CAPÍTULO FINAL - Bienvenido a casa
Tras la batalla por Kumogakure los ejércitos aliados empezaron a cumplir su pacto y dejaron libres los territorios ocupados. Naruto ordenó liberar a todos los prisioneros del Templo Nakano y a los soldados abandonar la fortaleza. Hashirama Senju y Gaara Sabaku se fueron hacia el oeste. Fueron juntos hasta el País del Fuego. Los Sabaku siguieron su viaje hasta el oeste del continente.
Los Namikaze se fueron junto a las Sacerdotisas Guerreras hacia el norte. El rubio comprendía que Nagato no hubiese participado directamente en la batalla. Sabía que Uzushiogakure siempre había sido pacífica y con muy pocos recursos militares. Que hubiese autorizado la participación de la Orden de Plata había sido suficiente.
Cuando llegaron al País de las Nieves los soldados empezaron a disgregarse volviendo a sus respectivas Casas. Karin y Naruto se despidiendo por primera vez como seres humanos normales y corrientes y no como monstruos. Satoshi Haruno pidió a sus hombres que volviesen a casa, pero decidió que primero iría con Naruto a Soragakure. Quería informar personalmente a Sakura de la muerte de su padre.
Tras un largo viaje por fin llegaron a Soragakure. Todo el mundo les recibió en la calle con ovaciones. Eran los grandes vencedores de la guerra. El estado de Naruto era bastante cuestionable pues llevaba una venda cubriéndole la mitad de la cara para así poder curarse la herida que Sasuke le hizo en la mejilla, la ceja y la frente.
Además caminaba lento por que la herida de su abdomen aún estaba abierta y le dolía bastante. Por fortuna no había tocado ningún órgano vital. Ahora solo tenía que cuidarse de infecciones. También tenía la mano vendada de cuando agarró la espada de Sasuke. Y por último también tenía la herida del costado. Lo increíble era que caminase por su propio pie.
Los soldados se fueron reencontrando con sus familias. Fue una escena emotiva. En contrapartida estaban todas las familias que se quedaron esperando el regreso de guerreros que no volvieron. Una mezcla de felicidad y dolor inundaba las calles.
Sai se disculpó con Naruto y Satoshi se fue a ver a su hermana de inmediato. Los dos amigos restantes decidieron ir directamente a la Ciudadela Gris. Atravesaron la ciudad bajo la mirada de todos los habitantes y por fin atravesaron los muros.
Naruto estaba impaciente por ver a toda su familia. Sumado al enorme deseo de tumbarse en su cama y no despertar en semanas. Pero primero quería ver a su esposa y a su hijo. Las dos personas en las que había pensado en cada momento... Salvo cuando mataba gente.
Se esperaban encontrar a todo el mundo haciendo sus cosas. Sin embargo al abrir la puerta del castillo vieron que estaban todos esperándoles en el recibidor del castillo. Kushina les había pedido a todos que mantuviesen las formas cuando llegase Naruto. Pero Sakura no pudo evitarlo y salió corriendo hacia su esposo.
Sakura de abalanzó literalmente sobre Naruto y lo abrazó con toda su fuerza. Naruto no pudo evitar soltar un pequeño grito de dolor. Aunque su queja fue acompañada de un profundo y desesperado abrazo.
- ¿Estas bien? – Preguntó Sakura preocupada al ver que Naruto se quejaba.
- No te preocupes… - Le dijo tiernamente.
- No te hagas el duro hombre… que te atravesaron con una espada. – Dijo Satoshi riendo un poco.
- ¿¡Eso es verdad!? – Preguntó Sakura alarmada y soltando a Naruto para no hacerle más daño.
- Bueno… un poco. – Dijo rascándose la nuca.
- ¿Y qué te ha pasado en la cara? ¿Has perdido el ojo? – Preguntó la chica, no se esperaba ver a su esposo en tan mal estado.
- No, por poco pero aun puedo ver. – Dijo Naruto tocándose un poco las vendas del rostro.
Sakura no pudo evitar dejar caer una lágrima por su rostro. Se sintió realmente mal y triste al ver así a Naruto. El que siempre había sido tan estoico y fuerte ahora parecía debilitado y frágil. Se volvió a abalanzar sobre el tratando de esconder su tristeza en su pecho.
