|Cap ₂₂|Herida abierta.

Mentí por Instagram y también en el capítulo anterior, este no es el último capítulo 😋 Perdón :((((. Ah, y la respuesta de ___ ante la pregunta de Tae se leerá en otro capítulo jeje, no me maten.
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Nuevamente me encontraba sola, sentada en la sala de mi departamento, comiendo fruta picada en cuadritos. En eso, llega una llamada a mi móvil, era mi asistente de trabajo.

—Cuéntame —me llevé mi copa de agua a los labios.

—Señorita ___, hay un anciano que pregunta por usted.

—¿Anciano?

—Lo tenemos sentado en una sala, junto a guardias. Es agresivo, no para de gritar el nombre de usted.

—¿Y él? ¿Cómo se llama él? —me levanté de mi asiento, con el ceño fruncido y mi copa en una mano.

—Ha dicho que es el padre de usted, su nombre es Daniel.

Y, en aquel momento, la copa cayó al suelo, al igual que mi móvil, el cual se había resbalado de mi mano. Me quedé inmóvil, mientras la persona en la llamada seguía hablando, yo no podía pensar en nada más que no fuera relacionado con el pasado.

Porque, por un momento de mi vida, me había olvidado de su existencia.

—¿Jefa? —habló—. Jefa, ¿está ahí?

—Y-yo...

—Si quiere podemos sacarlo de aquí.

—Y-yo... —mis manos temblaban, aún así me agaché a tomar el celular—. Y-yo iré para allá, no lo despache.

—La esperamos, y perdón la molestia. Sabemos por lo que está pasando ahora mismo.

—No te p-preocupes...

Y colgué la llamada.

Tragué saliva, aún en estado de shock. Aquel hombre me odiaba, me maltrataba, sin embargo, cuando llegó Tae Hyung a mi adolescencia, él fue capaz de sacarme de esa casa.

No entendía por qué me buscaba ahora. ¿Por qué ahora? ¿Porque soy exitosa? ¿Porque ahora que falleció mi padre, sabe que tengo el absoluto poder de la empresa? No tenía lógica, sólo podía pensar en que siempre había sido un hombre aprovechado.

Hasta mis pensamientos sentían vergüenza de llamarle "padre".

Tomé las llaves de mi auto y salí de mi hogar, hecha un manojo de nervios.

Entra nuevamente una llamada a mi móvil, esta vez era Kim. Lo conecté a los parlantes del auto.

—¿Qué harás hoy? —preguntó él—. Pensaba en llevarte a cenar alg...

—N-no puedo ahora —contesté en un titubeo.

—¿Qué ha pasado?

—Nada, ¿qué puede pasar? Sólo manejo.

—No mientas, hasta por teléfono logro darme cuenta de lo que sucede —lo escuché botar aire—. Estás nerviosa, no me digas lo que pasa ahora mismo, sólo maneja con cuidado, trata de mantener tus manos secas sobre el volante, respira hondo y no te saltes los semáforos.

—T-Tae Hyung... —mi corazón latía muy rápido.

—Dime tu paradero, ___.

—La e-empresa.

Y cortó.

Bastaron diez minutos para llegar a mi destino, dejé mi auto estacionado en el subterráneo junto a los demás coches. Al cerrar la puerta, el fuerte sonido de la velocidad de un carro, aparece ante mis sentidos.

Era el auto de Tae Hyung, el cual venía hacia mí, derrapando al frenar. Cuando abrió su puerta, él salió del interior, corriendo.

Vestía con su ropa de trabajo, su típica camisa blanca, ésta estaba un poco desabotonada. Su abrigo negro, junto a sus pantalones de tela y zapatos brillantes y elegantes.

—Estás aquí... —dije, tragando aire.

—Ven a mí —atrapó mi cuerpo entre sus cálidos brazos.

Yo lo abracé de inmediato, escondiendo mi rostro en su pecho. Su corazón latía muy rápido, al igual que el mío, éstos dos se habían sincronizado.

—¿Por qué has venido aquí? —preguntó él.

—No puedo decirte...

—___.

—No, Tae Hyung, en verdad no puedo decirte.

—¿La identidad de quién escondes? —él levantó mi mentón con su dedo índice y medio, provocando que lo mirara a los ojos.

—No quiero que te preocupes por esto, entiende.

—Pues ya estoy lo suficiente preocupado como para que te niegues a confiar en mí.

—Confío en ti, más que nadie en este mundo.

—¿Entonces?

