CAPÍTULO 36 - Una Situación Desesperada
50.000 soldados corrían con furia contra las diezmadas tropas de los Namikaze y los Senju. Pero ya no podían detenerse, los Uchiha habían esperado al momento justo. Ahora ya no les daba tiempo a pararse y darse la vuelta, serian masacrados si hiciesen eso. Tenían que jugárselo todo a una única carta.
Se produjo un violento choque que retumbo por toda la ciudad. Fue ahora cuando aparecieron los arqueros de los Uchiha y empezaron a lanzar salvas de flechas contra la retaguardia enemiga.
La batalla estaba siendo muy caótica, sin embargo los Namikaze y los Senju tenían una fuerte instrucción militar y los soldados estaban bien disciplinados. Pudieron mantener la formación y eso el ejército mercenario no podía hacerlo.
Naruto estaba realmente tenso, sabía que ganar aquella batalla sería un gran reto. No solo un gran reto, sabía que era algo prácticamente imposible. Sintió una furia enorme pues habían estado en una campaña de casi un mes donde usaron toda la estrategia posible para evitar la situación en la que estaban ahora.
Habían derrotado a casi todo el ejército de los Uchiha, pero parecía no servir de nada. Era realmente frustrante.
Normalmente Naruto peleaba con cabeza, sin embargo en esta batalla estaba luchando con el corazón. Estaba concentrándose al 100% como el día que libró la batalla final en el torneo contra Shikamaru. Realmente parecía una picadora de carne.
Los Sacerdotisas Guerreras también iban causando estragos entre las filas enemigas. Pero no era un efecto tan grande como para poder vencer la batalla como ocurrió en Soragakure. Hashirama Senju demostraba porque era uno de los guerreros más grandes del continente pues su hoja ya había arrebatado varias decenas de vida.
Sin embargo aquellas cosas no parecían bastar contra la superioridad numérica que los Uchiha tenían. Aquel ejército de mercenarios podía no tener una formación clara ni una instrucción militar. Pero eran demasiados.
En medio de todo aquel caos Naruto chocó su espada de acero y plata contra la de un hombre sin armadura. Llevaba solo una túnica negra y tenía el pelo anaranjado con varios pendientes por toda la cara.
Naruto solo tuvo que chocar su espada con él para saber que no era un guerrero más del ejército. Empezaron un furioso duelo que duraría prácticamente toda la batalla. Solo se enfocaron el uno con el otro, sin embargo su combate estaba matando a cualquier soldado que pasase muy cerca de ellos.
Sai estaba luchando contra un hombre muy corpulento que empuñaba un gigantesco espadón más grande aun que el de Dai Kamata. El hombre lanzó un poderoso espadazo contra Sai, el chico pudo bloquearlo pero fue lanzando al suelo.
Su rival empezó a correr para tratar de aplastar el pequeño cuerpo de Sai, en comparación con él. Levantó su espadón hacia el cielo y estaba a punto de acabar con su vida. Sin embargo pudo ver como una katana voló sobre ellos clavándose en la muñeca del gigantón y haciendo que no le matase.
Los dos se giraron en la dirección de la que había venido la espada y Sai pudo ver a Karin Uzumaki, la prima de Naruto, corriendo hacia ellos con una Katana en su mano derecha, había lanzado la izquierda.
El guerrero de Akatsuki empuño de nuevo su espada con las dos manos y fue a dar una mortal estocada hacia Karin. Pero la chica dio un salto mortal hacia delante justo cuando estaba a punto de ser atravesada.
Con gracia felina se subió encima del espadón con aquel salto. Y después en menos de un segundo movió su espada decapitando al gigantesco guerrero de más allá del mar.
- Gra… gracias… - Dijo Sai mirando la imponente figura de Karin.
- Levanta… todavía tienes que matar muchos enemigos. – Karin sabía que era comandante del ejército así que contaba con su habilidad personal para tratar de reducir la diferencia.
- Sí. – Dijo el chico levantándose y cogiendo de nuevo su espada y colocándose al lado de la chica.
Satoshi y Shikamaru estaban enfrentándose a dos enemigos a la vez. Uno de ellos era rubio y parecía llevar un peinado de chica. El otro era pelirrojo con el pelo corto, ambos llevaban túnicas negras igual que el enemigo de Naruto.
El rubio llevaba una guadaña mientras que el pelirrojo portaba dos Katanas, una en cada mano. El combate estaba siendo bastante intenso ya que aquellos dos eran igual de fuertes que Satoshi y Shikamaru.
Además aquello era algo negativo para todo el ejército pues normalmente todos confiaban en sus mejores guerreros para superar las brechas entre el tamaño de tropas. Y ahora todos los más fuertes estaban frenados. Aunque por lo menos los más fuertes de Akatsuki no estaban destrozando al ejército atacante.
El rubio de Akatsuki empujó a Shikamaru con fuerza hacia atrás utilizando su larga guadaña. Varios soldados de Akatsuki se colocaron rodeándole haciendo que Satoshi se quedase solo.
El pelirrojo ataco a Satoshi y chocaron sus espaldas, pero la estrategia era que el rubio de la guadaña se colocase detrás de el para matarlo. Satoshi sintió un quejido de dolor y la sangre impactando contra su espalda.
Tras lograr apartar de el al pelirrojo que tenía en frente pudo ver como un hombre bastante corpulento había sido atravesado por la guadaña del rubio, aunque ahora la estaba sujetando con sus manos evitando que la desclavase.
- ¡¡Padre!! – Gritó Satoshi quebrado.