- Estoy bien Sakura… no te preocupes… - Dijo Naruto contento acariciando su pelo.
Naruto se sentía realmente completo al abrazar de nuevo a Sakura. Casi como sus heridas no le doliesen… casi. Akira Nohara se había quedado en Soragakure por invitación de Kushina Uzumaki. Decidió que se quedaría hasta el final de la guerra aunque fuese por si acaso. Ahora estaba mirando aquella escena y no podía evitar sentirse un poco celoso. Pero al menos se alegraba de que realmente Sakura fuera feliz en aquella ciudad.
- Ahora podrás descansar y ponerte bien. – Dijo Sakura separándose de él.
Naruto se agachó un poco a la vez que Sakura se ponía de puntillas. Después se besaron como hacía más de un mes que no hacían. Naruto ahora podía ver que todo había valido la pena.
- ¿Qué haces tú aquí? – Preguntó Sakura extrañada viendo a su hermano.
- Id a hablar a solas mejor. – Le sugirió Naruto a Satoshi, este asintió.
Naruto sabía que la pelirrosa se iba a entristecer ahora. Sin embargo el la entendía muy bien. Naruto aprovecho para encaminarse hacia su hermana, que sostenía a su hijo.
La pequeña rubia le entregó a Minato. Naruto se agacho como pudo y lo sujeto con sus brazos para después darle un beso en la frente. El pequeño parecía contento. Después Naruto sujetó a su hijo con firmeza con un solo brazo y utilizando el otro brazo libre abrazó con cariño a su hermana. Quizás, el gesto más emotivo que Naruto había tenido para su hermana que tanto lo quería.
- Bienvenido a casa… - Le dijo la chica feliz.
- Me alegro que estéis bien. – Dijo después dándole un beso en la mejilla. Natsumi se sintió la hermana más feliz del mundo.
Naruto se levantó de nuevo y después revolvió el pelo de su hermano pequeño en señal de saludo. Por último se dejó abrazar por su madre que estaba contenta de verlo. Y triste de verlo en su estado.
La última persona a la que saludo fue a Akira, no era de la familia después de todo. Se dieron un apretón de manos en señal de amistad.
- Gracias por proteger a Sakura cuando estuvo ahí fuera. – Dijo Naruto agradecido.
- No tienes que darlas… lo haría mil veces más. – Akira no vaciló ni un momento en sus palabras.
- ¿Así que ya lo sabes? – Preguntó Kushina a su espalda.
- Me lo contó Gaara Sabaku… es curioso pensar… que si no fuese por que hizo algo alocado como aquello… estaríamos todos muertos… - Dijo Naruto mirando hacia el lugar donde estaban Satoshi y Sakura.
- No te quites méritos tampoco. – Dijo Kushina. – Pero tienes razón… ella salvó la situación… el Norte tiene dos grandes Guardianes. – Kushina sonaba orgullosa.
- ¿Qué ocurre con ellos? – Preguntó Natsumi mirando a Sakura y Satoshi que se abrazaban.
- El padre de Sakura ha muerto… - Dijo Naruto poniéndose en la piel de su esposa.
Todos entendieron muy bien cómo se sentía. Además que el carisma desbordante de Kizashi Haruno se había ganado el cariño de toda la familia.
Tras unos segundos los dos volvieron hacia los demás. Sakura estaba llorando mientras su hermano trataba de animarla un poco. Naruto se acercó a Sakura, comprendía muy bien el dolor de ambos.
Satoshi comprendió que Naruto podría consolarla mejor ahora así que los dejo solos. Naruto la abrazó con su brazo libre, la pelirrosa casi se sintió mal al casi olvidarse de la noticia al ver que su familia estaba reunida de nuevo.
- Me gustaría… tumbarme un rato… - La voz de Naruto sonaba realmente pesada y cansada.
Todos comprendieron que Naruto había vivido realmente un infierno aquel último mes y además estaban sus heridas. Sakura les dijo a todos que quería estar con Naruto ahora que había vuelto, así que la familia feliz fue a su habitación por fin, tras tantas semanas separados.