—Que... esto es entre él y yo.

—¿Él? —frunció su ceño—. ¿Quién es él?

—La persona quien... quien formó la mitad de mis genes...

—Daniel...

La expresión de Kim se había transformado. Él nunca abría tanto sus ojos, sin embargo, ahora lo había hecho, y aquel detalle me preocupó.

—¿Qué quiere? —cuestionó.

—No lo sé, y por eso he venido a saber. Me espera ahí dentro —dejo mis manos posadas en su pecho.

—Iré contigo.

—Te quedarás aquí.

—Iré contigo.

—No lo permitiré.

—Iré contigo.

—¡Lo querrás matar!

—Por eso iré contigo.

—Tae Hyung...

—Sólo... estaré detrás de ti, por si te hace algo.

—¿Lo dices en serio?

—Lo juro —posa sus manos en mis mejillas—. Sin embargo, si ése bastardo vuelve a ponerte una mano encima, lo asesinaré con mis propias manos.

Suspiré, y asentí. Era lo único que podía hacer para mantenerlo tranquilo.

Al entrar al edificio, mi asistente; Kang, apareció frente a mí, con su tablet en manos.

—Señorita, es bueno verla después de tantos días —su mirada pasó de mí a Tae Hyung, luego bajó la vista a nuestras manos entrelazadas—. Lo vi en la televisión, es usted hermano de la señorita ___.

—Yo... —el moreno volteó a verme, yo negué con la cabeza—. Sí... soy su... —hizo una pausa, incómodo por decir aquella palabra— hermano... —aclaró la voz.

—Un gusto conocerlo en persona —saludó con un gesto de cabeza.

—Lo mismo digo —respondió Kim

—A lo que vine, Kang —lo volví a mirar—. ¿Dónde está él?

—Vengan por aquí.

Tomados de la mano, Kim y yo lo seguimos por los pasillos. Los trabajadores me saludaban con un gesto de cabeza, y al igual que Kang, ellos también notaban nuestras manos juntas.

—Aquí es —se detiene fuera de una puerta—. Señorita, le aseguro que el anciano no está completamente cuerdo.

—¿Cómo así?

—Él habla incoherencias.

—Bueno, puede retirarse, estaré bien.

—Está bien —amablemente, Kang se retiró.

Volteé a ver a Tae, él asintió con la cabeza y llevó mi mano a sus labios, regalándome un húmedo beso en mi piel.

—Ve con cuidado, estaré aquí cuando me necesites.

—Gracias —acaricié una última vez su hombro y me acerqué a la puerta.

Giré la manija, dentro se encontraban dos guardias a cada lado de Daniel. Él lucía viejo, tenía una larga barba canosa y su piel estaba sucia, al igual que su vestimenta. Sus zapatos yacían rotos, como todo lo que usaba.

Él se encontraba en situación de calle, y no dudé en suponerlo.

—¡___, tu madre se fue con Kim Seung, ya tiene una nueva vida! —comenzó a hablarme en español—. ¡No le importó dejarnos solos!

Era verdad, él hablaba incoherencias. Trató de acercarse a mí, no obstante, los dos hombres lo detuvieron por los hombros.

—¡Déjenme, imbéciles!

—Kim Seung falleció —me quedé estática en mi lugar—. Ya no vive en este mundo —también hablé en español.

—¡No es verdad, ése patán se folla a tu madre!

—Eso pasó hace mucho tiempo.

—¡Sólo han pasado meses!

—No, no son meses. Han pasado alrededor de veinticinco años.

—¡¿Acaso me quieres llevar la contraria?! ¡¿Quieres sentir la fuerza de mis puños?! ¡¿Eh?!

Una lágrima bajó por mi mejilla.

—Tú estás viejo y enfermo, y mamá está en la cárcel, porque es una mala persona al igual que tú.

—¿Q-qué? —él miraba a todas partes de la habitación—. ¿Ella está... en la cárcel?

—Lo está.

Él me miró nuevamente a mí, parecía tener su mente en otro mundo.

—¿Quién eres tú?

—Yo... —apreté mis labios—. Yo soy alguien que ha venido a ayudarlo.

—¿Por qué? ¿Dónde... estoy?

Miré a los guardias y asentí con la cabeza, ellos dejaron de agarrarlo de los hombros.

Él demostraba signos de algún grado de alzheimer, ni si quiera reconocía mi rostro, y cuando lo hizo, su mente se hallaba en el pasado, cuando yo apenas era una niña.

