CAPITULO 4 - La Casa Hyuga
Naruto estaba en el Campo de Instrucción del castillo luchando con su alumno personal. Había decidido dedicarla una hora diaria cada día. En realidad no le enseñaba nada, solo luchaba cada minuto de la hora con él.
- Vaya, casi parece que hayas mejorado un poco. - Dijo Naruto desviando el golpe del chico y dándole un codazo en el pecho.
- No me caeré al suelo cada día señor. - Dijo el chico recuperando el aliento.
Naruto paró el golpe de su rival y luego usando la inercia dio una vuelta entera, desviando la hoja de su rival, y después aprovechando la fuerza del movimiento para dar un segundo codazo que lo tiró al suelo.
- Aun te falta. - Dijo Naruto sujetando su espada con las dos manos.
El chico estaba algo jadeante. Estaba cansado y el golpe le había cortado la respiración. Puede que sus aires de prepotencia hubiesen propiciado que Naruto le golpease con más fuerza.
- ¡Levanta! Si tardas diez segundos más te echaré de aquí a patadas. - Dijo Naruto muy serio.
El chico puso su espada en el suelo y comenzó a levantarse. Le costó pero lo hizo. Naruto se fue contra él y le desarmo fácilmente para después darle un placaje con el hombro lanzándole al suelo de nuevo.
- ¡¡Levanta!! - Gritó Naruto enfadado. - Coge tu inútil espada y sostenla con tus dos manos.
El chico se arrastró hasta su arma y después la cogió con ambas manos. Después le dio una mirada decidida a Naruto.
- No lograras que me rinda. - Dijo el chico mirándolo y lanzándose contra Naruto.
El rubio lanzo un golpe con todas sus fuerzas deteniendo el de su rival y haciendo que diese un paso hacia atrás. Después le golpeo con la empuñadura en la frente provocándole bastante dolor para terminar dándole una patada en el estómago que lo dejo doblado. Aun así volvió a erguirse y a volver a atacar a Naruto.
El rubio volvió a desarmar a su rival. Pero esta vez dejó caer su espada para darle un puñetazo en el rostro, después sujeto su cuello con la mano izquierda mientras que con la derecha reprimía sus brazos para que no se moviese.
- ¿¿¡¡Te rindes!!?? - Gritó Naruto.
- N... no. - Dijo como pudo el chico.
¿¿¡¡Prefieres morir a rendirte!!?? - Preguntó de nuevo el rubio.
El chico, a pesar de estar ahogándose, miró decididamente a Naruto sin pestañear un solo momento. Estaba herido, cansado y Naruto estaba mucho más agresivo que de costumbre. Aun así le miró sin miedo.
- Si, lo... prefiero. - Dijo con el poco aire que le quedaba en los pulmones.
Naruto soltó su cuello y el chico cayó al suelo. Después cogió su espada y la puso en su funda. Luego sin mirarlo, dándole la espalda habló.
- Levanta y ve a los cuarteles a ducharte. Mañana empieza tu entrenamiento de verdad. - Dijo Naruto marchándose de allí.
- Gracias, señor. - Dijo el chico contento, lo había conseguido.
--------------------------------------------------------------------------------------------- En el interior del Castillo
Kushina había llevado a Sakura a la sala de recepciones. Allí Minato pasaba casi todo el día atendiendo los asuntos importantes que lo requiriesen. Sin embargo hoy tenía otras cosas que hacer fuera del castillo, así que estarían allí.
Le estaba explicando la historia de una de las casas que no eran aliadas de los Namikaze. Tampoco se podría decir que fuesen enemigos. Sus relaciones eran algo neutrales últimamente.
Era la casa Hyuga. Era una de las más importantes del mundo. Su Señor era Hiashi Hyuga y su futuro heredero se llamaba Neji. Normalmente era una casa bastante cerrada. Aunque le contó a Sakura que últimamente habían insisto mucho para casar a la hija mayor de la casa, Hinata, con Naruto para así unir ambas Casas. Sin embargo a Minato nunca le llamó mucho la atención esa unión.
- Entonces la Casa Hyuga probablemente estén disgustados ahora. - Dijo Sakura.
- Se pueden enfadar lo que quieran. Ellos no van a escoger el futuro de nuestra Casa por supuesto. Los Hyuga tienen cierta mala fama. Probablemente intentaban arreglarla uniéndose a nosotros. Pero no les ayudaremos a limpiar su sucio nombre. - Dijo Kushina.