Kushina les pidió a Akira y Satoshi que se quedasen por lo menos un día más. Y así cenaban todos juntos. Los dos chicos aceptaron la oferta.
Cuando llegaron a la habitación Sakura dejó al pequeño Minato en su cuna. El pequeño parecía ahora más feliz, como si notase que su padre había vuelto.
Sakura se giró y vio que Naruto se estaba quitando su camiseta con cuidado. Al principio la chica se sonrojó un poco al verle la espalda, había sido un mes muy largo en muchos aspectos. Sin embargo se puso muy triste al ver todas las vendas en el cuerpo de Naruto.
Las que cuidaba su herida del costado, y la más grave de todas en el abdomen y la espalda. La de la espada que le había atravesado. Además estaban las vendas manchadas de rojo, cosa que impacto a la chica.
- ¿Te duele mucho? Y no te hagas el duro… - Suplicó la pelirrosa.
- La verdad… es que si… - Dijo Naruto tocándose la herida a través de la venda. – Pero se curara y es lo que importa. – Naruto le sonrió.
Sakura se acercó a Naruto y colocó su mano sobre la venda. Después, sintiéndose triste, le sonrió y le dio un beso en el pecho. Naruto sujetó a Sakura por el rostro y vio que ella estaba llorando.
- ¿Qué te ocurre? – Preguntó Naruto triste.
- Estoy… contenta… has vuelto… por fin has vuelto. – Sakura parecía estar liberándose.
- Te prometí que lo haría. – El chico la abrazó con fuerza.
- He pasado tanto miedo… tanto… - Sakura había pasado un mes muy tenso pensando que cualquier día llegaría una carta explicando que el Guardián del Norte había perdido la guerra.
- Yo también he pasado miedo… - Dijo Naruto separándose.
- ¿De morir? – Naruto negó con la cabeza.
- De fallar en protegeros… - Naruto acarició el rostro de la chica mientras hablaba.
Sakura se emocionó al escuchar aquellas palabras. Aquel tonto solo pensaba en ellos como siempre. Le volvió a abrazar con cuidado den o hacerle daño, cosa que no logró. Pero Naruto no se quejó.
La pelirrosa acompañó con suavidad a Naruto a la cama y le ayudó a tumbarse boca arriba. Naruto se sintió en el cielo tumbado de nuevo en su cama. Sintió todo su cuerpo relajarse por momentos.
Sakura se tumbó a su lado con delicadeza y después pasó su brazo izquierdo sobre el pecho de Naruto. Su esposo la abrazó con todas las fuerzas que pudo con su brazo izquierdo.
- Supongo que te imaginabas… un reencuentro más pasional… lo siento. – Dijo Naruto herido.
- No te preocupes… cuando estés bueno ya podrás hacerme todo lo que quieras. – Dijo Sakura medio riendo medio tratando de seducirle.
- ¿Todo? Vaya… eso suena bien. – Dijo Naruto riendo.
Sakura también se rió un poco. Después se quedaron un segundo en silencio. Naruto la abrazó un poco más fuerte. A Sakura le gustaría poder hacer lo mismo pero no quería hacerle daño.
- Te he echado… mucho de menos… - Suspiró Naruto, realmente se había sentido más herido estando sin ella que ahora que era una herida andante y estaba a su lado.
- Y yo a ti mi amor… - Dijo Sakura sonando muy cariñosa.
Se quedaron unos segundos en silencio. Después Naruto apartó a Sakura un poco y se puso de rodillas en la cama. La chica no sabía que pretendía. Naruto se llevó sus manos a las vendas que cubrían la mitad de su cara y se las quito. Ya sentía que había cicatrizado y era agobiante estar así.
La pelirrosa pudo ver la cicatriz que tenía Naruto encima y debajo de uno de sus ojos. Naruto llevó sus manos hacia las de Sakura y le hizo ponerse de rodillas como él estaba. Después casi sin decir nada y guiándola con las manos le hizo darse la vuelta.
Naruto besó su cuello mientras pegaba su pecho contra la espalda de su esposa. Sakura suspiró con aquel contacto, como lo había echado de menos.
Con mucha suavidad Naruto hizo que Sakura bajase casi todo su cuerpo hacia la cama dejando pegada a él una de las partes de ella que más adoraba. El rubio puso sus manos en la cadera de la chica haciendo que ella se acercase un poco más.