Lo odiaba, lo odiaba tanto por todo lo que me hizo. Yo apenas era una niña cuando destruyó mis sueños y los volvió en pesadillas. Pero, lamentablemente, mi conciencia no podía dejarlo solo, yo era la única persona que tenía.

No debía ser como él, yo sólo quería terminar con este daño, así que salí de la habitación y me encontré a Kang hablando con Tae Hyung.

—Kang, necesito que traigan al hombre conmigo. También prepara una de las camionetas, quiero que los dos guardias nos acompañen.

—¿Cuál será el destino?

—Una casa de reposo para adultos mayores.

—Entonces... ¿lo que dice él es verdad? ¿Usted es su hija?

—Kang, por favor, lo más rápido posible —respondo.

—De inmediato —y, se va.






•••






Dentro de la camioneta, Tae Hyung y yo nos sentamos en la segunda corrida de asientos. En la tercera estaban los dos guardias y Daniel.

—No merece tu ayuda —comentó Kim en un murmuro, molesto.

—No puedo ser como él.

—Él te maltrataba, ___ —volteó a mirarme a los ojos.

—Y no pienso caer en el mismo saco, Tae.

—Esto es totalmente ridículo —suspiró, negando con la cabeza—. Tú no le debes algo a él.

—Lo sé —asiento.

—Daniel merece morir en las frías calles, no dormir plácidamente en una casa de reposo, la cual deberás pagar tú misma —no dejaba de remover sus piernas, era como un tick nervioso.

—Tae Hyung... —posé mi mano en su muslo, y lo acaricié.

—___... —su cuerpo se tranquilizó de inmediato.

—Necesito hacer esto, no por él, sino por mí. No soy capaz de dejarlo en aquel estado. Después de todo, es una persona, yo me dedico a ello, a ayudar a las personas, sin importar lo que hayan hecho, son humanos, de carne y hueso como tú y yo.

Él me miró un largo momento, finalmente asintió con la cabeza, tomando mi mano encima de su regazo. Aunque, sabía que seguía teniendo la misma postura de sus palabras.






•••






La casa de reposo para personas con Alzheimer era gigante y blanca, sus alrededores eran verdosos y su interior era cálido. Ahora me encontraba en una oficina, inscribiendo a Daniel en este lugar.

Saqué la chequera de mi bolso, y escribí una gran cifra de dinero, luego dejé mi firma y se lo pasé a la señorita encargada.

—E-este dinero es demasiado... —abrió grande sus ojos—. Alcanza para que su estadía dure años.

—Eso es lo que quiero, que esté aquí, y lo cuiden como debe ser. Cuando falte dinero, sólo comuníquese con mi número de trabajo y ahí podrán solucionarlo.

—Así será.

—Gracias, me retiro entonces —me levanté de la silla y salí de la oficina.

Unos enfermeros le hacían un corto chequeo a Daniel, el mismo me miró, y yo me acerqué. Los enfermeros me miraron y se apartaron un poco.

—Este es un adiós, y espero sea para siempre —apreté mis labios—. Aquí tendrás todo lo que necesites, será tu nuevo hogar —boté aire, sentía ganas de llorar—. Y, aunque sé que en este instante no tienes ni la menor idea de quién soy, sólo quiero hacerte saber que no soy quién para perdonarte —respiré con profundidad—. Te he ayudado, sí, pero aquel detalle no significa que elimine el rencor que le tengo a tu persona y a mi pasado. Nada podrá quitar las cicatrices de mi cuerpo, pero he aprendido a vivir con ello —lo miré una última vez a los ojos, él no hablaba—. Adiós, Daniel.

Me volteé, miré a Tae Hyung, él estaba en la entrada, viéndome a los ojos, siempre estuvo ahí, apoyándome apesar de todo. Cuando llegué a él, tomó de mi mano y salimos de ahí.

—Quiero comer pollo frito —dijo él, mientras caminábamos por la salida.

—Deseo lo mismo, ya tengo hambre —sonreí, de boca cerrada.

Él me hacía sentir bien, y lo agradecía.

Aquel día, logré dejar atrás esa horrorosa parte de mi vida, con ayuda de Kim Tae Hyung.

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Bueno, sí se acercan los capítulos finales, pero no aún 😋💖

En el lugar de la protagonista, ¿qué hubieras hecho tú?: ¿Ayudar al papá, o dejarlo tirado en la calle? 🤔

Gracias por leer 💖 Love u Parkmy's 😋💖

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