|Cap ₂₄|Lámelo.
Mi cuerpo boca abajo, una de sus manos agarrando mis dos muñecas arriba de mi espalda baja, mi respiración entrecortada, intentando tomar grandes bocanadas de aire.
Así me tenía Kim Tae Hyung, totalmente a su disposición, desnuda bajo su cuerpo, mientras él restregaba una y otra vez su erecto pene por mi trasero.
—No te muevas, nena —dijo en mi oído, en un susurro.
—Ah... —gemí.
Su miembro rozaba mi entrada, haciéndome desear tener más que simples roces de él. Mucho más.
—Quiero que te entregues a mí, sólo a mí, ___ —le dio una leve mordida a mi hombro.
—Soy tuya, Tae... —jadeé.
—Esta noche te follaré hasta que pidas que me detenga.
—Hazlo, por favor, hazlo —pedí, sumisa.
—Ven aquí.
Su próxima acción fue tomar mis caderas y levantarlas, hasta que mis rodillas quedaran posadas en la cama y mi rostro siguiera boca abajo.
Ahora, mi trasero quedó posado casi a la altura del rostro de Kim.
—T-Tae —me asusté un poco.
—Toda mía —dijo, antes de poder sentir su lengua dentro de mi culo.
Abrí grande los ojos.
—¡Ah! —me aferré a una almohada.
Su lengua delineó la entrada de mi orificio anal, más veces de las que me gustaría contar. Podía sentir su tibia saliva resbalarse hasta llegar a mi vagina.
Pronto sentí una mordida en un cachete se mi trasero.
Grité.
—Hoy haré lo que desee contigo, ___ —su dedo índice y medio tocaron mi mojada entrada, mientras su boca seguía besando mi culo.
—Espero que no te arrepientes c-cuando... —gemí, mi espalda se arqueó—. Cuando yo haga lo mismo con tu cuerpo, Kim.
Él posó su cabeza en mi hombro y susurró:
—Estoy esperando ese momento, vida mía.
Ahora, su mano se dedicó a masturbar su erección. Él preparaba su pene para entrar en mí.
—No te contengas cuando lo haga —sus manos formaron una coleta con mis cabellos.
—¿Con qué?
Él entró con fuerza en mi interior.
—¡Ah, Tae Hyung!
El moreno había tirado de la coleta, mientras su otra mano pudo llegar a darle una palmada a mi culo.
—No te contengas a gritar, cariño —su voz fue gruesa.
Comenzó a entrar y salir de mí una y otra vez, sin dejar de tirar de mis cabellos.
—Oh, ___ —aumentó su intensidad—. Se siente tan delicioso tener mi pene dentro de tu humedad.
—Ah, Tae... —jadeé–. Dame más duro.
Ahora sus dos manos se encontraban posadas en los cachetes de mi trasero, junto a eso, sus movimientos se hicieron más rápidos y profundos.
De pronto, y muy rápido e inesperado, él había salido de mí, y tras ello, mi cuerpo quedó boca arriba gracias a su brazos, los cuales me habían dado vuelta.
Ahora, lo veía arrodillado en medio de mis piernas, mirándome desde arriba, con su cabello cubriendo parte de su frente y ojos, con tanto poder.
Su pene aún lucía igual de erecto y duro frente a mí.
—Restrega esa linda lengua por mi pene —mordió parte de su labio menor.
—No —esbocé una pequeña sonrisa.
—¿No? —también sonrió, algo malvado.
—¿Y si no quiero? ¿Qué harás contra eso? —también mordí mi labio—. ¿Qué planea hacerme Kim Tae Hyung?
—Sólo di que sí, ___.
—Pues, digo que no.
Sabía cómo incentivar su lado oscuro.
—A la mierda —dijo.
Enseguida se paró en el colchón y se agachó nuevamente, ésta vez teniendo cada rodilla a los lados de mis hombros.
Ahora, su pene se situaba arriba de mi cara, sus testículos chocando con mi mentón. Me sorprendí un poco, pero no del todo.
Jamás habíamos hecho esta posición.
—Lámelo —ordenó, agarrando de mis mejillas y provocando que abriera la boca.
Él metió su hinchado y rosado glande dentro de mi cavidad bucal.
—Lámelo y dame placer, ___ —metió más y más su pene.
Hice arcadas, entonces él lo sacó y volvió a meter. Comencé a seguir los movimientos, porque de todas formas, esto era lo que anhelaba.
Amaba su lado controlador dentro del sexo.
Posé mis manos en su culo y lo apreté, mientras él acariciaba mis cabellos. Con la gran ayuda de sus caderas, pudo embestir mi boca como si se tratara de mi intimidad.
—Sí, ___, así me gusta —echó su cabeza para atrás.
Sus caderas aumentaron la velocidad, y sus testículos chocaban con mi mentón cada vez que su pene entraba y salía de mí.
Saqué su miembro de mi boca y atraje sus testículos. Me llevé parte de ellos dentro de mi boca, para así chuparlos y mover mi lengua con agresividad.
Kim gemía sin control.
Sus gemidos eran gruesos, así como su pene.
Su cuerpo salió del mío, se sentó en la cama y atrajo mi humanidad a su regazo, donde hizo que me sentara y rodeara mis piernas por sus caderas.
Su miembro lo pude sentir bajo mi sexo. Entonces, me abracé a su cuello cuando lo metió en mi interior. Sus brazos abrazaron mi espalda y movía sus caderas para entrar y salir de mí con rapidez.
