Bailando Con El Ángel de La Muerte
El viaje tomó más de lo que Faust se imaginaba, más de ocho horas de carretera, incluso en un deportivo como en el que viajaba la distancia era muy larga como para estar ahí enseguida incluso sin tráfico... Por lo visto aquel lugar quedaba en medio de la nada cuando no se habían encontrado con ningún coche que siguiera la misma dirección.
Habían parado alguna que otra vez para comer algo y usar el baño en los autoservicios y ya el hambre se estaba haciendo notar en el estómago de Faust, otra vez. Decidió aguantar... Total... Ya se veían unas cuantas luces que esperaba fueran de el dichoso pueblo BloodRose.
Las luces se fueron haciendo más intensas y los edificios comenzaron a distinguirse de entre la reciente noche.
- ¡Ya era hora !- exclamó revolviéndose en su asiento
- Ya no te gusta mi coche - preguntó Eve de manera juguetona
- Tu coche es genial, la velocidad, el sonido del motor es como el ronroneo de un gato, pero ya llevamos más de ocho horas de viaje, ya me duele el trasero de estar en la misma posición
- Lamento que no tengas un parachoques como el mio
Ante esa respuesta no pudo evitar reír contagiando a la conductora con la risa. En estas ocho horas había podido conocer un poco a Eve, aparte de lo caliente que estaba, y lo estaba con letras mayúsculas pudo descubrir una personalidad intrépida, y muy intensa. Cualidades que le encantaba ver en las mujeres. Definitivamente ella era su tipo, y su "padre" lo sabía muy bien.
- ¿Te puedo preguntar algo ?
- Lo que quieras cariño - respondió la rubia guiando un ojo traviesa.
Faust se vio tentado a atreverse a hacer una de las muchas cosas que tenía pensado pero mejor era no distraerle del volante... Aunque todo el camino era en línea recta, así que quizás...Espantó los pensamientos sacudiendo la cabeza y soltó la pregunta
- ¿Luego que me dejes en el pueblo vas a conducir de vuelta tu sola a casa ?
- No te preocupes por mi. Pasaré la noche en el hotel de la ciudad, ya había reservado. Y mañana temprano volveré a mi ciudad
Interesante... Eso fue lo que pensó Faust mientras el terreno comenzaba a dar lugar a casas y edificios. Faust pensó que se detendrían a pedir instrucciones a alguno de los locales pero ella dobló más de una vez conduciendo como si conociera el lugar.
-¿Ya has estado aquí ?
-Un par de veces por negocios de familia...Hablando de negocios, tienes un último trabajo antes de entrar a la escuela. No te preocupes, yo seré tu guía.
El auto tomó tantas direcciones que al poco tiempo Faust dejó de saber por donde habían llegado, pero no pudo preocuparse porque muy pronto llegaron al frente de una casa.
-Este es el lugar, da tres toques y te abrirá. No te preocupes, esperaré todo el tiempo que haga falta. Ah ponte esto, precauciones... Ya sabes...
Faust se puso la sudadera con capucha negra por encima de su camisa y caminó sin pensarlo hacia la casa, solo confiaba en una cosa y es que su padre siempre lo tenía todo bajo control.
Luego de los tres toques de abrió la puerta y no su cliente no fue lo que esperaba. La chica a juzgar por su rostro tendría quince, dieciséis años tal vez. Llevaba un pañuelo azul celeste en la cabeza cubriéndole el cabello y un sencillo vestido de color blanco.
- Adelante, te he estado esperando, me llamo Anabelle y tu
- Soy Faust, estás segura que quieres...
- Si, lo estoy y mucho. Apesta mucho tener una enfermedad terminal y no pienso dejar que mis padres y mis amigos se desvelen mientras esperan a que muera en el hospital. Ponte cómodo ¿si? Solo déjame poner algo de música, siempre quise partir de este mundo con música
Faust se sentó mientras la chica se quitaba el pañuelo de la cabeza revelando que no tenía cabello a acusa de tantas sesiones de quimioterapia y radiaciónes mientras Clare de lune comenzaba a sonar.
-Me gusta tu estilo musical - comentó Faust
- Gracias... Bueno mejor empezar ¿no crees ?
-¿ Ya estás lista ?
- He tenido algo de tiempo para despedirme y todo eso. Así que entremos al tema del negocio
- ¿Como me vas a pagar ?
- Con mi muerte -Faust no pudo evitar quedar sorprendido al no saber a qué podría estar refiriéndose Anabelle
- No entiendo cómo podrías pagarme con mi muerte... A menos que tu quieras que yo...
- Exacto, voy a dejar que tomes toda mi sangre mientras me voy de este mundo.
