa de tomar una ducha.

Retrocedió unos pasos y volvió a observar la numeración del lugar; tal vez se había equivocado y no estaba en la dirección correcta.

Una vez que verificó que estaba allí, frunció el ceño y decidió hablar.

-¿Aquí vive Jungkook?

-Sí, ¿tú eres? -dijo en tono coqueto.

Antes de que el pelirrojo pudiera contestar, Jungkook, al igual que la mujer, solamente con una toalla en su cintura, se hizo presente, haciendo que Taehyung entendiera por completo la escena que se presentaba ante sus ojos.

-Tae...

-Yo, lo siento, no quise interrumpir, sigan con lo suyo -dijo dándose la media vuelta, mientras un malestar en su estómago se hacía presente y las ganas de llorar, sin explicación, se habían apoderado de él.

Antes de que pudiera alejarse más de ahí, su brazo fue sostenido por la mano de Jungkook, quien lo retenía sin lastimar mientras pasaba su pulgar sobre su piel.

-Esto no es lo que piensas -dijo apresurado.

-No necesitas explicar, Jungkook -dijo, apretando su mandíbula-, pero no deberías haberme pedido venir si te encontrabas ocupado.

-Es que no lo estoy -respondió angustiado antes de observar a la mujer que se encontraba divertida con la situación-. ¿Por qué aún no te has vestido? Ni siquiera sé qué haces aún aquí, Mina, vete, tengo cosas que hacer.

-Esas no son formas de tratarla luego de lo que sea que hayan hecho -dijo Tae, soltándose del agarre del pelinegro.

-No hice nada, pero aún así te explicaré, aunque creo que tú también tienes algunas explicaciones que darme. No te vayas -pidió.

-¡Qué guapo! -interrumpió la mujer, acercándose a Tae mientras bajaba mínimamente la toalla, dejando ver algo de sus pechos, descarada-. Hasta yo me haría gay si estuviera en tu lugar, Jungkookie -afirmó-. Puedes divertirte, me iré, pero recuerda que eso no cambia las cosas, sigo siendo tu prometida -aclaró, caminando hacia el sillón, donde dejó caer la toalla por completo.

Quedó expuesta en su desnudez frente a los dos hombres, mientras Taehyung observaba hacia otro lado, algo molesto por lo que pensaba que había pasado ahí, y Jungkook rodaba los ojos, estresado por la presencia de la mujer.

Mina se vistió con calma, en un profundo silencio, antes de tomar su bolso y caminar hacia la salida.

Antes de abandonar el lugar, se acercó a Jungkook y dejó un beso en la comisura de sus labios, mismo que el pelinegro se limpió de inmediato, bajo la atenta mirada de Taehyung, quien se mantenía con un semblante serio, totalmente molesto.

-Nos vemos pronto, mi amor, diviértete -dijo, pasando junto a Taehyung y desapareciendo casi de inmediato de su vista.

-Pasa... por favor -pidió.

El pelirrojo hizo lo que se le pidió, caminando en silencio hasta la sala y quedándose de pie allí, esperando que Jungkook llegase junto a él.

-Te casas...

-No es algo que decidí yo; estoy buscando la forma de anular este acuerdo.

-Será más difícil si tu polla está dentro de ella de vez en cuando -dijo tosco.

-No me acosté con ella, pero de haber sido así, ni deberías reclamarme. No tienes derecho cuando haces lo mismo con Yoongi.

-¿De qué hablas?

-No necesitas fingir que solo duermes conmigo cuando tienes a tu amante fijo, que tal parece tiene entrada liberada a tu casa. Aunque a mí, yo, idiota, estaba convencido de que era el primero al que le abrías las puertas de tu vida.

-¡Eres el primero! -gritó molesto.

-No mientas. Bastante tengo con la humillación que sentí al escucharlo de la boca del mismísimo Min Yoongi, quien iba llegando a tu casa. Curiosamente, que te hayas ido en busca de esa secretaria solo me confirma que no soy tan especial como me creía -habló sin detenerse, de forma dolida. Ni siquiera estaba molesto, solo se sentía herido-. Esto no terminará bien si seguimos juntos.

-¿Así, sin más?- preguntó, acercándose a él- ¿sin siquiera querer escuchar una explicación de mi parte?

-¿Qué me dirás? Posiblemente lo negarás todo, no tengo cómo comprobar que sea cierto, pero tus acciones me dicen que lo es.

-Eres un tonto incrédulo -se acercó a él, acorralándolo entre la encimera y su cuerpo-. Mi maldito pene jamás ha estado en el culo de ese desgraciado, solo en sus sueños. El maldito se muere porque así sea, pero no ha tenido la dicha. No soy tan idiota para follarlo o dejar que me folle; es una carga que no podría llevar. Ese maldito está loco, imagina obsesionado, eso sería como la mismísima perdición -aseguró, acercando sus rostros hasta que pudieran sentir ambas respiraciones sobre sus labios-. Solo te deseo a ti, quiero follarte a ti y que me folles tan rico como lo haces. Te amo a ti, Jungkook, eres el único que me tiene por completo-dijo antes de acercarse para un beso.

La acción fue frenada por el contrario, quien puso su mano entre sus labios para evitar caer en la tentación, porque sabía que una vez dejara que Taehyung lo tocara, estaría perdido.