- ¿Qué ocurrió? - Preguntó Sakura con curiosidad.
Kushina le contó que los Hyuga eran aliados de los Senju en el pasado. Sin embargo en la penúltima gran guerra les traicionaron aliándose temporalmente con los Uchiha. Después los Uchiha perdieron la guerra y los Hyuga todo su honor.
Sin embargo los Hyuga no estaban del todo mal. Se habían recuperado muy bien de sus pérdidas. Ahora tenían una fuerza militar a tener en cuenta. Tenían incluso más soldados que los Namikaze.
Y económicamente estaban bastante bien. Era la segunda casa más rica de todo el mundo. Sin embargo aliarse con los Hyuga significaba enemistarse con los Senju. Así que no era un cambio que valiese la pena.
Ellos eran los Guardianes del Sur. Era un clima también algo duro. Pero mucho menos que el norte. Su Capital era Iwakure, una ciudad bastante grande que era la insignia del País de las Rocas.
Tras las clases tocaba la comida. Y después Sakura volvió a juntarse con Natsumi para compartir una nueva tarde. Esta vez estaban en el muro trasero del Castillo. Que justamente era también el final de Soragakure por el sur. Ya más hacia allí solo había un extenso bosque.
- ¿Quieres ver un secreto? - Preguntó Natsumi mirando a su amiga.
- Si, ¿Por qué no? - Dijo Sakura con algo de curiosidad.
Dentro del castillo, simplemente pasando el rato, Sakura y Natsumi no iban con vestidos. Si con ropas elegantes, pero más cómodas que un vestido. Un pantalón largo era más agradable.
Natsumi guió a Sakura hasta la parte más alejada de la muralla, donde escondía su secreto, allí Sakura pudo ver como había unas piedras sueltas que si se quitaban se abría un pasadizo entre el bosque y el castillo.
- ¿Quieres salir a dar una vuelta? - Preguntó Natsumi sonriendo.
- Pero... eso es peligroso. - Dijo Sakura algo reticente a la idea.
- Vamos, si yo voy muchas veces. No pasa nada. - Dijo la rubia pasando al otro lado.
- No deberías ir. - Dijo Sakura desde el otro lado.
- Tú te lo pierdes. - Dijo Natsumi yéndose hacia el bosque.
La pelirrosa se quedó unos minutos algo preocupada y sola en aquel lugar. Después tragó saliva nerviosa.
- "Maldición, soy mayor que ella. Debería cuidarla." - Dijo Sakura atravesando el hueco en la muralla.
La pelirrosa se fascinó al ver el precioso bosque que había tras el castillo. Sin embargo llevó su vista colina abajo donde vio a Natsumi bastante a lo lejos.
- "Iré tras ella..." - Pensó algo preocupada de que le ocurriese algo.
Sakura no caminó ni diez metros hasta que se llevó las manos a la boca por lo que estaba viendo. Más de diez hombres armados con espadas, mazas y hachas habían rodeado a la rubia que estaba 200 metros abajo. Pero a la pelirrosa no la habían visto.
Desde allí pudo ver como trató de resistirse pero uno de ellos la agarró del cuello para que se detuviese, asustada, la pelirrosa corrió hacia el interior del castillo, más allá del agujero de la muralla.
Corrió por los pasillos. Los trabajadores de la corte se sorprendían un poco al ver a una Dama correr de esas formas. Pero no era lo más raro que habían visto allí de todos modos.
Siguió corriendo hasta el Campo de Entrenamiento donde Naruto y Shikamaru estaban chocando sus armas entrenando.
- Naruto. - Llamó la atención Shikamaru viendo a la pelirrosa jadeando.
- ¿Os ocurre algo? - Preguntó el rubio extrañado.
Sakura, tratando de relajar su respiración le contó todo lo ocurrido al rubio. Como Natsumi tenía una pasadizo secreto al bosque y como ella intento seguirla para asegurarse de que no le ocurría nada. Y como los hombres la rodearon y se la llevaron.
- ¡Naruto! - Dijo Shikamaru preocupado.
- Se quiénes son. Son los mercenarios que le pidieron permiso a mi padre para quedarse en el bosque estando de paso. Malditos. - Añadió al final.
- ¿Qué hacemos? - Preguntó Shikamaru.
- Prepárate, nos marchamos. - Dijo Naruto.
- Lo siento Naruto, fue mi culpa. No debería haberla dejado. - Dijo Sakura preocupada.