Faust no pudo evitar sonreír... De todas las maneras de pagarle esa era la que más deseaba, nunca pudo absorber toda la sangre que deseaba, y ahora tenía la oportunidad puesta en bandeja de plata
-Muy bien, comenzemos. Traeré un cuchillo- exclamó la joven mientras iba a la cocina.
El ritual fue como tantas veces lo había echo antes, cortó las venas de la chica de manera longitudinal mientras ella ahogaba un grito de dolor y luego deslizó la hoja de acero inoxidable por sus palmas para luego agarrar a su futura víctima por sus recientes heridas. Repitió las palabras tan rápido como pudo y al instante comenzó a sentir la sangre y con ella la energía entrando a su sistema
- Duele menos de lo que esperaba
- Estás con un experto - Anabelle no pudo evitar sonreír
- Eso se lo dices a todas
- La música volvió a empezar, ¿te apetece un último baile ?
- Será todo un gusto
Faust liberó su agarre de las muñecas de Anabelle para entelazar sus dedos con los de ella mientras se paraban y empezaban a bailar al ritmo de la misma canción de hace un momento. Mientras bailaban la sangre de Anabelle encontraba su camino hacia las manos de Faust como siguiendo el recorrido de una arteria fantasma. Hasta que fue tanta que Anabelle ya no pudo sostenerse y Faust tuvo que abrazarla para no dejarla caer.
- Ha sido un baile genial, el mejor que he tenido, solo lamento no hacer podido ir a uno de verdad... Reír con mis amigos... Tener mi primera cita, mi primer beso. Supongo que eso no fue echo para mi- mientas Anabelle se limpiaba las lágrimas en el pecho de Faust este no pudo evitar tener una idea
- Si que puedes... Cierra los ojos
Mientras Anabelle los cerraba Faust hizo algo que no hacía regularmente, aprovechado el vínculo que les unía la llevó a su mente. donde trató de imaginarse el típico baile de primavera con chicos por doquier , uno adulterando el ponche, los solterones y solteronas mirando con tristeza, un fotógrafo por aquí... profesores por allá... Y en el centro de la pista ellos dos bailando.
- Es precioso- exclamó Anabelle con sus últimas fuerzas -parece real
- Me alegra que te haya gustado. Solo me falta una última cosa - y le besó.
Y mientras Anabelle sentía como en sus labios se sentía la textura de otros labios los sentimientos del primer beso comenzaron a brotar de su ser tan violentos como un geyser. Las mariposas en el estómago comenzaron a revolotear mientras torpemente trataba de corresponder el beso. Aunque tenía frío el cuerpo de Faust era cálido y la sujetaba con fuerza. Grabó todas esas sensaciones y por miedo a romper el beso, con todo su corazón y todas las pequeñas fuerzas que le quedaban deseó infinidaded de cosas para Faust en agradecimiento, con la esperanza que estos deseos le alcazaran. Y así siguió disfrutando de su primer beso, y el último. Al poco tiempo sus últimas fuerzas le abandonaron y el escenario en el que estaban poco a poco se fue estrechando a medida que la luz se apagaba, hasta que sólo quedaron ellos dos iluminados por un tenue resplandor, y al extinguirse esta, también lo hizo su vida.
Al abrir los ojos Faust se encontraba llorando a más no poder. Al llevarla a su espacio pudo sentir y saber todas las cosas que pasaban por su cabeza. Y aquello que deseó para el realmente lo tocó. Nunca se había tocado con alguien tan puro que aún agonizando no deseó que alguien muriese en su lugar ni nada de eso. Aceptó su muerte y partió en paz. Nada comparado a las muertes violentas y llenas dé rencor y desesperación a las que tanto estaba acostumbrado. Aún abrazando el recién cadáver de Anabel y sabiendo que no podía escucharle le dio las gracias desde su corazón y le dio un beso en la frente. La tomó en brazos y la llevó a su habitación gentilmete. Con cuidado la colocó el la cama y la miró oír última vez. Parecía una muñeca de porcelana durmiendo plácidamente. Le sonrió. Secó sus lágrimas y luego de dejar todo en orden abrió la puerta y salió a la calle mientras se ponía la capucha y se examinaba las heridas en la mano con la luz de un farol que estaba cerca
-Tardarán algo en desaparecer- pensó mientras caminaba hasta el auto donde Eve le esperaba.
- Has tardado más de lo que pensé¿Has estado llorando?-a Faust le asombró lo rápido que se había dado cuenta. No estaba acostumbrado a llorar, menos a controlarlo y mucho menos sabía que hacer ante está situación
- Ha sido más intenso de lo que pensé. Esta echo
- Eso es lo que importa. En un momento estamos en BloodRose - y arrancó el auto mientras tomaba casa vez más velocidad
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