-¿Qué hay de tu secretaria?

-Estaba en problemas, prometí ayudarle. Es raro, necesitaba hacerlo -vio cómo los ojos de Jungkook se volvían tristes-. Pero no de la forma que piensas. Siento algo raro si se trata de ella, como familiar, no lo sé. No la quiero de forma romántica, ni siento algún tipo de atracción sexual; solo siento que necesito cuidarla.

-Me abandonaste por ella.

-Soy un estúpido, lo sé, pero necesitaba ayuda y es bueno que fuera. El idiota de Min intento abusar de ella y la golpeó.

El semblante de Jungkook cambió; aunque estaba celoso aún, no era tan despiadado como para no compadecerse de la muchacha.

-¿Está bien?

Taehyung sonrió.

-Lo está. Sejun cuida de ella -aseguró-. Creo que está algo así como enamorado de mi secretaria, y ella, aunque ni lo diga, también lo corresponde -contó-. No necesitas estar celoso de nadie; mis ojos solo te ven a ti y mi corazón solo late por ti -dijo, honesto-. Eso fue tan cursi, pero es lo que siento -rió divertido-. ¿Puedes perdonarme? Me muero por besarte, y si no me dejas, me volveré loco.

Esta vez, Jungkook fue quien se aproximó por un beso, tomando los labios del pelirrojo con profundidad, disfrutando de ellos, ansioso, como si realmente hubiera necesitado probarlos por tanto tiempo.

Taehyung no perdió tiempo en llevar sus manos hasta la cadera del mayor y soltar la toalla que lo cubría, liberando su erección y tomándola entre sus manos para masturbarlo.

Llevó sus labios al pecho del pelinegro y besó descaradamente, dejando algunas marcas en él, mientras saboreaba la tersa piel que lo volvía por completo loco.

-No vuelvas a meter tu pene en ningún sitio que no sea mi trasero -demandó.

-No lo he hecho, solo quiero follarte a ti -respondió ansioso, antes de tomar el control de la situación.

Quitó las ropas de Taehyung con rapidez, buscando la desnudez que tanto añoraba y que quería solo para él.

La sola idea de las palabras de Yoongi le hacía sentir enfermo, cegado de celos y posesivo por tomar a Taehyung fuerte y profundo, reclamarlo como su propiedad y dejar claro que jamás nadie podría hacerle el amor de la forma en que él lo hacía. Una vez logró su cometido, llevó sus labios hasta el cuello del pelirrojo, besando la zona mientras tocaba su cuerpo a su antojo, cada extremo de él siendo invadido por sus caricias.

Sus labios hicieron un camino hasta el oído del menor, donde lamió suciamente antes de hablar.

-Eres mío-dijo, levantándolo desde los muslos y haciendo que este rodeara su cadera con sus piernas, mientras lo llevaba a la pared y lo empotraba en ella. -Me perteneces-reafirmó, alineándose en la intimidad e ingresando solo la punta. -Solo yo puedo follarte y destrozar este culo con mi polla-dijo, ingresando por completo, hasta el fondo, de una sola estocada.

Un gemido placentero, mezclado con dolor, abandonó los labios de Taehyung y viajó directamente al miembro de Jungkook, quien pareció enloquecer por aquel sonido erótico y comenzó a embestir sin contemplación.

Sostuvo el trasero de Taehyung mientras empujaba y arremetía en su interior sin piedad, sin descanso, haciendo que el delgado cuerpo resbalara con su espalda en la pared, atacando sus labios y cada porción de piel que le era otorgada con besos y mordidas que estaba seguro serían las marcas de posesión que quería dejar sobre su cuerpo.

Las manos de Taehyung sostuvieron sus hombros, enterrando sus uñas en la piel mientras su cuerpo se rendía por completo a la forma tan deliciosa y perfecta en que lo estaba tomando su chico, el único hombre al que quería pertenecer y entregarse por el resto de su vida.

El único que podía causar esa excitación y esa necesidad que ahora mismo sentía.

El orgasmo comenzó a formarse, inevitable, al estar siendo penetrado sin descanso mientras Jungkook gruñía ronco e iba cada vez más profundo, buscando aquel ansiado placer, buscando dejar su semilla en el interior del pelirrojo y hacerlo gritar su nombre cuando el clímax llegaba a su punto máximo.

Unos segundos bastaron para que ambos cayeran en el abismo profundo de placer y lujuria que los hizo maldecir y aclamar por el nombre del otro cuando sus esencias salieron disparadas y el encuentro llegó a su fin de la forma más exquisita que podían desear.

Los movimientos se hicieron lentos, los jadeos llenaban el lugar y los cuerpos se sentían débiles por el reciente orgasmo.

Aún sin salir de él, Jungkook ocupó las últimas de sus fuerzas para caminar con Taehyung entre sus brazos hacia la habitación y dejarse caer sobre la cama, rendido por el encuentro y sonriendo cómplices por haber resuelto sus problemas de la mejor forma que sabían hacerlo, de la forma perfecta en que ambos se entendían, que ahora mismo también están comprometiendo su corazón y los había hecho caer inevitablemente en las garras del otro.

Gracias por la espera y seguir aquí, espero disfruten el capítulo.

🌸Erlith_🌸

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