- No os preocupéis. - Dijo Naruto poniendo una mano en el hombro de la chica. - Mi hermana es así. Pero no le ocurrirá nada, tranquila. No es vuestra culpa. - Dijo Naruto preparando su espada. - Shikamaru coge tu arco, tú me cubrirás.
- Entendido. - Dijo el moreno.
La pelirrosa los guió por el castillo hasta el agujero de la muralla. Naruto fue el primero en salir hacia el bosque. Shikamaru iba a seguirlo.
- ¿Iréis solos? - Preguntó Sakura preocupada.
- No te preocupes. - Dijo Shikamaru dándose la vuelta. - Esos idiotas lamentaran el día que enfadaron a quien no debían. - Dijo el moreno señalando a su mejor amigo.
------------------------------------------------------------------------- En el Campamento de los Mercenarios.
Natsumi estaba atada de manos sentada contra un tronco. Los hombres se veían bastante contentos. Aun se estaban debatiendo entre dos opciones.
Se arriesgaban a pedir el rescate a los Namikaze. Aunque era peligroso por supuesto. O simplemente violaban a una jovencita bastante guapa entre todos. Desvirgar a una dama de alta cuna parecía bastante excitante para esos cabrones.
- Eh jefe, alguien se acerca. - Dijo uno viendo como Naruto se acercaba caminando.
- ¡Hermano! - Gritó la rubia aliviada.
Naruto se acercó hasta estar a cinco metros del primer bandido. Estando a unos quince del Jefe de los mercenarios.
- Tienes valor para venir solo muchacho. - Dijo el Jefe.
- Devolvedme a mi hermana. Y marchaos del País de las Nieves. - Ordenó Naruto de una manera muy autoritaria.
- O podrías traernos algo a cambio por ella. ¿Qué tal un buen saco de monedas de vuestras arcas? - Dijo el Jefe feliz.
- Esto no es una negociación. - Dijo Naruto desenvainado su arma.
- Matadlo. - Dijo el Jefe haciendo un movimiento con su mano.
Tres bandidos se acercaron a él. Uno con una espada y dos con un hacha. El primero atacó a Naruto y el rubio le clavo su espada en el pecho antes de que terminase de alzar su mano. Después la desclavo y desvió un golpe del segundo mercenario que le atacaba con el hacha. Tras a apartar el hacha lo decapitó fácilmente con su afilada espada de acero.
El tercero murió aún más fácilmente que los otros dos. Todos parecían algo preocupados, aunque seguían siendo más. Sin embargo Naruto no dudo un momento en ponerse entre todos los hombres.
Desviaba y esquivaba cada golpe. Eran movimientos sutiles y después aprovechaba todas las oportunidades para contraatacar y acabar eficazmente con cada uno.
También paraba con su espada cada golpe. Ni los más grandes y fuertes eran capaces de romper la defensa del rubio. Y el que osaba atacar era el que más rápido moría. Hasta que todos yacían en el suelo sangrantes y moribundos. Solo quedaba el jefe. Que estratégicamente había cogido a Natsumi y estaba amenazando el cuello de la rubia.
- Suelta tu espada. - Dijo el Jefe amenazando a Natsumi.
El rubio dejo caer la espada al suelo y después miro al hombre de manera prepotente. Como si todo aquello no le importase.
- Ahora muere. - Dijo Naruto sonriendo.
Un corto silbido acabo con una flecha clavada en la frente del bandido. Natsumi pudo soltarse del agarre de aquel hombre muerto. No dudo en correr hacia Naruto.
- ¡¡Hermano!! - Gritó la chica llorando.
El rubio la acogió entre sus brazos para después alzarla del suelo. Quería asegurarse de que estaba bien, cosa que era cierto. Shikamaru bajó de su escondite en aquel momento.
- Gracias hermano. - Dijo aliviada la chica.
- ¡Inconsciente! ¿Entiendes lo que te podría haber ocurrido? - Preguntó Naruto enfadado.
- Si, lo sé. - Dijo ocultando su rostro en el hombro del rubio.
- No vuelvas a hacer nada así. - Dijo Naruto dándose la vuelta hacia el castillo. - Buen disparo Shikamaru. - Dijo después pasando al lado de su amigo.
- Gracias. - Dijo contento el moreno.
Sin soltar a su hermana de sus brazos camino de vuelta a la Ciudadela para acabar pasando por el agujero de la muralla. Allí estaba Sakura preocupada esperándoles.
- ¡Estáis bien! - Dijo la chica aliviada.