- ¿Y tus heridas? – Dijo Sakura tratando de no ser una irresponsable, le costó.
- Me da igual… no puedo esperar. – Dijo Naruto con la voz más sexy que Sakura había escuchado nunca.
Aquella vez no fueron especialmente pacientes. Normalmente a Naruto no le gustaba ir con prisas pero sentía que se estaba muriendo. Y Sakura no se iba a quejar precisamente tras un mes sin su querido esposo.
No llegaron ni a los diez minutos aquel día. Después de todo parecía que aquel mes les había arrebatado el aguante. Ya lo recuperarían en los siguientes días. Sakura se había quedado tumbada en la cama bocabajo totalmente desnuda, tal y como había terminado.
Estaba tratando de recuperar el control de su respiración. Naruto se había apoyado con mucho cuidado a su lado abrazándola por la espalda y apoyando su cara en la nuca de la chica.
- Te echaba de menos… - Dijo Sakura, y no se refería a su presencia y su cariño en estos momentos.
- Y yo a ti… no te haces una idea… - Dijo Naruto besando su espalda.
Sakura se levantó con todas sus fuerzas y se quedó mirando a Naruto que ahora estaba bocarriba también tratando de respirar. Sakura se diño la vuelta.
- ¿Dónde vas? – Preguntó Naruto con curiosidad.
- Voy al baño a por unas tollas… quiero limpiar tus heridas… - Dijo Sakura viendo que las heridas de Naruto se habían abierto.
- Gracias… - Dijo Naruto sonriendo mientras miraba la espalda de su esposa.
Naruto se incorporó como pudo y se quitó las vendas del abdomen y del costado. Estaba sangrando un poco ahora. Cuando Sakura volvió se arrodilló frente a él y empezó a limpiarle con una toalla mojada.
- ¿Te dolió? – Preguntó Sakura viendo que realmente la herida llegaba de lado a lado.
- Mucho… - Dijo Naruto besando su cuello. – Pero ahora está mejor… si no me muevo. – Dijo riendo un poco con la última frase.
- Nada de sexo hasta que se cure. – Dijo Sakura levantando un dedo y haciendo enfadar a Naruto.
- Eso es mucho… - Naruto fingía estar triste.
Sakura por un momento no pudo evitar imaginarse la figura de Naruto siendo atravesada por una espada. Se sintió muy triste por aquello. Y aun así el siguió adelante en la batalla y volvió a casa por su propio pie. Sakura trató de no pensar en aquello, al fin y al cabo Naruto estaba allí con ella. Pero no podía evitar pensar cuantos horrores habrá soportado y vivido Naruto. Se propuso a si misma que quería que Naruto lo compartiese todo con ella, pero más adelante. Ahora solo quería recuperar el tiempo perdido.
- Gracias… - Dijo Naruto cuando se tumbó en la cama de nuevo.
- No ha sido nada. – Respondió contenta.
- No me refería a eso. – Naruto estaba serio. – Gracias por todo lo que hiciste durante la guerra. Nos salvaste a todos… - Dijo Naruto cogiendo las manos de la pelirrosa.
- Si yo no hice nada especial. – Sakura no quería pensar realmente que hubiese hecho nada. Solo había hecho todo lo que pudo, y ya se mortificaba pensando que era poco. Para ella era Naruto el verdadero héroe. Y él pensaba al revés, era curioso.
- De no haber sido por los Sabaku… habríamos perdido la última batalla. – Dijo Naruto abrazándola con cuidado.
- De no haber sido por ti… habríamos perdido la primera. – Sakura le sonrió diciéndole aquello.
Naruto se la quedó mirando unos segundos. Después la cogió de la mano y le sonrió.
- Gracias por ser mi esposa Sakura… te amo con todo mi corazón. – Naruto parecía muy feliz diciendo esas palabras.
- Gracias a ti… por ser el mejor esposo que podría desear… yo también te amo. – Dijo Sakura muy feliz al decir aquellas palabras, definitivamente lo había echado mucho de menos.
*-*-*-*-*-*FIN-*-*-*-*-*-*
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