Kizashi Haruno era la persona que había salvado la vida de su hijo. El rubio trató de desclavar la guadaña con toda su fuerza pero el guerrero Haruno era más fuerte y no le dejaba. Antes de que pudiese dar cuenta Shikamaru había decapitado al asesino del padre de Sakura.
Satoshi cogió entre sus brazos el cuerpo de su padre, fue Shikamaru le tomó el relevo luchando contra el pelirrojo.
- Padre… - Dijo Satoshi triste.
- No podía… dejar que murieses… - Dijo el hombre sonriendo.
- Siento… haber sido débil. – Dijo triste el pelirrosa.
- Hijo mío… tú no eres débil. Eres mucho más fuerte que yo… y mucho más importante… por eso he salvado tu vida. – Dijo cogiéndole de la mano.
- Os quiero padre. – Dijo con mucho respeto y dolor.
- Hijo mío… sé que serás un gran líder para nuestra familia. Estoy muy orgulloso de ti. – Dijo tratando de aguantar hasta acabar de hablar.
- Gracias padre. – Satoshi trataba de no derrumbarse.
- Dile… a tus hermanas…que las quiero. – Kizashi Haruno murió tras decir esas palabras.
Satoshi cogió con su mano izquierda la espada de acero de su padre. Empuñando dos armas a la vez empezó a matar a todo soldado que se cruzase delante de él. Vencería aquella batalla en nombre de su casa y su padre.
Naruto seguía chocando su espada contra el líder de Akatsuki. Ahora estaba separados unos segundos recuperando el aliento. Sin embargo Naruto empezó a correr contra el observando que entre ambos estaba el cadáver de un soldado.
Dio una vuelta sobre sí mismo atacando a su rival, sin embargo cuando estaba de espaldas a el aprovecho para levantar del suelo la espada del soldado muerto utilizando su pie, tuvo suerte de que aquello le saliese bien.
Sujetó la espada con fuerza en la mano izquierda y la clavó en el cuerpo del Akatsuki aprovechando que no sabía que la empuñaba. Después le cortó la mano del arma, desclavo su nueva espada y con un movimiento en cruz decapito al último comandante de Akatsuki.
Por un segundo la batalla parecía haberse detenido. Todos los Akatsuki observaban como sus líderes habían muerto. Sin embargo ellos todavía eran 40.000 y las fuerzas totales del ejército atacante no llegaban a los 15.000. Solo había sido el impacto de perder a los cabecillas.
- ¡¡Sigamos atacando!! – Gritó Naruto levantando su espada.
- ¡¡Vamos!! – Gritó Hashirama.
A su grito se sumaron los de todos los guerreros que no dudaron en correr hacia lo que sería una derrota segunda. No podrían derrotar al enemigo.
- “Perdonadme…” – Pensó Naruto mientras corría. – “Perdóname madre… hermanos… Sakura…” – Naruto parecía triste a pesar de estar embravecido. – “Lucharé hasta morir… pero… no servirá…”
La única idea que Naruto tenía en su cabeza era que quizás si diezmaban mucho a los mercenarios estos se revelasen contra los Uchiha y no continuasen bajo sus órdenes. De nuevo la batalla volvió a sucederse.
Todos los guerreros estaban luchando a la desesperada, pero estaban siendo derrotados estrepitosamente. Naruto estaba acabando con decenas de enemigos movido por la pura rabia. Le dolía en toda el alma haberse esforzado tanto, haber tenido tan bravos guerreros para que después los Uchiha venciesen la guerra con artimañas y con espadas de alquiler.
Pasaron cinco minutos más de tortuosa masacre, los soldados ya luchaban por puro instinto de supervivencia, no había esperanza alguna vencer.
Sin embargo el campo de batalla volvió a paralizarse cuando por toda la llanura se escuchó el desmoralizador toque de los tambores de guerra. Todos llevaron su mirada hacia el flanco izquierdo. Corriendo hacia las puertas de los Uchiha pudieron ver a un gigantesco ejército de varias decenas de miles de soldados corriendo hacia ellos.
Llevaba ropajes muy simplistas y portaban cimitarras en sus manos en lugar de espadas. A la cabeza de todo el ejército podía ver un pelirrojo de la edad de Naruto.
- No puede ser… - Dijo Naruto asombrado, aquello no se lo esperó nunca.
Era el ejército del País del Viento liderado por el Guardián del Oeste. Todo pasó demasiado rápido y nadie sabía que pensar. Sin embargo el ejército del País del Viento arremetió duramente contra uno de los flancos de los mercenarios.
- ¡¡¡Sigamos!!! – Grito Hashirama que quería aprovechar la situación.
Todos los soldados que aún seguían con vida corrieron hacia la vanguardia enemiga atacando a los desorganizados guerreros de más allá del océano. La situación empezaba a cambiar las tornas.
Akatsuki no tenía líderes y no podían anticiparse a nada. Su escasa formación se había roto y estaban siendo masacrados bajo las hojas de sus enemigos. Diez minutos pasaron hasta que el último mercenario muriese.
Naruto se encontró cara a cara con Gaara de la Casa Sabaku. Y sin dudarlo le ofreció su mano en señal de saludo y agradecimiento. Esta vez el Guardián del Oeste si correspondió y apretó fuertemente su mano.
- Gracias… - Dijo Naruto que realmente aquello no había podido planearlo. Había sido un milagro.
- No me des las gracias a mi… debes dárselas a tu esposa. – Dijo Gaara dejando a Naruto muy extrañado.
No obstante no era momento para ponerse hablar. Los soldados decidieron retirarse momentáneamente al campamento que había construido a dos kilómetros para recuperar fuerzas y después poder terminar el asedio.
CONTINUARA…
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top