- Claro. ¿Qué esperabais? - Preguntó Shikamaru mirándola.
- ¿Estas bien Natsumi? - Preguntó la pelirrosa.
- Si... - Dijo algo preocupada.
- Natsumi. - Dijo el rubio llamando su atención.
- Si... yo. Lo siento Sakura. Siento haberte preocupado. - Dijo la chica algo asustada.
- No pasa nada. - Dijo la pelirrosa aliviada.
- Hermano, gracias por salvarme la vida. - Dijo después mirando a su rubio hermano.
- Salvarte la vida no me importa en absoluto. Pero simplemente no la pongas en peligro. - Dijo después revolviendo el pelo de su hermana.
Natsumi agradeció a Shikamaru su buena puntería. La flecha tan cerca de ella le preocupo un poco. Shikamaru y la rubia se adelantaron un poco.
- Lo siento. - Dijo Sakura mirando al suelo.
- Os lo dije antes. No es vuestra culpa. - Dijo Naruto tratando de animarla.
- Debería habérselo impedido. - Alegó ella después.
- Mi hermana es así. Me alegro de que no os pasase nada a vos. Si ocurriese algo parecido otra vez avisadme a mí o a Shikamaru. - Dijo Naruto dándose la vuelta. - Aunque no os preocupéis, también iría a buscaros a vos. - Dijo Naruto cuando ya le había dado la vuelta a la pelirrosa.
- Gracias. - Dijo Sakura animada.
Se reunieron con Shikamaru y Natsumi. Pero tras cruzar un pasillo se encontraron con la última persona que querían ver. Con Lord Minato de la Casa Namikaze.
- ¿Qué ha ocurrido? - Pensó extrañado el rubio.
- "Mierda... la sangre de la espada." - Pensó Naruto.
Todos se quedaron en silencio. No sabían muy bien que decir. Natsumi tenía miedo del enfadado de su padre. Sakura no quería decir que recién llegada ya había hecho algo malo.
- Padre... - Dijo Natsumi.
- Acompañe a Sakura y a Natsumi a dar un paseo por el bosque viejo. Sin embargo me alejé de ellas durante unos minutos y los mercenarios que había en el trataron de capturarlas para cobrar un rescate. Cuando regresé los mate a todos. - Dijo Naruto sin pestañear.
- ¿Estáis bien? - Preguntó el rubio mirando a las chicas.
- Si padre. - Dijo Natsumi.
- Sí. - Dijo Sakura también preocupada por Naruto.
- Naruto... me decepcionas. No me esperaba esto de ti. - Dijo Minato mientras el rubio le sostenía la mirada.
- Señor, también fue mi culpa. Yo también estaba allí y no hice nada. - Dijo Shikamaru tratando de ayudar a su amigo.
- Gracias por intentar ayudar a mi hijo Shikamaru. Dice mucho de ti. Pero estamos hablando de su hermana y de su prometida. Es el quien debe cuidarlas más que nadie.
- Si... señor. - Dijo Shikamaru preocupado.
- Naruto, me has decepcionado mucho. Te tenía por alguien más responsable. - Dijo Minato enfadado.
- Lo siento... padre. - Dijo el rubio mirando al suelo. - No volverá a ocurrir. - Dijo después devolviéndole la mirada.
- Eso espero. - Dijo Minato antes de marcharse.
Cuando Minato se había marchado Naruto se quedó callado mientras que los demás parecieron relajarse por fin.
- Hermano... - Dijo Natsumi preocupada.
- Padre te habría atado a una silla hasta que fueses mayor de edad si se entera de la verdad. Si quieres salir al bosque me lo pides a mi o a Shikamaru y nosotros te acompañaremos. Le he prometido a padre que no volverá a pasar. Así que, que no vuelva a pasar. Prométemelo. - Dijo Naruto.
- Te lo prometo hermano. No volverá a pasar. - Dijo la chica arrepentida.
- Ve a prepararte para la cena, esa ropa que llevas se ha ensuciado demasiado. - Dijo Naruto quitando importancia a lo demás.
Natsumi se fue hacia su habitación. Shikamaru fue también a prepararse. Pronto era la hora de la cena. Sakura seguía algo extraña. Naruto fue también a cambiarse para la cena. La pelirrosa se quedó mirando cómo se marchaba.
- "Se ha portado muy bien con Natsumi. Se nota que es un buen hermano." - Pensó la pelirrosa mirándole.
CONTINUARA...
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