La entrada a BloodRose era inminente, pero Alma no podía irse a su nuevo curso sin antes despedirse de su amiga Anabelle. Esa noche salió a ver a su vecina y amiga de apenas 15 años que convalecía en su casa por una enfermedad que no perdona. Al tocar la puerta nadie salió o contestó, solo se sentía un silencio absoluto en una casa que a pesar de estar en agonía, el amor no dejaba de fluir entre sus paredes. Tocó, llamó... nada pasó. Sin embargo todo su cuerpo se erizaba lentamente a cada llamada.

-Algo pasa? -pensó- No es normal que no respondan, y esto que siento no es la primera vez, pero no tan fuerte como ahora, ¿qué pasa? ¡Anabell! ¡¡¡ANA!!!

Nadie respondía y se le había hecho más y más tarde tocando la puerta con la esperanza que alguien le abriera como para caminar al otro lado de la ciudad dónde se encontraba BloodRose. Mientras se dirigía nuevamente a su casa, escuchó un ruido que provenía de la casa de su amiga, y se voltió, pero no había nada.

- Son tantas las ganas de verla que creo que hay gente en la casa.Pero... ¿qué es? No logro ver bien su rostro, que está pasando?

Abrió los ojos como si se les fuesen a salir de órbita y a la luz de la bombilla que limita la casa de Ana con otra, vio algo o alguien. Uña sensación desagradable azotó su cerebro como un rayo; se erizaba cada vez más. Pensó que algo malo realmente había pasado, aunque aún no podía llegar a deducir el. Qué era esa tristeza en la que cada vez más se sumergía, lo que no logró olvidar eran las marcas en las palmas de las manos de aquel hombre a la luz de la bombilla.

Pasó la noche y Alma apenas logró dormir. A pesar de no saber nada de Anabell tenía que comenzar el curso y  quería ver a sus amigos y ponerse al día con lo que había sucedido. Camino a casa no dejo de tener esa extraña sensación llamada Deja vú, como si fuera una señal de algo diferente en este nuevo comienzo.

Al llegar fue recibida por su compañero de cuarto:Jeremy, el que la notó fuera de si.
-Alma, te encuentras bien? Te noto preocupada... vamos, fuera de tono, lo digo porque si no te salgo a saludar ni me ves, y eso es raro. ¿Qué pasa?¿Te puedo ayudar?
-Estoy preocupada por mi vecina Anabell, no sé, no responde mis llamadas, no salió nadie anoche cuando toqué y... ¡Cuidado! ¡Ehhh!...
En ese momento sintió que todo su cuerpo se sacudía como cañaveral en medio de un huracán. Al mirar hacia adelante notó que había chocado con alguien completamente nuevo para ella pero; a pesar de sus constantes escalofríos iba tan preocupada que no le dio mucha importancia a lo que sentía.

Comenzaba todo por segunda vez: el timbre sonó y era hora de entrar al aula como otras tantas veces

-Alma, ¿cómo estás? ¡Te digo que me adelante a tí esta vez! ¡lo conocí! ¡lo conocí! ¡¡¡ay!!! ¡¡está guapérrimo!!... Un poco excéntrico pero ufff, ¡que hombre! Vamos, que quiero uno para mi así

-Charlot, de quien me hablas, ¿acabo de llegar y me recibes así? Vamos igual que como te conocí, es qye no cambias.

Entonces, se acomodaron en sus lugares, los llamados "negros" de un lado y los "blancos" del otro, pero no con mucha distancia.

-Hey chicas. ¿De quién hablan ahorita? ¿Del guapísimo que entró ayer? Almita, lo que te perdiste.

-Jeremy tiene razón ¡un auténtico monumento! jijijiji, Alma me escuchas, chica estás físicamente pero puedo ver que tu mente está pensando en otra cosa o en alguien.

En ese momento cruzó por la puerta un chico apuesto con Jeans ajustados, camiseta negra, botas a juego con el color de su ropa y claro para completar el conjunto chaqueta de cuero. Además una cicatriz misteriosa en su rostro que lo hacía mucho más interesante.El profesor comenzó a presentar al forastero pero este le interrumpió.

-Me puedo presentar yo mismo, nunca he necesitado que alguien lo haga por mi y créame no es mi primera vez, soy Faust, el nuevo, pero creo que eso quedó evidente ayer, ¿o me equivoco?- y la verdad es que todo el mundo murmuraba sobre la escandalosa entrada de Faust y el muy excitante beso a las puertas de BloodRose ( poner la ruineria de charlot y el otro )

Entonces alguien de entre la fila de Alma con tono un poco irónico recordó que no se podía tener chaquetas en el aula, por lo que Faust, que no le gustaba "alardear" de su cuerpo ni un poquito con gusto se la quitó.

-Es él, son las marcas que no se han ido de mis pensamientos desde anoche, él es el culpable de lo que haya pasado, son... son las marcas que vi bajo la bombilla.
-Alma, ¡Alma! estás ¿bien? ¿qué sucede? Te suena el teléfono, ¿qué pasa? -Alma salió a contestar la llamada, la llamada que ella estaba deseando que no fuera a llegar nunca.

-Hey, Charlot-dijo Jeremy-¿no has hecho lo tuyo? ¿En serio no trataste ayer que te llevó del brazo?

-No, no lo he hecho, pero creo que es el momento de que lo haga. Hay algo en él que me deja, no sé, pero no es bueno

Charlot cerró los ojos y luego de concentrarse un poco los volvió a abrir, pero ante aquella imagen quedó se quedó con la boca abierta cuando se giró y miró a Faust atentamente. Había visto algo que por primera vez la dejaba sin habla: por primera vez, de entre tantos chicos y profesores del bando negro de los que se decía eran terribles, sin corazón y e incluso asesinos, jamás había visto a alguien adoptar una forma como esa cuando ella utilizaba sus habilidades para tener una imagen de cómo era esa persona.

Mientras Charlot continuaba sin dar crédito a lo que ahora veían sus ojos Alma entraba de nuevo a clases, sabiendo lo que ya se temía :Anabell estaba muerta y su cabeza no dejaba de asociar las marcas con lo que había sucedido. Nerviosa y sin saber que hacer (solo que no quería tenerlo cerca)
Llegó a su puesto y se sentó con una lágrima a punto de salir , sin tan siquiera reaccionar a su alrededor.

-Charlot, charlot -decía Jeremy- genial ahora las dos idas, Charlot ¿que vez?

-Veo alas negras como si fuese el ángel de la muerte. Tan grandes que llegan sus plumas hasta dónde está alma

Alma se giró poco a poco al puesto de al lado y vio una chaqueta de cuero, ahora sabía que el ángel de la muerte vestía chaqueta de cuero.