Yo comencé a dar saltitos en su encima. Mi parte baja ardía, mientras él seguía embistiéndome, sin piedad alguna.
Quedamos frente a frente, su ceño estaba fruncido, al igual que el mío. Tiré de su cabello y lo besé en la boca, nuestras lenguas empezaron a jugar, siendo tan impávidas.
Mi orgasmo estaba por llegar, y sabía que él no dejaría salir el suyo, hasta que el mío llegara.
—T-Tae, estoy... Ah... —tiré más de sus cabellos, mi voz temblaba a causa de los saltitos—. E-estoy por...
—Yo también.
—¡Ah! —caí rendida a sus brazos, agotada.
Mi cuerpo temblaba sin control, las paredes de mi intimidad se habían cerrado, se contraían, intentando con ello expulsar todo mi orgasmo.
El semen de Kim se había unido con mis líquidos.
Juntamos nuestras frentes, respirando por la boca. Tragué saliva y volví a besarlo.
Y así fue cómo pasamos la noche, entre corridas y gemidos envueltos dentro de la habitación.
•••
Abrí mis ojos, sentí un peso encima de mi cuerpo. Era Tae Hyung, él yacía pegado a mí, con su cabeza en mi pecho y sus brazos rodeando mi abdomen. Una de sus piernas estaba entrelazada con la mía.
—Eres mi tesoro —dijo.
Ni si quiera me había dado cuenta que estaba despierto.
—Tu dualidad es inmensa —contesté.
—Puedes ser lo que quieras ser dijo Barbie.
—Pasaste de embestir mi boca a terminar abrazando mi cuerpo como un niño.
—Embestir tu boca no quiere decir que no te quiera, ___ —se acercó más a mi rostro.
—Jamás dije que no me quisieras.
—Pues ya no te quiero.
Dejó de abrazar mi cuerpo y quedó viendo el techo del cuarto.
—Tú me amas.
Sonreí y me subí en su regazo, con mis piernas abiertas sobre él.
—Eso es cierto.
—Más que cierto diría yo.
—Concuerdo.
—Estás loco por mí, Tae Hyung —me agaché y rocé mi nariz con la suya.
—¿Y tú?
—¿Yo qué? —acaricié su cabello, mientras mis senos fueron posados en su pecho.
—¿Lo estás? ¿Estás loca por mí?
—Moriría por ti, Kim —confesé.
•••
Hoy era el día.
Nos vimos al espejo, él y yo nos veíamos formales. Kim estaba vestido con un traje negro y camisa blanca, lo de siempre. Su cabello estaba sujetado por gel.
Yo me encontraba conformada por un vestido azul rey, pegado a mí cuerpo, éste me llegaba dos dedos más arriba de las rodillas. Mi cabello estaba liso y ordenado, tras mis orejas.
—Hay que irnos —me extendió una mano.
—No creo que esté muy lista para verla.
—Si no te sientes bien, puedes quedarte, no quiero que pases un mal rato en el juicio —acarició mis mejillas.
—No, tengo que estar ahí.
—¿Segura?
—Hay que vengar la muerte de papá.
—Vamos entonces —me regaló una pequeña sonrisa de labios cerrados.
En el auto, mis nervios me mataban. Mis manos sudaban, y Tae lo notaba. Él acariciaba mi muslo, su tacto me tranquilizaba de alguna manera.
Cuando llegamos al lugar, fuera de éste se encontraban decenas de periodistas, con sus respectivos equipos de cámara y voz.
Tae tomó de mi mano, yo me asombré. Estaba lleno de cámaras, y ser vistos así les daría de qué hablar a los canales de televisión por un largo tiempo.
—Tae —dije.
—No me importa lo que piensen los demás, ___ —me miró—. Eres mi mujer.
Agaché la cabeza y sonreí sin querer.
Entrelazados por nuestros dedos, caminamos.
—¡Señorita Kim ___, responda alguna de nuestras preguntas! —dijo una entrevistadora.
—¡Detective Kim Tae Hyung! ¡¿Es verdad que hará todo lo posible para meter a su madre tras las rejas?! —dijo otro
—¡Van de la mano!
—¡Abran paso! —habló uno de los guardias del lugar.
Al llegar dentro, caminamos a la sala donde se llevaría a cabo todo. Solté de su mano y él me dijo que todo saldría bien, yo asentí.
Confiaba en él.
Tomé mi puesto en la primera fila, y Kim se posicionó en su lugar, al lado del abogado.
Se escuchaban murmullos entre las personas, todos mantenían sus miradas en Tae Hyung y yo. Hasta que, todo quedó en silencio.
El juez había entrado a la sala, éste era un hombre delgado y canoso, usaba lentes y se veía serio. Obvio, éste se trataba de un caso serio. La muerte de una persona estaba en medio de todo.
Él toma unos papeles sobre su puesto y dice:
—Abro caso por la muerte de Kim Seung —da una señal a la puerta principal—. Que pase la acusada al estrado; Song Yoon-ah.
Y aquí venían mis ganas de vomitar.
____________
Ahora sí, puedo confirmar que el próximo capítulo será el último de esta historia. Aunque después se viene el epílogo 😛💖
No sé si lo notaron, pero nunca había mencionado el nombre de la madre, hasta este momento. Tiene una razón, y puede que en otra de nuestras historias puedan conectarlo más adelante 💖 No les diré en qué historia JAJAJA 🐯
Hasta el otro miércoles 😋💖 Agradecería mucho una estrellita 🌟
Gracias por leer 🐯 Love u Parkmy's 💖
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